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domingo, octubre 29, 2017

La Vejez

En este mundo, todas las religiones han estado enseñando a no vivir, a renunciar a la vida, a renunciar al mundo. Según las religiones, la vida es un castigo. Pero, la vida no es un castigo. La vida es tan valiosa que no puede ser un castigo, es una recompensa. Y tú deberías dar las gracias a la existencia por elegirte; por respirar a través tuyo, por amar a través tuyo, por cantar a través tuyo, por bailar a través tuyo. Si uno sigue creciendo en madurez y comprensión, nunca envejece; uno siempre es joven porque siempre está aprendiendo. Aprender te mantiene joven. Siempre eres joven porque no estás cargado de represiones. Y como no tienes peso, te sientes como si fueras un niño, un recién llegado a esta hermosa Tierra.

Si a la gente se le permite vivir su vida sexual disfrutándola, cuando tengan cerca de cuarenta y dos años, (ten en cuenta que estoy diciendo cuarenta y dos, no ochenta y cuatro), el sexo empieza a perder su dominio sobre ellos. Igual que el sexo aparece y se convierte en muy poderoso cuando uno tiene catorce años, exactamente del mismo modo, cuando uno tiene cuarenta y dos años, empieza a desaparecer. Es su destino natural. Y cuando desaparece el sexo, el hombre mayor tiene un amor, una compasión de un tipo completamente distinto. No hay lujuria en su amor, no hay deseo, no quiere sacar nada de ello. Su amor tiene pureza e inocencia; su amor es una alegría.

El sexo te da placer sólo cuando te has adentrado en el sexo; entonces, el placer es la meta del sexo. Si el sexo ha dejado de tener importancia, no por represión, si no porque lo has experimentado tan profundamente que ya no tiene ningún valor... lo has conocido, y ese conocimiento siempre trae libertad. En ese conocimiento, toda la energía sexual se transmuta en amor, en compasión. Entonces das porque te embarga la alegría. Entonces el hombre mayor es el hombre más bello del mundo, el hombre más limpio del mundo.

Si estás envejeciendo, recuerda que la vejez es el clímax de la vida. Recuerda que la vejez puede ser la experiencia más bella. El niño tiene esperanza en el futuro, vive en el futuro. Tiene grandes deseos de hacer esto, de hacer lo otro. Todo niño piensa que va a ser alguien especial en el futuro. Vive en sus deseos y en el futuro. El hombre joven está demasiado poseído por sus instintos, todos los instintos están explotando en él. El sexo está ahí: el hombre joven está poseído por unas fuerzas naturales tan grandes que no puede ser libre. Ahí está la ambición, el tiempo corre rápido y él tiene que hacer algo y ser alguien. Todas esas esperanzas, deseos y fantasías de la niñez tienen que ser realizadas; tiene mucha precipitación, tiene prisa.

El anciano sabe que esos deseos infantiles eran realmente infantiles. El anciano sabe que esos días de la juventud con su vorágine se han ido. El anciano está en el mismo estado de silencio que queda después de la tormenta. Ese silencio puede ser de una belleza, una profundidad y una riqueza tremendas. Si el anciano es realmente maduro, lo que sucede en contadas ocasiones, entonces será hermoso. Pero la gente sólo envejece, no siguen creciendo. De ahí el problema.

Sigue creciendo, sigue madurando, vuélvete más alerta y más consciente. Y la vejez es la última oportunidad que tienes: antes de que llegue la muerte… prepárate. ¿Y cómo se prepara uno para la muerte? Volviéndote más consciente.

Si hay algún deseo acechante todavía por allí, y el cuerpo está envejeciendo y no es capaz de satisfacer esos deseos, no te preocupes. Observa esos deseos, sé consciente. Con sólo estar consciente y alerta, esos deseos y la energía contenida en ellos puede ser transmutada. Pero antes de que llegue la muerte, libérate de todos los deseos.

Liberarse de todos los deseos, simplemente quiere decir que te liberas de todos los objetos de deseo. Entonces te conviertes en puro anhelo. Entonces hay pura creatividad sin ningún objetivo, sin ninguna dirección, sin destino; sólo pura energía, una reserva de energía que no va a ningún sitio, sino que se consume en sí misma en un fuego interno.

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