“No nos ahogamos al caer al río, sino al permanecer sumergidos en él”
El río es todo lo que parece una excusa temporal hoy pero que no desaparecerá mañana.
Al principio, no parece que estés a la deriva. Solo lo dejas ir un poco. Estas flotando. El río te lleva. Es agradable. Cómodo. Las cosas pasan. El tiempo pasa. Seguirá pasando.
Finalmente, el río conduce a un río más grande. Estás en un terreno nuevo. Nunca has visto este lugar antes. ¿Dónde puedes llegar a tierra? ¿A dónde llevará este río?
Pronto, ya no sabes lo que está por venir. No puedes ver lo que sigue. El río podría convertirse en una cascada. Podría lanzarte por un acantilado. Te quedarás sumergido para siempre.
No habrá un gran choque al final. Solo una mirada arrepentida por la ventana. Un pariente de visita. "Oh sí, eso. Nunca lo hice. No puedo decirte por qué".
Todos los ríos desembocan en el mar. Si no subes hacia la superficie, si no comienzas a nadar, ahí es a donde vas. Nadie vendrá a salvarte. No obtendrás una extracción. Nadie te va a obligar a escribir tu libro o pedirte que se case contigo o ser una buena madre. Ningún niño de 15 años te responderá en la cita de un libro.
La única forma de no desperdiciar tu vida es hacer tu mejor esfuerzo para no desperdiciar hoy. Escribe una oración. Toma una decisión difícil. Atiende el teléfono.
Todos caemos al río de vez en cuando. Pero no podemos quedarnos sumergidos en él. No dejes que los pequeños remordimientos se acumulen en silencio. Da un paso cada día. Golpea hacia la superficie.
No eres un soldado, y ningún informe breve puede salvarte. Ninguna misión independiente definirá tu legado. No esperes una oportunidad de redención. Redímete con tus acciones.
Renuévate todos los días.
Autor: Niklas Göke
Fuente: Medium
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