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lunes, diciembre 03, 2018

Transformar los Hábitos

Los hábitos comienzan con un patrón psicológico que consta de tres partes. A estas tres partes se las llama 'bucle del hábito'. La primera parte del 'bucle del hábito' es el gatillo o señal. Esta señal o gatillo le indica a tu cerebro que se ponga en modo automático. La segunda parte del bucle comienza cuando ocurre el comportamiento como tal. Y la última parte del bucle es la recompensa, es lo que tu cerebro disfruta. Un bucle de hábitos trabaja a nivel subconsciente.

Hay muchas investigaciones que dicen que somos un cúmulo de hábitos y procesos que hacemos de forma inconsciente. Hay también investigaciones que indican que el 90% de lo que hacemos en nuestra vida es repetitivo, y que un 40% de lo que hacemos en un día no sabemos muy bien por qué lo hacemos.

Un mal hábito tiene un efecto perjudicial en tu vida, y también quizás, en la de quienes te rodean, pero por alguna razón sigues con él. Normalmente nos sentimos mal con los malos hábitos, pero igualmente cedemos cuando se produce la señal. Los malos hábitos son un efecto secundario de la naturaleza humana.

La mejor manera de terminar con los hábitos que no nos gustan es identificándolos, identificar las causas que lo producen e identificar los factores desencadenantes. Luego, se debe reemplazar ese hábito por otro que sea beneficioso y satisfaga la misma necesidad del hábito que queremos cambiar. También en necesario tomar medidas para que esa nueva rutina perdure a largo plazo.

Cambiar un hábito es diferente a incorporar uno nuevo. Son caminos diferentes. Los hábitos, en sí mismos, no pueden eliminarse. Da igual que sean buenos o malos, únicamente se pueden reemplazar por otros, mejores o peores. El cerebro no tolera el vacío de quitar un hábito, hay que poner algo en su lugar.

De todas las cosas que vamos haciendo durante el día, o cosas que debemos hacer por obligación, las que de alguna forma nos dan placer y nos gustan, las convertimos en hábitos. Por el efecto de repetición vamos incorporando una serie de hábitos en nuestro cerebro. Con el proceso de repetición asimilamos el hábito. Al querer eliminar el hábito no podemos porque a nuestro cerebro no le gusta dejar un vacío. Por eso, lo mejor es reemplazar el hábito. Hay que dar un complemento que compense la aportación del hábito que queremos eliminar. Repetir y repetir hasta que el cambio se reemplace.

Hay cuatro elementos que nos ayudan en el proceso de cambio de hábitos. El primer elemento para cambiar un hábito es ‘un por qué’. Quien tiene un porqué tiene un compromiso consigo mismo. Cuando tienes un porqué es más fácil hacerlo. Ese porqué es distinto en cada persona. Puede ser la salud, por amor, por respeto, etc.

El segundo elemento para poder cambiar un hábito es la visualización. Visualizarte a ti mismo de cómo eres ahora y qué estás haciendo, para posteriormente visualizarte cómo quieres llegar a ser. Es un efecto de programación. Si este ejercicio lo haces antes de ir a dormir dejas al subconsciente trabajando.

El tercer elemento es no dejar vacío de compensación al cerebro por la eliminación de un hábito, hay que reemplazarlo por otro, no eliminarlo. De no ser así, no se consigue. Recuerda, los hábitos no se eliminan, sólo pueden reemplazarse. Donde antes hacías unas cosas ahora debes hacer otra. Esa es la idea.

Cuarto elemento y muy importante, no debes permitir que se den las señales que lo conectan con el hábito anterior que estás reemplazando. Así evitas las señales y disparadores que te empujaban a ese hábito, ayudando al cerebro a disociarse con el antiguo placer que obtenía como recompensa del hábito anterior. Al final, lo que consigues al cambiar un hábito es que desencadenas alrededor de tu vida otros hábitos que empiezan a acompañarte y, como resultado, logras cambiar tu vida.

Los pasos para terminar con cualquier mal hábito son:
1. Conocimiento
2. Sustitución
3. Prevención

El proceso de cambio de hábitos es muy laborioso y puede que con algunos de ellos te sea muy costoso. Ahora sabes que los hábitos son reemplazables, y que todos los hábitos que tu tengas que creas conveniente reemplazar, sepas que puedes hacerlo. Si tienes muchos, mejor que te centres en uno e intentes cambiarlo. Al lograr ese cambio te verás satisfecho por haber logrado tu propósito y tendrás más fuerzas para el siguiente. Si intentas hacerlo con varios a la vez, a lo mejor te invade la frustración de ver pocos cambios.

Algunos serán más fáciles de reemplazar que otros. Quizá, habrá alguno del que necesites ayuda externa. Por ello no debes sentirte mal, peor es no hacerlo si el hábito es perjudicial. Si tienes un porqué, eso te llevará como mínimo a la mitad del camino.

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