CENTRO FÉNIX DE NATUROPATÍA
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Hola ! ! !

Más allá de las limitaciones impuestas por la percepción,
existe la certeza de ser lo que nunca perdimos.
El conocimiento de la conciencia de ser
es la única Libertad que tenemos.
Adelante, están invitados.

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CIENCIAS ETERNAS


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miércoles, noviembre 29, 2017

Los Cuatro Estados de Conciencia del Hombre

Nada puede ser comprendido en el hombre, ni conocimiento alguno de sí es posible, si no se toma en cuenta los diferentes estados en los cuales vive el hombre —más exactamente: los estados de conciencia— son de algún modo, "dimensiones" de su vida: diferentes niveles de actividad sobre cada uno de los cuales la vida de un individuo ofrece posibilidades diversas.

Para un hombre completamente evolucionado, son posibles cuatro estados de conciencia. Pero el hombre ordinario vive solamente en dos de ellos, los más bajos, con vislumbres del tercero. Puede tener informaciones teóricas sobre el cuarto, pero, de hecho, ambos estados superiores le son inaccesibles: es incapaz de comprenderlos y juzga lo que conoce de ellos desde el punto de vista de los estados inferiores que son los suyos, lo que no le permite tener más que apreciaciones aberrantes.

El primer estado es el dormir: estado pasivo en el cual el hombre nada puede hacer, pero durante el cual sus fuerzas se regeneran. En él pasa un tercio y hasta la mitad de su vida. Este estado de conciencia pasiva está solamente poblado de sueños que el hombre considera como irreales.

El segundo es el estado de vigilia: estado que el hombre considera como activo y en el cual pasa la otra mitad de su vida. En este estado, él se traslada de un lugar a otro, actúa, hace negocios, habla de política, discute temas sublimes y se reproduce. Él llama a este estado, estado de vigilia de la conciencia, o estado de conciencia lúcida, no es, sin embargo, sino una caricatura y el menor estudio imparcial muestra en seguida que este estado de vigilia es pasivo y que en él el hombre no dispone de ninguna "lucidez". El está, a lo sumo, en un estado de conciencia "relativa".

El tercero es el estado de conciencia de sí, o conciencia de su propio ser. En dicho estado, el hombre se ve tal cual es y se vuelve objetivo hacia sí mismo: es, propiamente hablando, el estado de conciencia "subjetiva". Se admite habitualmente que el hombre posee este estado de conciencia y, en efecto, tiene naturalmente derecho a él. Pero, como consecuencia de las condiciones anormales de su existencia (en la cual el hombre toma continuamente sus sueños por realidades) no solamente el hombre no posee este estado de conciencia sino que no se da cuenta de que le falta. De él, el hombre ordinario no tiene sino vislumbres cuya significación no comprende siquiera.

El cuarto estado es el de conciencia "objetiva". En este estado, el hombre podría entrar en contacto con el mundo real, objetivo (del cual está "separado", por los sentidos, los sueños, los estados subjetivos de conciencia) y así podría percibir las cosas como son. Pero, este estado no le es dado naturalmente y sólo puede ser el fruto de una transformación interior y de un largo trabajo sobre sí. Como en el caso del estado de conciencia de sí, el hombre ordinario sólo tiene vislumbres de este estado de conciencia "objetiva", que ni siquiera nota, cuando está en el estado de conciencia de sí. Pero el hombre ordinario tiene, sobre el cuarto estado, muchas informaciones teóricas a partir de las cuales se imagina poder alcanzarlo directamente. Apartando los fraudes y simulacros, todas las religiones contienen descripciones y testimonios de él, a los que dan el nombre de éxtasis, iluminación, y otros. Y muchas veces el hombre va en su búsqueda sin comprender que la única vía correcta hacia la conciencia objetiva pasa por el desarrollo de la conciencia de sí. Es por cierto una de las particularidades del estado de conciencia ordinaria (el segundo estado), el que los conocimientos auténticos que puede contener, están allí continuamente entremezclados con sueños e imaginaciones y resultan finalmente sumergidos por éstos.

Un hombre plenamente desarrollado, el hombre en el sentido completo de la palabra, debería poseer estos cuatro estados de conciencia, pero los hombres ordinarios sólo viven en dos estados de conciencia. Tal como dentro del estado del dormir no pueden tener sino atisbos de conciencia relativa, en el estado de conciencia relativa no pueden tener sino atisbos de conciencia de sí. Si un hombre quiere tener períodos más largos de conciencia de sí y no breves atisbos, debe comprender que no pueden venir solos. Debe primero darse cuenta de que él es prisionero de un mundo subjetivo, tejido de sueños e imaginaciones, que le enmascara la realidad; debe seguidamente emprender un largo trabajo por liberarse de los sueños y por despertar a esta realidad, en sí mismo primero y en la vida después. En primer lugar, el hombre debe comprender que, aun en su estado de vigilia, él duerme (su ser real duerme) y que la primera necesidad para él es despertar, es decir, emprender el trabajo necesario para este despertar del Ser real.

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miércoles, noviembre 08, 2017

Percepción Objetiva

La percepción objetiva es una mirada libre que emerge de la esencia de nuestro verdadero ser. Sin esa mirada, tu vida es la vida de un ciego que se mueve con cada impulso de las circunstancias externas, sin saber ni cómo ni por qué. Sin esa percepción no puedes saber que realmente existes. Te da la oportunidad de elevarte por encima de lo que crees ser y de verte libremente, de "ver". Con esta percepción tienes la capacidad de que tu pensamiento no sea esclavizado. Para ello, necesitas desasirte de todas las asociaciones que te mantienen cautivo, pasivo. Tienes que cortar las ataduras que te unen a todas esas imágenes, a todas esas formas, que han configurado tu existencia desde que recuerdas. Tienes que liberarte de la atracción constante del sentimiento y necesitas sentir el poder que tiene resistirse a esa atracción, de verla y de elevarte por encima de ella. En esa conciencia, en ese movimiento, te vuelves activo, te activas, depurándote; y de esta manera encuentras un propósito, darte cuenta de quién eres, entrando en ese misterio.

Esta percepción te ubica y a la vez te libera, teniendo acceso a un estado donde te es dado experimentar, sentir el efecto benéfico de esa percepción que desciende sobre ti, abarcándote completamente, sintiendo que irradia sobre ti.
En cada ocasión, el primer paso es reconocer que algo falta; sentir que es necesario un pensar, un pensar libre, vuelto hacia uno, para poder de veras tomar conciencia de tu existencia. Un pensar activo, que no tiene otra meta ni otro objeto que volver a la esencia.

Esta es la lucha: una lucha contra la pasividad del pensamiento. Una lucha sin la cual ya nada consciente podría darse, ni podría nacer. Es una lucha por salir de la ilusión del "yo" en la que vivimos, para aproximarnos a una visión más real. En medio de esta lucha se crea un orden en el caos, una jerarquía: se revelan dos planos, dos mundos. Mientras no haya más que un plano, no puede haber visión. El reconocimiento de otro nivel es el despertar de la conciencia.

Sin este esfuerzo, el pensamiento vuelve a caer en un sueño poblado de palabras, de imágenes, de nociones consabidas, de saberes aproximativos, de ensoñaciones y desasosiegos diversos. Es el pensar de un hombre sin inteligencia. Es terrible darse cuenta de pronto de que uno ha vivido sin una conciencia propia, independiente. Sin inteligencia. Sin nada que pueda ver lo real. Y por tanto, sin conexión con el Ser.
Es en la esencia donde uno se reúne con el que "ve". Si pudieras mantenerte en ella, estarías en la fuente misma de la que mana algo único, estable, en la fuente de lo que no cambia.

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domingo, octubre 29, 2017

La Vejez

En este mundo, todas las religiones han estado enseñando a no vivir, a renunciar a la vida, a renunciar al mundo. Según las religiones, la vida es un castigo. Pero, la vida no es un castigo. La vida es tan valiosa que no puede ser un castigo, es una recompensa. Y tú deberías dar las gracias a la existencia por elegirte; por respirar a través tuyo, por amar a través tuyo, por cantar a través tuyo, por bailar a través tuyo. Si uno sigue creciendo en madurez y comprensión, nunca envejece; uno siempre es joven porque siempre está aprendiendo. Aprender te mantiene joven. Siempre eres joven porque no estás cargado de represiones. Y como no tienes peso, te sientes como si fueras un niño, un recién llegado a esta hermosa Tierra.

Si a la gente se le permite vivir su vida sexual disfrutándola, cuando tengan cerca de cuarenta y dos años, (ten en cuenta que estoy diciendo cuarenta y dos, no ochenta y cuatro), el sexo empieza a perder su dominio sobre ellos. Igual que el sexo aparece y se convierte en muy poderoso cuando uno tiene catorce años, exactamente del mismo modo, cuando uno tiene cuarenta y dos años, empieza a desaparecer. Es su destino natural. Y cuando desaparece el sexo, el hombre mayor tiene un amor, una compasión de un tipo completamente distinto. No hay lujuria en su amor, no hay deseo, no quiere sacar nada de ello. Su amor tiene pureza e inocencia; su amor es una alegría.

El sexo te da placer sólo cuando te has adentrado en el sexo; entonces, el placer es la meta del sexo. Si el sexo ha dejado de tener importancia, no por represión, si no porque lo has experimentado tan profundamente que ya no tiene ningún valor... lo has conocido, y ese conocimiento siempre trae libertad. En ese conocimiento, toda la energía sexual se transmuta en amor, en compasión. Entonces das porque te embarga la alegría. Entonces el hombre mayor es el hombre más bello del mundo, el hombre más limpio del mundo.

Si estás envejeciendo, recuerda que la vejez es el clímax de la vida. Recuerda que la vejez puede ser la experiencia más bella. El niño tiene esperanza en el futuro, vive en el futuro. Tiene grandes deseos de hacer esto, de hacer lo otro. Todo niño piensa que va a ser alguien especial en el futuro. Vive en sus deseos y en el futuro. El hombre joven está demasiado poseído por sus instintos, todos los instintos están explotando en él. El sexo está ahí: el hombre joven está poseído por unas fuerzas naturales tan grandes que no puede ser libre. Ahí está la ambición, el tiempo corre rápido y él tiene que hacer algo y ser alguien. Todas esas esperanzas, deseos y fantasías de la niñez tienen que ser realizadas; tiene mucha precipitación, tiene prisa.

El anciano sabe que esos deseos infantiles eran realmente infantiles. El anciano sabe que esos días de la juventud con su vorágine se han ido. El anciano está en el mismo estado de silencio que queda después de la tormenta. Ese silencio puede ser de una belleza, una profundidad y una riqueza tremendas. Si el anciano es realmente maduro, lo que sucede en contadas ocasiones, entonces será hermoso. Pero la gente sólo envejece, no siguen creciendo. De ahí el problema.

Sigue creciendo, sigue madurando, vuélvete más alerta y más consciente. Y la vejez es la última oportunidad que tienes: antes de que llegue la muerte… prepárate. ¿Y cómo se prepara uno para la muerte? Volviéndote más consciente.

Si hay algún deseo acechante todavía por allí, y el cuerpo está envejeciendo y no es capaz de satisfacer esos deseos, no te preocupes. Observa esos deseos, sé consciente. Con sólo estar consciente y alerta, esos deseos y la energía contenida en ellos puede ser transmutada. Pero antes de que llegue la muerte, libérate de todos los deseos.

Liberarse de todos los deseos, simplemente quiere decir que te liberas de todos los objetos de deseo. Entonces te conviertes en puro anhelo. Entonces hay pura creatividad sin ningún objetivo, sin ninguna dirección, sin destino; sólo pura energía, una reserva de energía que no va a ningún sitio, sino que se consume en sí misma en un fuego interno.

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domingo, octubre 08, 2017

El Creador

La creatividad es la rebelión más grande de la existencia. Si quieres crear, te tienes que liberar de todos los condicionamientos; de lo contrario, tu creatividad no será nada más que una copia. Únicamente podrás ser creativo si eres un individuo, no puedes crear si formas parte de la psicología de masas. La psicología de masas no es creativa; vive la vida como un fastidio. No conoce el baile, el canto, la diversión; es mecánica.
Por supuesto, hay ciertas cosas que la sociedad te dará sólo si eres mecánico. Conseguirás ser respetado, conseguirás honores. Las universidades te concederán licenciaturas, los países te darán medallas de oro, por último, podrías recibir el Premio Nobel. Pero todo este asunto es horrible. Un verdadero genio descartará toda esa tontería porque es un soborno. Que te den el Premio Nobel sólo significa que eres respetado por tus servicios a los poderes establecidos, que eres honrado porque has sido un buen esclavo, obediente, no te has descarriado, has seguido un camino ya recorrido.

El creador no puede seguir un camino ya recorrido. Tiene que buscar y encontrar su propio camino. Tiene que indagar en las junglas de la vida, tiene que ir solo, tiene que marginarse de la psicología de masas, de la psicología colectiva. La mente colectiva es la mente más inferior del mundo; hasta los así llamados idiotas están un poco por encima de la idiotez colectiva. Pero la colectividad tiene sus propios sobornos: respeta a las personas, honra a las personas, sólo si persisten en que el camino de la mente colectiva es el único camino correcto.

La humanidad nacerá realmente el día en que sea respetada la rebelión del individuo. La humanidad todavía no ha nacido; está todavía en el útero. Lo que ves como humanidad es sólo un fenómeno muy engañoso. A menos que demos a cada persona libertad individual, libertad absoluta para ser él mismo, para existir a su manera... Y, por supuesto, no tiene que interferir con nadie más; esa es parte de su libertad. Nadie debería de interferirle a nadie.

Pero en el pasado todo el mundo ha estado metiendo las narices en los asuntos de todos los demás, incluso en cosas que son absolutamente privadas, que no tienen nada que ver con la sociedad.
La humanidad necesita un nuevo sustrato... una Tierra de libertad. Cuando no haya una mente colectiva tratando de dominar a las personas, todo el mundo estará relajado consigo mismo. Por supuesto, no tienes que interferir con nadie pero en lo que respecta a tu vida tienes que vivir según tus propias convicciones. Sólo entonces hay creatividad. La creatividad es la fragancia de la libertad individual.

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domingo, octubre 01, 2017

Condescendencia de las Emociones Negativas

No podemos controlar las emociones, por la diferente velocidad a la que vibran las distintas funciones. La más lenta es la función intelectual. Las funciones motora e instintiva que tienen una velocidad aproximadamente igual, que es enormemente más rápida que la intelectual. La función emocional es aun más rápida, pero generalmente trabaja a la misma velocidad que la función instintiva. De manera que las funciones motora, instintiva y emocional son muchísimo más rápidas que el pensamiento, y es imposible atrapar las emociones mediante el pensamiento. Cuando nos hallamos en un estado emocional, aquellas se suceden una a la otra con tanta rapidez que no tenemos tiempo para pensar. Podemos lograr una idea de la diferencia de velocidad comparando las funciones pensantes con las funciones motoras. Si al efectuar algún movimiento rápido tratas de observarte, verás que no puedes. El pensamiento no puede seguir al movimiento. Tienes que efectuar el movimiento mucho más lentamente o no se puede observar. Este es un hecho claro.

La lucha real con las emociones negativas es una cuestión del futuro: no un futuro muy distante, pero hay muchas cosas que primero necesitamos conocer, y métodos que debemos estudiar. No hay una vía directa; debemos aprender los métodos indirectos sobre cómo acometerlas.
Primero de todo, tenemos que cambiar muchas de nuestras actitudes mentales, que están más o menos en nuestro poder; me refiero a actitudes intelectuales, o puntos de vista. Tenemos demasiados puntos de vista equivocados acerca de las emociones negativas; las encontramos necesarias, o bellas, o nobles, las glorificamos, etc. Debemos liberarnos de todo eso. De modo que hemos de limpiar nuestra mente en relación con las emociones negativas. Cuando nuestra mente esté en lo correcto respecto de las emociones negativas, cuando hayamos cesado de glorificarlas, entonces poco a poco, hallaremos un modo de luchar contra ellas, cada una por separado. Una persona halla más fácil luchar con una particular emoción negativa, otra encuentra más fácil hacerlo con otra. Debe empezarse con la más fácil, y lo que es más fácil para mí puede ser lo más difícil para ti; de modo que deberás encontrar la más fácil para ti, y luego llegar a la más difícil.

Muchas emociones negativas se aprenden por imitación. Pero algunas pueden estar esencialmente en nuestra naturaleza, porque nuestra naturaleza también tiene diferentes inclinaciones en un sentido u otro. Las emociones pueden dividirse en grupos, y una persona puede inclinarse más hacia un grupo y otra hacia otro. Por ejemplo, algunas personas tienen una inclinación hacia diferentes formas de miedo, otras hacia diferentes formas de ira. Pero son distintas y no provienen de la imitación. Por lo general se basan en una especie de debilidad, porque en la base de las emociones negativas yace generalmente una suerte de condescendencia, uno se consiente. Y si uno no se consiente miedos, uno se consiente ira, y si uno no se consiente ira, uno se consiente autocompasión. Las emociones negativas se basan siempre en una forma de permiso.

Pero antes que lleguemos a cuestiones tan complicadas como la lucha con las emociones negativas, es muy importante observarnos en las manifestaciones pequeñas y cotidianas de la función motora y, asimismo, observar aquellas que podamos de la función instintiva, como son nuestras sensaciones de agrado y desagrado, calor y frío; sensaciones de esa índole, que siempre pasan a través de nosotros.

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miércoles, septiembre 13, 2017

Un Significado de la Vida

Cuando un individuo se realiza por medio de la actividad espontánea y se relaciona de este modo con el mundo, deja de ser un ser aislado; él y el mundo se transforman en partes de un todo estructural; disfruta así de un lugar legítimo y con ello desaparecen sus dudas respecto de sí mismo y del significado de su vida. Las dudas surgen del estado de separación en que se halla y de la frustración de su vida; cuando logra vivir, no ya de manera compulsiva o automática, sino espontáneamente, entonces sus dudas desaparecen. Es consciente de sí mismo como individuo activo y creador y se da cuenta de que sólo existe un significado de la vida: el acto mismo de vivir.

Superar la duda básica respecto de sí mismo y de su lugar en la vida, relacionarse con el mundo comprendiéndolo desde el acto de vivir espontáneo, harán que aumenten su fuerza como individuo, así como su seguridad. Esta nueva seguridad no se halla arraigada en la protección que el individuo recibe de parte de algún poder superior extraño a él; tampoco es la seguridad en la que resulta eliminado el carácter trágico de la vida. La nueva seguridad es dinámica, no se basa en la protección, sino en la actividad espontánea del hombre: es la que adquiere en cada instante por medio de tal esfuerzo. Es la seguridad que solamente la libertad puede dar, que no necesita de ilusiones, porque ha eliminado las condiciones que origina tal necesidad.

La libertad, como elemento de realización, implica la afirmación plena del carácter único del individuo. Todos los hombres nacen iguales, pero también nacen distintos. La base de esa peculiaridad individual se halla en la constitución hereditaria, fisiológica y mental con la que el hombre entra en la vida, así como en la especial constelación de circunstancias y experiencias que le toca luego enfrentar. La expansión genuina del ser es un crecimiento orgánico, el desplegarse de un núcleo que pertenece peculiarmente a una determinada persona y solamente a ella. Por el contrario, el desarrollo del autómata no es de carácter orgánico. El crecimiento de la base de la esencia se ve obstruido, superponiéndose al ser auténtico una personalidad falsa formada por la incorporación de formas extrañas del pensamiento y emoción.

El crecimiento orgánico es sólo posible con la condición de que se acuerde un respeto supremo a la peculiaridad del propio ser, así como al de los demás. Este respeto por el carácter único de la individualidad, unido al afán de perfeccionarla, constituye el logro más valioso de la cultura humana y representa justamente lo que hoy se halla en peligro.

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lunes, septiembre 04, 2017

Libertad del Creador

El hombre puede ser libre sin hallarse solo; crítico, sin henchirse de dudas, independiente, sin dejar de formar parte integrante de la humanidad. Esta libertad el hombre puede alcanzarla siendo lo que realmente es, y se alcanza no solamente por el pensamiento, sino por la totalidad del hombre, por la expresión activa de sus potencialidades emocionales e intelectuales. Éstas se hallan presentes en todos, pero se actualizan sólo en la medida en que lleguen a expresarse. La libertad consiste en la actividad espontánea de la personalidad total integrada.


La actividad espontánea es libre actividad del ser auténtico e implica el ejercicio de la propia y libre voluntad. Al hablar de actividad aquí se refiere al carácter creador que puede hallarse tanto en las experiencias emocionales, intelectuales y sensibles, como en el ejercicio de la propia voluntad. Una de las premisas de esta espontaneidad reside en la aceptación de la personalidad total y en la eliminación de la distancia entre naturaleza y razón; porque la actividad espontánea tan sólo es posible si el hombre no reprime partes esenciales de su ser... llega a ser transparente para sí mismo y si las distintas esferas de la vida han alcanzado una integración fundamental.

La actividad espontánea es el único camino por el cual el hombre puede superar el terror de la soledad sin sacrificar la integridad de su ser; puesto que en la espontánea realización de su esencia es donde el individuo vuelve a unirse con el hombre, con la naturaleza, consigo mismo. Solamente aquellas cualidades que surgen de nuestra actividad espontánea dan fuerza a nuestro verdadero ser y constituyen, por lo tanto, la base de su integridad. La incapacidad para obrar con espontaneidad, para expresar lo que verdaderamente uno siente y piensa, y la necesidad consecuente de mostrar a los otros y a uno mismo una “máscara”, constituyen la raíz de los sentimientos de inferioridad y debilidad. Seamos o no conscientes de ello, no hay nada que nos avergüence más que el no ser nosotros mismos.

Lo importante aquí es la actividad como tal, el proceso y no sus resultados. En nuestra cultura es justamente lo contrario lo que se acentúa más. Producimos no ya para satisfacción propia, sino con el propósito abstracto de vender nuestra mercadería; creemos que podemos lograr cualquier cosa, material o inmaterial, comprándola; y de este modo los objetos llegan a pertenecemos independientemente de todo esfuerzo creador propio. Del mismo modo, consideramos nuestras cualidades personales y el resultado de nuestros esfuerzos como mercancías que pueden ser vendidas a cambio de dinero, prestigio y poder. De este modo, se concede importancia al valor del producto terminado en lugar de atribuírsela a la satisfacción inherente de la actividad creadora. Por ello el hombre malogra el único goce capaz de darle la felicidad verdadera —la experiencia de la actividad del momento presente— y persigue en cambio un fantasma que lo dejará defraudado apenas crea haberlo alcanzado: la felicidad ilusoria que llamamos éxito.

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jueves, agosto 31, 2017

Empieza a Liberarte de la Emociones Negativas

El control de las emociones es una cosa dificilísima. Es una parte importantísima de la observación de sí, pero no podemos empezar con el control de las emociones, porque no entendemos bastante acerca de las emociones. Lo único que podemos hacer desde el principio mismo de la observación de la función emocional es tratar de detener una manifestación particular en nosotros mismos. Debemos tratar de detener la manifestación de las emociones desagradables. Para mucha gente, ésta es una de las cosas más difíciles, porque las emociones desagradables se expresan con tanta rapidez y facilidad que no es posible atraparlas. Empero, a no ser que lo intentes, no podrás realmente observarte, de modo que desde el principio mismo, cuando observes las emociones, deberás tratar de detener la expresión de las emociones desagradables. Este es el primer paso. A todas las emociones desagradables, violentas o depresivas, las llamamos emociones negativas.

El primer paso es tratar de no expresar estas emociones negativas; el segundo paso es el estudio de las emociones negativas mismas, haciendo listas de ellas, hallando sus conexiones (porque algunas de ellas son simples y algunas son compuestas) y tratando de entender que son absolutamente inútiles. Suena extraño, pero es importantísimo entender que todas las emociones negativas son absolutamente inútiles: no sirven a ningún propósito útil, no nos familiarizan con cosas nuevas ni nos aproximan a cosas nuevas, no nos dan energía; sólo desperdician energía y crean ilusiones desagradables. Incluso, pueden destruir la salud física.

En tercer lugar, después de algún tiempo de estudio y observación, podemos llegar a la conclusión de que podemos liberarnos de las emociones negativas, de que no, son obligatorias. De hecho, no hay un centro real de las emociones negativas, sino que éstas pertenecen a un centro artificial en nosotros, que creamos en la infancia, imitando a la gente con emociones negativas que nos rodea. La gente incluso enseña a los niños a expresar emociones negativas. Entonces, los niños aprenden aún más por imitación; imitan a los niños mayores, los niños mayores imitan a los adultos, y de ese modo, en edad muy temprana, se convierten en profesores de emociones negativas.

Es una gran liberación cuando empezamos a entender que no hay emociones negativas obligatorias. Nacimos sin ellas, pero por alguna razón desconocida nos enseñamos emociones negativas.

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lunes, agosto 28, 2017

El Trabajo de Darse Cuenta

Sólo hay que poder ser consciente de las propias funciones instintivas de los sentidos. El trabajo instintivo interior no necesita volverse consciente. Es consciente por sí, independientemente de la función intelectual, y no hay necesidad de acrecentar esto. Debemos tratar de volvernos conscientes de nosotros mismos como nos vemos, no de nuestras funciones interiores. Después de algún tiempo podemos volvernos conscientes de ciertas funciones interiores de las que es útil ser conscientes; pero no todavía.

No se trata de adquirir sentimientos nuevos. Sólo de clasificar mejor las impresiones corrientes, las cosas corrientes que obtenemos de la vida, de la gente, de todo.

Cuando aprendemos algo, como conducir un vehículo, la función intelectual le dice a la función motora qué hacer, y cuando es eficiente, la función motora trabaja por sí misma. Primero, se aprende a través de la función intelectual.

Un mejor estado sólo puede alcanzarse mediante esfuerzo directo, tratando tan sólo de ser más consciente, preguntándote lo más a menudo posible: "¿Yo soy consciente o no?"

Estudiando al hombre en su actual estado de sueño, ausencia de unidad, automatismo y falta de control, hallamos varias otras funciones equivocadas que son el resultado de su estado: en particular, mentirse y mentir a los demás todo el tiempo. La psicología del hombre corriente podría incluso llamarse el estudio de la mentira, porque el hombre miente más que cualquier otra cosa; de hecho, no puede decir la verdad. No es tan simple decir la verdad; uno ha de aprender cómo hacerlo, y a veces eso insume un tiempo muy prolongado.

Mentir es pensar o hablar sobre cosas que uno no conoce; éste es el principio de la mentira. No significa mentira intencional: contar cuentos, como por ejemplo, decir que hay un oso en la otra habitación. Puedes ir a la otra habitación y ver que en ella no hay ningún oso. Pero si se observan todas las teorías que la gente esgrime sobre un tópico dado, sin conocer nada de ello, se verá dónde comienza la mentira. El hombre no se conoce, no conoce nada; empero, tiene teorías sobre todo. Estas teorías son mentira en su mayoría.

Para casi todo, se tienen métodos de verificación. Pero primero se debe saber qué se puede conocer y qué no. Eso ayuda a la verificación. Si se empieza con eso, pronto se escucharán mentiras, incluso sin pensar. Las mentiras tienen un sonido diferente, particularmente las mentiras sobre cosas que no podemos saber.

Recordarse significa lo mismo que ser consciente de uno mismo: "yo soy". A veces sucede por sí mismo; es una sensación muy extraña. No es una función, no es pensar, no es sentir; es un diferente estado de conciencia.

Simplemente, observa, sin suposición alguna, y observa sólo lo que puedes ver. Durante largo tiempo sólo tienes que observar y tratar de averiguar lo que puedas acerca de las funciones intelectuales, emocionales, instintivas y motoras. A partir de esto, puedes llegar a la conclusión de que tienes cuatro mentes definidas: no sólo una mente sino cuatro diferentes. Una mente controla las funciones intelectuales, otra mente muy diferente controla las funciones emocionales, una tercera controla las funciones instintivas, y una cuarta, asimismo muy diferente, controla las funciones motoras. Las llamamos centros: centro intelectual, centro emocional, centro motor y centro instintivo. Son enteramente independientes. Cada centro tiene su propia memoria, su propia imaginación y su propia voluntad.

Lo que llamamos nuestra voluntad, en el sentido corriente, es sólo el resultado de los deseos. Los resultados a veces alcanzan una línea definida de acción, y en otras ocasiones no puede alcanzar línea definida alguna, porque un deseo va por un camino y otro por otro, y no podemos decidir qué hacer. Este es nuestro estado usual. Ciertamente, nuestro designio futuro debe ser llegar a la unidad en vez de ser muchos, como lo somos ahora, porque a fin de hacer algo correctamente, de conocer algo correctamente, de arribar a alguna parte, debemos llegar a ser uno solo. Esta es una meta muy distante, y no podemos empezar a aproximarnos a ella hasta que nos conozcamos, porque, en el estado en que ahora nos hallamos, nuestra ignorancia sobre nosotros mismos es tal que, cuando la vemos, empezamos a aterrorizarnos de no poder encontrar nuestro camino en parte alguna.

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domingo, agosto 20, 2017

Atención Interna y Externa de la Conciencia

La idea de poner la conciencia en diferentes partes del cuerpo es una práctica que bien podríamos convertir en un hábito.

La observación de lo que causa las emociones negativas es siempre útil. Es extremadamente difícil observar sus causas, sin incurrir en el error de analizar. El intento de hallar las causas es analizar. Sin embargo, es imprescindible no analizar lo que observamos en nosotros mismos, sino solamente observar, reparar, darnos cuenta de tener percepción de nuestros estados interiores. Este proceder se basa en la enseñanza de que el llevar una cosa a la conciencia es empezar a cambiarla.

Por lo que respecta al Centro Intelectual, observamos, reparamos, llegamos a ser conscientes y a tener percepción de las clases de pensamiento que se suceden en este centro y en qué lugar nos identificamos con ellos. En el caso del Centro Emocional, observamos el sabor de las emociones y si nos identificamos con ellas o no. En el caso del Centro Motor, observamos la tensión de los músculos, las posturas y expresiones tensas, como fruncir el ceño, apretar los puños, las prisas, las palmadas nerviosas, el golpear las puertas, todo lo cual no es solo una pérdida de energía sino que influye sobre los demás centros. Por ejemplo, si una persona siempre pone mal gesto, esto puede ser causa de sus estados negativos. Su representación en términos musculares induce su emoción correspondiente. Cada emoción tiene una representación correspondiente en el Centro Motor. Por ejemplo, las emociones desagradables —odio, celos, sospechas, envidia, etc.— están representadas por músculos faciales contraídos y miembros tensos. Las emociones agradables relajan los músculos, la alegría extiende los miembros, y no solo lo hacen, sino que influyen beneficiosamente en todo el trabajo interior del cuerpo, las secreciones internas, y en todo lo demás. Las emociones negativas contraen y cierran: las emociones placenteras relajan y abren. En general la emoción es causa de la expresión, pero la expresión puede ser causa de la emoción —esto es, el Centro Motor puede influir sobre el estado emocional y viceversa. En este sentido algunas personas tienen un Centro Motor muy defectuoso. Tienen, por así decir, una expresión de superioridad o de aburrimiento, o de malhumor, ya que sus posturas son rígidas y tensas. Por lo tanto, para que esas personas puedan cambiar es necesario que empiecen modificando su estado, su postura, su cuerpo desmañado, sus expresiones faciales habituales.

Es importante practicar la relajación. En algunas situaciones es la única cosa que nos es dable practicar, tan solo relajarse y no pensar. Hay que empezar con los pequeños músculos de la cara. Pero, para relajar los músculos de la cara es necesario tener conciencia de que están tensos o contraídos. Un músculo puede estar tenso sin contraerse visiblemente. Puede hallarse en un estado de tono elevado que es innecesario, y provocar una pérdida de energía.

Cuando se dice de una persona que esta "excitada" o alguna frase similar, si se la examina, se suele hallar que todos sus reflejos son demasiado vivos, lo cual significa una fuerte tensión de los músculos que son mantenidos demasiado tiempo distendidos y así pierden fuerza.

Si bien no es fácil cambiar los hábitos de pensamiento y los hábitos emocionales, sino que es más fácil cambiar los hábitos de movimiento y de postura corporal. Es por eso que a no ser que el trabajo sobre el Centro Intelectual y el Centro Emocional no sean acompañados con el trabajo sobre el Centro Motor, no hay manera de esperar resultado alguno.

En suma, una mente cambiada es más poderosa que un Centro Motor cambiado. Y por lo que respecta los grados superiores de la comprensión mental y emocional, el Centro Motor no puede ensenarlos. De hecho, ellos son los únicos que pueden, una vez despiertos, enseñar al Centro Motor, lo cual concluye en una perfecta comprensión.

La atención dirigida que se practica, digamos, unos cinco minutos, colocando la conciencia en cada parte del cuerpo, empezando con los músculos de la cara, producirá resultados definidos en cualquier momento cuando se realiza con el fin de prevenir un periodo difícil de identificación. Dirigir la propia atención al Centro Intelectual o al Emocional exige atención interna. La atención interna empieza con la observación de sí. Colocar la conciencia en la tensión muscular del cuerpo es a la vez atención interna y externa. Se empieza, digamos, colocando la conciencia en el pulgar derecho, luego se la traslada al izquierdo, y así sucesivamente.

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