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sábado, enero 10, 2015

El Conflicto como Motivador del Cambio

El conflicto puede ser una beneficiosa experiencia de aprendizaje y uno de los motivadores principales del cambio. El conflicto nos ayuda a aligerar nuestras vidas.

Tenemos que despojarnos de dos mitos inútiles. El primero es considerar según el conflicto como una experiencia negativa, cuando no lo es. El conflicto es un patrón de interferencia o danza de energía que está continuamente presente en la naturaleza. Es el conflicto y la perturbación lo que desorganiza las especies y hace que se reorganicen en sistemas vitales mejores y más efectivos. El segundo, según el cual el conflicto es una competición que tenemos que ganar. La clave para que los conflictos se conviertan en "maravillas" es estar abiertos al conflicto. Esta apertura marca un cambio crucial en nuestra actitud. Ya no consideramos el conflicto en términos de destrucción, supervivencia o éxito, sino como una oportunidad para crear una situación ganador/ganador, avance, abundancia, tú y yo.

El conflicto es un elemento clave en el proceso activo de la consecución de la paz. Todos experimentamos conflicto en la vida, por el solo hecho de estar vivos. El conflicto está bien. Es como respirar. Es parte de la vida. El conflicto es productivo, es un proceso catalítico que puede llevar a una mayor intimidad, autoestima, conexión con otros, pero hay que verlo como un desafío interdependiente que requiere cocreación y trabajo de equipo. Hay que mirar al conflicto directamente a los ojos. No es fácil, pero si lo negamos y lo apartamos lejos de nosotros, causa estragos desde dentro, minando nuestro cuerpo, o comunidad, infectando todo el organismo, y desequilibrando nuestra paz mental. Por el contrario, cuando el conflicto es tratado adecuadamente puede ser la grieta en el cascarón de nuestra personalidad que nos puede llevar al centro de nosotros mismos. No hay que despreciar el conflicto, sino celebrarlo. La resolución exitosa del conflicto libera energía, alegría y el sentido de haber conseguido algo.

El Proceso del Conflicto
Los conflictos surgen espontáneamente pero con un propósito en la extraña y temerosa naturaleza de los grupos. Un grupo organiza las identidades de sus miembros de la misma forma en que un imán ordena las limaduras de hierro según la polaridad norte/sur. Los grupos manifiestan formas múltiples y cambios −sentimientos internos, visiones, movimientos corporales, relaciones, interacción entre grupos grandes− y pueden ser simultáneamente personales, colectivos y globales. Los grupos son mutables, evolucionan, cambian y se transforman como el tiempo. Se autoequilibran de manera inherente una vez que se permite que se manifiesten sus procesos. El conflicto y el caos son estados temporales en un grupo que evoluciona con un propósito.

El conflicto es preexistente y va tomando forma hasta que nos podemos meter en él y trabajar en él, para procesarlo. El conflicto es un síntoma normal de tensión en cualquier grupo. El conflicto es un fenómeno normal, no un síntoma de algo que está mal. Pero nos enfadamos tanto con ello que lo evitamos y lo consideramos una enfermedad, un monstruo.
Necesitamos crear el hábito de que el conflicto puede ser una oportunidad para nuestro crecimiento personal, una manera de poder descubrir los temores de nuestra vida personal.
El conflicto es la forma más rápida de crear una comunidad, es algo que el grupo necesita para comprenderse a sí mismo. La voluntad para enfrentar las dificultades que puedan presentarse cuando surge el conflicto y que las partes comiencen a comunicarse son elementos absolutamente cruciales.

La Forma de Facilitar Tu Próximo Conflicto
1. Elige comprender en vez de evitar el conflicto, recordando que el conflicto es algo normal, útil, y el camino para el conocimiento de uno mismo y de la comunidad.
2. Observa a qué nivel ha llegado el conflicto según sus señales. Analiza los desacuerdos verbales, cotilleos, separación física, sospechas o falta total de comunicación.
3. Toma una decisión consciente de comprometerte en ello y luego entra en el conflicto con atención.
4. Dirígete a la otra parte del conflicto con tiempo y en el lugar determinado para que ocurra el proceso. Luego manifiesta tus objetivos y motivaciones para resolver el conflicto.
5. Toma tu propia posición. Manifiesta tus sentimientos y experiencias internas directa y exactamente.
6. Se neutral. Abandona deliberadamente tu posición, relájate y respira con atención.
7. Toma la posición de la otra parte del conflicto. Intenta imaginar el aspecto de las cosas desde su punto de vista. Todos los que estén relacionados con el conflicto deben considerar ambas posturas como partes internas de ellos mismos que están pidiendo ser resueltas individualmente.
8. Ahora que ya has tomado tu posición, la de tu oponente, y una neutral, el conflicto debe terminar o entrar en un ciclo de un nuevo nivel. La mayoría de la gente evita el conflicto durante tanto tiempo que, cuando por fin lo abordan, se hacen adictos a ese estado y se resisten a dejarlo atrás.

El Guerrero del Corazón
Un guerrero considera el conflicto como una oportunidad para hacer la paz y facilitar el auténtico cambio estando "realmente despiertos". La clave es la transformación: “La energía que utilizamos para crear la guerra es la energía que necesitamos para conseguir la auténtica paz”.

La primera regla para resolver conflictos es crear un espacio seguro, tanto física como psicológicamente, en el que ninguna persona se siente amenazada por la reactividad posicional de la otra parte del conflicto, y dónde piense que su confidencialidad no va a ser luego traicionada. La respiración conectada es un método poderoso para crear este espacio seguro.

Debes ser capaz de percibir que los problemas que se presentan en el conflicto pueden ser un escudo que oculta las verdaderas razones que están alimentando la disputa, que pueden ser el miedo, el daño o el resentimiento. Suelen ser temas relacionados con la autoestima, el abandono, creer que uno no vale, culpa, sexualidad o fracaso, y no suelen manifestarse claramente en la superficie, todos los campos de batalla son, en último caso, internos.

La dificultad es que cuando estamos en medio del conflicto, la mayoría de nosotros entramos en la reacción automática de luchar, escapar o congelarse, en lugar de centrarnos y unirnos. Necesitamos aprender y practicar nuevas técnicas, como mantener la calma, centrarnos y mantenernos conectados cuando se está bajo presión. Podemos utilizar la respiración para centrarnos, incluso podemos aprender a utilizarla de manera que pueda envolver incluso a nuestro oponente.

En vez de culpar a alguien o a algo, o gastar la energía en reacciones negativas, simplemente expande la respiración para que llene el vacío dejado por la contracción de tu oponente. Al aumentar nuestra conexión, hemos dado el primer paso para la resolución del conflicto porque estamos creando y alimentando un ambiente de aceptación. Podemos asumir nuestra vida con más responsabilidad y dejar de considerarnos víctimas.

La resolución del conflicto pasa por tres niveles. El primero es reconocer y asumir nuestro estado, centrándonos a través de la respiración. El segundo, una vez que hemos establecido este estado de presencia, atención y conexión, es pasar a la comunicación verbal para encontrar un punto en común a parte del que ya existe en el conflicto. El tercer nivel supone entrar en acción, buscando las posibles soluciones y hacer algo, no congelarse o escapar, sino fluir.

Ser Paz
Para permitir que haya fluidez en todas las áreas de nuestra vida tenemos que practicar el "ser paz". Sonreír mientras se respira con atención es la forma más básica de trabajo para la paz porque significa que somos nosotros mismos. Hacemos la paz con nuestra capacidad de sonreír, respirar y ser paz.

La situación mundial es tarea de todos, y la resolución de un conflicto global comienza en casa, dentro de cada uno. El Universo, al igual que nosotros, está intentando conocerse, reunirse y alcanzar alguna forma de paz, armonía y equilibrio.

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