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existe la certeza de ser lo que nunca perdimos.
El conocimiento de la conciencia de ser
es la única Libertad que tenemos.
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Si alguien tiene derechos y quiere que no salgan en este espacio,
nos lo hacen saber y serán retiradas inmediatamente.
domingo, diciembre 01, 2024
La Capacidad de Asombro
El asombro es la sensación de estar en presencia de algo vasto que trasciende tu comprensión actual del mundo. Este sentimiento suele asociarse con la observación de lo sublime en la naturaleza: grandes montañas, árboles, vastas dunas o el amplio horizonte del océano. Sin embargo, la naturaleza no es la única fuente de asombro, ni la más común. Además, el asombro se extiende mucho más allá de un sentimiento momentáneo de deslumbramiento o inspiración, influyendo en nuestra salud de al menos cinco maneras.
Una fuente sorprendente de asombro
Las personas pueden sentirse asombradas por ideas filosóficas, descubrimientos científicos, música, diseño visual, espiritualidad y religión, realizaciones personales, hazañas impresionantes y epifanías. Incluso el simple hecho de aprender sobre otras personas interesantes estimula el asombro.
La fuente más común de asombro en todo el mundo es la belleza moral: virtud y carácter excepcionales marcados por la pureza y la bondad de intención y acción. Esto incluye ser testigo del coraje, la amabilidad, la fuerza o la superación de las dificultades de otras personas; por ejemplo —historias de personas que arriesgaron sus vidas para salvar a extraños o actos de bondad durante desastres─.
La belleza moral también incluye cómo las personas se sienten asombradas por el comienzo —o el final— de la vida. Muchas madres señalan que dar a luz es la fuente más importante de asombro.
El asombro ocurre en un ámbito separado del mundo del materialismo, el dinero, la adquisición y la señalización de estatus —un ámbito más allá de lo profano que muchos llaman sagrado.
Un idioma que todos hablamos
El asombro estimula una respuesta facial única similar a expresiones universales como la diversión, la satisfacción y el dolor.
En diferentes culturas, cuando el asombro invade a alguien, como cuando ve fuegos artificiales o estrellas fugaces, su rostro se transforma y reacciona con la misma expresión facial —arquea las cejas y abre los ojos como si intentara absorber cada detalle de la magnífica vista. Su mandíbula se afloja, tiene la boca ligeramente abierta, está congelada en un momento de asombro sin palabras. Una suave sonrisa se dibuja en las comisuras de sus labios y su cabeza se inclina ligeramente hacia atrás como si estuviera tirada por un hilo invisible.
Una fuente sorprendente de asombro
Las personas pueden sentirse asombradas por ideas filosóficas, descubrimientos científicos, música, diseño visual, espiritualidad y religión, realizaciones personales, hazañas impresionantes y epifanías. Incluso el simple hecho de aprender sobre otras personas interesantes estimula el asombro.
La fuente más común de asombro en todo el mundo es la belleza moral: virtud y carácter excepcionales marcados por la pureza y la bondad de intención y acción. Esto incluye ser testigo del coraje, la amabilidad, la fuerza o la superación de las dificultades de otras personas; por ejemplo —historias de personas que arriesgaron sus vidas para salvar a extraños o actos de bondad durante desastres─.
La belleza moral también incluye cómo las personas se sienten asombradas por el comienzo —o el final— de la vida. Muchas madres señalan que dar a luz es la fuente más importante de asombro.
El asombro ocurre en un ámbito separado del mundo del materialismo, el dinero, la adquisición y la señalización de estatus —un ámbito más allá de lo profano que muchos llaman sagrado.
Un idioma que todos hablamos
El asombro estimula una respuesta facial única similar a expresiones universales como la diversión, la satisfacción y el dolor.
En diferentes culturas, cuando el asombro invade a alguien, como cuando ve fuegos artificiales o estrellas fugaces, su rostro se transforma y reacciona con la misma expresión facial —arquea las cejas y abre los ojos como si intentara absorber cada detalle de la magnífica vista. Su mandíbula se afloja, tiene la boca ligeramente abierta, está congelada en un momento de asombro sin palabras. Una suave sonrisa se dibuja en las comisuras de sus labios y su cabeza se inclina ligeramente hacia atrás como si estuviera tirada por un hilo invisible.
domingo, noviembre 24, 2024
Transhumanismo: La Búsqueda de la Superación de las Limitaciones Humanas
El transhumanismo, término popularizado en el siglo XX, tiene sus orígenes en los pensadores humanistas del Renacimiento que creían en la capacidad de perfeccionar al ser humano.
Sin embargo, el movimiento transhumanista moderno cobró impulso a mediados del siglo XX con la llegada de los rápidos avances tecnológicos, sobre todo en campos como la inteligencia artificial, la biotecnología, la nanotecnología y la manipulación genética. Pioneros como Julian Huxley imaginaron un futuro en el que los humanos podrían trascender sus limitaciones biológicas gracias a la tecnología.
El transhumanismo moderno aboga por el uso de la tecnología para mejorar la condición humana, lo que podría conducir a un futuro posthumano en el que los individuos puedan prolongar radicalmente su esperanza de vida, mejorar sus capacidades cognitivas e incluso fusionarse con las máquinas. Según el escritor modernista Noah Harari, el ser humano ha sido «pirateado» y el alma hace tiempo que murió (si es que alguna vez existió). El mundo futuro de Harari es de lo más sombrío que se pueda imaginar, pero comparte esta visión con mucha gente que piensa que un mundo transhumano sería lo máximo.
Los avances médicos se centran totalmente en la prolongación de la vida y la mitigación del sufrimiento físico. La vida es lo único que tiene valor, ya que ciertamente no hay existencia «celestial» tras la muerte del cuerpo (ni el sentido de la vida tiene mucha importancia).
¿No resulta atractivo? La mayoría de la gente piensa que sí. Quiero decir, ¿qué tonto no pensaría que la tecnología médica no es el mayor logro de la humanidad? Salvar todas esas vidas. ¿Qué podría ser mejor? Si tuviéramos que renunciar a todo eso y vivir la vida que Dios (o la naturaleza) pretendía ─un tiempo limitado en esta tierra, experimentando tanto el sufrimiento como la alegría─, ¿a qué avance médico renunciaríamos primero? Una cosa en la que la mayoría de la gente no piensa es que la mayoría de las aflicciones que trata la medicina son cosas provocadas por los avances del hombre en otras áreas que crean toxinas ambientales, guerras, enfermedades, cánceres y máquinas que causan accidentes graves.
Tenemos que cuestionarnos si debemos permitirnos alterar aspectos fundamentales de nuestra humanidad. Muchos tememos que el transhumanismo pueda exacerbar las desigualdades sociales al conceder a los ricos un mayor acceso a las tecnologías que prolongan la vida ─otro punto para la élite─. Además, filósofos como Francis Fukuyama sostienen que inmiscuirse en la naturaleza humana de un modo tan fundamental podría tener consecuencias imprevistas que socavarían el tejido mismo de lo que significa ser humano.
Sin embargo, el movimiento transhumanista moderno cobró impulso a mediados del siglo XX con la llegada de los rápidos avances tecnológicos, sobre todo en campos como la inteligencia artificial, la biotecnología, la nanotecnología y la manipulación genética. Pioneros como Julian Huxley imaginaron un futuro en el que los humanos podrían trascender sus limitaciones biológicas gracias a la tecnología.
El transhumanismo moderno aboga por el uso de la tecnología para mejorar la condición humana, lo que podría conducir a un futuro posthumano en el que los individuos puedan prolongar radicalmente su esperanza de vida, mejorar sus capacidades cognitivas e incluso fusionarse con las máquinas. Según el escritor modernista Noah Harari, el ser humano ha sido «pirateado» y el alma hace tiempo que murió (si es que alguna vez existió). El mundo futuro de Harari es de lo más sombrío que se pueda imaginar, pero comparte esta visión con mucha gente que piensa que un mundo transhumano sería lo máximo.
Los avances médicos se centran totalmente en la prolongación de la vida y la mitigación del sufrimiento físico. La vida es lo único que tiene valor, ya que ciertamente no hay existencia «celestial» tras la muerte del cuerpo (ni el sentido de la vida tiene mucha importancia).
¿No resulta atractivo? La mayoría de la gente piensa que sí. Quiero decir, ¿qué tonto no pensaría que la tecnología médica no es el mayor logro de la humanidad? Salvar todas esas vidas. ¿Qué podría ser mejor? Si tuviéramos que renunciar a todo eso y vivir la vida que Dios (o la naturaleza) pretendía ─un tiempo limitado en esta tierra, experimentando tanto el sufrimiento como la alegría─, ¿a qué avance médico renunciaríamos primero? Una cosa en la que la mayoría de la gente no piensa es que la mayoría de las aflicciones que trata la medicina son cosas provocadas por los avances del hombre en otras áreas que crean toxinas ambientales, guerras, enfermedades, cánceres y máquinas que causan accidentes graves.
Tenemos que cuestionarnos si debemos permitirnos alterar aspectos fundamentales de nuestra humanidad. Muchos tememos que el transhumanismo pueda exacerbar las desigualdades sociales al conceder a los ricos un mayor acceso a las tecnologías que prolongan la vida ─otro punto para la élite─. Además, filósofos como Francis Fukuyama sostienen que inmiscuirse en la naturaleza humana de un modo tan fundamental podría tener consecuencias imprevistas que socavarían el tejido mismo de lo que significa ser humano.
viernes, noviembre 22, 2024
Tormentas Personales
¿Sabías que los bisontes son el único animal que camina hacia las tormentas en lugar de huir de ellas?
En pleno temporal, cuando todo parece caótico, los bisontes toman una decisión sorprendente: avanzar directamente hacia la tormenta. No lo hacen por temeridad, sino porque saben instintivamente que al caminar hacia ella, pasarán menos tiempo bajo sus efectos y saldrán antes al otro lado.
Muchas veces, nuestras "tormentas" personales —esos retos que parecen inabordables— nos invitan a huir o a retrasarlo. Pero, ¿y si hacemos como los bisontes?
No solo se trata de salir de la tormenta; se trata de lo que aprendemos al atravesarla, de la fuerza que descubrimos en nosotros mismos, y de las historias que quedan para compartir. Cada caso es personal, de cada tormenta puedes aprender algo y también llegues a lograr templar tu espíritu más de lo que jamás hubieras pensado.
La próxima vez que la vida te ponga a prueba, pregúntate: ¿Estoy dispuesto a avanzar hacia esa tormenta? Recuerda que en cada instante difícil, habrá un descubrimiento personal.
En pleno temporal, cuando todo parece caótico, los bisontes toman una decisión sorprendente: avanzar directamente hacia la tormenta. No lo hacen por temeridad, sino porque saben instintivamente que al caminar hacia ella, pasarán menos tiempo bajo sus efectos y saldrán antes al otro lado.
Muchas veces, nuestras "tormentas" personales —esos retos que parecen inabordables— nos invitan a huir o a retrasarlo. Pero, ¿y si hacemos como los bisontes?
No solo se trata de salir de la tormenta; se trata de lo que aprendemos al atravesarla, de la fuerza que descubrimos en nosotros mismos, y de las historias que quedan para compartir. Cada caso es personal, de cada tormenta puedes aprender algo y también llegues a lograr templar tu espíritu más de lo que jamás hubieras pensado.
La próxima vez que la vida te ponga a prueba, pregúntate: ¿Estoy dispuesto a avanzar hacia esa tormenta? Recuerda que en cada instante difícil, habrá un descubrimiento personal.
miércoles, noviembre 20, 2024
Manipulación y Mercantilización de la Angustia Humana
En una época en que los medios corporativos prosperan creando sagas que inducen miedo (ya sea el espectro de un cambio climático catastrófico, brotes virales inventados o la sombra inminente del Armagedón nuclear), ¿deberíamos realmente sorprendernos de que las “pandemias de salud mental” sean la norma y no la excepción?
Cuando el miedo no basta, la sociedad recurre al siguiente paso lógico: la solución de la industria farmacéutica. El médico, un mero engranaje de esta máquina, receta “pastillas biofarmacéuticas” con ingredientes tan misteriosos como los supuestos beneficios que prometen.
¿Y si estos consuelos químicos no logran calmar tu miedo existencial? Pues entonces te llevan a los brazos reconfortantes de los servicios de salud mental, donde los profesionales, armados con dudosos manuales de diagnóstico, te etiquetan, medicando tu esencia misma. Esto no es un tratamiento médico; es una cadena de montaje para convertir a los humanos en seres sedados que caminan, perfectamente adaptados a la realidad distópica creada por quienes se benefician de nuestro pánico.
Ahora, hablemos de las mentes jóvenes, el futuro de nuestra especie. Nuestros niños, que alguna vez brillaron con la curiosidad y la energía naturales de la juventud, ahora están siendo sometidos químicamente bajo el pretexto de controlar “problemas de conducta” o depresión.
Es una ironía terrible que en un mundo en el que clamamos por la individualidad, estemos adoctrinando a nuestros hijos para que no sean más que nodos silenciosos y obedientes en una red de control. Se les alimenta con propaganda bajo el estandarte de la educación: que el CO2, el aliento mismo de la vida, es nuestra perdición; que la ciencia y la historia son verdades diseñadas a medida para adaptarse a una agenda; que la vacunación constante es el único escudo contra la próxima pandemia fantástica, filtrada en un laboratorio o fabricada por los medios. Esto no es educación; es adoctrinamiento. No es solo desinformación; es un ataque a la inocencia y la verdad de la infancia, disfrazado de cuidado.
El término “Psique” del que deriva el nombre de la psicología, apunta etimológicamente al estudio del alma, una exploración supuestamente orientada a comprender las capas más profundas de la existencia humana.
Sin embargo, lo que encontramos en la práctica actual de la psicología y la psiquiatría es una marcada desviación de esta noble búsqueda. En lugar de profundizar en la profunda sabiduría de las escrituras antiguas que detallaban la ciencia del alma con reverencia y profundidad, nos encontramos en una industria que se parece más a un mercado donde las almas no se curan sino que se las conduce a la dependencia farmacéutica.
Los psiquiatras, al igual que sus colegas médicos, recetan medicamentos basándose únicamente en los síntomas, una práctica que contradice la ciencia empírica. No se trata de un tratamiento, sino de conjeturas disfrazadas de autoridad médica.
A la comunidad psiquiátrica le gusta encubrirse con el manto de la ciencia, pero sus diagnósticos tienen más que ver con la interpretación del comportamiento que con cualquier realidad bioquímica. Estos supuestos "expertos" manejan sus diagnósticos como si fueran un mazo, sentenciando a las personas a una vida de estigma y medicación sin el respaldo de evidencia sólida y reproducible. Esta práctica no suena a ciencia; huele a control, manipulación y mercantilización de la angustia humana para beneficio de las corporaciones.
Además, la industria farmacéutica, con sus bolsillos llenos y sus intereses creados, se ha apropiado de lo que debería ser un enfoque holístico de la salud mental, convirtiéndolo en una cadena de montaje para la distribución de medicamentos. Los efectos secundarios de estos medicamentos, que a menudo se pasan por alto en aras de obtener beneficios, a veces pueden ser tan perjudiciales como los síntomas que se supone que deben aliviar. Esto no es atención sanitaria, es una apuesta con vidas humanas, donde los dados están cargados a favor de las grandes farmacéuticas.
Cuando la psiquiatría entra en juego, no sólo está en juego tu cordura, sino también tu propia estructura familiar. Imagínate un sistema en el que una sola opinión psiquiátrica puede despojarte de tus derechos parentales porque, a los ojos de una industria con ánimo de lucro, tu hijo ha sido "considerado" un enfermo mental. No se trata de una distopía orwelliana, sino de la realidad en lugares como Irlanda, donde el Estado puede anular los derechos parentales basándose en el juicio subjetivo de un profesional cuyo conjunto de herramientas incluye más opciones farmacéuticas que precisión diagnóstica.
El Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-IV), la supuesta "biblia" de la psiquiatría, es menos un documento científico que un manifiesto político, aprobado no por evidencia empírica sino por consenso de un comité. El propio Allen Frances, que en su día dirigió el DSM-IV, admite la falta de pruebas objetivas y denuncia la vaguedad fundamental del sistema.
Cuando el miedo no basta, la sociedad recurre al siguiente paso lógico: la solución de la industria farmacéutica. El médico, un mero engranaje de esta máquina, receta “pastillas biofarmacéuticas” con ingredientes tan misteriosos como los supuestos beneficios que prometen.
¿Y si estos consuelos químicos no logran calmar tu miedo existencial? Pues entonces te llevan a los brazos reconfortantes de los servicios de salud mental, donde los profesionales, armados con dudosos manuales de diagnóstico, te etiquetan, medicando tu esencia misma. Esto no es un tratamiento médico; es una cadena de montaje para convertir a los humanos en seres sedados que caminan, perfectamente adaptados a la realidad distópica creada por quienes se benefician de nuestro pánico.
Ahora, hablemos de las mentes jóvenes, el futuro de nuestra especie. Nuestros niños, que alguna vez brillaron con la curiosidad y la energía naturales de la juventud, ahora están siendo sometidos químicamente bajo el pretexto de controlar “problemas de conducta” o depresión.
Es una ironía terrible que en un mundo en el que clamamos por la individualidad, estemos adoctrinando a nuestros hijos para que no sean más que nodos silenciosos y obedientes en una red de control. Se les alimenta con propaganda bajo el estandarte de la educación: que el CO2, el aliento mismo de la vida, es nuestra perdición; que la ciencia y la historia son verdades diseñadas a medida para adaptarse a una agenda; que la vacunación constante es el único escudo contra la próxima pandemia fantástica, filtrada en un laboratorio o fabricada por los medios. Esto no es educación; es adoctrinamiento. No es solo desinformación; es un ataque a la inocencia y la verdad de la infancia, disfrazado de cuidado.
El término “Psique” del que deriva el nombre de la psicología, apunta etimológicamente al estudio del alma, una exploración supuestamente orientada a comprender las capas más profundas de la existencia humana.
Sin embargo, lo que encontramos en la práctica actual de la psicología y la psiquiatría es una marcada desviación de esta noble búsqueda. En lugar de profundizar en la profunda sabiduría de las escrituras antiguas que detallaban la ciencia del alma con reverencia y profundidad, nos encontramos en una industria que se parece más a un mercado donde las almas no se curan sino que se las conduce a la dependencia farmacéutica.
Los psiquiatras, al igual que sus colegas médicos, recetan medicamentos basándose únicamente en los síntomas, una práctica que contradice la ciencia empírica. No se trata de un tratamiento, sino de conjeturas disfrazadas de autoridad médica.
A la comunidad psiquiátrica le gusta encubrirse con el manto de la ciencia, pero sus diagnósticos tienen más que ver con la interpretación del comportamiento que con cualquier realidad bioquímica. Estos supuestos "expertos" manejan sus diagnósticos como si fueran un mazo, sentenciando a las personas a una vida de estigma y medicación sin el respaldo de evidencia sólida y reproducible. Esta práctica no suena a ciencia; huele a control, manipulación y mercantilización de la angustia humana para beneficio de las corporaciones.
Además, la industria farmacéutica, con sus bolsillos llenos y sus intereses creados, se ha apropiado de lo que debería ser un enfoque holístico de la salud mental, convirtiéndolo en una cadena de montaje para la distribución de medicamentos. Los efectos secundarios de estos medicamentos, que a menudo se pasan por alto en aras de obtener beneficios, a veces pueden ser tan perjudiciales como los síntomas que se supone que deben aliviar. Esto no es atención sanitaria, es una apuesta con vidas humanas, donde los dados están cargados a favor de las grandes farmacéuticas.
Cuando la psiquiatría entra en juego, no sólo está en juego tu cordura, sino también tu propia estructura familiar. Imagínate un sistema en el que una sola opinión psiquiátrica puede despojarte de tus derechos parentales porque, a los ojos de una industria con ánimo de lucro, tu hijo ha sido "considerado" un enfermo mental. No se trata de una distopía orwelliana, sino de la realidad en lugares como Irlanda, donde el Estado puede anular los derechos parentales basándose en el juicio subjetivo de un profesional cuyo conjunto de herramientas incluye más opciones farmacéuticas que precisión diagnóstica.
El Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-IV), la supuesta "biblia" de la psiquiatría, es menos un documento científico que un manifiesto político, aprobado no por evidencia empírica sino por consenso de un comité. El propio Allen Frances, que en su día dirigió el DSM-IV, admite la falta de pruebas objetivas y denuncia la vaguedad fundamental del sistema.
miércoles, octubre 16, 2024
Desmantelando y Exponiendo el Último Refugio de los Perdedores de la Sociedad
El ocaso del intelectualismo occidental, donde el otrora luminoso camino de la razón se ve ahora ensombrecido por las siluetas de la locura emocional. La mayor parte del gran experimento en cultura y pensamiento parece haber sucumbido a un carnaval grotesco donde lo juvenil y lo mercenario bailan en un abrazo grotesco.
Lo que hoy se considera cultura es triste; no es cultura sino un desfile de egos, un mercado donde se vende el alma a cambio de la siguiente distracción fugaz. Nuestro descenso a este vacío intelectual no sólo fue previsto, sino que fue anunciado a los cuatro vientos por personas como Lapham, Berman y Kaplan, que vieron, horrorizados, cómo la democracia no sólo vacilaba, sino que se hundía en el descrédito de sus propias contradicciones
Las visiones proféticas de la ciencia ficción, desde las sociedades de quema de libros de Fahrenheit 451 hasta el monacato postapocalíptico de Un cántico para Leibowitz , no eran sólo cuentos para poner los pelos de punta, sino advertencias, ahora manifiestas. Nos mostraban un mundo donde el populacho, drogado con trivialidades, marcha al son de una oligarquía que se dedica a la distracción y la división.
El aumento de los problemas de salud mental, en particular entre los jóvenes, no es casualidad. Cuando la sociedad difunde la idea de que la identidad o el valor de una persona dependen de interpretaciones subjetivas y en constante cambio de la opresión o el privilegio, no solo genera confusión, sino también una crisis existencial. El aumento de las tasas de suicidio y los casos de disforia de género en la población más joven pueden considerarse síntomas de un malestar más profundo: una sociedad que ha perdido su fundamento en cualquier verdad objetiva o marco moral compartido.
Este movimiento afirma luchar por la justicia, pero en cambio erosiona los cimientos mismos sobre los que se asienta la verdadera justicia: las normas éticas universales y la noción de una humanidad común. Al priorizar las “experiencias vividas” subjetivas por sobre el análisis objetivo, estas ideologías empujan a los individuos a cámaras de resonancia de sus propios sentimientos, donde cada malestar personal se convierte en opresión sistémica.
El fenómeno en el que un padre pide el consentimiento de su bebé para realizarle cuidados básicos, por absurdo que parezca, no es más que un microcosmos de un panorama más amplio y ridículo en el que se sacrifica la racionalidad en el altar de la hipersensibilidad. Aquí vemos cómo la educación se reduce a cámaras de resonancia en las que solo resuenan relatos aprobados. Los profesores, antaño reverenciados, ahora están a merced de la multitud, y su libertad académica se negocia a cambio de la aprobación fugaz de aquellos a quienes se supone que deben educar.
El ataque a la meritocracia con el pretexto de nivelar el campo de juego es particularmente paradójico. Si bien afirman luchar por la igualdad, estos movimientos a menudo abogan por la igualdad de resultados en lugar de la igualdad de oportunidades, una postura que contradice inherentemente los principios del mérito y el esfuerzo individual. Esta exigencia de resultados uniformes independientemente de los aportes o la capacidad no solo desmotiva, sino que también devalúa los logros genuinos.
La comparación con Roma no es sólo poética, sino también una advertencia. Al igual que Roma, donde la decadencia no sólo estuvo marcada por presiones externas sino por una decadencia interna, nuestra sociedad enfrenta un riesgo similar de colapso desde dentro. El virus mental de nuestra época no es la superstición en el sentido clásico, sino una adhesión dogmática a narrativas que rechazan la complejidad en favor de la simplicidad, los hechos en favor de los sentimientos.
El concepto de desindividuación de Leon Festinger explica gran parte de lo que vemos: individuos que se pierden en el fervor colectivo, donde la identidad personal queda sumergida bajo la identidad grupal, lo que conduce a conductas que, de manera aislada, se considerarían irracionales o dañinas. Esta pérdida de identidad en la multitud no solo erosiona la responsabilidad personal, sino también la noción misma de derechos y libertades individuales, que son fundamentales para cualquier sociedad democrática.
Esta adopción generalizada de la desindividuación por parte de los sectores público y privado no sólo fomenta un entorno propicio para el comportamiento antisocial, sino que alienta activamente el desapego de la responsabilidad personal y el pensamiento crítico. Este cambio social hacia la aceptación de la identidad colectiva por encima de la racionalidad individual ha llevado a casos en los que el absurdo se ha normalizado, como la afirmación de que los hombres biológicos pueden quedarse embarazados, lo que demuestra hasta qué punto ha llegado el desapego de la realidad empírica.
Por ejemplo, la “crisis” de la COVID-19 no solo actuó como una emergencia sanitaria, sino como un catalizador de la entropía social, exacerbando las fracturas existentes en la sociedad. El miedo y la incertidumbre propagados por la incesante cobertura mediática, junto con los errores gubernamentales, no solo pusieron a prueba la salud pública, sino que atacaron el tejido mismo de la cohesión social.
El caos resultante de estos acontecimientos no ha sido aleatorio, sino que ha estado dirigido por las corrientes subyacentes de desindividuación. A medida que los individuos se fusionan en turbas, tanto físicas como digitales, reflejan los aspectos más oscuros y no abordados de nuestra psique social. Estas turbas, que exigen conformidad en pensamiento y acción, reflejan el caos sembrado por quienes están en el poder, quienes, ya sea por incompetencia o por diseño, perpetúan sistemas que desestabilizan las normas sociales.
El “humanismo exclusivista” de Charles Taylor capta perfectamente esta paradoja, en la que se utiliza el argumento del universalismo para excluir cualquier cosmovisión que no se ajuste a sus estrechas definiciones. No se trata de una ampliación de la comprensión o de los derechos humanos, sino de una limitación del pensamiento aceptable, que conduce a un panorama cultural en el que sólo se considera válido lo secular, lo material y lo políticamente conveniente.
Esta esquizofrenia cultural deja a los individuos y a la sociedad lidiando con una crisis de identidad, divididos entre el atractivo materialista de la vida moderna y un profundo vacío espiritual sin resolver. El resultado es una población que está conectada técnicamente, pero emocional y moralmente a la deriva, buscando significado en causas que a menudo conducen a una mayor división en lugar de unidad.
Lo que hoy se considera cultura es triste; no es cultura sino un desfile de egos, un mercado donde se vende el alma a cambio de la siguiente distracción fugaz. Nuestro descenso a este vacío intelectual no sólo fue previsto, sino que fue anunciado a los cuatro vientos por personas como Lapham, Berman y Kaplan, que vieron, horrorizados, cómo la democracia no sólo vacilaba, sino que se hundía en el descrédito de sus propias contradicciones
Las visiones proféticas de la ciencia ficción, desde las sociedades de quema de libros de Fahrenheit 451 hasta el monacato postapocalíptico de Un cántico para Leibowitz , no eran sólo cuentos para poner los pelos de punta, sino advertencias, ahora manifiestas. Nos mostraban un mundo donde el populacho, drogado con trivialidades, marcha al son de una oligarquía que se dedica a la distracción y la división.
El aumento de los problemas de salud mental, en particular entre los jóvenes, no es casualidad. Cuando la sociedad difunde la idea de que la identidad o el valor de una persona dependen de interpretaciones subjetivas y en constante cambio de la opresión o el privilegio, no solo genera confusión, sino también una crisis existencial. El aumento de las tasas de suicidio y los casos de disforia de género en la población más joven pueden considerarse síntomas de un malestar más profundo: una sociedad que ha perdido su fundamento en cualquier verdad objetiva o marco moral compartido.
Este movimiento afirma luchar por la justicia, pero en cambio erosiona los cimientos mismos sobre los que se asienta la verdadera justicia: las normas éticas universales y la noción de una humanidad común. Al priorizar las “experiencias vividas” subjetivas por sobre el análisis objetivo, estas ideologías empujan a los individuos a cámaras de resonancia de sus propios sentimientos, donde cada malestar personal se convierte en opresión sistémica.
El fenómeno en el que un padre pide el consentimiento de su bebé para realizarle cuidados básicos, por absurdo que parezca, no es más que un microcosmos de un panorama más amplio y ridículo en el que se sacrifica la racionalidad en el altar de la hipersensibilidad. Aquí vemos cómo la educación se reduce a cámaras de resonancia en las que solo resuenan relatos aprobados. Los profesores, antaño reverenciados, ahora están a merced de la multitud, y su libertad académica se negocia a cambio de la aprobación fugaz de aquellos a quienes se supone que deben educar.
El ataque a la meritocracia con el pretexto de nivelar el campo de juego es particularmente paradójico. Si bien afirman luchar por la igualdad, estos movimientos a menudo abogan por la igualdad de resultados en lugar de la igualdad de oportunidades, una postura que contradice inherentemente los principios del mérito y el esfuerzo individual. Esta exigencia de resultados uniformes independientemente de los aportes o la capacidad no solo desmotiva, sino que también devalúa los logros genuinos.
La comparación con Roma no es sólo poética, sino también una advertencia. Al igual que Roma, donde la decadencia no sólo estuvo marcada por presiones externas sino por una decadencia interna, nuestra sociedad enfrenta un riesgo similar de colapso desde dentro. El virus mental de nuestra época no es la superstición en el sentido clásico, sino una adhesión dogmática a narrativas que rechazan la complejidad en favor de la simplicidad, los hechos en favor de los sentimientos.
El concepto de desindividuación de Leon Festinger explica gran parte de lo que vemos: individuos que se pierden en el fervor colectivo, donde la identidad personal queda sumergida bajo la identidad grupal, lo que conduce a conductas que, de manera aislada, se considerarían irracionales o dañinas. Esta pérdida de identidad en la multitud no solo erosiona la responsabilidad personal, sino también la noción misma de derechos y libertades individuales, que son fundamentales para cualquier sociedad democrática.
Esta adopción generalizada de la desindividuación por parte de los sectores público y privado no sólo fomenta un entorno propicio para el comportamiento antisocial, sino que alienta activamente el desapego de la responsabilidad personal y el pensamiento crítico. Este cambio social hacia la aceptación de la identidad colectiva por encima de la racionalidad individual ha llevado a casos en los que el absurdo se ha normalizado, como la afirmación de que los hombres biológicos pueden quedarse embarazados, lo que demuestra hasta qué punto ha llegado el desapego de la realidad empírica.
Por ejemplo, la “crisis” de la COVID-19 no solo actuó como una emergencia sanitaria, sino como un catalizador de la entropía social, exacerbando las fracturas existentes en la sociedad. El miedo y la incertidumbre propagados por la incesante cobertura mediática, junto con los errores gubernamentales, no solo pusieron a prueba la salud pública, sino que atacaron el tejido mismo de la cohesión social.
El caos resultante de estos acontecimientos no ha sido aleatorio, sino que ha estado dirigido por las corrientes subyacentes de desindividuación. A medida que los individuos se fusionan en turbas, tanto físicas como digitales, reflejan los aspectos más oscuros y no abordados de nuestra psique social. Estas turbas, que exigen conformidad en pensamiento y acción, reflejan el caos sembrado por quienes están en el poder, quienes, ya sea por incompetencia o por diseño, perpetúan sistemas que desestabilizan las normas sociales.
El “humanismo exclusivista” de Charles Taylor capta perfectamente esta paradoja, en la que se utiliza el argumento del universalismo para excluir cualquier cosmovisión que no se ajuste a sus estrechas definiciones. No se trata de una ampliación de la comprensión o de los derechos humanos, sino de una limitación del pensamiento aceptable, que conduce a un panorama cultural en el que sólo se considera válido lo secular, lo material y lo políticamente conveniente.
Esta esquizofrenia cultural deja a los individuos y a la sociedad lidiando con una crisis de identidad, divididos entre el atractivo materialista de la vida moderna y un profundo vacío espiritual sin resolver. El resultado es una población que está conectada técnicamente, pero emocional y moralmente a la deriva, buscando significado en causas que a menudo conducen a una mayor división en lugar de unidad.
domingo, octubre 06, 2024
Poderosos Algoritmos
Parece que la tecnología nos ha homogeneizado hasta el punto de que las personalidades únicas son cada vez más escasas. Ahora todo parece uniforme. Imagina ver el tráiler de una película que te parece ridícula, pero luego revisas los comentarios y todo el mundo está entusiasmado con ella. Es bastante desalentador, ¿no? Sobre todo porque la mayoría no está allí para conversar, sino que busca la emoción instantánea de sumarse al coro de entusiasmo o desdén.
Las empresas se han dado cuenta y ahora son expertas en personalizar las experiencias, mostrándonos solo lo que queremos ver. Tomemos TikTok, por ejemplo, que puede mostrarte secciones de comentarios completamente diferentes en función de si es probable que estés de acuerdo o no con el contenido. Si pasas suficiente tiempo allí, te sentirás envuelto en una burbuja de tus propias preferencias y nunca te encontrarás con nada desconocido.
Esto significa que, independientemente de si te gustan los memes, la moda o cualquier otro interés específico, te encontrarás flotando en los mismos espacios digitales cómodos. ¿Y si alguna vez te desvías del camino? La aplicación está lista para empujarte de regreso a donde "perteneces" o, peor aún, a un grupo que solo está ahí para burlarse del territorio desconocido.
Con algoritmos tan sofisticados, no hay necesidad de enfrentar nunca contenido que cuestione tus puntos de vista. Si eliminas esta experiencia seleccionada, es probable que muchos abandonen estas plataformas. La validación es el punto. Esta realidad seleccionada no cambiará a menos que lo haga el motivo de lucro.
Hoy en día, parece que la identidad personal se construye a partir de palabras de moda en materia de salud mental, memes virales o lealtad a las marcas.
Esto no es casual. Existe una tendencia a convertirnos en un ejército de consumidores predecibles, demasiado similares y pasivos como para cuestionar o cambiar el sistema. Sinceramente, romper con este ciclo de uniformidad parece urgente, pero casi imposible.Esto no es casual. Existe una tendencia a convertirnos en un ejército de consumidores predecibles, demasiado similares y pasivos como para cuestionar o cambiar el sistema. Sinceramente, romper con este ciclo de uniformidad parece urgente, pero casi imposible.
Las empresas se han dado cuenta y ahora son expertas en personalizar las experiencias, mostrándonos solo lo que queremos ver. Tomemos TikTok, por ejemplo, que puede mostrarte secciones de comentarios completamente diferentes en función de si es probable que estés de acuerdo o no con el contenido. Si pasas suficiente tiempo allí, te sentirás envuelto en una burbuja de tus propias preferencias y nunca te encontrarás con nada desconocido.
Esto significa que, independientemente de si te gustan los memes, la moda o cualquier otro interés específico, te encontrarás flotando en los mismos espacios digitales cómodos. ¿Y si alguna vez te desvías del camino? La aplicación está lista para empujarte de regreso a donde "perteneces" o, peor aún, a un grupo que solo está ahí para burlarse del territorio desconocido.
Con algoritmos tan sofisticados, no hay necesidad de enfrentar nunca contenido que cuestione tus puntos de vista. Si eliminas esta experiencia seleccionada, es probable que muchos abandonen estas plataformas. La validación es el punto. Esta realidad seleccionada no cambiará a menos que lo haga el motivo de lucro.
Hoy en día, parece que la identidad personal se construye a partir de palabras de moda en materia de salud mental, memes virales o lealtad a las marcas.
Esto no es casual. Existe una tendencia a convertirnos en un ejército de consumidores predecibles, demasiado similares y pasivos como para cuestionar o cambiar el sistema. Sinceramente, romper con este ciclo de uniformidad parece urgente, pero casi imposible.Esto no es casual. Existe una tendencia a convertirnos en un ejército de consumidores predecibles, demasiado similares y pasivos como para cuestionar o cambiar el sistema. Sinceramente, romper con este ciclo de uniformidad parece urgente, pero casi imposible.
sábado, septiembre 28, 2024
Terapia de Sonido
Estas son las notas del piano visualizadas a través del Cymascope, un dispositivo que permite observar y representar visualmente las vibraciones sonoras. Este análisis forma parte de la ciencia conocida como Cimática.
La Cimática es la disciplina que investiga la relación entre el sonido y la forma. Sus orígenes se remontan a los experimentos del físico alemán Ernst Chladni en el siglo XVIII. Chladni descubrió que al frotar una placa metálica con un arco de violín, se generaban patrones geométricos en la arena que cubría la superficie. Estos patrones variaban según la frecuencia del sonido, demostrando una conexión directa entre sonido y forma.
Los experimentos de Chladni fueron fundamentales para entender la relación entre el sonido y la forma, sentando las bases para el desarrollo de la Cimática. A través de esta ciencia, podemos visualizar cómo el sonido influye en nuestro entorno y utilizar esa información para mejorar nuestra salud y bienestar.
Uno de los avances más recientes en Cimática es el Cymascope, una herramienta que utiliza tecnología digital para crear imágenes de los patrones vibratorios del sonido en agua. A diferencia de los experimentos de Chladni que usaban arena o polvo, el Cymascope permite visualizar las vibraciones sonoras en tiempo real y con mayor precisión.
En el campo de la terapia de sonido, la Cimática ha sido esencial para comprender cómo el sonido puede influir positivamente en nuestro cerebro y cuerpo. Mediante la terapia sonora, es posible lograr efectos beneficiosos como la sincronización de los hemisferios cerebrales, la reducción de la frecuencia de las ondas cerebrales para alcanzar estados Alfa, y la estimulación de la imaginación y el sueño.
Además, la terapia de sonido tiene un impacto positivo en todo el sistema nervioso. Las ondas sonoras pueden penetrar profundamente en nuestro cuerpo, masajeando los tejidos y aliviando el estrés y la tensión. También pueden estimular la liberación de hormonas beneficiosas como la dopamina, la serotonina y las endorfinas, ayudando a combatir la depresión y la ansiedad.
La Cimática es la disciplina que investiga la relación entre el sonido y la forma. Sus orígenes se remontan a los experimentos del físico alemán Ernst Chladni en el siglo XVIII. Chladni descubrió que al frotar una placa metálica con un arco de violín, se generaban patrones geométricos en la arena que cubría la superficie. Estos patrones variaban según la frecuencia del sonido, demostrando una conexión directa entre sonido y forma.
Los experimentos de Chladni fueron fundamentales para entender la relación entre el sonido y la forma, sentando las bases para el desarrollo de la Cimática. A través de esta ciencia, podemos visualizar cómo el sonido influye en nuestro entorno y utilizar esa información para mejorar nuestra salud y bienestar.
Uno de los avances más recientes en Cimática es el Cymascope, una herramienta que utiliza tecnología digital para crear imágenes de los patrones vibratorios del sonido en agua. A diferencia de los experimentos de Chladni que usaban arena o polvo, el Cymascope permite visualizar las vibraciones sonoras en tiempo real y con mayor precisión.
En el campo de la terapia de sonido, la Cimática ha sido esencial para comprender cómo el sonido puede influir positivamente en nuestro cerebro y cuerpo. Mediante la terapia sonora, es posible lograr efectos beneficiosos como la sincronización de los hemisferios cerebrales, la reducción de la frecuencia de las ondas cerebrales para alcanzar estados Alfa, y la estimulación de la imaginación y el sueño.
Además, la terapia de sonido tiene un impacto positivo en todo el sistema nervioso. Las ondas sonoras pueden penetrar profundamente en nuestro cuerpo, masajeando los tejidos y aliviando el estrés y la tensión. También pueden estimular la liberación de hormonas beneficiosas como la dopamina, la serotonina y las endorfinas, ayudando a combatir la depresión y la ansiedad.
lunes, septiembre 16, 2024
El Mito de la Caverna
El Mito de la Caverna, también llamado Alegoría de la Caverna, es una explicación metafórica supuesta por el filósofo griego Platón, sobre la situación del ser humano ante la realidad.
En la narración del mito, Platón nos presenta a varios hombres prisioneros en una caverna. Al estar atados por el cuello, no pueden girar su cabeza y sólo alcanzan a ver el fondo de la estancia. Detrás de ellos hay una hoguera que ilumina la cueva, y un pasillo por el que circulan hombres con todo tipo de objetos. Las sombras de estos últimos se proyectan en el fondo de la caverna, y esto es lo que ven los encadenados: proyecciones que confunden con la realidad.
Las sombras en la caverna simbolizan la ignorancia y la percepción limitada de aquellos que no han alcanzado el conocimiento verdadero.
Representan una realidad distorsionada y superficial, una metáfora de cómo las apariencias y las percepciones pueden engañar nuestra comprensión de la verdadera naturaleza de las cosas.
El mito de la caverna da un giro cuando uno de los prisioneros es liberado, sale de su "prisión" y comprueba que la realidad es otra, con un mundo de ideas que "proyectan" lo que nosotros damos en llamar lagos, árboles, animales (todas las cosas)... Este mundo representaría el mundo de las ideas de Platón, donde están las ideas esenciales de cada cosa en el mundo, donde también están las ideas matemáticas, luego ideas mas puras como la belleza, la justicia, etc.; la mas pura de todas que es la idea del "bien", representada en el mito como el sol. Una idea tan pura que con sólo contemplarla nos quema los ojos.
Este proceso simboliza el camino hacia el conocimiento y la iluminación intelectual, un viaje arduo y doloroso, pero profundamente transformador.
Feliz con su averiguación, el prisionero liberado vuelve con sus antiguos compañeros para relatarles que fuera de la caverna se encuentra la realidad, y que lo que ven no son sino sombras.
¿Cuál es la reacción de quiénes aún permanecen en la caverna? Se ríen del liberado. Piensan que la luz le ha cegado, que por eso dice tales cosas.
Para demostrar lo contrario, el citado hombre libre trata de quitar las cadenas al resto, pero estos se niegan y amenazan con matarle. Este regreso subraya la dificultad de transmitir y aceptar la verdad en un mundo acostumbrado a las ilusiones, un reflejo de la resistencia humana al cambio y a la aceptación de nuevas verdades.
El mito de la caverna de Platón intenta afirmar que la mayor parte de la gente viven cómodos en el engaño, cuando hay una realidad ahí afuera esperándonos.
En última instancia, esta alegoría nos invita a cuestionar nuestra propia percepción de la realidad y a reconocer la importancia de buscar el conocimiento más allá de las apariencias. Nos desafía a romper nuestras propias cadenas y a salir de nuestras cavernas personales en la búsqueda de una comprensión más profunda y verdadera del mundo.
En la narración del mito, Platón nos presenta a varios hombres prisioneros en una caverna. Al estar atados por el cuello, no pueden girar su cabeza y sólo alcanzan a ver el fondo de la estancia. Detrás de ellos hay una hoguera que ilumina la cueva, y un pasillo por el que circulan hombres con todo tipo de objetos. Las sombras de estos últimos se proyectan en el fondo de la caverna, y esto es lo que ven los encadenados: proyecciones que confunden con la realidad.
Las sombras en la caverna simbolizan la ignorancia y la percepción limitada de aquellos que no han alcanzado el conocimiento verdadero.
Representan una realidad distorsionada y superficial, una metáfora de cómo las apariencias y las percepciones pueden engañar nuestra comprensión de la verdadera naturaleza de las cosas.
El mito de la caverna da un giro cuando uno de los prisioneros es liberado, sale de su "prisión" y comprueba que la realidad es otra, con un mundo de ideas que "proyectan" lo que nosotros damos en llamar lagos, árboles, animales (todas las cosas)... Este mundo representaría el mundo de las ideas de Platón, donde están las ideas esenciales de cada cosa en el mundo, donde también están las ideas matemáticas, luego ideas mas puras como la belleza, la justicia, etc.; la mas pura de todas que es la idea del "bien", representada en el mito como el sol. Una idea tan pura que con sólo contemplarla nos quema los ojos.
Este proceso simboliza el camino hacia el conocimiento y la iluminación intelectual, un viaje arduo y doloroso, pero profundamente transformador.
Feliz con su averiguación, el prisionero liberado vuelve con sus antiguos compañeros para relatarles que fuera de la caverna se encuentra la realidad, y que lo que ven no son sino sombras.
¿Cuál es la reacción de quiénes aún permanecen en la caverna? Se ríen del liberado. Piensan que la luz le ha cegado, que por eso dice tales cosas.
Para demostrar lo contrario, el citado hombre libre trata de quitar las cadenas al resto, pero estos se niegan y amenazan con matarle. Este regreso subraya la dificultad de transmitir y aceptar la verdad en un mundo acostumbrado a las ilusiones, un reflejo de la resistencia humana al cambio y a la aceptación de nuevas verdades.
El mito de la caverna de Platón intenta afirmar que la mayor parte de la gente viven cómodos en el engaño, cuando hay una realidad ahí afuera esperándonos.
En última instancia, esta alegoría nos invita a cuestionar nuestra propia percepción de la realidad y a reconocer la importancia de buscar el conocimiento más allá de las apariencias. Nos desafía a romper nuestras propias cadenas y a salir de nuestras cavernas personales en la búsqueda de una comprensión más profunda y verdadera del mundo.
lunes, septiembre 09, 2024
Oportunidades y Nuevos Desafíos
Se presentan oportunidades y nuevos desafíos. Sin embargo, con estos cambios pueden aparecer influencias no deseadas, por lo que es necesario protegerse.
Nunca temas al cambio: podrás adaptarte a cualquier cambio positivo que se te presente si recuerdas tu hambre insaciable de alcanzar las estrellas, confías en ti mismo y crees que puedes lograr cualquier cosa si estás concentrado y dedicado.
Crecerás a partir de una experiencia transformadora que involucra tu iluminación y despertar espiritual. La acción correcta en el momento oportuno te protegerá, ya que las bendiciones seguirán a quienes estén en el camino correcto.
Si sientes dolor debido al pasado, no lo niegues ni trates de esconderte de lo que está sucediendo. Has tomado una decisión final y te has alejado de algo después de reevaluar la situación porque se rompieron promesas o hubo alguna otra forma de engaño en juego.
Alguien te estaba haciendo malabarismos porque no podía decidir lo que quería, pero se aferró a tu energía porque era adicto a ella. Observa tu dolor y aprende de él, siéntelo y déjalo ir: cuanto más te permitas sentirlo, más rápido podrás liberarlo, centrarte y volver al momento presente. Enfrenta tus miedos y libera el dolor que has estado cargando por haber cedido a un comportamiento impulsivo o imprudente. La contemplación y la liberación de los eventos pasados conducen a una sanación profunda de las emociones turbulentas que rodean el chakra sacro.
Has estado luchando por sanar. Reconectarte con tu verdadera naturaleza (tus pasiones, deseos, motivaciones, anhelos, sueños y esperanzas para el futuro) te permite liberarte de esta carga y te brinda la victoria en la sanación
lunes, agosto 19, 2024
Salir del Alineamiento
Aprovecha tu energía guerrera para superar tus miedos reuniendo coraje en tiempos difíciles. Concéntrate en construir redes sólidas para generar éxito y prosperidad, manteniendo al mismo tiempo la armonía...
Elévate por encima de los conflictos ignorando a cualquiera que se comporte de manera inmadura. Libérate de la carga de conflictos que siguen manifestándose. Reorienta tus pensamientos a equilibrar sus preparativos, a hacer un inventario de tus recursos y monitorear tus pensamientos en general para que siempre estés pensando en lo que deseas manifestar en lugar de en lo que deseas evitar.
Esta parte es crucial porque si te concentras en lo que podría salir mal, lo más probable es que eso ocurra. Mantén tu mente en lo que estás construyendo a nivel personal y profesional y mantén tu energía alta mientras avanzas.
Tienes la certeza profunda de que nada del tiempo que has dedicado a prepararte habrá sido en vano. Mantén la calma y deja que la energía negativa se escurra por tu espalda sin permitir que te afecte.
Deja ir todo lo que ya no te sirva y esto terminará transformando toda tu estructura emocional y tu semblante para mejor. Sigue sentando las bases de lo que estás creando y confía en que el universo te respalda.
Están sucediendo cosas en segundo plano de las que aún no eres consciente, así que deja que la serendipia universal te ayude a seguir adelante. Cuanto más te concentres en trabajar en lo que estás construyendo, más rápido llegarán tus manifestaciones, así que trata de no perder el foco, especialmente para lidiar con el drama o las tonterías de los demás.
Has estado atrapado en una energía tóxica en la que no puedes ver las bendiciones que tienes frente a ti porque has estado hiperfijado en lo que has perdido. Déjalo ir. Usa tu intuición para encontrar el equilibrio, alquimizar la situación, mantener la calma y permanecer en silencio. Mantén la cabeza baja y sigue trabajando.
Elévate por encima de los conflictos ignorando a cualquiera que se comporte de manera inmadura. Libérate de la carga de conflictos que siguen manifestándose. Reorienta tus pensamientos a equilibrar sus preparativos, a hacer un inventario de tus recursos y monitorear tus pensamientos en general para que siempre estés pensando en lo que deseas manifestar en lugar de en lo que deseas evitar.
Esta parte es crucial porque si te concentras en lo que podría salir mal, lo más probable es que eso ocurra. Mantén tu mente en lo que estás construyendo a nivel personal y profesional y mantén tu energía alta mientras avanzas.
Tienes la certeza profunda de que nada del tiempo que has dedicado a prepararte habrá sido en vano. Mantén la calma y deja que la energía negativa se escurra por tu espalda sin permitir que te afecte.
Deja ir todo lo que ya no te sirva y esto terminará transformando toda tu estructura emocional y tu semblante para mejor. Sigue sentando las bases de lo que estás creando y confía en que el universo te respalda.
Están sucediendo cosas en segundo plano de las que aún no eres consciente, así que deja que la serendipia universal te ayude a seguir adelante. Cuanto más te concentres en trabajar en lo que estás construyendo, más rápido llegarán tus manifestaciones, así que trata de no perder el foco, especialmente para lidiar con el drama o las tonterías de los demás.
Has estado atrapado en una energía tóxica en la que no puedes ver las bendiciones que tienes frente a ti porque has estado hiperfijado en lo que has perdido. Déjalo ir. Usa tu intuición para encontrar el equilibrio, alquimizar la situación, mantener la calma y permanecer en silencio. Mantén la cabeza baja y sigue trabajando.
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