CENTRO FÉNIX DE NATUROPATÍA
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Más allá de las limitaciones impuestas por la percepción,
existe la certeza de ser lo que nunca perdimos.
El conocimiento de la conciencia de ser
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CIENCIAS ETERNAS


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lunes, agosto 27, 2018

Falsa Personalidad y Recuerdo de Si

El descubrimiento de la falsa personalidad empieza con la división de lo que creemos ser, no diciendo “yo” a todo. La palabra “yo” solo se puede usar en relación con la parte consciente de uno mismo: el deseo de trabajar, el deseo de entender, el darse cuenta de no entender, el darse cuenta del comportamiento compulsivo; a eso puede llamarse "yo". El "yo" empieza a crecer sólo en conexión con el acecho sobre las debilidades de uno mismo; de otro modo no puede haber cambio. El verdadero ser no sobreviene de repente. Todos los aspectos ilusorios de la personalidad desaparecen poco a poco, y el ser real crece gradualmente cada vez más vigoroso, principalmente a través del recuerdo de sí.
El verdadero ser debe crecer, pero no puede crecer cuando está todo cubierto con emociones negativas, identificación y otras cosas por el estilo. De modo que hay que empezar preparando el terreno para ello.

Es necesario entender qué es el recuerdo de sí, por qué es mejor recordarse, qué efecto producirá, etc. Además, al tratar de recordarse, es necesario conocer la idea de la división de los diferentes "aspectos de la personalidad", de modo que si uno se considera como uno solo —como una unidad— desde el principio), entonces el recuerdo de sí dará malos resultados e incluso puede tornar imposible el desarrollo.

La falsa personalidad destruye o deforma la memoria. Recordarse es una cosa que debe basarse en la función correcta. Al mismo tiempo que trabajar sobre eso, se debe trabajar sobre el debilitamiento de la falsa personalidad.

Uno no puede limitarse a hacer una cosa y no hacer otra. Todas son necesarias para crear la combinación correcta, pero primero se debe llegar el entendimiento de la lucha contra la falsa personalidad. Supongamos que uno trata de recordarse y no desea realizar esfuerzos contra la falsa personalidad. Entonces, todos sus rasgos entrarán en juego, y si uno trata de trabajar de este modo equivocado, puede hacer que uno esté más fuerte que antes, pero, en tal caso, cuanto más fuerte se vuelve uno, menor es la posibilidad de desarrollo. Limitarse antes del desarrollo: ese es el peligro.

Sólo una pequeña parte de nosotros quiere recordarse, y los otros aspectos de la personalidad, o "yoes", no lo quieren para nada. Es necesario hallarlas y ponerlas al descubierto, ver cuáles son útiles para este trabajo, cuáles son indiferentes y cuáles están tan dormidas que no saben nada sobre eso. El objetivo es tener control sobre los propios aspectos de la personalidad, para poder educar una u otra, para ordenarlas de cierto modo. El “ser” que tiene el control no será uno de estos que se tiene ahora. Esta idea de la formación del "ser" real es importantísima; no puede formarse accidentalmente. En la mayoría de los casos nos contentamos con una idea filosófica del "ser"; creemos que lo tenemos y no nos damos cuenta de que en realidad pasamos de un rasgo de la personalidad a otro.

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martes, agosto 07, 2018

Los Estados de Conciencia

En términos generales, el hombre tiene posibilidad de cuatro estados de conciencia, que son: el sueño, el estado de vigilia, la conciencia de sí, y la conciencia objetiva.
Pero, aunque tiene la posibilidad de estos cuatro estados de conciencia, de hecho el hombre, no vive sino solamente en dos: una parte de su vida la pasa en el sueño y la otra en lo que se ha dado en llamar "estado de vigilia", aunque en realidad su estado de vigilia difiere muy poco del sueño. En la vida ordinaria, el hombre no sabe nada de la "conciencia objetiva" y no es posible ningún experimento en esta dirección.

El hombre se atribuye el tercer estado, o "conciencia de sí"; esto es, cree tenerlo, aunque en realidad sólo puede ser consciente de sí por muy raros destellos y aún entonces es probable que no lo reconozca, porque no sabe lo que ello implicaría si en realidad lo poseyera.
Estos “vislumbres de conciencia” vienen en momentos excepcionales, en estados altamente emocionales, en momentos de peligro, en circunstancias y situaciones muy nuevas e inesperadas; o algunas veces en momentos completamente ordinarios cuando no ocurre nada en particular. Pero en su estado ordinario o "normal", el hombre carece de todo control sobre ellos.

En cuanto a nuestra memoria ordinaria, o a momentos de memoria, en realidad sólo recordamos momentos de conciencia, aun cuando no nos demos cuenta de que esto sea así.
Observen su memoria. Notarán que recuerdan las cosas de manera diferente. Algunas cosas las recuerdan muy vívidamente, algunas muy vagamente, y otras no las recuerdan en absoluto. Solamente saben que sucedieron...

Se sorprenderán mucho cuando se den cuenta de qué poco es lo que recuerdan en realidad. Y esto sucede así, porque ustedes recuerdan sólo los momentos en que estuvieron conscientes. De manera que, con referencia al tercer estado de conciencia, podemos decir que el hombre tiene momentos ocasionales de conciencia de sí, que dejan recuerdos vívidos de las circunstancias en que se produjeron, pero no tiene dominio sobre ellos. Vienen y se van por sí mismos, estando controlados por circunstancias exteriores y asociaciones ocasionales o recuerdos de emociones.

Surge la pregunta: ¿Es posible adquirir el control sobre estos momentos fugaces de conciencia, el evocarlos más a menudo, y el mantenerlos por más tiempo, o aun el hacerlos permanentes? En otras palabras, ¿es posible llegar a ser conscientes?
Este es el punto más importante, y desde el mismo comienzo de nuestro estudio debemos comprender que este punto, hasta en teoría, ha sido totalmente olvidado por todas las escuelas modernas de psicología sin excepción.

Con los métodos adecuados y los esfuerzos apropiados el hombre puede adquirir el “control de la conciencia”, y puede llegar a ser “consciente de sí mismo”, con todo lo que esto implica. Y lo que esto implica, en nuestro estado actual, no nos lo podemos ni siquiera imaginar.
Sólo después de que se haya comprendido este punto, puede llegar a ser posible un estudio serio de la psicología.

Este estudio debe comenzar con la investigación de los obstáculos a la conciencia en nosotros mismos, porque la conciencia sólo puede comenzar a crecer cuando por lo menos algunos de los obstáculos son extirpados. El mayor de ellos es nuestra ignorancia de nosotros mismos, y nuestra equivocada convicción de que nos conocemos a nosotros mismos, al menos hasta cierto punto y de que podemos estar seguros de nosotros mismos, cuando en realidad no nos conocemos en lo absoluto ni podemos estar seguros de nosotros mismos ni siquiera en las cosas más pequeñas.

P.D. Ouspensky

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domingo, febrero 25, 2018

Identificarse con la Parte que Nos Corresponde

"Todo lo que se hace conscientemente nos pertenece; lo que se hace mecánicamente se pierde..."


La vida se puede vivir conscientemente o mecánicamente. Hacer una cosa conscientemente significa que uno no se identifica: hacer la misma cosa mecánicamente significa que uno está identificado. Para comprenderlo tomemos el ejemplo que todos estamos aquí, en este mundo, con un papel que cada uno debe desempeñar. Imaginemos un actor, que en la escena esta ataviado de rey, de repente cree ser en realidad un rey, y sale a la calle con sus vestiduras y corona de rey. Lo que le ha ocurrido a la humanidad es algo parecido. Una vez despierta, cayó en el sueño. Y mientras la humanidad permanezca dormida nada se puede hacer para mejorar las cosas en la Tierra. El ser humano debe despertar de su sueño. Pero aunque la humanidad en su totalidad permanezca dormida y no pueda despertar, se puede intentar despertar individualmente del sueño y tener éxito. Tomar la propia vida conscientemente es una manera de empezar a despertar. Por ejemplo, si uno no cede a sus emociones negativas en un momento dado, por un lado se producirá una perdida y por el otro un beneficio. El aspecto inconsciente perderá fuerza y se producirá un beneficio en el lado consciente. Esta lucha siempre prosigue en una persona que entiende prácticamente el trabajo de despertar. Cuando no cede a sus reacciones mecánicas contra la vida y la gente, se produce un aumento de fuerza en el lado consciente.

Despertar es para aquellos que están vivos, y la vida les procura el material sobre el cual han de trabajar.
La vida es un cambiante calidoscopio de aconteceres, en continua transformación. Lo difícil es que la gente toma la vida y sus reacciones a la vida como si fuesen la misma cosa. Les cuesta entender que el mismo incidente en la vida exterior, tal como una tormenta, no es la misma cosa que su reacción inconsciente a ella, y no afecta a todos de la misma manera. Un evento en la vida suele producir diferentes reacciones en diferentes personas.
Pues bien, se debe trabajar sobre esas reacciones automáticas en uno mismo, practicando el no identificarse. Así se verá que no es exactamente el identificarse con la vida externa y su continua procesión de diferentes perturbaciones y complejidades sobre lo que uno debe trabajar, sino sobre la forma de tomar esos aconteceres y perturbaciones. Es decir, sobre la forma de reaccionar inconscientemente contra ellos.
Todo lo que nos sucede es nuestra parte y debemos hacerlo conscientemente, ocuparnos de ello conscientemente, y tomar lo que sobreviene como un trabajo, no identificándonos, recordándonos a nosotros mismos.

Algunas personas creen que la vida debe ser maravillosa. Pero la vida no puede ser así, porque siempre hay una Segunda Fuerza, una fuerza que se opone a lo que se desea. Las personas mal entrenadas por la vida creen tener derecho a la felicidad sin comprender que es preciso ganarla por un arduo trabajo sobre sí mismos. La gente así suele estar aun mas dormida de lo que están otros.

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jueves, febrero 08, 2018

Atención Consciente

La atención es el medio fundamental para que el hombre se revele a sí mismo sus energías latentes. Siempre que uno presencia el estado del cuerpo, la interacción del pensar y el sentir, hay un signo interior, aunque sea leve, de otra corriente de energía. Mediante el simple acto de poner atención, uno da inicio a una nueva alineación de fuerzas.

Mantener una atención consciente no es fácil. El movimiento, las obligaciones del día a día, distraen constantemente. Sin una base de operaciones, sin un hogar en el organismo de uno, la atención sirve a los pensamientos, sentimientos y apetitos motivados por el azar, que entra en conflicto y tratan de dominarse unos a otros.

La sensación de las partes o de todo el cuerpo puede anclar la atención, proporcionándole una especie de hábitat. La estructura, al hacerse más sensible, ayuda a unificar la atención de manera que sea menos proclive a los desvíos hacia los canales de la mente que consumen su poder. A su vez, las percepciones y sensaciones se aceleran y se multiplican los destellos interiores de comprensión.

Abrirse a la fuerza de la atención evoca un sentido de plenitud y equilibrio. Uno puede vislumbrar la posibilidad de un estado de conciencia inconmensurablemente superior al del mecanismo reactivo, una conciencia que trasciende el modo de respuesta sujeto/objeto automático de uno.

Al fluir libremente, el efecto de la atención consciente capaz de transformar y concentrar conduce los ritmos dispersos de los centros vitales, hacia una relación relativamente balanceada. El pensar, el sentir y la sensación son equilibrados bajo su influencia vibrante y armonizante.

La atención consciente es una fuerza independiente que no será manipulada por las partes de uno. Limpia todo ruido interno, siendo un instrumento que vibra como un cristal con su propia frecuencia. Está libre para recibir señales transmitidas en cada momento por un universo creativo en comunicación con todo lo creado.

Sin embargo, la atención no es de uno. Cuando ella está presente, uno sabe que no se origina por completo desde uno. Su fuente rodeada de misterio, comunica energía de una calidad que la mente no se puede representar. Uno tiene que estar al servicio de la atención consciente. Uno se prepara para su llegada a través de la quietud activa.
Los momentos de calma, libres de tensión, la estructura del hombre se abre a las corrientes de energía que de ordinario están bloqueadas. A su vez, esas energías se mezclan con materiales previamente recibidos para ponerse al servicio de lo más elevado en un intercambio sin nombres ni palabras.

La atención no sólo está mediando; también está transmitiendo. Dando y recibiendo, el espíritu habla al hombre. Recibiendo y dando, el hombre le habla al espíritu. Así como una estructura humana necesita ser vivificada por la infusión de vibraciones más sutiles; así mismo esas vibraciones requieren, para su mantenimiento, mezclarse con material más tosco. Sin la transmisión hacia arriba de energías por intermedio de la atención consciente, el universo terminaría por rendirse a la entropía.

En el ser humano, la más pequeña deformación de una atención equilibrada clausura esta comunicación de doble vía. Por sí misma, la mente no puede mantenerla. Un cuerpo relajado también es necesario. A medio camino entre el microcosmos y el macrocosmos, el ser humano tiene su papel que cumplir. Volver al cuerpo es un gesto de abrirse a la atención; cuando ella es llamada, está lista para cumplir su función cosmológica.

William Segal

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miércoles, febrero 07, 2018

Calidad de la Atención

“Especialmente si recuerdo que ser responsable significa exactamente responder, contestar. Lo único que puedo hacer, de hecho lo único que estoy haciendo es responder, responder a mi existencia. Lo que realmente define y muestra a un hombre es su respuesta.

Si tuviera que decir que existe una mínima posibilidad de elegir el contexto de las leyes dadas, así sea propiciada por el azar o por la necesidad, ¿acaso no está en cómo respondo en el camino, sino en la calidad de mi participación en todo lo que me es dado por medio de la experiencia inmediata de mi vida?
En este punto es importante aclarar que mi capacidad de responder en forma auténtica no la puedo encontrar en las respuestas formales que mi mente programada nunca cesa de producir. Esta capacidad se encuentra más allá. Es un acto intencional de conocimiento que tiene una capacidad singular de libertad, ya que puedo trascender mis condicionamientos “convencionales”. Esta respuesta primaria y libre es mi atención.

Mi atención, una respuesta propia y fundamental a mi existencia es ambas cosas: mi respuesta y aquello de lo que puedo ser responsable. Es una apertura al igual que un compromiso, es estar presente a lo que es, es hic et nunc mi participación en la realidad del ser. Al surgir como un acto básico del conocimiento a través del ser real, mi atención me despierta simultáneamente a mí mismo y al mundo. Todo lo demás, es decir, todas las otras respuestas formales, todos mis comportamientos, todas mis manifestaciones externas surgen, por así decirlo, independientemente y su calidad depende de la calidad de mi atención.

La idea de la calidad de la atención no es muy familiar, como tampoco la idea de los diferentes niveles de atención. Sin embargo esto requiere una elaboración que no podemos hacer en este momento. Digamos solamente que nuestra atención es mucho más de lo que generalmente pensamos. Es mucho más que un simple mecanismo mental o cerebral. Concierne a la totalidad de nuestro ser. Si estamos lejos de realizar su potencialidades en nuestra vida ordinaria, quizás se debe a que no la reconocemos como una clave multidimensional y como el principio unificador de nuestro ser.”

Extracto de “El desafío del hombre” de Michel de Salzmann

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jueves, enero 18, 2018

El Estado de Sueño como Acceso a la Pura Conciencia

Dormir es un estado pasivo de conciencia y puramente subjetivo en el cual el ser humano, casi enteramente al margen del mundo exterior, está sumergido en un mundo interior del cual no tiene conciencia. Está rodeado de sueños; sus funciones psíquicas trabajan sin dirección, independientemente unas de otras. Imágenes puramente subjetivas —ecos de experiencias pasadas o ecos de vagas percepciones del momento (ruidos, sensaciones, olores) o ecos lejanos de la vida profunda— atraviesan su mente, sin dejar en la memoria más que una ínfima huella y la mayoría de las veces absolutamente ninguna.


El dormir es, no obstante, un estado de primera importancia; además del hecho de que el hombre pasa en él la tercera parte de su tiempo, es el estado en el cual su naturaleza orgánica reconstituye las fuerzas necesarias para asegurar su existencia.
La presencia (conciencia) del hombre cuando duerme es puramente pasiva, y lo es aún más mientras más profundo sea su sueño (ya que el hombre tiene diversos niveles de sueño). El cuerpo está más o menos limitado a sus funcionamientos instintivos y esta limitación es total en el sueño más profundo. Los rasgos particulares del ser interior del hombre están allí, pero ni reciben las percepciones ni responden a lo que pueda llegarles a pesar de todo, y aun cuando respondan a veces, esta respuesta no provoca ninguna respuesta asociada en las otras funciones. Sólo el centro instintivo funciona plenamente liberado (al menos en el sueño más profundo) de toda influencia ajena.

El sueño comienza en general por la desconexión del intelecto, o más bien, de la parte mental con la cual vivimos de ordinario, y eso es lo que se llama habitualmente dormirse. No siempre ocurre así; otras partes, más o menos numerosas, pueden desconectarse sin que la parte mental haya interrumpido su actividad. Pero en general no se reconocen tales estados intermedios como un verdadero dormir y en las concepciones corrientes, es la desconexión de la parte mental la que marca la división entre los estados de vigilia y los del dormir.
El centro que se desconecta a continuación, o al mismo tiempo que el mental, es el centro motor. El hombre (y la mayoría de los animales) se acuesta para dormir. Luego se desconectan los demás centros, pero no siempre es así: otros múltiples modos de desconexión son posibles; las interrupciones y el orden en que se producen dependen de los individuos y de las circunstancias. En cambio el centro instintivo es el último en desconectarse; no se desconecta jamás, por cierto, sin un trabajo especial —peligroso─ y solamente (mientras dure la vida) en algunos de sus niveles; puesto que su desconexión completa y definitiva acarrea la muerte orgánica.

El estado de sueño profundo tiene un sentido y una importancia que el hombre ordinario generalmente no sospecha. En las tradiciones antiguas, se le da una gran importancia, y este estado en el cual el sujeto no tiene ningún deseo ni sueña nada, es considerado como el retorno a la serenidad del principio. El ser (la esencia) se retira al reino, sin forma, del origen, fuente de las manifestaciones eventuales en los otros estados, en el que, al estar ausente todo conflicto de forma, disfruta de la plenitud de sí mismo y reencuentra en sí mismo el reino del ser puro. En este estado, los diferentes modos de la manifestación, incluso los de la individualidad que le es propia, no están anulados, sino que permanecen presentes en potencia dentro del conjunto integral de todos los posibles con cuya Esencia Universal el ser individual ha vuelto a encontrarse. De modo que el sueño profundo puede ser comprendido como el retorno al estado "esencial" puro: un estado análogo al estado embrionario (el del comienzo de la vida individual) al que se agrega el desarrollo adquirido hasta allí por la esencia a través de las experiencias de la vida. Y en tal estado, el hombre individual, de vuelta a los confines del ser universal y no individual, sin forma, entra en armonía con las fuerzas esenciales de la vida que, de esta manera, lo reequilibran y regeneran.

Si bien el estado de sueño profundo es análogo al de la plena Realización (el cuarto estado o estado de conciencia objetiva) con la plenitud del ser (esencia y también manifestación), el pleno Conocimiento (y no solamente Goce) y la perfecta Serenidad (y no simplemente Armonía) que esta Realización implica, sin embargo, estos dos estados se encuentran de hecho en los polos opuestos de la Vida: el estado de sueño profundo alcanza los confines de los estados de ser infra-individuales (los confines de la Sustancia pura) y el estado de plena Realización alcanza los confines de los estados de ser supra-individuales (los confines del Espíritu puro). Entre los dos, los estados posibles para el hombre van de las tinieblas sustanciales a la luz de la pura conciencia: ninguna otra forma de ser, en nuestro mundo conocido, está dotada (ni es responsable) de semejante posibilidad.

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sábado, enero 06, 2018

El Poder de Ser

Nuestra energía no está contenida en un circuito cerrado, en el cual podría ser transformada. Esto le permitiría entrar en contacto con otra energía de la misma calidad para formar un nuevo circuito, una nueva corriente. Mientras una corriente de energía más elevada no se establezca en nosotros, no tendremos ninguna libertad... Hay una energía que viene de una parte superior de la mente. Pero no estamos abiertos a ella. Es una fuerza consciente. La atención es una parte de esa fuerza que debe ser desarrollada. Sin esa fuerza, estamos "hipnotizados", y nuestros actos son automáticos. La cabeza puede entender, pero el cuerpo se queda como un extraño, al margen. Y sin embargo, es el cuerpo el que tiene que sentir esa fuerza. Entonces, si la siente, obedecerá; las tensiones caerán y las acciones podrán ser libres.

El sacrificio voluntario es el único principio activo en nosotros que puede ser convertido en sentimiento superior. Esto es necesario para la creación del segundo cuerpo. En la lucha entre dos fuerzas creadoras, el cuerpo debe rechazar su automatismo para someterse a la acción de una fuerza más alta. Con el esfuerzo de seguir permaneciendo, la energía crece y llega a tener una fuerza activa que lleva la fuerza pasiva a obedecer. Esa energía debe ser mantenida ante todas las situaciones de la vida. Es necesario llevarse hasta un cierto estado de “Ser” una y otra vez, hacer un esfuerzo consciente una y otra vez, hasta que se forme algo que tiene su propia vida. Luego eso será indestructible.

Lo importante en nuestro trabajo es la lucha interior. Sin esto, el tiempo pasará sin que aparezca ningún cambio. Uno debe aprender a no identificarse interiormente y a representar un papel exteriormente. Uno ayuda a lo otro. Mientras lo hago, no me identifico con nada. Sin ser fuerte en lo exterior es imposible ser fuerte en lo interior. Sin ser fuerte en lo interior, no es posible ser fuerte en lo exterior. La lucha debe ser real. Cuanto más difícil, más vale... Para representar un papel hay que estar presente a lo que sucede a mi alrededor y al mismo tiempo a lo que pasa en mí. Dos clases de acontecimientos, dos vidas, una en la otra, de orden diferente... La manera de vivir ambas testimonia el poder de Ser.

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martes, enero 02, 2018

La Multiplicidad de Nuestro Ser

Cuando se comprende que son muchos aspectos, o personalidades, que habitan en cada uno de nosotros, que pueden conocer algo como cierto por la mañana y no conocer nada de ello por la tarde, entonces este darse cuenta es un comienzo. Esto no significa decir que si se comprende esta pluralidad pueda ser cambiada y volverte diferente; pero este darse cuenta es un primer paso. Cuando decimos "yo", esa persona piensa en el todo lo que ella es, cuando en realidad es sólo una parte muy pequeña la que está procediendo. Podemos existir sólo porque no podemos poner todo nuestro capital dentro de cada "yo"; de lo contrario, estaríamos en quiebra. Solo se puede decir "yo", al hablar de sí mismo en relación con el trabajo realizado en torno a un objetivo definido. En otras cosas debemos comprender que esto no es realmente uno mismo, sino sólo una parte pequeña de uno mismo, imaginaria en su mayor parte. Cuando se aprende a distinguir eso, cuando eso se convierta casi en un hábito (en el sentido de ser constante), uno se sentirá en el camino correcto. Pero si siempre dices "yo" a todo sin discriminación, eso sólo ayuda a fortalecer tus tendencias mecánicas.

Cada cual puede encontrar en sí mismo diversas personalidades, y el real conocimiento de uno mismo empieza con el estudio de estas diferentes personalidades, porque cada personalidad significa alguna inclinación especial, una tendencia especial, o a veces una aversión. El estudio de los gustos particulares ayudará. Por ejemplo, si encuentras algo que claramente te gustó a lo largo de tu vida desde la niñez, verás que en torno de eso hay construida cierta personalidad. Somos criaturas de gustos; nos gustan toda clase de cosas, pero sólo tenemos cierta cantidad de gustos genuinos. Estudiándolos, uno descubre las personalidades que lo conforman. Las personalidades pueden ser muy diferentes. Algunas se basan en hechos reales y gustos e inclinaciones reales, mientras otras se basan en la imaginación y en ideas equivocadas sobre uno mismo. De modo que es necesario separar las personalidades que pueden usarse de algún modo, de las que no pueden ser útiles para el autodesarrollo, y por ende han de ser destruidas, o al menos subyugadas.

Las personalidades pueden dividirse. El autodesarrollo comienza con el centro magnético, o con la personalidad interesada en ciertas cosas. Cuando un hombre encuentra su centro magnético empieza a acumular conocimiento práctico y teórico, y experiencia que provienen del estudio del ser. Además de esta personalidad, hay otras personalidades, algunas de las cuales pueden desarrollarse, y algunas no concuerdan con ella para nada. De modo que algunas personalidades pueden unirse en el trabajo, otras son neutrales y, mientras no estén en el camino, puede permitírseles permanecer por algún tiempo, y algunas han de ser eliminadas. Cuando el centro magnético se transforma, el individuo efectúa ciertas decisiones, formula ciertos objetivos, emprende cierto trabajo. Luego, puede averiguar cuál personalidad puede trabajar con él y cuál no. Si una personalidad está contra su objetivo y puede dañarlo, o no lo quiere, o no sabe de él, entonces evidentemente no puede trabajar con ella. De modo que pueden ser clasificadas, pero primero uno deberá conocerlas. Luego, cuando estas personalidades son puestas en orden y agrupadas en torno del centro magnético producirán un efecto sobre la esencia precisamente por la existencia de aquéllas. La falsa personalidad está siempre contra el trabajo para el desarrollo de uno mismo y arruina el trabajo de todas las demás personalidades. Nunca resulta ser útil. Las personalidades (en plural) se mencionan en relación con la esencia, pues dije que la personalidad puede dividirse en diferentes personalidades que la componen. La división en esencia y personalidad es ahora meramente teórica y es sólo útil como principio, pues es difícil verla en uno mismo. Primero estudiamos la personalidad que está conectada con el trabajo y que se desarrolló desde el centro magnético; y luego estudiamos la falsa personalidad. La falsa personalidad es opuesta a "uno", es su idea equivocada sobre uno mismo: exactamente lo que uno no es. Esta división es práctica, pues es necesario conocer claramente a qué se parece la falsa personalidad. De modo que no debemos confundir la falsa personalidad con las personalidades, porque, aunque no son muy reales, las personalidades pueden basarse en inclinaciones reales, en gustos y disgustos reales, mientras la falsa personalidad es toda falsa y puede incluso pretender gustar de algo que a "uno" le disgusta o no gustarle algo que a "uno" realmente le gusta. Cuando se habla de falsa personalidad, se toma a "uno" como existente y a la falsa personalidad como no existente; cuando hablamos sobre personalidades, dejamos a la falsa personalidad fuera de lo que consideramos que es "uno".

La esencia del ser sólo se presume; no sabemos qué es. Pero conocemos al individuo que somos y podemos estudiarlo en todas sus manifestaciones. De modo que debo empezar con lo que creo ser. La esencia es elusiva y muy pequeña; sólo existe como potencialidad; si no crece, la falsa personalidad continuará controlándolo todo. Muchas personas cometen el error de pensar que saben cuál es cual. Dicen "este es mi ser real", cuando en realidad es la falsa personalidad. Este está conectado generalmente con nuestra capacidad para desempeñar roles. Es una capacidad limitadísima; por lo general tenemos unos cinco o seis roles, si los observamos podemos advertir cierta semejanza, totalmente desorientadora, entre estos roles, y luego, consciente o inconscientemente, llegar a la conclusión de que detrás de ellos hay una individualidad permanente. La llamamos "yo" y pensamos que está detrás de todas las manifestaciones, cuando en realidad es un cuadro imaginario de nosotros mismos. Este cuadro ha de estudiarse. Es imposible tener un conocimiento práctico de uno mismo si no se conoce la propia falsa personalidad. Mientras pensemos que somos uno solo, todas nuestras definiciones están equivocadas. Sólo cuando un hombre conoce que todas sus intenciones, deseos, etc., no son reales, que son falsa personalidad, sólo entonces puede obtener algo. Este es el único trabajo práctico posible, y es dificilísimo. La falsa personalidad tiene que desaparecer, o al menos volverse impotente para obstaculizar nuestro trabajo. Pero se defenderá y no cederá fácilmente. El trabajo es lucha con la falsa personalidad que contraatacará, principalmente a través de la mentira, pues la mentira es su arma más fuerte.

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miércoles, noviembre 29, 2017

Los Cuatro Estados de Conciencia del Hombre

Nada puede ser comprendido en el hombre, ni conocimiento alguno de sí es posible, si no se toma en cuenta los diferentes estados en los cuales vive el hombre —más exactamente: los estados de conciencia— son de algún modo, "dimensiones" de su vida: diferentes niveles de actividad sobre cada uno de los cuales la vida de un individuo ofrece posibilidades diversas.

Para un hombre completamente evolucionado, son posibles cuatro estados de conciencia. Pero el hombre ordinario vive solamente en dos de ellos, los más bajos, con vislumbres del tercero. Puede tener informaciones teóricas sobre el cuarto, pero, de hecho, ambos estados superiores le son inaccesibles: es incapaz de comprenderlos y juzga lo que conoce de ellos desde el punto de vista de los estados inferiores que son los suyos, lo que no le permite tener más que apreciaciones aberrantes.

El primer estado es el dormir: estado pasivo en el cual el hombre nada puede hacer, pero durante el cual sus fuerzas se regeneran. En él pasa un tercio y hasta la mitad de su vida. Este estado de conciencia pasiva está solamente poblado de sueños que el hombre considera como irreales.

El segundo es el estado de vigilia: estado que el hombre considera como activo y en el cual pasa la otra mitad de su vida. En este estado, él se traslada de un lugar a otro, actúa, hace negocios, habla de política, discute temas sublimes y se reproduce. Él llama a este estado, estado de vigilia de la conciencia, o estado de conciencia lúcida, no es, sin embargo, sino una caricatura y el menor estudio imparcial muestra en seguida que este estado de vigilia es pasivo y que en él el hombre no dispone de ninguna "lucidez". El está, a lo sumo, en un estado de conciencia "relativa".

El tercero es el estado de conciencia de sí, o conciencia de su propio ser. En dicho estado, el hombre se ve tal cual es y se vuelve objetivo hacia sí mismo: es, propiamente hablando, el estado de conciencia "subjetiva". Se admite habitualmente que el hombre posee este estado de conciencia y, en efecto, tiene naturalmente derecho a él. Pero, como consecuencia de las condiciones anormales de su existencia (en la cual el hombre toma continuamente sus sueños por realidades) no solamente el hombre no posee este estado de conciencia sino que no se da cuenta de que le falta. De él, el hombre ordinario no tiene sino vislumbres cuya significación no comprende siquiera.

El cuarto estado es el de conciencia "objetiva". En este estado, el hombre podría entrar en contacto con el mundo real, objetivo (del cual está "separado", por los sentidos, los sueños, los estados subjetivos de conciencia) y así podría percibir las cosas como son. Pero, este estado no le es dado naturalmente y sólo puede ser el fruto de una transformación interior y de un largo trabajo sobre sí. Como en el caso del estado de conciencia de sí, el hombre ordinario sólo tiene vislumbres de este estado de conciencia "objetiva", que ni siquiera nota, cuando está en el estado de conciencia de sí. Pero el hombre ordinario tiene, sobre el cuarto estado, muchas informaciones teóricas a partir de las cuales se imagina poder alcanzarlo directamente. Apartando los fraudes y simulacros, todas las religiones contienen descripciones y testimonios de él, a los que dan el nombre de éxtasis, iluminación, y otros. Y muchas veces el hombre va en su búsqueda sin comprender que la única vía correcta hacia la conciencia objetiva pasa por el desarrollo de la conciencia de sí. Es por cierto una de las particularidades del estado de conciencia ordinaria (el segundo estado), el que los conocimientos auténticos que puede contener, están allí continuamente entremezclados con sueños e imaginaciones y resultan finalmente sumergidos por éstos.

Un hombre plenamente desarrollado, el hombre en el sentido completo de la palabra, debería poseer estos cuatro estados de conciencia, pero los hombres ordinarios sólo viven en dos estados de conciencia. Tal como dentro del estado del dormir no pueden tener sino atisbos de conciencia relativa, en el estado de conciencia relativa no pueden tener sino atisbos de conciencia de sí. Si un hombre quiere tener períodos más largos de conciencia de sí y no breves atisbos, debe comprender que no pueden venir solos. Debe primero darse cuenta de que él es prisionero de un mundo subjetivo, tejido de sueños e imaginaciones, que le enmascara la realidad; debe seguidamente emprender un largo trabajo por liberarse de los sueños y por despertar a esta realidad, en sí mismo primero y en la vida después. En primer lugar, el hombre debe comprender que, aun en su estado de vigilia, él duerme (su ser real duerme) y que la primera necesidad para él es despertar, es decir, emprender el trabajo necesario para este despertar del Ser real.

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miércoles, noviembre 08, 2017

Percepción Objetiva

La percepción objetiva es una mirada libre que emerge de la esencia de nuestro verdadero ser. Sin esa mirada, tu vida es la vida de un ciego que se mueve con cada impulso de las circunstancias externas, sin saber ni cómo ni por qué. Sin esa percepción no puedes saber que realmente existes. Te da la oportunidad de elevarte por encima de lo que crees ser y de verte libremente, de "ver". Con esta percepción tienes la capacidad de que tu pensamiento no sea esclavizado. Para ello, necesitas desasirte de todas las asociaciones que te mantienen cautivo, pasivo. Tienes que cortar las ataduras que te unen a todas esas imágenes, a todas esas formas, que han configurado tu existencia desde que recuerdas. Tienes que liberarte de la atracción constante del sentimiento y necesitas sentir el poder que tiene resistirse a esa atracción, de verla y de elevarte por encima de ella. En esa conciencia, en ese movimiento, te vuelves activo, te activas, depurándote; y de esta manera encuentras un propósito, darte cuenta de quién eres, entrando en ese misterio.

Esta percepción te ubica y a la vez te libera, teniendo acceso a un estado donde te es dado experimentar, sentir el efecto benéfico de esa percepción que desciende sobre ti, abarcándote completamente, sintiendo que irradia sobre ti.
En cada ocasión, el primer paso es reconocer que algo falta; sentir que es necesario un pensar, un pensar libre, vuelto hacia uno, para poder de veras tomar conciencia de tu existencia. Un pensar activo, que no tiene otra meta ni otro objeto que volver a la esencia.

Esta es la lucha: una lucha contra la pasividad del pensamiento. Una lucha sin la cual ya nada consciente podría darse, ni podría nacer. Es una lucha por salir de la ilusión del "yo" en la que vivimos, para aproximarnos a una visión más real. En medio de esta lucha se crea un orden en el caos, una jerarquía: se revelan dos planos, dos mundos. Mientras no haya más que un plano, no puede haber visión. El reconocimiento de otro nivel es el despertar de la conciencia.

Sin este esfuerzo, el pensamiento vuelve a caer en un sueño poblado de palabras, de imágenes, de nociones consabidas, de saberes aproximativos, de ensoñaciones y desasosiegos diversos. Es el pensar de un hombre sin inteligencia. Es terrible darse cuenta de pronto de que uno ha vivido sin una conciencia propia, independiente. Sin inteligencia. Sin nada que pueda ver lo real. Y por tanto, sin conexión con el Ser.
Es en la esencia donde uno se reúne con el que "ve". Si pudieras mantenerte en ella, estarías en la fuente misma de la que mana algo único, estable, en la fuente de lo que no cambia.

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