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El conocimiento de la conciencia de ser
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lunes, agosto 28, 2017
El Trabajo de Darse Cuenta
Sólo hay que poder ser consciente de las propias funciones instintivas de los sentidos. El trabajo instintivo interior no necesita volverse consciente. Es consciente por sí, independientemente de la función intelectual, y no hay necesidad de acrecentar esto. Debemos tratar de volvernos conscientes de nosotros mismos como nos vemos, no de nuestras funciones interiores. Después de algún tiempo podemos volvernos conscientes de ciertas funciones interiores de las que es útil ser conscientes; pero no todavía.
No se trata de adquirir sentimientos nuevos. Sólo de clasificar mejor las impresiones corrientes, las cosas corrientes que obtenemos de la vida, de la gente, de todo.
Cuando aprendemos algo, como conducir un vehículo, la función intelectual le dice a la función motora qué hacer, y cuando es eficiente, la función motora trabaja por sí misma. Primero, se aprende a través de la función intelectual.
Un mejor estado sólo puede alcanzarse mediante esfuerzo directo, tratando tan sólo de ser más consciente, preguntándote lo más a menudo posible: "¿Yo soy consciente o no?"
Estudiando al hombre en su actual estado de sueño, ausencia de unidad, automatismo y falta de control, hallamos varias otras funciones equivocadas que son el resultado de su estado: en particular, mentirse y mentir a los demás todo el tiempo. La psicología del hombre corriente podría incluso llamarse el estudio de la mentira, porque el hombre miente más que cualquier otra cosa; de hecho, no puede decir la verdad. No es tan simple decir la verdad; uno ha de aprender cómo hacerlo, y a veces eso insume un tiempo muy prolongado.
Mentir es pensar o hablar sobre cosas que uno no conoce; éste es el principio de la mentira. No significa mentira intencional: contar cuentos, como por ejemplo, decir que hay un oso en la otra habitación. Puedes ir a la otra habitación y ver que en ella no hay ningún oso. Pero si se observan todas las teorías que la gente esgrime sobre un tópico dado, sin conocer nada de ello, se verá dónde comienza la mentira. El hombre no se conoce, no conoce nada; empero, tiene teorías sobre todo. Estas teorías son mentira en su mayoría.
Para casi todo, se tienen métodos de verificación. Pero primero se debe saber qué se puede conocer y qué no. Eso ayuda a la verificación. Si se empieza con eso, pronto se escucharán mentiras, incluso sin pensar. Las mentiras tienen un sonido diferente, particularmente las mentiras sobre cosas que no podemos saber.
Recordarse significa lo mismo que ser consciente de uno mismo: "yo soy". A veces sucede por sí mismo; es una sensación muy extraña. No es una función, no es pensar, no es sentir; es un diferente estado de conciencia.
Simplemente, observa, sin suposición alguna, y observa sólo lo que puedes ver. Durante largo tiempo sólo tienes que observar y tratar de averiguar lo que puedas acerca de las funciones intelectuales, emocionales, instintivas y motoras. A partir de esto, puedes llegar a la conclusión de que tienes cuatro mentes definidas: no sólo una mente sino cuatro diferentes. Una mente controla las funciones intelectuales, otra mente muy diferente controla las funciones emocionales, una tercera controla las funciones instintivas, y una cuarta, asimismo muy diferente, controla las funciones motoras. Las llamamos centros: centro intelectual, centro emocional, centro motor y centro instintivo. Son enteramente independientes. Cada centro tiene su propia memoria, su propia imaginación y su propia voluntad.
Lo que llamamos nuestra voluntad, en el sentido corriente, es sólo el resultado de los deseos. Los resultados a veces alcanzan una línea definida de acción, y en otras ocasiones no puede alcanzar línea definida alguna, porque un deseo va por un camino y otro por otro, y no podemos decidir qué hacer. Este es nuestro estado usual. Ciertamente, nuestro designio futuro debe ser llegar a la unidad en vez de ser muchos, como lo somos ahora, porque a fin de hacer algo correctamente, de conocer algo correctamente, de arribar a alguna parte, debemos llegar a ser uno solo. Esta es una meta muy distante, y no podemos empezar a aproximarnos a ella hasta que nos conozcamos, porque, en el estado en que ahora nos hallamos, nuestra ignorancia sobre nosotros mismos es tal que, cuando la vemos, empezamos a aterrorizarnos de no poder encontrar nuestro camino en parte alguna.
No se trata de adquirir sentimientos nuevos. Sólo de clasificar mejor las impresiones corrientes, las cosas corrientes que obtenemos de la vida, de la gente, de todo.
Cuando aprendemos algo, como conducir un vehículo, la función intelectual le dice a la función motora qué hacer, y cuando es eficiente, la función motora trabaja por sí misma. Primero, se aprende a través de la función intelectual.
Un mejor estado sólo puede alcanzarse mediante esfuerzo directo, tratando tan sólo de ser más consciente, preguntándote lo más a menudo posible: "¿Yo soy consciente o no?"
Estudiando al hombre en su actual estado de sueño, ausencia de unidad, automatismo y falta de control, hallamos varias otras funciones equivocadas que son el resultado de su estado: en particular, mentirse y mentir a los demás todo el tiempo. La psicología del hombre corriente podría incluso llamarse el estudio de la mentira, porque el hombre miente más que cualquier otra cosa; de hecho, no puede decir la verdad. No es tan simple decir la verdad; uno ha de aprender cómo hacerlo, y a veces eso insume un tiempo muy prolongado.
Mentir es pensar o hablar sobre cosas que uno no conoce; éste es el principio de la mentira. No significa mentira intencional: contar cuentos, como por ejemplo, decir que hay un oso en la otra habitación. Puedes ir a la otra habitación y ver que en ella no hay ningún oso. Pero si se observan todas las teorías que la gente esgrime sobre un tópico dado, sin conocer nada de ello, se verá dónde comienza la mentira. El hombre no se conoce, no conoce nada; empero, tiene teorías sobre todo. Estas teorías son mentira en su mayoría.
Para casi todo, se tienen métodos de verificación. Pero primero se debe saber qué se puede conocer y qué no. Eso ayuda a la verificación. Si se empieza con eso, pronto se escucharán mentiras, incluso sin pensar. Las mentiras tienen un sonido diferente, particularmente las mentiras sobre cosas que no podemos saber.
Recordarse significa lo mismo que ser consciente de uno mismo: "yo soy". A veces sucede por sí mismo; es una sensación muy extraña. No es una función, no es pensar, no es sentir; es un diferente estado de conciencia.
Simplemente, observa, sin suposición alguna, y observa sólo lo que puedes ver. Durante largo tiempo sólo tienes que observar y tratar de averiguar lo que puedas acerca de las funciones intelectuales, emocionales, instintivas y motoras. A partir de esto, puedes llegar a la conclusión de que tienes cuatro mentes definidas: no sólo una mente sino cuatro diferentes. Una mente controla las funciones intelectuales, otra mente muy diferente controla las funciones emocionales, una tercera controla las funciones instintivas, y una cuarta, asimismo muy diferente, controla las funciones motoras. Las llamamos centros: centro intelectual, centro emocional, centro motor y centro instintivo. Son enteramente independientes. Cada centro tiene su propia memoria, su propia imaginación y su propia voluntad.
Lo que llamamos nuestra voluntad, en el sentido corriente, es sólo el resultado de los deseos. Los resultados a veces alcanzan una línea definida de acción, y en otras ocasiones no puede alcanzar línea definida alguna, porque un deseo va por un camino y otro por otro, y no podemos decidir qué hacer. Este es nuestro estado usual. Ciertamente, nuestro designio futuro debe ser llegar a la unidad en vez de ser muchos, como lo somos ahora, porque a fin de hacer algo correctamente, de conocer algo correctamente, de arribar a alguna parte, debemos llegar a ser uno solo. Esta es una meta muy distante, y no podemos empezar a aproximarnos a ella hasta que nos conozcamos, porque, en el estado en que ahora nos hallamos, nuestra ignorancia sobre nosotros mismos es tal que, cuando la vemos, empezamos a aterrorizarnos de no poder encontrar nuestro camino en parte alguna.
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