CENTRO FÉNIX DE NATUROPATÍA
México - Tel. 2291 185 281
España - Tels. 680 53 75 56 - 965 78 63 38


Hola ! ! !

Más allá de las limitaciones impuestas por la percepción,
existe la certeza de ser lo que nunca perdimos.
El conocimiento de la conciencia de ser
es la única Libertad que tenemos.
Adelante, están invitados.

Bienvenid@s !!!

CIENCIAS ETERNAS


Algunas de las Imágenes que aparecen en este Blog, han sido sacadas de Internet.
Si alguien tiene derechos y quiere que no salgan en este espacio,
nos lo hacen saber y serán retiradas inmediatamente.




miércoles, noviembre 06, 2019

¿Podemos Volvernos Conscientes?

Estar presente es una cuestión de la conciencia, una percepción especial, independiente de la actividad mental. Es una percepción de uno mismo: ¿Quién es uno? ¿Dónde está? ¿Qué conoce? En el momento de ser consciente, solo existe la impresión inmediata de una percepción directa. Esto difiere mucho de lo que solemos llamar la conciencia, en la que hay una especie de reflejo que acompaña fielmente lo que se experimenta y lo representa en la mente. Cuando esa conciencia refleja el hecho de que pensamos o sentimos algo, se trata de una segunda acción que sigue como una sombra a la primera. Sin esa sombra, estamos inconscientes del pensamiento o del sentimiento original que permanece ignorado. . Si, por ejemplo, uno se siente enojado, fuera de sí, solo lo ve cuando el reflejo, como un testigo, se lo susurra. Este susurro sigue tan de cerca el pensamiento o el sentimiento que lo ha precedido, que creemos que son una sola y misma cosa. Pero no es así en realidad.

Volverse consciente es una cuestión de las energías y de su relación. Una energía está siempre controlada por otra más activa, más fina, que nos vivifica más, como un imán. La energía con la que vivimos, nuestros pensamientos, emociones y sensaciones es una energía pasiva, inerte, volcada hacia el exterior, suficiente para satisfacer nuestra vida instintiva. Pero nunca queda suficiente energía interiormente para un acto interior de percepción, de conciencia. Sin embargo, nos queda un cierto poder de atención, al menos en la superficie: el poder de apuntar en una dirección determinada y de mantenerse ahí. Aunque sea frágil, ese germen de la atención es el emerger de la conciencia de su campo subyacente. Debemos aprender a concentrarnos, a desarrollar una capacidad indispensable para preparar el terreno. Es lo primero que uno hace por sí mismo, sin depender de nadie.

El ejercicio de estar presente a uno mismo es el recuerdo de sí. Las funciones, en lugar de estar dirigidas hacia lo exterior, están vueltas hacia lo interior, para una toma de conciencia. Necesitamos darnos cuenta de que no podemos comprender nada si no nos podemos recordar. Recordarnos de nuestras más altas posibilidades significa recordarnos de a qué estamos abiertos cuando nos aquietamos. Recordarnos significa también estar presente de nuestra situación, del lugar donde estamos, las condiciones en las que estamos, la forma en que somos utilizados por la vida, cuán libre somos o no. No hay entonces lugar para el sueño. Tal vez no lograremos un estado satisfactorio, tal vez seremos derrotados en la lucha. No importa. Lo que importa es el momento en que nos esforzamos por estar presente. No siempre podemos reencontrar un estado mejor que traiga algo nuevo. Nos sentimos incapaces y llegamos a la conclusión de que no hay nada en nosotros sobre lo cual podamos apoyarnos. Pero eso no es verdad. Hay algo. Cuando estamos en un estado mejor, podemos ver que hay en nosotros todos los elementos necesarios para lograrlo. Los elementos de ese estado ya están ahí. Esto significa que las posibilidades siempre están aquí, en nosotros.

No obstante, lo que falta es saber lo que queremos. Es eso lo que obstaculiza nuestra voluntad de trabajar. Sin saber lo que queremos, no intentaremos ningún esfuerzo; dormiremos. Sin el interés para transformar algo, para volvernos hacia nuestras más altas posibilidades, no tendremos nada seguro sobre lo cual apoyarnos para trabajar. Debemos regresar una y otra vez a la pregunta: ¿qué es lo que yo quiero? Esa pregunta debe convertirse para nosotros en asunto de vida o muerte. Pero ese deseo de otra calidad no tiene fuerza alguna si proviene de nuestro yo ordinario. Nuestro deseo debe estar relacionado con algo completamente diferente, algo libre de querer obtener resultados. No debemos olvidar para qué queremos obtener un resultado. Esto debe ser para nosotros realmente asunto de vida o muerte: querer vivir de una cierta manera.

No hay comentarios: