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CIENCIAS ETERNAS


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lunes, febrero 25, 2019

Contradicciones en la Naturaleza del Ser Humano

No siendo la filosofía otra cosa que el estudio de la sabiduría y de la verdad, se podía con razón esperar que aquellos que le han dedicado más tiempo y esfuerzo deberían disfrutar de una mayor tranquilidad y serenidad mental, de una mayor claridad y evidencia en el conocimiento, y estar menos perturbados que otros hombres por dudas y dificultades.
Sin embargo, vemos que la masa no culta de la humanidad que sigue la senda del simple sentido común y se rige por los dictados de la naturaleza se encuentra en su mayor parte tranquila y despreocupada. Nada que sea familiar les parece inexplicable o difícil de comprender. No se quejan de falta de evidencia en sus sentidos, y están totalmente fuera del peligro de convertirse en escépticos. Pero, tan pronto como nos separamos de los sentidos y del instinto para seguir la luz de un principio superior, para razonar, meditar y reflexionar sobre la naturaleza de las cosas, surgen miles de dudas en nuestras mentes en relación con aquellas cosas que antes nos parecía comprender totalmente. Por todas partes se descubren ante nuestros ojos prejuicios y errores de los sentidos; y al tratar de corregirlos por medio de la razón desembocamos, sin darnos cuenta, en extrañas paradojas, dificultades e inconsistencias que se multiplican y nos desbordan, a medida que avanzamos en la especulación, hasta que, al fin, después de haber vagado por muchos intrincados laberintos, nos encontramos exactamente donde estábamos, o, lo que es peor, situados en un escepticismo desolador.

Se piensa que la causa de esto es la oscuridad de las cosas, o la debilidad e imperfección natural de nuestro entendimiento. Se dice que las facultades que poseemos son escasas, y destinadas por la naturaleza al mantenimiento y comodidad de la vida y no a penetrar en la esencia y en la constitución interna de las cosas. Además, al ser la mente del hombre finita, no debe extrañarnos que cuando se ocupa de cosas que participan de la infinitud, se precipite en absurdos y en contradicciones, siendo luego incapaz de salir de ellos, pues es propio de la naturaleza de lo infinito no ser comprendida por lo que es finito.

Pero quizá seamos demasiado parciales con nosotros mismos al atribuir básicamente la imperfección a nuestras facultades, y no, más bien, al uso equivocado que hacemos de ellas. Cuesta trabajo suponer que deducciones correctas a partir de principios verdaderos nos lleven a consecuencias que no puedan mantenerse o que sean contradictorias. En general me inclino a pensar que la mayor parte de las dificultades, si no todas, que han distraído hasta ahora a los filósofos y les han cerrado el camino hacia el conocimiento se deben por completo a nosotros mismos, que primero levantamos una polvareda y luego nos quejamos de que no vemos.

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martes, diciembre 25, 2018

Proyectos de Inmortalidad

La negación de la muerte aborda dos puntos esenciales:
1. Los humanos son únicos en cuanto a que son los únicos animales que pueden conceptualizarse y pensar abstractamente sobre sí mismos. Los perros no se sientan a pensar acerca de su carrera. Los gatos no piensan en sus errores pasados o se preguntan qué hubiera sucedido si hubieran actuado diferente. Los monos no discuten sobre sus posibilidades futuras, del mismo modo que los peces no van por ahí preguntándose si les parecerían más atractivos a otros peces si tuvieran una aleta más larga.

Como humanos, estamos bendecidos con la habilidad de imaginarnos en situaciones hipotéticas, podemos contemplar el pasado y el presente e imaginar otras realidades o situaciones donde las cosas podrían ser diferentes. Justo por esta habilidad mental única todos, en algún momento, nos volvemos conscientes de la inevitabilidad de nuestra propia muerte. Al ser capaces de conceptualizar versiones alternativas de la realidad, somos también los únicos animales que se imaginan una realidad sin nosotros.
Esta toma de consciencia causa lo que podríamos llamar “el terror de la muerte”, una ansiedad existencial profunda que subyace en todo lo que pensamos o hacemos.

2. El segundo punto tiene que ver con la premisa de que, en esencia, poseemos dos "yo". El primero es el yo físico, aquel que come, duerme, respira, llora... El segundo es el yo conceptual, nuestra identidad o cómo nos percibimos.
Todos somos conscientes, en cierto nivel, que nuestro yo físico eventualmente morirá, que esa muerte es inevitable y esa inevitabilidad —en cierto nivel inconsciente— nos aterroriza. Por ello, y para compensar nuestro miedo de la pérdida inevitable de nuestro yo físico, tratamos de construir un yo conceptual que viva eternamente. Ésta es la razón por la cual la gente se esfuerza tanto por poner sus nombres en los edificios, en estatuas, en las tapas de libros. Por eso nos sentimos impelidos a pasar tanto tiempo entregándonos a los demás, especialmente a los niños, con la esperanza de que nuestra influencia —que nuestro yo conceptual— vivirá más allá de nuestro yo físico; que seremos recordados, venerados e idealizados mucho después de que nuestro yo físico haya dejado de existir.

A estos esfuerzos los vamos a denominar “proyectos de inmortalidad”, porque permiten a nuestro yo conceptual vivir más allá del momento de nuestra muerte física. La civilización humana es básicamente el resultado de proyectos de inmortalidad: las ciudades, los gobiernos, las estructuras y las autoridades actuales fueron los proyectos de inmortalidad de hombres y mujeres que vivieron antes que nosotros. Son los remanentes de los yo conceptuales que no murieron. Nombres como Jesús, Mahoma, Napoleón y Shakespeare son tan poderosos hoy como cuando estuvieron vivos, si no es que más. Y ésa es la meta. Ya sea a través de dominar una forma de arte, conquistar una nueva tierra, acumular increíbles riquezas o simplemente tener una familia grande y cariñosa que seguirá por generaciones, todo el significado en nuestras vidas está moldeado por este deseo innato de nunca morir realmente. La religión, la política, los deportes, el arte y la innovación tecnológica son el resultado de los proyectos de inmortalidad de la gente. Las guerras, las revoluciones y los asesinatos masivos ocurren cuando los proyectos de inmortalidad de un grupo se friccionan contra los de otro grupo. Siglos de opresión y el derramamiento de sangre de millones se han justificado como la defensa de un proyecto de inmortalidad de un grupo contra el de otro.



Pero, cuando nuestros proyectos de inmortalidad fallan, se pierde el significado; cuando la pretensión de que nuestro yo conceptual viva más allá de nuestro yo físico no se percibe como posible o probable, el terror a morir —esa horrible y deprimente ansiedad— vuelve a contaminar nuestra mente. Un trauma puede causar esto, tanto como la vergüenza y el ridículo social. También puede ser causada por la enfermedad mental.
Nuestros proyectos de inmortalidad son nuestros valores. Son los barómetros de significado y valor en nuestra vida. Cuando nuestros valores fallan, también lo hacemos nosotros. En esencia, el miedo nos mueve a todos cuando le damos demasiada importancia a algo, porque otorgarle importancia a algo es lo único que nos distrae de nuestra realidad y de la inevitabilidad de nuestra propia muerte. El hecho de no darle importancia a las cosas es alcanzar un estado casi espiritual de aceptación de la impermanencia de la propia existencia. En este estado, uno es mucho menos proclive a quedarse atrapado en las diferentes formas de sentirse con derecho a todo.

No obstante, los proyectos de inmortalidad de la gente son el problema, no la solución; porque más que intentar implementar, a menudo a través de la fuerza letal, su yo conceptual alrededor del mundo, la gente debería cuestionar ese yo conceptual y sentirse más cómoda con la realidad de su propia muerte. Este es el “antídoto amargo” y hay que luchar mucho por aceptarlo conforme uno se enfrenta cara a cara con su propio final. Como quiera que sea, la muerte es inevitable.

Entonces, no deberíamos evitar esta comprensión sino intentar aceptarla lo mejor que podamos. Sólo cuando nos sentimos cómodos con el hecho de nuestra propia muerte —con ese terror, con esa angustia subyacente que motiva todas las ambiciones frívolas de la vida— entonces podremos elegir nuestros valores con más libertad, sin las ataduras de esta búsqueda ilógica de inmortalidad; sólo entonces podremos liberarnos de perspectivas dogmáticas peligrosas.

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martes, noviembre 20, 2018

La Naturaleza del Aire que Respiramos

En el aire que respiramos, hay una parte que evoluciona y otra que involuciona. Sólo la parte que involuciona puede vivificar la esencia, el verdadero Ser. Ahora, esta parte involutiva sólo sirve a fines cósmicos generales. Esta parte beneficiosa del aire viene de la Fuente Original, y tú no serás capaz de asimilarla mientras no exista en ti un deseo consciente.
Para ser capaz de asimilarla, tienes que tratar de darte cuenta de tu propia razón de ser, así como la de aquellos que te rodean... Tú eres mortal y un día morirás. Aquello donde se centra tu atención, tu vecino, un familiar, ellos morirán también. No son nada, tanto ellos como tú: nulidad.
Hoy día, todo su sufrimiento es “sufrir en vano”, solo son emociones sin sentido, cólera, celos, resentimiento hacia otros...

Si se convierte para ti en un punto de referencia, el darte cuenta de la inevitabilidad de la muerte de ellos y de tu propia muerte, entonces aparecerá en ti un sentimiento de comprensión hacia los demás y podrás ser justo con ellos. Las manifestaciones que te disgustan tanto en los otros, aparecieron porque te sentiste herido profundamente por alguien , o porque tus propios sentimientos son muy sensibles.
Ahora, tú no llegas a ver esto. Pero, trata de ponerte -tu mismo- en la piel del otro; su vida tiene exactamente la misma importancia que la tuya, él sufre como tú, y como tú, él va a morir también. Si tratas siempre de sentir esto cada vez que tu atención se centra en alguien, y hasta que se convierta en un hábito; sólo entonces serás capaz de asimilar esa parte beneficiosa del aire que respiras y empezar a vislumbrar tu verdadero Ser. Todo ser humano tiene deseos y amores que le son costosos y que perderá al morir.

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jueves, noviembre 15, 2018

La Esencia de la Atención

El “alma” necesita ser alimentada como el cuerpo necesita ser alimentado, la única diferencia es que el alma se alimenta de materias más finas, más sutiles. Tomamos y refinamos estas materias a través de la “atención dividida”, vigilándonos cuando percibimos el mundo a través de nuestros sentidos (mirando conscientemente a través de nuestros ojos). La energía de la atención divide la materia percibida. La “atención dividida”, es el intento por iniciar la actividad del alma.

El “alma” es nuestra herencia - nacemos funcionando adecuadamente con ella, pero la perdemos, nos olvidamos de ella, nos dormimos... Algo ha salido mal. Nuestra “atención”, que es la misma materia del alma, se aparta del alma por nuestras identificaciones. Si nos identificamos con materias externas o internas, sufrimos un desequilibrio y la pérdida de la “esencia de la atención”, que es la actividad de alma.

El objeto de nuestra atención no es tan importante como si estamos o no conscientes de nosotros mismos observándolo. Por ejemplo, podemos haber dividido la atención en funciones completamente internas, como observar nuestros centros emocionales e instintivos simultáneamente. Similarmente, podemos dividir nuestra atención entre lo externo, mientras mantenemos simultáneamente conocimiento de nuestro oído y vista. Y, en los momentos más altos de conciencia, podemos ser conscientes de todo esto y más.
Incluso mantener la conciencia de nosotros mismos escuchando música, requiere la atención dividida, sino perdemos la atención de nosotros mismos a menos que sea supervisado continuamente. Esto requiere un acto de “Voluntad”, y la “voluntad” pertenece al alma.

El “alma” y el “centro emocional” presentan símbolos, o formas que representan algo más. El mundo del espíritu puede verse simbólicamente por el alma a través de las formas del mundo. Esto es cuando el mundo deviene con significado vivo, cada cosa representa algo más profundo, su causa “final” en el sentido Aristotélico.

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miércoles, octubre 31, 2018

Cómo Empezar a Distinguir la Realidad

No se puede. Pero se puede distinguir lo que es irreal, precisamente del mismo modo que distingue la verdad de la mentira. No hay necesidad de filosofía; hay que considerarlo simplemente.

Debemos empezar primero aplicando la discriminación a las cosas simples. La imaginación desempeña un papel importantísimo en nuestra vida, porque creemos en ella. Lo real puede crecer sólo a expensas de lo imaginario. Pero en la vida ordinaria, lo irreal crece a expensas de lo real.

Cuando entendemos qué es el verdadero ser, el cual es permanente, es cuando uno está consciente de sí mismo y se tiene control total sobre él, este es el trabajo. En la actualidad vivimos a través de una instalación foránea que se manifiesta a través de lo que se ha dado en llamar la falsa personalidad.

Sólo partiendo de un verdadero interés por trabajar en uno mismo, porque el "ser" real no puede crecer a partir de nada más. Al principio, usted se estudia, se observa, etc.; luego, después de algún tiempo, el "ser" aparecerá por un instante de tanto en tanto, pero no se podrá retenerlo y desaparecerá otra vez. Esto seguirá durante algún tiempo, y luego, en cierto momento, aparecerá y se quedará bastante tiempo para que se le reconozca y se le recuerde.

Este es el modo de todas las cosas nuevas: al principio llegan por momentos muy cortos, luego se quedan más tiempo. Es el modo natural del crecimiento, no puede ser de otra manera. También tenemos en nosotros demasiados impulsos de hábitos mecánicos de pensar y demasiadas otras cosas equivocadas. Aparece el "ser" real y es inmediatamente aplastado. Cuando se entiende más respecto de la falsa personalidad, se comprenderá que estamos rodeados por ella. No se puede ver nada sin los ojos de la falsa personalidad, no se puede oír sin los oídos de la falsa personalidad, ni hablar sin la voz de la falsa personalidad. Todo va a través de la falsa personalidad, y el primer paso es conocerla, porque entonces se sabrá cuánto de la vida ella ocupa.

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lunes, agosto 27, 2018

Falsa Personalidad y Recuerdo de Si

El descubrimiento de la falsa personalidad empieza con la división de lo que creemos ser, no diciendo “yo” a todo. La palabra “yo” solo se puede usar en relación con la parte consciente de uno mismo: el deseo de trabajar, el deseo de entender, el darse cuenta de no entender, el darse cuenta del comportamiento compulsivo; a eso puede llamarse "yo". El "yo" empieza a crecer sólo en conexión con el acecho sobre las debilidades de uno mismo; de otro modo no puede haber cambio. El verdadero ser no sobreviene de repente. Todos los aspectos ilusorios de la personalidad desaparecen poco a poco, y el ser real crece gradualmente cada vez más vigoroso, principalmente a través del recuerdo de sí.
El verdadero ser debe crecer, pero no puede crecer cuando está todo cubierto con emociones negativas, identificación y otras cosas por el estilo. De modo que hay que empezar preparando el terreno para ello.

Es necesario entender qué es el recuerdo de sí, por qué es mejor recordarse, qué efecto producirá, etc. Además, al tratar de recordarse, es necesario conocer la idea de la división de los diferentes "aspectos de la personalidad", de modo que si uno se considera como uno solo —como una unidad— desde el principio), entonces el recuerdo de sí dará malos resultados e incluso puede tornar imposible el desarrollo.

La falsa personalidad destruye o deforma la memoria. Recordarse es una cosa que debe basarse en la función correcta. Al mismo tiempo que trabajar sobre eso, se debe trabajar sobre el debilitamiento de la falsa personalidad.

Uno no puede limitarse a hacer una cosa y no hacer otra. Todas son necesarias para crear la combinación correcta, pero primero se debe llegar el entendimiento de la lucha contra la falsa personalidad. Supongamos que uno trata de recordarse y no desea realizar esfuerzos contra la falsa personalidad. Entonces, todos sus rasgos entrarán en juego, y si uno trata de trabajar de este modo equivocado, puede hacer que uno esté más fuerte que antes, pero, en tal caso, cuanto más fuerte se vuelve uno, menor es la posibilidad de desarrollo. Limitarse antes del desarrollo: ese es el peligro.

Sólo una pequeña parte de nosotros quiere recordarse, y los otros aspectos de la personalidad, o "yoes", no lo quieren para nada. Es necesario hallarlas y ponerlas al descubierto, ver cuáles son útiles para este trabajo, cuáles son indiferentes y cuáles están tan dormidas que no saben nada sobre eso. El objetivo es tener control sobre los propios aspectos de la personalidad, para poder educar una u otra, para ordenarlas de cierto modo. El “ser” que tiene el control no será uno de estos que se tiene ahora. Esta idea de la formación del "ser" real es importantísima; no puede formarse accidentalmente. En la mayoría de los casos nos contentamos con una idea filosófica del "ser"; creemos que lo tenemos y no nos damos cuenta de que en realidad pasamos de un rasgo de la personalidad a otro.

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martes, agosto 07, 2018

Los Estados de Conciencia

En términos generales, el hombre tiene posibilidad de cuatro estados de conciencia, que son: el sueño, el estado de vigilia, la conciencia de sí, y la conciencia objetiva.
Pero, aunque tiene la posibilidad de estos cuatro estados de conciencia, de hecho el hombre, no vive sino solamente en dos: una parte de su vida la pasa en el sueño y la otra en lo que se ha dado en llamar "estado de vigilia", aunque en realidad su estado de vigilia difiere muy poco del sueño. En la vida ordinaria, el hombre no sabe nada de la "conciencia objetiva" y no es posible ningún experimento en esta dirección.

El hombre se atribuye el tercer estado, o "conciencia de sí"; esto es, cree tenerlo, aunque en realidad sólo puede ser consciente de sí por muy raros destellos y aún entonces es probable que no lo reconozca, porque no sabe lo que ello implicaría si en realidad lo poseyera.
Estos “vislumbres de conciencia” vienen en momentos excepcionales, en estados altamente emocionales, en momentos de peligro, en circunstancias y situaciones muy nuevas e inesperadas; o algunas veces en momentos completamente ordinarios cuando no ocurre nada en particular. Pero en su estado ordinario o "normal", el hombre carece de todo control sobre ellos.

En cuanto a nuestra memoria ordinaria, o a momentos de memoria, en realidad sólo recordamos momentos de conciencia, aun cuando no nos demos cuenta de que esto sea así.
Observen su memoria. Notarán que recuerdan las cosas de manera diferente. Algunas cosas las recuerdan muy vívidamente, algunas muy vagamente, y otras no las recuerdan en absoluto. Solamente saben que sucedieron...

Se sorprenderán mucho cuando se den cuenta de qué poco es lo que recuerdan en realidad. Y esto sucede así, porque ustedes recuerdan sólo los momentos en que estuvieron conscientes. De manera que, con referencia al tercer estado de conciencia, podemos decir que el hombre tiene momentos ocasionales de conciencia de sí, que dejan recuerdos vívidos de las circunstancias en que se produjeron, pero no tiene dominio sobre ellos. Vienen y se van por sí mismos, estando controlados por circunstancias exteriores y asociaciones ocasionales o recuerdos de emociones.

Surge la pregunta: ¿Es posible adquirir el control sobre estos momentos fugaces de conciencia, el evocarlos más a menudo, y el mantenerlos por más tiempo, o aun el hacerlos permanentes? En otras palabras, ¿es posible llegar a ser conscientes?
Este es el punto más importante, y desde el mismo comienzo de nuestro estudio debemos comprender que este punto, hasta en teoría, ha sido totalmente olvidado por todas las escuelas modernas de psicología sin excepción.

Con los métodos adecuados y los esfuerzos apropiados el hombre puede adquirir el “control de la conciencia”, y puede llegar a ser “consciente de sí mismo”, con todo lo que esto implica. Y lo que esto implica, en nuestro estado actual, no nos lo podemos ni siquiera imaginar.
Sólo después de que se haya comprendido este punto, puede llegar a ser posible un estudio serio de la psicología.

Este estudio debe comenzar con la investigación de los obstáculos a la conciencia en nosotros mismos, porque la conciencia sólo puede comenzar a crecer cuando por lo menos algunos de los obstáculos son extirpados. El mayor de ellos es nuestra ignorancia de nosotros mismos, y nuestra equivocada convicción de que nos conocemos a nosotros mismos, al menos hasta cierto punto y de que podemos estar seguros de nosotros mismos, cuando en realidad no nos conocemos en lo absoluto ni podemos estar seguros de nosotros mismos ni siquiera en las cosas más pequeñas.

P.D. Ouspensky

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domingo, febrero 25, 2018

Identificarse con la Parte que Nos Corresponde

"Todo lo que se hace conscientemente nos pertenece; lo que se hace mecánicamente se pierde..."


La vida se puede vivir conscientemente o mecánicamente. Hacer una cosa conscientemente significa que uno no se identifica: hacer la misma cosa mecánicamente significa que uno está identificado. Para comprenderlo tomemos el ejemplo que todos estamos aquí, en este mundo, con un papel que cada uno debe desempeñar. Imaginemos un actor, que en la escena esta ataviado de rey, de repente cree ser en realidad un rey, y sale a la calle con sus vestiduras y corona de rey. Lo que le ha ocurrido a la humanidad es algo parecido. Una vez despierta, cayó en el sueño. Y mientras la humanidad permanezca dormida nada se puede hacer para mejorar las cosas en la Tierra. El ser humano debe despertar de su sueño. Pero aunque la humanidad en su totalidad permanezca dormida y no pueda despertar, se puede intentar despertar individualmente del sueño y tener éxito. Tomar la propia vida conscientemente es una manera de empezar a despertar. Por ejemplo, si uno no cede a sus emociones negativas en un momento dado, por un lado se producirá una perdida y por el otro un beneficio. El aspecto inconsciente perderá fuerza y se producirá un beneficio en el lado consciente. Esta lucha siempre prosigue en una persona que entiende prácticamente el trabajo de despertar. Cuando no cede a sus reacciones mecánicas contra la vida y la gente, se produce un aumento de fuerza en el lado consciente.

Despertar es para aquellos que están vivos, y la vida les procura el material sobre el cual han de trabajar.
La vida es un cambiante calidoscopio de aconteceres, en continua transformación. Lo difícil es que la gente toma la vida y sus reacciones a la vida como si fuesen la misma cosa. Les cuesta entender que el mismo incidente en la vida exterior, tal como una tormenta, no es la misma cosa que su reacción inconsciente a ella, y no afecta a todos de la misma manera. Un evento en la vida suele producir diferentes reacciones en diferentes personas.
Pues bien, se debe trabajar sobre esas reacciones automáticas en uno mismo, practicando el no identificarse. Así se verá que no es exactamente el identificarse con la vida externa y su continua procesión de diferentes perturbaciones y complejidades sobre lo que uno debe trabajar, sino sobre la forma de tomar esos aconteceres y perturbaciones. Es decir, sobre la forma de reaccionar inconscientemente contra ellos.
Todo lo que nos sucede es nuestra parte y debemos hacerlo conscientemente, ocuparnos de ello conscientemente, y tomar lo que sobreviene como un trabajo, no identificándonos, recordándonos a nosotros mismos.

Algunas personas creen que la vida debe ser maravillosa. Pero la vida no puede ser así, porque siempre hay una Segunda Fuerza, una fuerza que se opone a lo que se desea. Las personas mal entrenadas por la vida creen tener derecho a la felicidad sin comprender que es preciso ganarla por un arduo trabajo sobre sí mismos. La gente así suele estar aun mas dormida de lo que están otros.

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miércoles, febrero 07, 2018

Calidad de la Atención

“Especialmente si recuerdo que ser responsable significa exactamente responder, contestar. Lo único que puedo hacer, de hecho lo único que estoy haciendo es responder, responder a mi existencia. Lo que realmente define y muestra a un hombre es su respuesta.

Si tuviera que decir que existe una mínima posibilidad de elegir el contexto de las leyes dadas, así sea propiciada por el azar o por la necesidad, ¿acaso no está en cómo respondo en el camino, sino en la calidad de mi participación en todo lo que me es dado por medio de la experiencia inmediata de mi vida?
En este punto es importante aclarar que mi capacidad de responder en forma auténtica no la puedo encontrar en las respuestas formales que mi mente programada nunca cesa de producir. Esta capacidad se encuentra más allá. Es un acto intencional de conocimiento que tiene una capacidad singular de libertad, ya que puedo trascender mis condicionamientos “convencionales”. Esta respuesta primaria y libre es mi atención.

Mi atención, una respuesta propia y fundamental a mi existencia es ambas cosas: mi respuesta y aquello de lo que puedo ser responsable. Es una apertura al igual que un compromiso, es estar presente a lo que es, es hic et nunc mi participación en la realidad del ser. Al surgir como un acto básico del conocimiento a través del ser real, mi atención me despierta simultáneamente a mí mismo y al mundo. Todo lo demás, es decir, todas las otras respuestas formales, todos mis comportamientos, todas mis manifestaciones externas surgen, por así decirlo, independientemente y su calidad depende de la calidad de mi atención.

La idea de la calidad de la atención no es muy familiar, como tampoco la idea de los diferentes niveles de atención. Sin embargo esto requiere una elaboración que no podemos hacer en este momento. Digamos solamente que nuestra atención es mucho más de lo que generalmente pensamos. Es mucho más que un simple mecanismo mental o cerebral. Concierne a la totalidad de nuestro ser. Si estamos lejos de realizar su potencialidades en nuestra vida ordinaria, quizás se debe a que no la reconocemos como una clave multidimensional y como el principio unificador de nuestro ser.”

Extracto de “El desafío del hombre” de Michel de Salzmann

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jueves, enero 18, 2018

El Estado de Sueño como Acceso a la Pura Conciencia

Dormir es un estado pasivo de conciencia y puramente subjetivo en el cual el ser humano, casi enteramente al margen del mundo exterior, está sumergido en un mundo interior del cual no tiene conciencia. Está rodeado de sueños; sus funciones psíquicas trabajan sin dirección, independientemente unas de otras. Imágenes puramente subjetivas —ecos de experiencias pasadas o ecos de vagas percepciones del momento (ruidos, sensaciones, olores) o ecos lejanos de la vida profunda— atraviesan su mente, sin dejar en la memoria más que una ínfima huella y la mayoría de las veces absolutamente ninguna.


El dormir es, no obstante, un estado de primera importancia; además del hecho de que el hombre pasa en él la tercera parte de su tiempo, es el estado en el cual su naturaleza orgánica reconstituye las fuerzas necesarias para asegurar su existencia.
La presencia (conciencia) del hombre cuando duerme es puramente pasiva, y lo es aún más mientras más profundo sea su sueño (ya que el hombre tiene diversos niveles de sueño). El cuerpo está más o menos limitado a sus funcionamientos instintivos y esta limitación es total en el sueño más profundo. Los rasgos particulares del ser interior del hombre están allí, pero ni reciben las percepciones ni responden a lo que pueda llegarles a pesar de todo, y aun cuando respondan a veces, esta respuesta no provoca ninguna respuesta asociada en las otras funciones. Sólo el centro instintivo funciona plenamente liberado (al menos en el sueño más profundo) de toda influencia ajena.

El sueño comienza en general por la desconexión del intelecto, o más bien, de la parte mental con la cual vivimos de ordinario, y eso es lo que se llama habitualmente dormirse. No siempre ocurre así; otras partes, más o menos numerosas, pueden desconectarse sin que la parte mental haya interrumpido su actividad. Pero en general no se reconocen tales estados intermedios como un verdadero dormir y en las concepciones corrientes, es la desconexión de la parte mental la que marca la división entre los estados de vigilia y los del dormir.
El centro que se desconecta a continuación, o al mismo tiempo que el mental, es el centro motor. El hombre (y la mayoría de los animales) se acuesta para dormir. Luego se desconectan los demás centros, pero no siempre es así: otros múltiples modos de desconexión son posibles; las interrupciones y el orden en que se producen dependen de los individuos y de las circunstancias. En cambio el centro instintivo es el último en desconectarse; no se desconecta jamás, por cierto, sin un trabajo especial —peligroso─ y solamente (mientras dure la vida) en algunos de sus niveles; puesto que su desconexión completa y definitiva acarrea la muerte orgánica.

El estado de sueño profundo tiene un sentido y una importancia que el hombre ordinario generalmente no sospecha. En las tradiciones antiguas, se le da una gran importancia, y este estado en el cual el sujeto no tiene ningún deseo ni sueña nada, es considerado como el retorno a la serenidad del principio. El ser (la esencia) se retira al reino, sin forma, del origen, fuente de las manifestaciones eventuales en los otros estados, en el que, al estar ausente todo conflicto de forma, disfruta de la plenitud de sí mismo y reencuentra en sí mismo el reino del ser puro. En este estado, los diferentes modos de la manifestación, incluso los de la individualidad que le es propia, no están anulados, sino que permanecen presentes en potencia dentro del conjunto integral de todos los posibles con cuya Esencia Universal el ser individual ha vuelto a encontrarse. De modo que el sueño profundo puede ser comprendido como el retorno al estado "esencial" puro: un estado análogo al estado embrionario (el del comienzo de la vida individual) al que se agrega el desarrollo adquirido hasta allí por la esencia a través de las experiencias de la vida. Y en tal estado, el hombre individual, de vuelta a los confines del ser universal y no individual, sin forma, entra en armonía con las fuerzas esenciales de la vida que, de esta manera, lo reequilibran y regeneran.

Si bien el estado de sueño profundo es análogo al de la plena Realización (el cuarto estado o estado de conciencia objetiva) con la plenitud del ser (esencia y también manifestación), el pleno Conocimiento (y no solamente Goce) y la perfecta Serenidad (y no simplemente Armonía) que esta Realización implica, sin embargo, estos dos estados se encuentran de hecho en los polos opuestos de la Vida: el estado de sueño profundo alcanza los confines de los estados de ser infra-individuales (los confines de la Sustancia pura) y el estado de plena Realización alcanza los confines de los estados de ser supra-individuales (los confines del Espíritu puro). Entre los dos, los estados posibles para el hombre van de las tinieblas sustanciales a la luz de la pura conciencia: ninguna otra forma de ser, en nuestro mundo conocido, está dotada (ni es responsable) de semejante posibilidad.

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martes, enero 02, 2018

La Multiplicidad de Nuestro Ser

Cuando se comprende que son muchos aspectos, o personalidades, que habitan en cada uno de nosotros, que pueden conocer algo como cierto por la mañana y no conocer nada de ello por la tarde, entonces este darse cuenta es un comienzo. Esto no significa decir que si se comprende esta pluralidad pueda ser cambiada y volverte diferente; pero este darse cuenta es un primer paso. Cuando decimos "yo", esa persona piensa en el todo lo que ella es, cuando en realidad es sólo una parte muy pequeña la que está procediendo. Podemos existir sólo porque no podemos poner todo nuestro capital dentro de cada "yo"; de lo contrario, estaríamos en quiebra. Solo se puede decir "yo", al hablar de sí mismo en relación con el trabajo realizado en torno a un objetivo definido. En otras cosas debemos comprender que esto no es realmente uno mismo, sino sólo una parte pequeña de uno mismo, imaginaria en su mayor parte. Cuando se aprende a distinguir eso, cuando eso se convierta casi en un hábito (en el sentido de ser constante), uno se sentirá en el camino correcto. Pero si siempre dices "yo" a todo sin discriminación, eso sólo ayuda a fortalecer tus tendencias mecánicas.

Cada cual puede encontrar en sí mismo diversas personalidades, y el real conocimiento de uno mismo empieza con el estudio de estas diferentes personalidades, porque cada personalidad significa alguna inclinación especial, una tendencia especial, o a veces una aversión. El estudio de los gustos particulares ayudará. Por ejemplo, si encuentras algo que claramente te gustó a lo largo de tu vida desde la niñez, verás que en torno de eso hay construida cierta personalidad. Somos criaturas de gustos; nos gustan toda clase de cosas, pero sólo tenemos cierta cantidad de gustos genuinos. Estudiándolos, uno descubre las personalidades que lo conforman. Las personalidades pueden ser muy diferentes. Algunas se basan en hechos reales y gustos e inclinaciones reales, mientras otras se basan en la imaginación y en ideas equivocadas sobre uno mismo. De modo que es necesario separar las personalidades que pueden usarse de algún modo, de las que no pueden ser útiles para el autodesarrollo, y por ende han de ser destruidas, o al menos subyugadas.

Las personalidades pueden dividirse. El autodesarrollo comienza con el centro magnético, o con la personalidad interesada en ciertas cosas. Cuando un hombre encuentra su centro magnético empieza a acumular conocimiento práctico y teórico, y experiencia que provienen del estudio del ser. Además de esta personalidad, hay otras personalidades, algunas de las cuales pueden desarrollarse, y algunas no concuerdan con ella para nada. De modo que algunas personalidades pueden unirse en el trabajo, otras son neutrales y, mientras no estén en el camino, puede permitírseles permanecer por algún tiempo, y algunas han de ser eliminadas. Cuando el centro magnético se transforma, el individuo efectúa ciertas decisiones, formula ciertos objetivos, emprende cierto trabajo. Luego, puede averiguar cuál personalidad puede trabajar con él y cuál no. Si una personalidad está contra su objetivo y puede dañarlo, o no lo quiere, o no sabe de él, entonces evidentemente no puede trabajar con ella. De modo que pueden ser clasificadas, pero primero uno deberá conocerlas. Luego, cuando estas personalidades son puestas en orden y agrupadas en torno del centro magnético producirán un efecto sobre la esencia precisamente por la existencia de aquéllas. La falsa personalidad está siempre contra el trabajo para el desarrollo de uno mismo y arruina el trabajo de todas las demás personalidades. Nunca resulta ser útil. Las personalidades (en plural) se mencionan en relación con la esencia, pues dije que la personalidad puede dividirse en diferentes personalidades que la componen. La división en esencia y personalidad es ahora meramente teórica y es sólo útil como principio, pues es difícil verla en uno mismo. Primero estudiamos la personalidad que está conectada con el trabajo y que se desarrolló desde el centro magnético; y luego estudiamos la falsa personalidad. La falsa personalidad es opuesta a "uno", es su idea equivocada sobre uno mismo: exactamente lo que uno no es. Esta división es práctica, pues es necesario conocer claramente a qué se parece la falsa personalidad. De modo que no debemos confundir la falsa personalidad con las personalidades, porque, aunque no son muy reales, las personalidades pueden basarse en inclinaciones reales, en gustos y disgustos reales, mientras la falsa personalidad es toda falsa y puede incluso pretender gustar de algo que a "uno" le disgusta o no gustarle algo que a "uno" realmente le gusta. Cuando se habla de falsa personalidad, se toma a "uno" como existente y a la falsa personalidad como no existente; cuando hablamos sobre personalidades, dejamos a la falsa personalidad fuera de lo que consideramos que es "uno".

La esencia del ser sólo se presume; no sabemos qué es. Pero conocemos al individuo que somos y podemos estudiarlo en todas sus manifestaciones. De modo que debo empezar con lo que creo ser. La esencia es elusiva y muy pequeña; sólo existe como potencialidad; si no crece, la falsa personalidad continuará controlándolo todo. Muchas personas cometen el error de pensar que saben cuál es cual. Dicen "este es mi ser real", cuando en realidad es la falsa personalidad. Este está conectado generalmente con nuestra capacidad para desempeñar roles. Es una capacidad limitadísima; por lo general tenemos unos cinco o seis roles, si los observamos podemos advertir cierta semejanza, totalmente desorientadora, entre estos roles, y luego, consciente o inconscientemente, llegar a la conclusión de que detrás de ellos hay una individualidad permanente. La llamamos "yo" y pensamos que está detrás de todas las manifestaciones, cuando en realidad es un cuadro imaginario de nosotros mismos. Este cuadro ha de estudiarse. Es imposible tener un conocimiento práctico de uno mismo si no se conoce la propia falsa personalidad. Mientras pensemos que somos uno solo, todas nuestras definiciones están equivocadas. Sólo cuando un hombre conoce que todas sus intenciones, deseos, etc., no son reales, que son falsa personalidad, sólo entonces puede obtener algo. Este es el único trabajo práctico posible, y es dificilísimo. La falsa personalidad tiene que desaparecer, o al menos volverse impotente para obstaculizar nuestro trabajo. Pero se defenderá y no cederá fácilmente. El trabajo es lucha con la falsa personalidad que contraatacará, principalmente a través de la mentira, pues la mentira es su arma más fuerte.

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miércoles, noviembre 29, 2017

Los Cuatro Estados de Conciencia del Hombre

Nada puede ser comprendido en el hombre, ni conocimiento alguno de sí es posible, si no se toma en cuenta los diferentes estados en los cuales vive el hombre —más exactamente: los estados de conciencia— son de algún modo, "dimensiones" de su vida: diferentes niveles de actividad sobre cada uno de los cuales la vida de un individuo ofrece posibilidades diversas.

Para un hombre completamente evolucionado, son posibles cuatro estados de conciencia. Pero el hombre ordinario vive solamente en dos de ellos, los más bajos, con vislumbres del tercero. Puede tener informaciones teóricas sobre el cuarto, pero, de hecho, ambos estados superiores le son inaccesibles: es incapaz de comprenderlos y juzga lo que conoce de ellos desde el punto de vista de los estados inferiores que son los suyos, lo que no le permite tener más que apreciaciones aberrantes.

El primer estado es el dormir: estado pasivo en el cual el hombre nada puede hacer, pero durante el cual sus fuerzas se regeneran. En él pasa un tercio y hasta la mitad de su vida. Este estado de conciencia pasiva está solamente poblado de sueños que el hombre considera como irreales.

El segundo es el estado de vigilia: estado que el hombre considera como activo y en el cual pasa la otra mitad de su vida. En este estado, él se traslada de un lugar a otro, actúa, hace negocios, habla de política, discute temas sublimes y se reproduce. Él llama a este estado, estado de vigilia de la conciencia, o estado de conciencia lúcida, no es, sin embargo, sino una caricatura y el menor estudio imparcial muestra en seguida que este estado de vigilia es pasivo y que en él el hombre no dispone de ninguna "lucidez". El está, a lo sumo, en un estado de conciencia "relativa".

El tercero es el estado de conciencia de sí, o conciencia de su propio ser. En dicho estado, el hombre se ve tal cual es y se vuelve objetivo hacia sí mismo: es, propiamente hablando, el estado de conciencia "subjetiva". Se admite habitualmente que el hombre posee este estado de conciencia y, en efecto, tiene naturalmente derecho a él. Pero, como consecuencia de las condiciones anormales de su existencia (en la cual el hombre toma continuamente sus sueños por realidades) no solamente el hombre no posee este estado de conciencia sino que no se da cuenta de que le falta. De él, el hombre ordinario no tiene sino vislumbres cuya significación no comprende siquiera.

El cuarto estado es el de conciencia "objetiva". En este estado, el hombre podría entrar en contacto con el mundo real, objetivo (del cual está "separado", por los sentidos, los sueños, los estados subjetivos de conciencia) y así podría percibir las cosas como son. Pero, este estado no le es dado naturalmente y sólo puede ser el fruto de una transformación interior y de un largo trabajo sobre sí. Como en el caso del estado de conciencia de sí, el hombre ordinario sólo tiene vislumbres de este estado de conciencia "objetiva", que ni siquiera nota, cuando está en el estado de conciencia de sí. Pero el hombre ordinario tiene, sobre el cuarto estado, muchas informaciones teóricas a partir de las cuales se imagina poder alcanzarlo directamente. Apartando los fraudes y simulacros, todas las religiones contienen descripciones y testimonios de él, a los que dan el nombre de éxtasis, iluminación, y otros. Y muchas veces el hombre va en su búsqueda sin comprender que la única vía correcta hacia la conciencia objetiva pasa por el desarrollo de la conciencia de sí. Es por cierto una de las particularidades del estado de conciencia ordinaria (el segundo estado), el que los conocimientos auténticos que puede contener, están allí continuamente entremezclados con sueños e imaginaciones y resultan finalmente sumergidos por éstos.

Un hombre plenamente desarrollado, el hombre en el sentido completo de la palabra, debería poseer estos cuatro estados de conciencia, pero los hombres ordinarios sólo viven en dos estados de conciencia. Tal como dentro del estado del dormir no pueden tener sino atisbos de conciencia relativa, en el estado de conciencia relativa no pueden tener sino atisbos de conciencia de sí. Si un hombre quiere tener períodos más largos de conciencia de sí y no breves atisbos, debe comprender que no pueden venir solos. Debe primero darse cuenta de que él es prisionero de un mundo subjetivo, tejido de sueños e imaginaciones, que le enmascara la realidad; debe seguidamente emprender un largo trabajo por liberarse de los sueños y por despertar a esta realidad, en sí mismo primero y en la vida después. En primer lugar, el hombre debe comprender que, aun en su estado de vigilia, él duerme (su ser real duerme) y que la primera necesidad para él es despertar, es decir, emprender el trabajo necesario para este despertar del Ser real.

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miércoles, noviembre 08, 2017

Percepción Objetiva

La percepción objetiva es una mirada libre que emerge de la esencia de nuestro verdadero ser. Sin esa mirada, tu vida es la vida de un ciego que se mueve con cada impulso de las circunstancias externas, sin saber ni cómo ni por qué. Sin esa percepción no puedes saber que realmente existes. Te da la oportunidad de elevarte por encima de lo que crees ser y de verte libremente, de "ver". Con esta percepción tienes la capacidad de que tu pensamiento no sea esclavizado. Para ello, necesitas desasirte de todas las asociaciones que te mantienen cautivo, pasivo. Tienes que cortar las ataduras que te unen a todas esas imágenes, a todas esas formas, que han configurado tu existencia desde que recuerdas. Tienes que liberarte de la atracción constante del sentimiento y necesitas sentir el poder que tiene resistirse a esa atracción, de verla y de elevarte por encima de ella. En esa conciencia, en ese movimiento, te vuelves activo, te activas, depurándote; y de esta manera encuentras un propósito, darte cuenta de quién eres, entrando en ese misterio.

Esta percepción te ubica y a la vez te libera, teniendo acceso a un estado donde te es dado experimentar, sentir el efecto benéfico de esa percepción que desciende sobre ti, abarcándote completamente, sintiendo que irradia sobre ti.
En cada ocasión, el primer paso es reconocer que algo falta; sentir que es necesario un pensar, un pensar libre, vuelto hacia uno, para poder de veras tomar conciencia de tu existencia. Un pensar activo, que no tiene otra meta ni otro objeto que volver a la esencia.

Esta es la lucha: una lucha contra la pasividad del pensamiento. Una lucha sin la cual ya nada consciente podría darse, ni podría nacer. Es una lucha por salir de la ilusión del "yo" en la que vivimos, para aproximarnos a una visión más real. En medio de esta lucha se crea un orden en el caos, una jerarquía: se revelan dos planos, dos mundos. Mientras no haya más que un plano, no puede haber visión. El reconocimiento de otro nivel es el despertar de la conciencia.

Sin este esfuerzo, el pensamiento vuelve a caer en un sueño poblado de palabras, de imágenes, de nociones consabidas, de saberes aproximativos, de ensoñaciones y desasosiegos diversos. Es el pensar de un hombre sin inteligencia. Es terrible darse cuenta de pronto de que uno ha vivido sin una conciencia propia, independiente. Sin inteligencia. Sin nada que pueda ver lo real. Y por tanto, sin conexión con el Ser.
Es en la esencia donde uno se reúne con el que "ve". Si pudieras mantenerte en ella, estarías en la fuente misma de la que mana algo único, estable, en la fuente de lo que no cambia.

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domingo, octubre 29, 2017

La Vejez

En este mundo, todas las religiones han estado enseñando a no vivir, a renunciar a la vida, a renunciar al mundo. Según las religiones, la vida es un castigo. Pero, la vida no es un castigo. La vida es tan valiosa que no puede ser un castigo, es una recompensa. Y tú deberías dar las gracias a la existencia por elegirte; por respirar a través tuyo, por amar a través tuyo, por cantar a través tuyo, por bailar a través tuyo. Si uno sigue creciendo en madurez y comprensión, nunca envejece; uno siempre es joven porque siempre está aprendiendo. Aprender te mantiene joven. Siempre eres joven porque no estás cargado de represiones. Y como no tienes peso, te sientes como si fueras un niño, un recién llegado a esta hermosa Tierra.

Si a la gente se le permite vivir su vida sexual disfrutándola, cuando tengan cerca de cuarenta y dos años, (ten en cuenta que estoy diciendo cuarenta y dos, no ochenta y cuatro), el sexo empieza a perder su dominio sobre ellos. Igual que el sexo aparece y se convierte en muy poderoso cuando uno tiene catorce años, exactamente del mismo modo, cuando uno tiene cuarenta y dos años, empieza a desaparecer. Es su destino natural. Y cuando desaparece el sexo, el hombre mayor tiene un amor, una compasión de un tipo completamente distinto. No hay lujuria en su amor, no hay deseo, no quiere sacar nada de ello. Su amor tiene pureza e inocencia; su amor es una alegría.

El sexo te da placer sólo cuando te has adentrado en el sexo; entonces, el placer es la meta del sexo. Si el sexo ha dejado de tener importancia, no por represión, si no porque lo has experimentado tan profundamente que ya no tiene ningún valor... lo has conocido, y ese conocimiento siempre trae libertad. En ese conocimiento, toda la energía sexual se transmuta en amor, en compasión. Entonces das porque te embarga la alegría. Entonces el hombre mayor es el hombre más bello del mundo, el hombre más limpio del mundo.

Si estás envejeciendo, recuerda que la vejez es el clímax de la vida. Recuerda que la vejez puede ser la experiencia más bella. El niño tiene esperanza en el futuro, vive en el futuro. Tiene grandes deseos de hacer esto, de hacer lo otro. Todo niño piensa que va a ser alguien especial en el futuro. Vive en sus deseos y en el futuro. El hombre joven está demasiado poseído por sus instintos, todos los instintos están explotando en él. El sexo está ahí: el hombre joven está poseído por unas fuerzas naturales tan grandes que no puede ser libre. Ahí está la ambición, el tiempo corre rápido y él tiene que hacer algo y ser alguien. Todas esas esperanzas, deseos y fantasías de la niñez tienen que ser realizadas; tiene mucha precipitación, tiene prisa.

El anciano sabe que esos deseos infantiles eran realmente infantiles. El anciano sabe que esos días de la juventud con su vorágine se han ido. El anciano está en el mismo estado de silencio que queda después de la tormenta. Ese silencio puede ser de una belleza, una profundidad y una riqueza tremendas. Si el anciano es realmente maduro, lo que sucede en contadas ocasiones, entonces será hermoso. Pero la gente sólo envejece, no siguen creciendo. De ahí el problema.

Sigue creciendo, sigue madurando, vuélvete más alerta y más consciente. Y la vejez es la última oportunidad que tienes: antes de que llegue la muerte… prepárate. ¿Y cómo se prepara uno para la muerte? Volviéndote más consciente.

Si hay algún deseo acechante todavía por allí, y el cuerpo está envejeciendo y no es capaz de satisfacer esos deseos, no te preocupes. Observa esos deseos, sé consciente. Con sólo estar consciente y alerta, esos deseos y la energía contenida en ellos puede ser transmutada. Pero antes de que llegue la muerte, libérate de todos los deseos.

Liberarse de todos los deseos, simplemente quiere decir que te liberas de todos los objetos de deseo. Entonces te conviertes en puro anhelo. Entonces hay pura creatividad sin ningún objetivo, sin ninguna dirección, sin destino; sólo pura energía, una reserva de energía que no va a ningún sitio, sino que se consume en sí misma en un fuego interno.

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domingo, octubre 08, 2017

El Creador

La creatividad es la rebelión más grande de la existencia. Si quieres crear, te tienes que liberar de todos los condicionamientos; de lo contrario, tu creatividad no será nada más que una copia. Únicamente podrás ser creativo si eres un individuo, no puedes crear si formas parte de la psicología de masas. La psicología de masas no es creativa; vive la vida como un fastidio. No conoce el baile, el canto, la diversión; es mecánica.
Por supuesto, hay ciertas cosas que la sociedad te dará sólo si eres mecánico. Conseguirás ser respetado, conseguirás honores. Las universidades te concederán licenciaturas, los países te darán medallas de oro, por último, podrías recibir el Premio Nobel. Pero todo este asunto es horrible. Un verdadero genio descartará toda esa tontería porque es un soborno. Que te den el Premio Nobel sólo significa que eres respetado por tus servicios a los poderes establecidos, que eres honrado porque has sido un buen esclavo, obediente, no te has descarriado, has seguido un camino ya recorrido.

El creador no puede seguir un camino ya recorrido. Tiene que buscar y encontrar su propio camino. Tiene que indagar en las junglas de la vida, tiene que ir solo, tiene que marginarse de la psicología de masas, de la psicología colectiva. La mente colectiva es la mente más inferior del mundo; hasta los así llamados idiotas están un poco por encima de la idiotez colectiva. Pero la colectividad tiene sus propios sobornos: respeta a las personas, honra a las personas, sólo si persisten en que el camino de la mente colectiva es el único camino correcto.

La humanidad nacerá realmente el día en que sea respetada la rebelión del individuo. La humanidad todavía no ha nacido; está todavía en el útero. Lo que ves como humanidad es sólo un fenómeno muy engañoso. A menos que demos a cada persona libertad individual, libertad absoluta para ser él mismo, para existir a su manera... Y, por supuesto, no tiene que interferir con nadie más; esa es parte de su libertad. Nadie debería de interferirle a nadie.

Pero en el pasado todo el mundo ha estado metiendo las narices en los asuntos de todos los demás, incluso en cosas que son absolutamente privadas, que no tienen nada que ver con la sociedad.
La humanidad necesita un nuevo sustrato... una Tierra de libertad. Cuando no haya una mente colectiva tratando de dominar a las personas, todo el mundo estará relajado consigo mismo. Por supuesto, no tienes que interferir con nadie pero en lo que respecta a tu vida tienes que vivir según tus propias convicciones. Sólo entonces hay creatividad. La creatividad es la fragancia de la libertad individual.

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domingo, octubre 01, 2017

Condescendencia de las Emociones Negativas

No podemos controlar las emociones, por la diferente velocidad a la que vibran las distintas funciones. La más lenta es la función intelectual. Las funciones motora e instintiva que tienen una velocidad aproximadamente igual, que es enormemente más rápida que la intelectual. La función emocional es aun más rápida, pero generalmente trabaja a la misma velocidad que la función instintiva. De manera que las funciones motora, instintiva y emocional son muchísimo más rápidas que el pensamiento, y es imposible atrapar las emociones mediante el pensamiento. Cuando nos hallamos en un estado emocional, aquellas se suceden una a la otra con tanta rapidez que no tenemos tiempo para pensar. Podemos lograr una idea de la diferencia de velocidad comparando las funciones pensantes con las funciones motoras. Si al efectuar algún movimiento rápido tratas de observarte, verás que no puedes. El pensamiento no puede seguir al movimiento. Tienes que efectuar el movimiento mucho más lentamente o no se puede observar. Este es un hecho claro.

La lucha real con las emociones negativas es una cuestión del futuro: no un futuro muy distante, pero hay muchas cosas que primero necesitamos conocer, y métodos que debemos estudiar. No hay una vía directa; debemos aprender los métodos indirectos sobre cómo acometerlas.
Primero de todo, tenemos que cambiar muchas de nuestras actitudes mentales, que están más o menos en nuestro poder; me refiero a actitudes intelectuales, o puntos de vista. Tenemos demasiados puntos de vista equivocados acerca de las emociones negativas; las encontramos necesarias, o bellas, o nobles, las glorificamos, etc. Debemos liberarnos de todo eso. De modo que hemos de limpiar nuestra mente en relación con las emociones negativas. Cuando nuestra mente esté en lo correcto respecto de las emociones negativas, cuando hayamos cesado de glorificarlas, entonces poco a poco, hallaremos un modo de luchar contra ellas, cada una por separado. Una persona halla más fácil luchar con una particular emoción negativa, otra encuentra más fácil hacerlo con otra. Debe empezarse con la más fácil, y lo que es más fácil para mí puede ser lo más difícil para ti; de modo que deberás encontrar la más fácil para ti, y luego llegar a la más difícil.

Muchas emociones negativas se aprenden por imitación. Pero algunas pueden estar esencialmente en nuestra naturaleza, porque nuestra naturaleza también tiene diferentes inclinaciones en un sentido u otro. Las emociones pueden dividirse en grupos, y una persona puede inclinarse más hacia un grupo y otra hacia otro. Por ejemplo, algunas personas tienen una inclinación hacia diferentes formas de miedo, otras hacia diferentes formas de ira. Pero son distintas y no provienen de la imitación. Por lo general se basan en una especie de debilidad, porque en la base de las emociones negativas yace generalmente una suerte de condescendencia, uno se consiente. Y si uno no se consiente miedos, uno se consiente ira, y si uno no se consiente ira, uno se consiente autocompasión. Las emociones negativas se basan siempre en una forma de permiso.

Pero antes que lleguemos a cuestiones tan complicadas como la lucha con las emociones negativas, es muy importante observarnos en las manifestaciones pequeñas y cotidianas de la función motora y, asimismo, observar aquellas que podamos de la función instintiva, como son nuestras sensaciones de agrado y desagrado, calor y frío; sensaciones de esa índole, que siempre pasan a través de nosotros.

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lunes, septiembre 04, 2017

Libertad del Creador

El hombre puede ser libre sin hallarse solo; crítico, sin henchirse de dudas, independiente, sin dejar de formar parte integrante de la humanidad. Esta libertad el hombre puede alcanzarla siendo lo que realmente es, y se alcanza no solamente por el pensamiento, sino por la totalidad del hombre, por la expresión activa de sus potencialidades emocionales e intelectuales. Éstas se hallan presentes en todos, pero se actualizan sólo en la medida en que lleguen a expresarse. La libertad consiste en la actividad espontánea de la personalidad total integrada.


La actividad espontánea es libre actividad del ser auténtico e implica el ejercicio de la propia y libre voluntad. Al hablar de actividad aquí se refiere al carácter creador que puede hallarse tanto en las experiencias emocionales, intelectuales y sensibles, como en el ejercicio de la propia voluntad. Una de las premisas de esta espontaneidad reside en la aceptación de la personalidad total y en la eliminación de la distancia entre naturaleza y razón; porque la actividad espontánea tan sólo es posible si el hombre no reprime partes esenciales de su ser... llega a ser transparente para sí mismo y si las distintas esferas de la vida han alcanzado una integración fundamental.

La actividad espontánea es el único camino por el cual el hombre puede superar el terror de la soledad sin sacrificar la integridad de su ser; puesto que en la espontánea realización de su esencia es donde el individuo vuelve a unirse con el hombre, con la naturaleza, consigo mismo. Solamente aquellas cualidades que surgen de nuestra actividad espontánea dan fuerza a nuestro verdadero ser y constituyen, por lo tanto, la base de su integridad. La incapacidad para obrar con espontaneidad, para expresar lo que verdaderamente uno siente y piensa, y la necesidad consecuente de mostrar a los otros y a uno mismo una “máscara”, constituyen la raíz de los sentimientos de inferioridad y debilidad. Seamos o no conscientes de ello, no hay nada que nos avergüence más que el no ser nosotros mismos.

Lo importante aquí es la actividad como tal, el proceso y no sus resultados. En nuestra cultura es justamente lo contrario lo que se acentúa más. Producimos no ya para satisfacción propia, sino con el propósito abstracto de vender nuestra mercadería; creemos que podemos lograr cualquier cosa, material o inmaterial, comprándola; y de este modo los objetos llegan a pertenecemos independientemente de todo esfuerzo creador propio. Del mismo modo, consideramos nuestras cualidades personales y el resultado de nuestros esfuerzos como mercancías que pueden ser vendidas a cambio de dinero, prestigio y poder. De este modo, se concede importancia al valor del producto terminado en lugar de atribuírsela a la satisfacción inherente de la actividad creadora. Por ello el hombre malogra el único goce capaz de darle la felicidad verdadera —la experiencia de la actividad del momento presente— y persigue en cambio un fantasma que lo dejará defraudado apenas crea haberlo alcanzado: la felicidad ilusoria que llamamos éxito.

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lunes, agosto 28, 2017

El Trabajo de Darse Cuenta

Sólo hay que poder ser consciente de las propias funciones instintivas de los sentidos. El trabajo instintivo interior no necesita volverse consciente. Es consciente por sí, independientemente de la función intelectual, y no hay necesidad de acrecentar esto. Debemos tratar de volvernos conscientes de nosotros mismos como nos vemos, no de nuestras funciones interiores. Después de algún tiempo podemos volvernos conscientes de ciertas funciones interiores de las que es útil ser conscientes; pero no todavía.

No se trata de adquirir sentimientos nuevos. Sólo de clasificar mejor las impresiones corrientes, las cosas corrientes que obtenemos de la vida, de la gente, de todo.

Cuando aprendemos algo, como conducir un vehículo, la función intelectual le dice a la función motora qué hacer, y cuando es eficiente, la función motora trabaja por sí misma. Primero, se aprende a través de la función intelectual.

Un mejor estado sólo puede alcanzarse mediante esfuerzo directo, tratando tan sólo de ser más consciente, preguntándote lo más a menudo posible: "¿Yo soy consciente o no?"

Estudiando al hombre en su actual estado de sueño, ausencia de unidad, automatismo y falta de control, hallamos varias otras funciones equivocadas que son el resultado de su estado: en particular, mentirse y mentir a los demás todo el tiempo. La psicología del hombre corriente podría incluso llamarse el estudio de la mentira, porque el hombre miente más que cualquier otra cosa; de hecho, no puede decir la verdad. No es tan simple decir la verdad; uno ha de aprender cómo hacerlo, y a veces eso insume un tiempo muy prolongado.

Mentir es pensar o hablar sobre cosas que uno no conoce; éste es el principio de la mentira. No significa mentira intencional: contar cuentos, como por ejemplo, decir que hay un oso en la otra habitación. Puedes ir a la otra habitación y ver que en ella no hay ningún oso. Pero si se observan todas las teorías que la gente esgrime sobre un tópico dado, sin conocer nada de ello, se verá dónde comienza la mentira. El hombre no se conoce, no conoce nada; empero, tiene teorías sobre todo. Estas teorías son mentira en su mayoría.

Para casi todo, se tienen métodos de verificación. Pero primero se debe saber qué se puede conocer y qué no. Eso ayuda a la verificación. Si se empieza con eso, pronto se escucharán mentiras, incluso sin pensar. Las mentiras tienen un sonido diferente, particularmente las mentiras sobre cosas que no podemos saber.

Recordarse significa lo mismo que ser consciente de uno mismo: "yo soy". A veces sucede por sí mismo; es una sensación muy extraña. No es una función, no es pensar, no es sentir; es un diferente estado de conciencia.

Simplemente, observa, sin suposición alguna, y observa sólo lo que puedes ver. Durante largo tiempo sólo tienes que observar y tratar de averiguar lo que puedas acerca de las funciones intelectuales, emocionales, instintivas y motoras. A partir de esto, puedes llegar a la conclusión de que tienes cuatro mentes definidas: no sólo una mente sino cuatro diferentes. Una mente controla las funciones intelectuales, otra mente muy diferente controla las funciones emocionales, una tercera controla las funciones instintivas, y una cuarta, asimismo muy diferente, controla las funciones motoras. Las llamamos centros: centro intelectual, centro emocional, centro motor y centro instintivo. Son enteramente independientes. Cada centro tiene su propia memoria, su propia imaginación y su propia voluntad.

Lo que llamamos nuestra voluntad, en el sentido corriente, es sólo el resultado de los deseos. Los resultados a veces alcanzan una línea definida de acción, y en otras ocasiones no puede alcanzar línea definida alguna, porque un deseo va por un camino y otro por otro, y no podemos decidir qué hacer. Este es nuestro estado usual. Ciertamente, nuestro designio futuro debe ser llegar a la unidad en vez de ser muchos, como lo somos ahora, porque a fin de hacer algo correctamente, de conocer algo correctamente, de arribar a alguna parte, debemos llegar a ser uno solo. Esta es una meta muy distante, y no podemos empezar a aproximarnos a ella hasta que nos conozcamos, porque, en el estado en que ahora nos hallamos, nuestra ignorancia sobre nosotros mismos es tal que, cuando la vemos, empezamos a aterrorizarnos de no poder encontrar nuestro camino en parte alguna.

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domingo, agosto 20, 2017

Atención Interna y Externa de la Conciencia

La idea de poner la conciencia en diferentes partes del cuerpo es una práctica que bien podríamos convertir en un hábito.

La observación de lo que causa las emociones negativas es siempre útil. Es extremadamente difícil observar sus causas, sin incurrir en el error de analizar. El intento de hallar las causas es analizar. Sin embargo, es imprescindible no analizar lo que observamos en nosotros mismos, sino solamente observar, reparar, darnos cuenta de tener percepción de nuestros estados interiores. Este proceder se basa en la enseñanza de que el llevar una cosa a la conciencia es empezar a cambiarla.

Por lo que respecta al Centro Intelectual, observamos, reparamos, llegamos a ser conscientes y a tener percepción de las clases de pensamiento que se suceden en este centro y en qué lugar nos identificamos con ellos. En el caso del Centro Emocional, observamos el sabor de las emociones y si nos identificamos con ellas o no. En el caso del Centro Motor, observamos la tensión de los músculos, las posturas y expresiones tensas, como fruncir el ceño, apretar los puños, las prisas, las palmadas nerviosas, el golpear las puertas, todo lo cual no es solo una pérdida de energía sino que influye sobre los demás centros. Por ejemplo, si una persona siempre pone mal gesto, esto puede ser causa de sus estados negativos. Su representación en términos musculares induce su emoción correspondiente. Cada emoción tiene una representación correspondiente en el Centro Motor. Por ejemplo, las emociones desagradables —odio, celos, sospechas, envidia, etc.— están representadas por músculos faciales contraídos y miembros tensos. Las emociones agradables relajan los músculos, la alegría extiende los miembros, y no solo lo hacen, sino que influyen beneficiosamente en todo el trabajo interior del cuerpo, las secreciones internas, y en todo lo demás. Las emociones negativas contraen y cierran: las emociones placenteras relajan y abren. En general la emoción es causa de la expresión, pero la expresión puede ser causa de la emoción —esto es, el Centro Motor puede influir sobre el estado emocional y viceversa. En este sentido algunas personas tienen un Centro Motor muy defectuoso. Tienen, por así decir, una expresión de superioridad o de aburrimiento, o de malhumor, ya que sus posturas son rígidas y tensas. Por lo tanto, para que esas personas puedan cambiar es necesario que empiecen modificando su estado, su postura, su cuerpo desmañado, sus expresiones faciales habituales.

Es importante practicar la relajación. En algunas situaciones es la única cosa que nos es dable practicar, tan solo relajarse y no pensar. Hay que empezar con los pequeños músculos de la cara. Pero, para relajar los músculos de la cara es necesario tener conciencia de que están tensos o contraídos. Un músculo puede estar tenso sin contraerse visiblemente. Puede hallarse en un estado de tono elevado que es innecesario, y provocar una pérdida de energía.

Cuando se dice de una persona que esta "excitada" o alguna frase similar, si se la examina, se suele hallar que todos sus reflejos son demasiado vivos, lo cual significa una fuerte tensión de los músculos que son mantenidos demasiado tiempo distendidos y así pierden fuerza.

Si bien no es fácil cambiar los hábitos de pensamiento y los hábitos emocionales, sino que es más fácil cambiar los hábitos de movimiento y de postura corporal. Es por eso que a no ser que el trabajo sobre el Centro Intelectual y el Centro Emocional no sean acompañados con el trabajo sobre el Centro Motor, no hay manera de esperar resultado alguno.

En suma, una mente cambiada es más poderosa que un Centro Motor cambiado. Y por lo que respecta los grados superiores de la comprensión mental y emocional, el Centro Motor no puede ensenarlos. De hecho, ellos son los únicos que pueden, una vez despiertos, enseñar al Centro Motor, lo cual concluye en una perfecta comprensión.

La atención dirigida que se practica, digamos, unos cinco minutos, colocando la conciencia en cada parte del cuerpo, empezando con los músculos de la cara, producirá resultados definidos en cualquier momento cuando se realiza con el fin de prevenir un periodo difícil de identificación. Dirigir la propia atención al Centro Intelectual o al Emocional exige atención interna. La atención interna empieza con la observación de sí. Colocar la conciencia en la tensión muscular del cuerpo es a la vez atención interna y externa. Se empieza, digamos, colocando la conciencia en el pulgar derecho, luego se la traslada al izquierdo, y así sucesivamente.

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lunes, julio 31, 2017

Leyes Universales que Influyen en el Ser Humano

Un hombre inconsciente no puede convertirse espontáneamente en Hombre Consciente. La conciencia del Hombre Consciente no sucede automáticamente. El hombre inconsciente sigue siendo un hombre maquinal toda su vida hasta que empiece a trabajar sobre si y se dé los combates necesarios para despertar.

El Hombre puede estar bajo diferentes órdenes de leyes. La más baja es la Ley de Accidente. Esta incluye a toda la gente inconsciente, buena o mala en el sentido ordinario. Un hombre puede estar bajo la Ley de Accidente, o puede estar bajo la Ley de su Destino, o puede estar bajo la Ley de Voluntad. Un Hombre consciente está bajo la Ley de Voluntad.

El hombre inconsciente es una máquina que reacciona siempre de la misma manera a los estímulos externos.

Solo un hombre que empieza a conocerse y trabajar sobre si cabe decir que posee un "Yo Real”, y una Voluntad Real. Solo por el crecimiento de la Esencia, que es lo que le pertenece, un hombre puede pasar de estar bajo la influencia de la Ley de Accidente a la Ley de Destino.

Un hombre inconsciente, reacciona desde la Personalidad, la cual no le pertenece. La Personalidad esta bajo más leyes que la Esencia. La Personalidad está bajo 48 órdenes de leyes y la Falsa Personalidad bajo 96. La Esencia esta bajo 24 órdenes de leyes, y un correcto desarrollo y crecimiento de la Esencia le puede al de un hombre que está solo bajo 24 órdenes de leyes —las leyes del Sol─. Entonces, ese hombre, está bajo la Ley de Voluntad.

Un hombre posee dos cosas: Lo que le pertenece realmente y lo que cree que pertenecerle. Se trata de lo que es real y lo que es irreal. La Esencia es la parte real en comparación con la Personalidad que es irreal. Existe siempre lo que pertenece al hombre y lo que no le pertenece. El crecimiento de lo que le pertenece significa un desarrollo de la Esencia. El crecimiento de lo que en realidad no pertenece al hombre significa el crecimiento de la Personalidad.

La Esencia es lo que siempre pertenece a un hombre. La Personalidad es lo que ha adquirido de su contacto con la vida externa. Solo lo que le pertenece puede producir el crecimiento de la Esencia. Si nos empeñamos en una dirección que no es nuestra, nos hallaremos, pues, en un lugar de nuestro interior que nos es realmente extraño y hasta hostil. No obstante, el crecimiento de lo que nos es propio, el crecimiento de nuestra Esencia, significa el crecimiento de la propia comprensión, porque la comprensión nos pertenece, y el crecimiento de la comprensión significa el crecimiento de la conciencia.

El término "conciencia" no tiene significado alguno a no ser que sea conciencia de algo, y al decir esto se percibe cierto estado de conciencia, que parece no tener contenido, sin embargo, tiene un contenido comparable al sentimiento del “yo” liberado de sus ataduras externas, un “yo” liberado de la identificación.

Un desarrollo de la conciencia es un desarrollo del significado. Es ver mil cosas donde antes solo se veía una. Es ver mil conexiones donde primeramente solo se veía una conexión. Es ver mil significados distintos donde antes solo se percibía un solo significado. Es este acrecentamiento de la riqueza interior lo que denota un aumento de conciencia. La conciencia es Luz. Un aumento de conciencia ilumina cada vez más. En vez de ver únicamente la mesa se ve toda la habitación, y luego se ve la casa en la que está la habitación y así sucesivamente.

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