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CIENCIAS ETERNAS


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domingo, febrero 03, 2013

La Rueda de Recursos

La rueda de recursos la podemos representar como un teatro interno, donde en el primer nivel, en el centro, está aquello que llamamos “yo mismo”, el “yo”. Alrededor del “yo” hay un cuerpo que es la casa. Alrededor del cuerpo está la mente, que podríamos llamar el capitán del barco o rector. Rodeando este nivel están las emociones, podemos llamarlas nuestra esencia: dolor, alegría, coraje, confusión. Estas partes de nosotros mismos que constituyen los sentimientos.

El siguiente nivel corresponde a los sentidos, los ojos, la nariz, boca, los poros de la piel, todos los cuales son orificios por donde penetra lo exterior en nosotros y por donde surgen los mensajes de nuestro interior. Si se cancelaran los ojos, los oídos, la nariz, la boca y toda la piel, la persona moriría de inmediato.

El siguiente nivel tiene que ver con el “yo”. No podemos vivir solos. Incluso para llegar a este mundo es necesario la intervención de dos personas. Relacionarnos con los demás es parte de la vida. Así como se haga influye en la salud y los sentimientos respecto a uno mismo y el uso que se haga de su persona. En suma, este es el nivel de la comunicación.

Además de todo esto, tenemos un alma, que sin importar cómo la llamemos, constituye una fuente de vida, una verdadera fuerza. Cualquiera puede ir a una farmacia y comprar todos los ingredientes químicos que se encuentran en un ser humano. Pero nadie hasta la fecha ha podido hacer un ser humano con ellos. El alma es la esencia de la vida en cada uno de nosotros; nuestra fuente principal.

Todo esto está dentro de un contexto, que es el siguiente nivel, y que está hecho de tiempo, espacio, luz, aire, agua, sonido, color, clima y estaciones. Llevados a su más largo alcance todos los niveles constituyen el universo. Cada uno somos parte del universo y por ello somos un milagro. Todos los niveles están presentes, y no solo cada uno tiene vida sino que interactúa con los otros; nuestros pensamientos actúan sobre nuestros sentimientos y viceversa; ambos actúan sobre nuestro cuerpo, éste y nuestros sentidos a su vez influyen en pensamientos y sentimientos. Hay una interacción completa, continua, un nexo dinámico entre todas las partes que nos constituyen. El descubrimiento de cómo se da esta interacción nos permite saber cómo nos tratamos a nosotros mismos, e incidentalmente, a otros.

Es divertido hacer nuestra propia rueda de recursos. Para cada uno de los niveles, o partes, se elige un color que más te guste. Por ejemplo, podemos poner en el centro, el “yo”, el color blanco. El “cuerpo” sería de color azul claro. La “mente” podría ser de color gris perla; los “sentimientos” pueden ser de color rosa pálido; los “sentidos” verde vivo, para la interrelación con los demás beige. El “alma” podría ser dorada. El “contexto” verde oscuro y el “universo” color violeta. Es probable que cada uno tenga colores diferentes para su propia rueda de recursos. Quizás con este ejemplo se advierta el hecho de que no solo tenemos muchas partes, sino también muchas maneras diferentes de percibirlas.

Si eres una persona que asocia los ritmos o los tonos con los colores, puedes tomar un instrumento musical y elegir los tonos que corresponden a cada uno de los colores y crear tu propia sinfonía. Añadiendo algo más, capaz puedes imaginar un solo brillante en el área media del cuerpo (el “yo” en la rueda de recursos) que lanza sus rayos sobre todo tu cuerpo y se proyecta hacia el espacio que te rodea y más allá, a través de todos los niveles. Cada rayo abarca el espectro cromático. Quizá ahora al leer esto tengas una sensación expansiva de ti mismo. El sol en realidad no se pone nunca. A veces no vemos el brillo del sol sino la noche, pero el sol estará ahí por la mañana, esto es tan seguro como que la Tierra gira. Esto es tener fe; fe en la existencia de lo que es, aunque no siempre sea visible. La noche presenta la luna y las estrellas de modo que el espectro cromático se oculta y en su lugar la luna emite destellos plateados. Cuando el sol está de tu lado debes esperar colores cálidos y colores fríos cuando salga la luna; disfruta cada cosa por lo que es. Con pensamientos como éste los “deberes universales” se convierten en guías útiles, siempre y cuando correspondan a cada situación. Conocer lo que pensamos de lo que vemos y oímos, lo que sentimos, lo que decimos, cómo nos vemos y cómo sonamos es la manera para empezar a descubrir quiénes y cómo somos. El modo como nos relacionamos con estos niveles tiene tantas variaciones y posibilidades como nuestras huellas.

Cuando nos hacemos responsables de nosotros mismos tenemos el poder de enfrentarnos de diversas maneras y podemos trazar nuestra propia ruta en la vida. Esta es nuestra esperanza. Este es el proceso de nuestra vida y nuestra oportunidad.

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