Quizá la conclusión más importante que puede obtenerse del experimento perceptivo pertenece al cambio de creencias, y que se produce cuando alguien finalmente "ve" de otro modo la imagen compuesta.
Un experimento que podemos realizar, consiste en observar la imagen de la izquierda. Observa la imagen. ¿Qué ves?
En la propia imagen existen dos imágenes completamente diferentes. Bien podría tratarse de una jovencita, o por el contrario, podría tratarse de una anciana.
Lo mismo ocurre con nuestra percepción de nosotros mismos y del mundo. Podemos “creer” estar viendo una cosa cuando en realidad hay otra, cuando en realidad son ambas. Cuanto más apegada esté una persona a su percepción inicial, más poderosa será su experiencia. Es como si en nuestro interior, de pronto, se encendiera una luz.
La mayoría de nosotros comenzamos a comprender que provenimos de una infancia con muchos problemas. Cargamos con sentimientos sobre nosotros mismos y sobre la vida. Los niños son muy sensibles a la atmósfera mental de los adultos que los rodean.
Todos los acontecimientos que hemos experimentado en nuestra vida hasta el momento actual son creados por nuestros pensamientos y por nuestras creencias.
No todos los cambios de creencias siguen una dirección positiva. Pero ya sea que el cambio de creencias nos empuje en direcciones positivas o negativas, o que se produzca de modo instantáneo o gradual, determina que pasemos de una manera de ver el mundo a otra. Ese cambio genera poderosas transformaciones.
Nuestras creencias, correctas o incorrectas, son las fuentes de nuestras actitudes y conductas, y en última instancia de nuestras relaciones con los demás.
Casi todos los descubrimientos significativos en el campo de la ciencia aparecen primero como rupturas con la tradición, con los viejos modos de pensar, con los viejos patrones.
Muchas personas experimentan un cambio de pensamiento cuando afrontan una crisis que amenaza su vida o cuando asumen un nuevo rol en su vida. Podemos pasar semanas, meses, incluso años trabajando para cambiar nuestras actitudes y conducta, sin siquiera aproximarnos. Si queremos realizar en nuestra vida cambios menores, puede que baste con que nos centremos en nuestras actitudes y conductas. Pero si aspiramos a un cambio significativo, equilibrado, tenemos que trabajar sobre nuestras creencias fundamentales.
No miremos hacia atrás con vergüenza. Miremos el pasado como parte de la riqueza y plenitud de nuestras vidas. Sin esa riqueza y sin esa plenitud no estaríamos aquí hoy. No hay ningún motivo para castigarnos por no haberlo hecho mejor. Hemos hecho lo mejor que sabíamos. Liberemos el pasado con amor y agradezcámosle que nos haya conducido hasta este nuevo conocimiento.
No todos los cambios son instantáneos. Para "ver" algo de otra manera hay que "ser" diferente. "Ser" y "ver" están relacionados en la dimensión humana, con la mente. Lo que "vemos" está altamente relacionado con lo que "somos". No podemos llegar muy lejos en la modificación de nuestro modo de ver sin cambiar simultáneamente nuestra manera de ser y viceversa. Las creencias son poderosas porque crean los cristales o lentes a través de los cuales vemos el mundo. El poder de un cambio de creencias es el poder esencial de un cambio considerable, ya se trate de un proceso instantáneo o lento y pausado.
Deja de pensar de forma negativa. Has de hablar contigo mismo. Has de decirte: "estoy dispuesto a ver lo positivo en esta situación, deseo crearme otra forma de ser". Si surgen pensamientos negativos, que surgirán, has de darles las gracias y dejarlos partir, no le des más atención que esa, mientras sigues con tu atención puesta en lo inmutable que existe para ti.
No hay comentarios:
Publicar un comentario