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martes, febrero 18, 2025
Terapia Corporal
Se denomina terapia corporal, al abordaje terapéutico del cuerpo en que se trabaja solamente al nivel de procesos y funciones corporales, con el fin de mejorar las condiciones del cuerpo, es decir aquel modelo cuyo objetivo central se limita al ámbito corporal.
A través de diversas técnicas, la terapia corporal busca que la persona aumente la conciencia sobre su cuerpo, haciéndose sensible a su percepción, a la relación que establece con él, a sus patrones postulares, a sus tensiones y hábitos, entre otras cosas.
Los objetivos variarán según la aproximación; algunas de estas terapias proponen un cambio estructural, otras un cambio postular y/o tónico. Se trata de desarrollar movimientos más flexibles, más creativos y eficientes.
Las personas, al lograr una mayor autoconciencia corporal, mejoran su autoimagen y por lo tanto su autoconocimiento.
Psicoterapia corporal
Para aproximarse a un entendimiento de lo que es la psicoterapia corporal, resulta necesario en primer orden, realizar una revisión de los conceptos que aborda, y posteriormente revisar las distintas aproximaciones que surgen a partir de estos conceptos.
La psicoterapia corporal, como su nombre indica, combina en su definición dos conceptos: psique o mente, y por otro lado el cuerpo; ambos comprendidos en un contexto terapéutico.
Existen diversas definiciones del concepto de mente, y éstas tienden a detentar variantes, según el enfoque donde se le comprenda: una hipótesis después una conducta observable, o lo que anima al cuerpo, también puede ser todo lo que ocurre en el medio interno, en el espacio donde pugnan los conflictos internos, o un hecho teórico que se impone como necesidad de nombrar algo eficiente, etc.
En este sentido hablar de cuerpo implicaría también hablar de corporalidad, es decir, de procesos que se generan en el propio cuerpo y que son percibidos en la subjetividad y en la otredad, en el cómo nos constituimos a través de la mirada y vinculación con otros. La corporalidad, de esta forma, se relacionaría con la vivencia subjetiva del cuerpo más que en la objetivación de éste, así como también en la significación que se da a partir de la relación afectiva con el otro.
Ante los diversos entendimientos del cuerpo también surgen diversas aproximaciones a él. No será lo mismo un abordaje en donde el cuerpo deviene como objeto real, al que lo comprende cómo proceso subjetivo, o como un objeto de la relación. En lo que respecta a su uso terapéutico y el desarrollo de su potencial, es posible distinguir claramente los dos abordajes principales: la Terapia Corporal y la Psicoterapia Corporal, los que si bien son diferentes, se ha observado que comparten ciertas hipótesis básicas:
1. El cuerpo es uno mismo.
2. El cuerpo tiene un lenguaje propio.
3. El cuerpo es el lugar donde habitan las emociones, el placer y el displacer.
4. El cuerpo puede ser habitado con mayor bienestar y gozo de vivir.
5. El cuerpo es una fuente de sabiduría orgánica en sí misma.
6. El cuerpo es la base de la identidad del yo.
7. El cuerpo es un puente hacia la profundidad de la persona.
8. El cuerpo posee una plasticidad que permite cambios, que afectan la personalidad.
9. Existe una relación muy directa entre autoimagen corporal y autoestima.
10. El cuerpo refleja lo psicológico y lo psicológico se manifiesta en el cuerpo.
Estos supuestos tomarán mayor o menor relevancia según cuál sea el abordaje, ya que la psicoterapia corporal no busca los mismos objetivos que la terapia corporal, ni pone el acento en los mismos aspectos.
Si por terapia corporal se entiende aquella modalidad terapéutica centrada en el cuerpo, por psicoterapia corporal se entiende aquella práctica en donde cuerpo y mente se hacen presentes en el espacio terapéutico, sin excluir nunca el uno del otro.
Como modelo psicoterapéutico, la psicoterapia corporal trabaja con los diversos contenidos que la mayoría de las psicoterapias considera. Esto es: integra el uso del lenguaje, las fantasías, la asociación libre, exploración de sueños, reevaluación de perspectivas cognitivas, recuperación de recuerdos, etc. De igual manera considera aspectos vinculantes de confianza, apertura personal y respeto recíproco, así como también explora temáticas ligadas al yo, como la autoestima.
La contribución específica que hace este modelo es comprender los procesos corporales conscientes e inconscientes que pueden subyacer a todas las dimensiones psicológicas recién descritas. Y en consideración de ello, incluir intervenciones corporales directas. Es decir, busca esclarecer cómo cuerpo y mente se conectan en todo momento.
Las intervenciones basadas en lo físico, son estudiadas en cuanto a su impacto cognitivo emocional (psicológico) directo, mientras que las intervenciones psicológicas son traídas al juego de modo simultáneo o en alternancia con las intervenciones fisiológicas; así tenemos dos modalidades de entrada para la psicoterapia corporal, la física y la psicológica.
El entendimiento básico de la psicoterapia corporal, es que el cuerpo es la persona entera y que hay una unidad funcional entre el cuerpo y la mente. Todo fenómeno humano tiene una doble cara. Un ejemplo gráfico de ello es cómo trastornos físicos, infecciones virales o incluso períodos pre-menstruales, pueden alterar estados cognitivos y emocionales.
A través de diversas técnicas, la terapia corporal busca que la persona aumente la conciencia sobre su cuerpo, haciéndose sensible a su percepción, a la relación que establece con él, a sus patrones postulares, a sus tensiones y hábitos, entre otras cosas.
Los objetivos variarán según la aproximación; algunas de estas terapias proponen un cambio estructural, otras un cambio postular y/o tónico. Se trata de desarrollar movimientos más flexibles, más creativos y eficientes.
Las personas, al lograr una mayor autoconciencia corporal, mejoran su autoimagen y por lo tanto su autoconocimiento.
Psicoterapia corporal
Para aproximarse a un entendimiento de lo que es la psicoterapia corporal, resulta necesario en primer orden, realizar una revisión de los conceptos que aborda, y posteriormente revisar las distintas aproximaciones que surgen a partir de estos conceptos.
La psicoterapia corporal, como su nombre indica, combina en su definición dos conceptos: psique o mente, y por otro lado el cuerpo; ambos comprendidos en un contexto terapéutico.
Existen diversas definiciones del concepto de mente, y éstas tienden a detentar variantes, según el enfoque donde se le comprenda: una hipótesis después una conducta observable, o lo que anima al cuerpo, también puede ser todo lo que ocurre en el medio interno, en el espacio donde pugnan los conflictos internos, o un hecho teórico que se impone como necesidad de nombrar algo eficiente, etc.
En este sentido hablar de cuerpo implicaría también hablar de corporalidad, es decir, de procesos que se generan en el propio cuerpo y que son percibidos en la subjetividad y en la otredad, en el cómo nos constituimos a través de la mirada y vinculación con otros. La corporalidad, de esta forma, se relacionaría con la vivencia subjetiva del cuerpo más que en la objetivación de éste, así como también en la significación que se da a partir de la relación afectiva con el otro.
Ante los diversos entendimientos del cuerpo también surgen diversas aproximaciones a él. No será lo mismo un abordaje en donde el cuerpo deviene como objeto real, al que lo comprende cómo proceso subjetivo, o como un objeto de la relación. En lo que respecta a su uso terapéutico y el desarrollo de su potencial, es posible distinguir claramente los dos abordajes principales: la Terapia Corporal y la Psicoterapia Corporal, los que si bien son diferentes, se ha observado que comparten ciertas hipótesis básicas:
1. El cuerpo es uno mismo.
2. El cuerpo tiene un lenguaje propio.
3. El cuerpo es el lugar donde habitan las emociones, el placer y el displacer.
4. El cuerpo puede ser habitado con mayor bienestar y gozo de vivir.
5. El cuerpo es una fuente de sabiduría orgánica en sí misma.
6. El cuerpo es la base de la identidad del yo.
7. El cuerpo es un puente hacia la profundidad de la persona.
8. El cuerpo posee una plasticidad que permite cambios, que afectan la personalidad.
9. Existe una relación muy directa entre autoimagen corporal y autoestima.
10. El cuerpo refleja lo psicológico y lo psicológico se manifiesta en el cuerpo.
Estos supuestos tomarán mayor o menor relevancia según cuál sea el abordaje, ya que la psicoterapia corporal no busca los mismos objetivos que la terapia corporal, ni pone el acento en los mismos aspectos.
Si por terapia corporal se entiende aquella modalidad terapéutica centrada en el cuerpo, por psicoterapia corporal se entiende aquella práctica en donde cuerpo y mente se hacen presentes en el espacio terapéutico, sin excluir nunca el uno del otro.
Como modelo psicoterapéutico, la psicoterapia corporal trabaja con los diversos contenidos que la mayoría de las psicoterapias considera. Esto es: integra el uso del lenguaje, las fantasías, la asociación libre, exploración de sueños, reevaluación de perspectivas cognitivas, recuperación de recuerdos, etc. De igual manera considera aspectos vinculantes de confianza, apertura personal y respeto recíproco, así como también explora temáticas ligadas al yo, como la autoestima.
La contribución específica que hace este modelo es comprender los procesos corporales conscientes e inconscientes que pueden subyacer a todas las dimensiones psicológicas recién descritas. Y en consideración de ello, incluir intervenciones corporales directas. Es decir, busca esclarecer cómo cuerpo y mente se conectan en todo momento.
Las intervenciones basadas en lo físico, son estudiadas en cuanto a su impacto cognitivo emocional (psicológico) directo, mientras que las intervenciones psicológicas son traídas al juego de modo simultáneo o en alternancia con las intervenciones fisiológicas; así tenemos dos modalidades de entrada para la psicoterapia corporal, la física y la psicológica.
El entendimiento básico de la psicoterapia corporal, es que el cuerpo es la persona entera y que hay una unidad funcional entre el cuerpo y la mente. Todo fenómeno humano tiene una doble cara. Un ejemplo gráfico de ello es cómo trastornos físicos, infecciones virales o incluso períodos pre-menstruales, pueden alterar estados cognitivos y emocionales.
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