No sólo los sueños nos guían. También las ensoñaciones, las fantasías, las ilusiones, etc. Se nos puede presentar una escena, un suceso, y eso puede ser una indicación de lo que nos puede llegar a pasar. Si les prestamos atención, nos será posible estar prevenidos ante cualquier cambio que se avecine en nuestras vidas.
No nos damos cuenta del número real de pensamientos que tenemos. Para reconocerlos debemos adoptar una posición de observadores.
Cuando un pensamiento acude, debemos preguntarnos por qué. ¿Por qué se me ocurre ahora este pensamiento en concreto? ¿Cómo se relaciona con los problemas de mi vida? Tomar una posición de observador nos ayuda a descargarnos de la necesidad de controlarlo todo. Nos coloca en la corriente de la evolución.
Cuando nos vienen pensamientos negativos, imágenes atemorizantes de que ocurre algo malo, el accidente de una persona querida, por ejemplo, o bien no conseguimos una cosa que deseamos mucho; hay que detenerlos en cuanto aparecen, poniendo la atención de nuestra mente en la respiración.
Las imágenes van y vienen en nuestra mente; por lo tanto, seguiremos respirando hasta que se detengan nuestros pensamientos. Cuando nuestra mente esté aquietada podremos invocar la imagen o imágenes con buenas consecuencias, son las que queremos que se impongan en nuestra mente. Pronto las imágenes negativas dejarán de producirse.
Nuestras intuiciones se referirán a cosas positivas. Si después de ello, sin embargo, aparecen imágenes negativas, deben tomarse muy en serio y no seguirlas.
Nuestros cuerpos vibran a un determinado nivel. Si permitimos que la energía decaiga, el cuerpo se resiente. Ahí está la relación entre fatiga y enfermedad. El amor es nuestro recurso para mantener alta esa vibración. Preserva nuestra salud, por ello es tan importante.
Para asimilar y entrar realmente en el movimiento de la evolución, uno debe integrar todas las visiones en una única manera de ser.
El mundo es un lugar misterioso que nos proporciona todo cuanto necesitamos... si estamos lúcidos y no nos desviamos de nuestro camino. Entonces estamos preparados para iniciar el flujo evolutivo.
Manteniendo con firmeza en la mente los problemas de la vida cotidiana. Y además estando al acecho de cualquier directriz, lo mismo si viene de un sueño, de un pensamiento intuitivo o de la forma en que nuestro entorno se vuelve iridiscente y se proyecta hacia nosotros, acumulamos nuestra energía y centramos la atención en nuestras situaciones, en los problemas que tenemos y enseguida recibimos alguna forma de orientación intuitiva, una idea sobre adónde ir y qué hacer, y después se producen los acontecimientos que nos permiten avanzar en esa dirección.
Y cada vez que los acontecimientos nos conducen hacia algo nuevo, crecemos, nos convertimos en personas más completas que existen en un nivel de vibración superior.
Necesitamos saber que todas las respuestas que acuden misteriosamente a nosotros vienen en realidad de otras personas. Pero no todas las personas con las que nos encontramos tienen la energía conveniente para revelarnos el mensaje que nos pueden transmitir. Por ello debemos ayudarles proyectándoles nuestra propia energía; cuando la energía entra en ellas, les ayuda a ver su propia verdad. Entonces podrán transmitir esa verdad.
Todo acontecimiento tiene un significado y contiene un mensaje que de un modo u otro se refiere a nuestros problemas. Esto es aplicable especialmente a las cosas que solemos considerar perjudiciales.
Nuestro reto consiste en encontrar la parte energética de cada acontecimiento, por muy negativo que éste sea.