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jueves, mayo 22, 2014
Relacion entre Renacimiento y Parto
El nacimiento tiene importantes repercusiones en nuestras vidas y en nuestro proceso de evolución personal y las condiciones en las que nace el niño, ya sean de tranquilidad o de inquietud, fáciles o dolorosas, van a determinar de manera profunda su personalidad y su manera de ver el mundo. La vida se sigue viendo a través de los ojos con los que experimentamos nuestro nacimiento. Y, aunque el renacimiento no guarda relación directa con el parto, es sobre esas emociones y decisiones tomadas en el momento de nacer sobre las que trabaja el renacimiento.
El niño ha estado recibiendo señales y mensajes de su madre y del mundo que le rodeaba durante los nueve meses del embarazo, y la labor del parto será la culminación de una danza.
Para el niño las circunstancias de su nacimiento son extremadamente importantes. El hecho de cortar el cordón umbilical inmediatamente o no, cambia la forma en que el niño recibe la respiración; y puede cambiar incluso las condiciones de su primera experiencia en la vida.
Si se corta el cordón inmediatamente después del nacimiento, el cerebro se siente brutalmente privado de oxígeno. El sistema de alarma es así alterado y el organismo del niño reacciona de una forma global. La respiración se introduce en esta estructura como una respuesta a una agresión.
Lo primero que experimenta el pequeño al llegar al mundo es una sensación de muerte y para escapar de ella se refugia en la respiración. El acto de respirar es para este niño recién nacido un recurso último y desesperado. De esta forma se ha producido un primer reflejo condicionado, en el que respiración y angustia quedan asociadas para siempre.
El nacimiento supone nuestro primer encuentro físico, psíquico y emocional profundo y nunca vamos a olvidar las decisiones tomadas durante el mismo, aunque raramente podremos evocar esos recuerdos en el futuro. Sin embargo, sabemos que existen y que si los estimulamos adecuadamente, los recobraremos. La razón por la que seguimos vinculados a nuestras reacciones emocionales pasadas es porque hemos asociado el concepto de supervivencia a las circunstancias que rodearon nuestro nacimiento.
La concepción, la nutrición y el nacimiento de la mayoría de las personas a lo largo de la historia, no responden a un acto de amor consciente, sino que, por el contrario, existen gran cantidad de pensamientos y sentimientos negativos ligados a estas diferentes etapas de la vida.
La historia de la humanidad demuestra que la vida ha sido siempre "tan brutal, tan terrible y tan corta" que, casi por necesidad, se ha confundido el amor con la angustia, sino con algo peor.
Ahora que el progreso de la tecnología permite que existan diferencias suficientes en el mundo occidental para responder mejor a las necesidades de lujo y de abundancia, este mismo progreso sustrae a las madres la posibilidad de concebir desde el amor.
Los médicos suelen olvidarse del acto de amor que supone el nacimiento y de consciencia basándose en anestesias y fórceps, haciendo del nacimiento una verdadera prueba durante la cual la madre, anestesiada generalmente, no puede participar ni representar ningún papel consciente en el nacimiento de su propio hijo.
Desde hace algo más de un siglo, las mujeres occidentales han dado a luz en estado de inconsciencia y han sido incapaces de esforzarse y de empujar para ayudar al niño a descender a lo largo del canal del parto y salir. El mismo bebé ha asimilado la anestesia de la madre y tiene menos energía para abrirse camino y liberarse, debido a que está completamente drogado. Pienso que hay una relación directa entre el incremento de nacimientos con anestesia y la aparición de drogodependientes durante las últimas décadas. De esta manera, no es difícil que se encuentre bajo sus efectos durante casi todo el proceso, haciendo que su respiración se inhiba y se retrase, con todas las consecuencias perniciosas que esto supone, para la salud física, metal y emocional del bebé.
Los miembros del personal médico encargados del parto, que han guardado dentro de sí la misma angustia relacionada con el nacimiento, intervienen para "liberar" al bebé, utilizando a menudo estímulos dolorosos que obligan al niño a tomar su primera inspiración.
No es de extrañar que queramos negarnos a revivir estos acontecimientos tan cargados de elementos negativos y que nos hayamos quedado fijados en estos clichés de origen, que nos hagan asociar la supervivencia al dolor, a la inconsciencia, al ahogo y a la lucha.
El mecanismo que gobierna la respiración para desbloquear las fijaciones antiguas en la consciencia y ponerlas al día en el "aquí y ahora" todavía no se han comprendido bien. Quizá se deba al hecho de que la respiración continuada recrea en el cerebro las mismas condiciones que existían durante la gestación, cuando el intercambio en la placenta aseguraba al feto el aporte continuo de oxígeno y una eliminación constante de desechos.
El niño ha estado recibiendo señales y mensajes de su madre y del mundo que le rodeaba durante los nueve meses del embarazo, y la labor del parto será la culminación de una danza.
Para el niño las circunstancias de su nacimiento son extremadamente importantes. El hecho de cortar el cordón umbilical inmediatamente o no, cambia la forma en que el niño recibe la respiración; y puede cambiar incluso las condiciones de su primera experiencia en la vida.
Si se corta el cordón inmediatamente después del nacimiento, el cerebro se siente brutalmente privado de oxígeno. El sistema de alarma es así alterado y el organismo del niño reacciona de una forma global. La respiración se introduce en esta estructura como una respuesta a una agresión.
Lo primero que experimenta el pequeño al llegar al mundo es una sensación de muerte y para escapar de ella se refugia en la respiración. El acto de respirar es para este niño recién nacido un recurso último y desesperado. De esta forma se ha producido un primer reflejo condicionado, en el que respiración y angustia quedan asociadas para siempre.
El nacimiento supone nuestro primer encuentro físico, psíquico y emocional profundo y nunca vamos a olvidar las decisiones tomadas durante el mismo, aunque raramente podremos evocar esos recuerdos en el futuro. Sin embargo, sabemos que existen y que si los estimulamos adecuadamente, los recobraremos. La razón por la que seguimos vinculados a nuestras reacciones emocionales pasadas es porque hemos asociado el concepto de supervivencia a las circunstancias que rodearon nuestro nacimiento.
La concepción, la nutrición y el nacimiento de la mayoría de las personas a lo largo de la historia, no responden a un acto de amor consciente, sino que, por el contrario, existen gran cantidad de pensamientos y sentimientos negativos ligados a estas diferentes etapas de la vida.
La historia de la humanidad demuestra que la vida ha sido siempre "tan brutal, tan terrible y tan corta" que, casi por necesidad, se ha confundido el amor con la angustia, sino con algo peor.
Ahora que el progreso de la tecnología permite que existan diferencias suficientes en el mundo occidental para responder mejor a las necesidades de lujo y de abundancia, este mismo progreso sustrae a las madres la posibilidad de concebir desde el amor.
Los médicos suelen olvidarse del acto de amor que supone el nacimiento y de consciencia basándose en anestesias y fórceps, haciendo del nacimiento una verdadera prueba durante la cual la madre, anestesiada generalmente, no puede participar ni representar ningún papel consciente en el nacimiento de su propio hijo.
Desde hace algo más de un siglo, las mujeres occidentales han dado a luz en estado de inconsciencia y han sido incapaces de esforzarse y de empujar para ayudar al niño a descender a lo largo del canal del parto y salir. El mismo bebé ha asimilado la anestesia de la madre y tiene menos energía para abrirse camino y liberarse, debido a que está completamente drogado. Pienso que hay una relación directa entre el incremento de nacimientos con anestesia y la aparición de drogodependientes durante las últimas décadas. De esta manera, no es difícil que se encuentre bajo sus efectos durante casi todo el proceso, haciendo que su respiración se inhiba y se retrase, con todas las consecuencias perniciosas que esto supone, para la salud física, metal y emocional del bebé.
Los miembros del personal médico encargados del parto, que han guardado dentro de sí la misma angustia relacionada con el nacimiento, intervienen para "liberar" al bebé, utilizando a menudo estímulos dolorosos que obligan al niño a tomar su primera inspiración.
No es de extrañar que queramos negarnos a revivir estos acontecimientos tan cargados de elementos negativos y que nos hayamos quedado fijados en estos clichés de origen, que nos hagan asociar la supervivencia al dolor, a la inconsciencia, al ahogo y a la lucha.
El mecanismo que gobierna la respiración para desbloquear las fijaciones antiguas en la consciencia y ponerlas al día en el "aquí y ahora" todavía no se han comprendido bien. Quizá se deba al hecho de que la respiración continuada recrea en el cerebro las mismas condiciones que existían durante la gestación, cuando el intercambio en la placenta aseguraba al feto el aporte continuo de oxígeno y una eliminación constante de desechos.
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