Existen variaciones en la respiración, cuyas diferencias obedecen al volumen de aire inspirado, a la velocidad de la respiración y al empleo de la nariz o de la boca como canales de respiración, producen un resultado preciso, que conviene conocer.
Con respecto a la cantidad de aire inspirado lo principal es encontrar el volumen de aire apropiado para sentirse totalmente abierto a las estructuras de energía de tu ser interior, sin entrar en un espacio de lucha por respirar.
Siempre que nos referimos al ritmo aludimos al ritmo de la inhalación, ya que la exhalación nunca ha de ser controlada. Por consiguiente a una inhalación lenta le puede seguir una exhalación rápida o viceversa. Dejemos que sea nuestro cuerpo el que decida su proceso liberador. No es importante que la inhalación y la exhalación no tengan la misma duración.
Por ejemplo una respiración lenta y profunda es la indicada al comienzo de la sesión así como cuando se termina de integrar una estructura energética, y por consiguiente, uno se dispone a entregarse a una nueva. Tomando una gran cantidad de aire se tiene una mayor conciencia del patrón de energía que se esté respirando, y el ritmo lento favorecerá la concentración.
Por el contrario una respiración rápida y superficial se aplica a aquellos momentos en los que se anuncia una gran intensidad energética. La ligereza de la respiración facilita el encuentro con dicha energía y la rapidez permite acelerar la integración. Es la forma de enfocarnos en los detalles del patrón de energía que nos encontramos.
Respirar de manera rápida y profunda, sería la adecuada cuando una oleada de energía incita a abandonar el cuerpo, es el caso de la anestesia o que la memoria activada sea demasiado intensa para ser observada por la mente en superficie. Tomando una mayor cantidad de aire a un ritmo rápido provocará el deseo de entrar de nuevo en el cuerpo.
En cuanto al hecho de respirar por la boca significa activar principalmente nuestros centros de energía más en contacto con la Tierra, la madre, las emociones (entraríamos más en el cuerpo), mientras que por la nariz, activamos más los centros energéticos conectados con el Cielo, el padre, los pensamientos, (conectaríamos con aspectos más sutiles de nuestro Ser).
En algunas sesiones de respiración podemos encontrar un efecto de hormigueo y parálisis muscular involuntaria que denominamos tetania.
Cuando se presenta afecta principalmente a las manos y a los músculos faciales, especialmente a los que rodean la boca, aunque puede afectar asimismo a otros lugares del cuerpo.
La tetania, durante la sesión de respiración, no tiene consecuencias peligrosas, ni siquiera molestas, a menos que uno trate de resistirse y luche activamente contra ella. La causa de la tetania es el esfuerzo por controlar la exhalación de alguna forma. El hecho de retener la exhalación, así como forzarla, pueden provocar tetania. Podemos minimizar su intensidad o incluso prevenirla si se comprende que en tu proceso no hay nada a lo que resistirse y -te relajas durante la exhalación, y durante todo el proceso en general-. Si en algún caso se presenta de forma intensa, -centra tu atención en las sensaciones que percibes y déjate llevar por ellas. Respira de forma rápida y poca profunda y se integrará rápidamente-. La tetania es una experiencia que obedece a la resistencia y, con la práctica, disminuyen las posibilidades de que se presente.
La técnica respiratoria que libera las emociones reprimidas se tiene que acompañar de cuatro elementos más.
Son cinco los elementos que, además de favorecer la integración, determinan que el proceso en su conjunto resulte una experiencia agradable.
Los cinco elementos son:
- Respiración consciente y sin pausa
- Relajación total
- Conciencia de los detalles
- Integración en el éxtasis
- Hagas lo que hagas, sé plenamente consciente de que todo funciona
La respiración consciente no es el único medio para integrar emociones y sentimientos reprimidos, pero sí uno de los más eficaces. Al no atender a la mente, evita la necesidad de hacer uso de la imaginación y las demoras que ello supone.
La respiración es un mecanismo natural de curación y al practicarla nos encontramos en un eterno Aquí y Ahora, por el que pasan las imágenes y los sentimientos olvidados. Adentrarse en la respiración energética, las imágenes y sentimientos salen del campo de la inconsciencia y dejan de tener repercusiones psicológicas en nuestras vidas.
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