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CIENCIAS ETERNAS


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viernes, mayo 08, 2020

El Bambú Japonés, una historia de Perseverancia

Es una historia bastante conocida, se trata del bambú japonés. Una planta no apta para impacientes. El agricultor planta la semilla, la abona y la riega. Hasta aquí todo normal.
La gran diferencia con otras plantas es que en los próximos siete años no vamos a ver absolutamente ninguna mejora, al menos a simple vista. Un agricultor impaciente o inexperto podría pensar que la semilla se murió o que eran infértiles, abandonando en su empeño.
Sin embargo, a partir del séptimo año y en un periodo de sólo seis semanas, la planta de bambú crece más de 30 metros. ¡Increíble!


Durante los primeros siete años, aunque no se ve nada por la superficie, el bambú está desarrollando un complejo sistema de raíces que le permitirán sostener el fuerte crecimiento después de esos siete años de vida.

Hoy en día vivimos en un mundo muy rápido, donde queremos todo "para ayer", queremos soluciones rápidas y triunfar rápidamente y sin esfuerzo. Y el éxito en cualquier actividad que realicemos es como el crecimiento del bambú, un crecimiento interno que lleva tiempo.
También podemos aprender de esta historia que en muchas ocasiones, en nuestro camino, nos encontraremos pérdidos y frustrados porque los resultados no llegan, o porque las cosas no están ocurriendo como queremos, o simplemente pensamos que no estamos avanzando. Pero la realidad es que sí está suciendo. Al igual que las raíces del bambú, mientras sigamos trabajando y esforzándonos, sin abandonar, algo estará ocurriendo dentro de nosotros, estaremos creciendo y madurando.
Al final, como el bambú, el éxito o los objetivos aparecen de forma rápida, pero detrás de todo ello tiene que haber un trabajo constante y perseverante. Lamentablemente, no hay atajos posibles.

Recuerda, si no consigues lo que anhelas, no desesperes... quizá sólo estés echando raíces.

Fuente: Blog Opciones y Spreads

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domingo, septiembre 29, 2019

No Nos Conocemos

Necesitamos saber quiénes somos. Si no lo sabemos, ¿qué sentido tiene la vida? ¿Qué va a responder en nosotros a la vida? Entonces, debemos tratar de responder. Nuestro raciocinio trata de responder. Nos aporta sugerencias sobre lo que somos: seres humanos que pueden esto, que han hecho eso, que poseen aquello. Ofrece posibilidades de todo lo que conoce. Pero la razón no nos conoce, no conoce lo que somos en este momento. Y nuestro sentimiento ¿puede responder? Entre todos nuestros centros es él quien podría responder mejor, pero no está libre. Está al servicio del que quiere ser el más fuerte, el más grande, el más poderoso y que sufre todo el tiempo por no ser el primero. Entonces no se atreve, tiene miedo, duda. ¿Cómo puede saber? Ciertamente hay una sensación, la sensación del cuerpo. Pero, ¿el cuerpo «es uno mismo»?
De hecho, no nos conocemos. No sabemos lo que somos. No conocemos ni nuestras posibilidades ni nuestras limitaciones. Existimos y, sin embargo, no sabemos cómo es que existimos. Creemos afirmar nuestra propia existencia y dirigirla en una dirección determinada. Pero respondemos a la vida emocional o intelectual o físicamente.


Nunca somos nosotros quienes respondemos. Creemos que podemos hacer, cuando en realidad «somos accionados», movidos por fuerzas de las que nada sabemos. Todo ocurre en nosotros. Todo sucede. Los hilos son jalados sin que nos demos cuenta. No vemos que somos como marionetas, como máquinas puestas en movimiento por fuerzas exteriores.
Al mismo tiempo, podemos ver que nuestra vida transcurre como si fuera la vida de otro. Podemos ver que nos agitamos, esperamos, nos lamentamos, tenemos miedo, nos aburrimos, sin que nos sintamos participar en ello. La mayor parte del tiempo podemos darnos cuenta a posteriori de que es uno mismo quien ha hecho esto o ha dicho aquello. Actuamos antes de darnos cuenta de ello. Es como si nuestra vida se desenvolviese sin participar conscientemente de ella.
Se desenvuelve mientras estamos dormidos. De vez en cuando, los sobresaltos o los conflictos nos despiertan por un instante. En medio de la ira, o de un dolor, o de un peligro, y abrimos los ojos: «¡Fíjate: soy yo, aquí, en esta situación, viviendo esto!» Pero después del conflicto nos volvemos a dormir y puede pasar mucho tiempo hasta que un nuevo suceso nos despierte.

Podemos comenzar a ver la verdad de que no somos quien creíamos ser. Somos seres dormidos. Un ser que no tiene conciencia de sí mismo. En ese estado de sueño, confundimos el intelecto, el pensamiento que funciona independientemente de la emoción, con la inteligencia que incluye la capacidad de sentir lo que uno razona. Nuestras funciones ─nuestro pensamiento, nuestras emociones y nuestros movimientos─ trabajan sin dirección, a merced de los conflictos accidentales y de los hábitos. Es el estado de ser más bajo en el que pueda encontrarse el hombre. Vivimos en nuestro mundo estrecho, subjetivo, limitado, dirigido por nuestras asociaciones, que vienen de todas nuestras impresiones subjetivas. Es nuestra cárcel, a la que siempre volvemos.
La búsqueda del yo empieza con la pregunta «¿dónde estoy?» Debemos sentir la ausencia habitual del yo. Debemos conocer la sensación de vacío, de mentira, que afirma siempre una imagen de uno mismo: el falso yo. Uno tiene la costumbre de decir «yo» sin creer realmente en ello. De hecho, no hay nada más en lo que uno pueda creer. El querer ser nos empuja a decir «yo». Está detrás de todas nuestras manifestaciones. Pero no es consciente. Habitualmente buscamos la convicción de nuestra Presencia en la actitud de los demás hacia uno mismo. Si nos niegan, dudamos de nosotros. Si nos aceptan, creemos en nosotros mismos.
¿Somos realmente esa imagen que afirmamos?. ¿No hay un Yo real que pueda estar presente? Necesitamos una experiencia directa del conocimiento de uno mismo. Primero tenemos que ver los obstáculos que se interponen como una pantalla. Necesitamos ver qué creamos en la mente, nuestro pensamiento. Creemos que eso somos nosotros. Queremos saber, hemos leído, hemos escuchado. Todo eso es la expresión de nuestro yo ordinario, de nuestro ego. Eso nos impide abrirnos a la conciencia, ver «lo que es» y lo que «yo somos».
Nuestro esfuerzo no puede ser impuesto. Uno tiene miedo del vacío, miedo de no ser nada. Entonces, uno se esfuerza por ser diferente. Pero ese esfuerzo ¿quién lo hace? Debemos ver que también eso viene del yo ordinario. Toda imposición viene del ego. ¿Podría no seguir siendo engañados por la imagen o el ideal impuesto por el pensamiento?
Necesitamos aceptar el vacío, aceptar no ser nada, aceptar «lo que es». Es en ese estado donde aparece la posibilidad de una nueva percepción.

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viernes, septiembre 27, 2019

Observarse a Sí mismo

Para comprendernos a nosotros mismos necesitamos ante todo una mente capaz de observar sin alterar nada. Eso requiere de una plena atención por nuestra parte. Y esa observación aparece cuando hay una necesidad real de conocerse, cuando la mente es capaz de rechazarlo todo y se limita solo a observar.
Nunca nos observamos en la acción. Nunca nos vemos funcionando mecánicamente ni nos damos cuenta de que es así como queremos funcionar. Necesitamos convencernos de las desorientaciones, de las experiencias y del saber que nos impiden observarnos. Esa clase de observación es el principio del conocimiento de uno mismo.
Cuando tratamos de pensar, de sentir cada pensamiento o cada emoción, nos ocurre que nuestra atención divaga por todas partes. Los pensamientos nunca terminan, las emociones no desaparecen y no llegamos a descubrir el sentido profundo de esos pensamientos o de esas emociones. Es necesario que todo el proceso se haga más lento, pero esta desaceleración no puede ser impuesta, sino nos crearía conflictos. Las imposiciones anulan el esfuerzo. No obstante, el hecho mismo de la observación desacelera el proceso.

El movimiento de las emociones se hace más lento cuando la atención se vacía de toda imagen, palabra o experiencia. Un pequeño instante ocurre antes de que aparezca la reacción bajo la forma de pensamiento o emoción, y entonces es cuando podemos verlos aparecer. Verlos de tal manera que conozcamos su realidad. Como nuestro único interés es ver, no detenemos los hechos que se producen y su contenido profundo nos es revelado. Estamos delante de un hecho. Por primera vez comprendemos lo que es un hecho: algo que no puedo cambiar, que no se puede evitar, algo que es. Aquí está lo real. La verdad se vuelve todopoderosa para nosotros. Un estado de atención es un estado en el cual todo saber se ha detenido y solo existe la búsqueda, ¿cómo se puede llegar a conocer algo viviente? Siguiéndolo. Para conocer el Yo, debemos seguirlo.

Observarse a sí mismo es necesario, pero esta práctica muchas veces ha sido mal comprendida. Normalmente, cuando observamos, hay un centro desde donde se realiza la observación y la mente proyecta la idea de observar. Pero la idea no es la observación; ver no es una idea, el acto de ver es una experiencia. No es fijar la mente sobre un objeto. El objeto es uno mismo vivo, un ser que necesita ser reconocido para vivir. No es un punto fijo que mira a otro. Es un acto total, una experiencia que solo se puede realizar cuando no hay separación entre lo que ve y lo que es visto. No hay un centro desde donde se hace la observación. Hay un sentimiento de un tipo especial, un deseo de conocer, un afecto que envuelve todo lo que se ve y no deja de interesarse por nada. Necesitamos ver. Cuando comenzamos a ver, se comienza a amar lo que vemos. Estamos en contacto con lo que vemos, intensamente, completamente. Ese conocimiento es el resultado de esta nueva condición. Despertamos a lo que somos y tocamos la fuente del verdadero amor, una cualidad del ser.

La verdad de lo que somos solo puede ser vista por una inteligencia en nosotros, una energía impecable que ve. Debe haber una relación muy precisa entre el pensamiento habitual y esa visión; una debe someterse a la otra; de otra manera, uno es tomado por el material del pensamiento. No puede haber ninguna contradicción, por pequeña que sea, en uno mismo; de lo contrario, no puedo ver. Una contradicción quiere decir, por un lado, la necesidad de conocer lo que uno es, y por otro, una mente que funciona sola, para ella misma; una emoción que trabaja sola, para ella misma; y tensiones que separan de una sensación. ¿Vamos a tratar de cambiar nuestro estado porque ayer tuvimos uno mejor?; o bien, en esta oscuridad y porque se siente, la necesidad de claridad, de visión, ¿se hace sentir? Si sentimos la necesidad de ver, un sentimiento que es completamente diferente, poco a poco las tensiones disminuyen por sí solas. Es abrirse a esa energía sin buscar alcanzar resultados. Debe haber una fuerza que el cuerpo perciba; de lo contrario, él no se abrirá. La energía se libera y aparece una realidad interior. Ya no hay contradicción. Ahora se ve... solo vemos.

Observarse sin conflicto es como seguir un torrente. Con una mirada que se anticipa al agua que se precipita, ver el movimiento de cada pequeña ola. Uno no tiene tiempo de formular, de nombrar, de juzgar. Ya no hay pensamiento. El cerebro se vuelve muy tranquilo, muy sensible, muy vivo, pero tranquilo. Puede ver sin distorsión. La observación silenciosa hace nacer la comprensión, pero esa verdad debe ser vista. El orden nace de la comprensión de lo que es el desorden.
Esa posibilidad de ser a la vez el caos y la presencia al caos es el conocimiento de otro orden de cosas.

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martes, diciembre 25, 2018

Proyectos de Inmortalidad

La negación de la muerte aborda dos puntos esenciales:
1. Los humanos son únicos en cuanto a que son los únicos animales que pueden conceptualizarse y pensar abstractamente sobre sí mismos. Los perros no se sientan a pensar acerca de su carrera. Los gatos no piensan en sus errores pasados o se preguntan qué hubiera sucedido si hubieran actuado diferente. Los monos no discuten sobre sus posibilidades futuras, del mismo modo que los peces no van por ahí preguntándose si les parecerían más atractivos a otros peces si tuvieran una aleta más larga.

Como humanos, estamos bendecidos con la habilidad de imaginarnos en situaciones hipotéticas, podemos contemplar el pasado y el presente e imaginar otras realidades o situaciones donde las cosas podrían ser diferentes. Justo por esta habilidad mental única todos, en algún momento, nos volvemos conscientes de la inevitabilidad de nuestra propia muerte. Al ser capaces de conceptualizar versiones alternativas de la realidad, somos también los únicos animales que se imaginan una realidad sin nosotros.
Esta toma de consciencia causa lo que podríamos llamar “el terror de la muerte”, una ansiedad existencial profunda que subyace en todo lo que pensamos o hacemos.

2. El segundo punto tiene que ver con la premisa de que, en esencia, poseemos dos "yo". El primero es el yo físico, aquel que come, duerme, respira, llora... El segundo es el yo conceptual, nuestra identidad o cómo nos percibimos.
Todos somos conscientes, en cierto nivel, que nuestro yo físico eventualmente morirá, que esa muerte es inevitable y esa inevitabilidad —en cierto nivel inconsciente— nos aterroriza. Por ello, y para compensar nuestro miedo de la pérdida inevitable de nuestro yo físico, tratamos de construir un yo conceptual que viva eternamente. Ésta es la razón por la cual la gente se esfuerza tanto por poner sus nombres en los edificios, en estatuas, en las tapas de libros. Por eso nos sentimos impelidos a pasar tanto tiempo entregándonos a los demás, especialmente a los niños, con la esperanza de que nuestra influencia —que nuestro yo conceptual— vivirá más allá de nuestro yo físico; que seremos recordados, venerados e idealizados mucho después de que nuestro yo físico haya dejado de existir.

A estos esfuerzos los vamos a denominar “proyectos de inmortalidad”, porque permiten a nuestro yo conceptual vivir más allá del momento de nuestra muerte física. La civilización humana es básicamente el resultado de proyectos de inmortalidad: las ciudades, los gobiernos, las estructuras y las autoridades actuales fueron los proyectos de inmortalidad de hombres y mujeres que vivieron antes que nosotros. Son los remanentes de los yo conceptuales que no murieron. Nombres como Jesús, Mahoma, Napoleón y Shakespeare son tan poderosos hoy como cuando estuvieron vivos, si no es que más. Y ésa es la meta. Ya sea a través de dominar una forma de arte, conquistar una nueva tierra, acumular increíbles riquezas o simplemente tener una familia grande y cariñosa que seguirá por generaciones, todo el significado en nuestras vidas está moldeado por este deseo innato de nunca morir realmente. La religión, la política, los deportes, el arte y la innovación tecnológica son el resultado de los proyectos de inmortalidad de la gente. Las guerras, las revoluciones y los asesinatos masivos ocurren cuando los proyectos de inmortalidad de un grupo se friccionan contra los de otro grupo. Siglos de opresión y el derramamiento de sangre de millones se han justificado como la defensa de un proyecto de inmortalidad de un grupo contra el de otro.



Pero, cuando nuestros proyectos de inmortalidad fallan, se pierde el significado; cuando la pretensión de que nuestro yo conceptual viva más allá de nuestro yo físico no se percibe como posible o probable, el terror a morir —esa horrible y deprimente ansiedad— vuelve a contaminar nuestra mente. Un trauma puede causar esto, tanto como la vergüenza y el ridículo social. También puede ser causada por la enfermedad mental.
Nuestros proyectos de inmortalidad son nuestros valores. Son los barómetros de significado y valor en nuestra vida. Cuando nuestros valores fallan, también lo hacemos nosotros. En esencia, el miedo nos mueve a todos cuando le damos demasiada importancia a algo, porque otorgarle importancia a algo es lo único que nos distrae de nuestra realidad y de la inevitabilidad de nuestra propia muerte. El hecho de no darle importancia a las cosas es alcanzar un estado casi espiritual de aceptación de la impermanencia de la propia existencia. En este estado, uno es mucho menos proclive a quedarse atrapado en las diferentes formas de sentirse con derecho a todo.

No obstante, los proyectos de inmortalidad de la gente son el problema, no la solución; porque más que intentar implementar, a menudo a través de la fuerza letal, su yo conceptual alrededor del mundo, la gente debería cuestionar ese yo conceptual y sentirse más cómoda con la realidad de su propia muerte. Este es el “antídoto amargo” y hay que luchar mucho por aceptarlo conforme uno se enfrenta cara a cara con su propio final. Como quiera que sea, la muerte es inevitable.

Entonces, no deberíamos evitar esta comprensión sino intentar aceptarla lo mejor que podamos. Sólo cuando nos sentimos cómodos con el hecho de nuestra propia muerte —con ese terror, con esa angustia subyacente que motiva todas las ambiciones frívolas de la vida— entonces podremos elegir nuestros valores con más libertad, sin las ataduras de esta búsqueda ilógica de inmortalidad; sólo entonces podremos liberarnos de perspectivas dogmáticas peligrosas.

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jueves, enero 18, 2018

El Estado de Sueño como Acceso a la Pura Conciencia

Dormir es un estado pasivo de conciencia y puramente subjetivo en el cual el ser humano, casi enteramente al margen del mundo exterior, está sumergido en un mundo interior del cual no tiene conciencia. Está rodeado de sueños; sus funciones psíquicas trabajan sin dirección, independientemente unas de otras. Imágenes puramente subjetivas —ecos de experiencias pasadas o ecos de vagas percepciones del momento (ruidos, sensaciones, olores) o ecos lejanos de la vida profunda— atraviesan su mente, sin dejar en la memoria más que una ínfima huella y la mayoría de las veces absolutamente ninguna.


El dormir es, no obstante, un estado de primera importancia; además del hecho de que el hombre pasa en él la tercera parte de su tiempo, es el estado en el cual su naturaleza orgánica reconstituye las fuerzas necesarias para asegurar su existencia.
La presencia (conciencia) del hombre cuando duerme es puramente pasiva, y lo es aún más mientras más profundo sea su sueño (ya que el hombre tiene diversos niveles de sueño). El cuerpo está más o menos limitado a sus funcionamientos instintivos y esta limitación es total en el sueño más profundo. Los rasgos particulares del ser interior del hombre están allí, pero ni reciben las percepciones ni responden a lo que pueda llegarles a pesar de todo, y aun cuando respondan a veces, esta respuesta no provoca ninguna respuesta asociada en las otras funciones. Sólo el centro instintivo funciona plenamente liberado (al menos en el sueño más profundo) de toda influencia ajena.

El sueño comienza en general por la desconexión del intelecto, o más bien, de la parte mental con la cual vivimos de ordinario, y eso es lo que se llama habitualmente dormirse. No siempre ocurre así; otras partes, más o menos numerosas, pueden desconectarse sin que la parte mental haya interrumpido su actividad. Pero en general no se reconocen tales estados intermedios como un verdadero dormir y en las concepciones corrientes, es la desconexión de la parte mental la que marca la división entre los estados de vigilia y los del dormir.
El centro que se desconecta a continuación, o al mismo tiempo que el mental, es el centro motor. El hombre (y la mayoría de los animales) se acuesta para dormir. Luego se desconectan los demás centros, pero no siempre es así: otros múltiples modos de desconexión son posibles; las interrupciones y el orden en que se producen dependen de los individuos y de las circunstancias. En cambio el centro instintivo es el último en desconectarse; no se desconecta jamás, por cierto, sin un trabajo especial —peligroso─ y solamente (mientras dure la vida) en algunos de sus niveles; puesto que su desconexión completa y definitiva acarrea la muerte orgánica.

El estado de sueño profundo tiene un sentido y una importancia que el hombre ordinario generalmente no sospecha. En las tradiciones antiguas, se le da una gran importancia, y este estado en el cual el sujeto no tiene ningún deseo ni sueña nada, es considerado como el retorno a la serenidad del principio. El ser (la esencia) se retira al reino, sin forma, del origen, fuente de las manifestaciones eventuales en los otros estados, en el que, al estar ausente todo conflicto de forma, disfruta de la plenitud de sí mismo y reencuentra en sí mismo el reino del ser puro. En este estado, los diferentes modos de la manifestación, incluso los de la individualidad que le es propia, no están anulados, sino que permanecen presentes en potencia dentro del conjunto integral de todos los posibles con cuya Esencia Universal el ser individual ha vuelto a encontrarse. De modo que el sueño profundo puede ser comprendido como el retorno al estado "esencial" puro: un estado análogo al estado embrionario (el del comienzo de la vida individual) al que se agrega el desarrollo adquirido hasta allí por la esencia a través de las experiencias de la vida. Y en tal estado, el hombre individual, de vuelta a los confines del ser universal y no individual, sin forma, entra en armonía con las fuerzas esenciales de la vida que, de esta manera, lo reequilibran y regeneran.

Si bien el estado de sueño profundo es análogo al de la plena Realización (el cuarto estado o estado de conciencia objetiva) con la plenitud del ser (esencia y también manifestación), el pleno Conocimiento (y no solamente Goce) y la perfecta Serenidad (y no simplemente Armonía) que esta Realización implica, sin embargo, estos dos estados se encuentran de hecho en los polos opuestos de la Vida: el estado de sueño profundo alcanza los confines de los estados de ser infra-individuales (los confines de la Sustancia pura) y el estado de plena Realización alcanza los confines de los estados de ser supra-individuales (los confines del Espíritu puro). Entre los dos, los estados posibles para el hombre van de las tinieblas sustanciales a la luz de la pura conciencia: ninguna otra forma de ser, en nuestro mundo conocido, está dotada (ni es responsable) de semejante posibilidad.

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miércoles, noviembre 08, 2017

Percepción Objetiva

La percepción objetiva es una mirada libre que emerge de la esencia de nuestro verdadero ser. Sin esa mirada, tu vida es la vida de un ciego que se mueve con cada impulso de las circunstancias externas, sin saber ni cómo ni por qué. Sin esa percepción no puedes saber que realmente existes. Te da la oportunidad de elevarte por encima de lo que crees ser y de verte libremente, de "ver". Con esta percepción tienes la capacidad de que tu pensamiento no sea esclavizado. Para ello, necesitas desasirte de todas las asociaciones que te mantienen cautivo, pasivo. Tienes que cortar las ataduras que te unen a todas esas imágenes, a todas esas formas, que han configurado tu existencia desde que recuerdas. Tienes que liberarte de la atracción constante del sentimiento y necesitas sentir el poder que tiene resistirse a esa atracción, de verla y de elevarte por encima de ella. En esa conciencia, en ese movimiento, te vuelves activo, te activas, depurándote; y de esta manera encuentras un propósito, darte cuenta de quién eres, entrando en ese misterio.

Esta percepción te ubica y a la vez te libera, teniendo acceso a un estado donde te es dado experimentar, sentir el efecto benéfico de esa percepción que desciende sobre ti, abarcándote completamente, sintiendo que irradia sobre ti.
En cada ocasión, el primer paso es reconocer que algo falta; sentir que es necesario un pensar, un pensar libre, vuelto hacia uno, para poder de veras tomar conciencia de tu existencia. Un pensar activo, que no tiene otra meta ni otro objeto que volver a la esencia.

Esta es la lucha: una lucha contra la pasividad del pensamiento. Una lucha sin la cual ya nada consciente podría darse, ni podría nacer. Es una lucha por salir de la ilusión del "yo" en la que vivimos, para aproximarnos a una visión más real. En medio de esta lucha se crea un orden en el caos, una jerarquía: se revelan dos planos, dos mundos. Mientras no haya más que un plano, no puede haber visión. El reconocimiento de otro nivel es el despertar de la conciencia.

Sin este esfuerzo, el pensamiento vuelve a caer en un sueño poblado de palabras, de imágenes, de nociones consabidas, de saberes aproximativos, de ensoñaciones y desasosiegos diversos. Es el pensar de un hombre sin inteligencia. Es terrible darse cuenta de pronto de que uno ha vivido sin una conciencia propia, independiente. Sin inteligencia. Sin nada que pueda ver lo real. Y por tanto, sin conexión con el Ser.
Es en la esencia donde uno se reúne con el que "ve". Si pudieras mantenerte en ella, estarías en la fuente misma de la que mana algo único, estable, en la fuente de lo que no cambia.

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domingo, octubre 29, 2017

La Vejez

En este mundo, todas las religiones han estado enseñando a no vivir, a renunciar a la vida, a renunciar al mundo. Según las religiones, la vida es un castigo. Pero, la vida no es un castigo. La vida es tan valiosa que no puede ser un castigo, es una recompensa. Y tú deberías dar las gracias a la existencia por elegirte; por respirar a través tuyo, por amar a través tuyo, por cantar a través tuyo, por bailar a través tuyo. Si uno sigue creciendo en madurez y comprensión, nunca envejece; uno siempre es joven porque siempre está aprendiendo. Aprender te mantiene joven. Siempre eres joven porque no estás cargado de represiones. Y como no tienes peso, te sientes como si fueras un niño, un recién llegado a esta hermosa Tierra.

Si a la gente se le permite vivir su vida sexual disfrutándola, cuando tengan cerca de cuarenta y dos años, (ten en cuenta que estoy diciendo cuarenta y dos, no ochenta y cuatro), el sexo empieza a perder su dominio sobre ellos. Igual que el sexo aparece y se convierte en muy poderoso cuando uno tiene catorce años, exactamente del mismo modo, cuando uno tiene cuarenta y dos años, empieza a desaparecer. Es su destino natural. Y cuando desaparece el sexo, el hombre mayor tiene un amor, una compasión de un tipo completamente distinto. No hay lujuria en su amor, no hay deseo, no quiere sacar nada de ello. Su amor tiene pureza e inocencia; su amor es una alegría.

El sexo te da placer sólo cuando te has adentrado en el sexo; entonces, el placer es la meta del sexo. Si el sexo ha dejado de tener importancia, no por represión, si no porque lo has experimentado tan profundamente que ya no tiene ningún valor... lo has conocido, y ese conocimiento siempre trae libertad. En ese conocimiento, toda la energía sexual se transmuta en amor, en compasión. Entonces das porque te embarga la alegría. Entonces el hombre mayor es el hombre más bello del mundo, el hombre más limpio del mundo.

Si estás envejeciendo, recuerda que la vejez es el clímax de la vida. Recuerda que la vejez puede ser la experiencia más bella. El niño tiene esperanza en el futuro, vive en el futuro. Tiene grandes deseos de hacer esto, de hacer lo otro. Todo niño piensa que va a ser alguien especial en el futuro. Vive en sus deseos y en el futuro. El hombre joven está demasiado poseído por sus instintos, todos los instintos están explotando en él. El sexo está ahí: el hombre joven está poseído por unas fuerzas naturales tan grandes que no puede ser libre. Ahí está la ambición, el tiempo corre rápido y él tiene que hacer algo y ser alguien. Todas esas esperanzas, deseos y fantasías de la niñez tienen que ser realizadas; tiene mucha precipitación, tiene prisa.

El anciano sabe que esos deseos infantiles eran realmente infantiles. El anciano sabe que esos días de la juventud con su vorágine se han ido. El anciano está en el mismo estado de silencio que queda después de la tormenta. Ese silencio puede ser de una belleza, una profundidad y una riqueza tremendas. Si el anciano es realmente maduro, lo que sucede en contadas ocasiones, entonces será hermoso. Pero la gente sólo envejece, no siguen creciendo. De ahí el problema.

Sigue creciendo, sigue madurando, vuélvete más alerta y más consciente. Y la vejez es la última oportunidad que tienes: antes de que llegue la muerte… prepárate. ¿Y cómo se prepara uno para la muerte? Volviéndote más consciente.

Si hay algún deseo acechante todavía por allí, y el cuerpo está envejeciendo y no es capaz de satisfacer esos deseos, no te preocupes. Observa esos deseos, sé consciente. Con sólo estar consciente y alerta, esos deseos y la energía contenida en ellos puede ser transmutada. Pero antes de que llegue la muerte, libérate de todos los deseos.

Liberarse de todos los deseos, simplemente quiere decir que te liberas de todos los objetos de deseo. Entonces te conviertes en puro anhelo. Entonces hay pura creatividad sin ningún objetivo, sin ninguna dirección, sin destino; sólo pura energía, una reserva de energía que no va a ningún sitio, sino que se consume en sí misma en un fuego interno.

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domingo, octubre 08, 2017

El Creador

La creatividad es la rebelión más grande de la existencia. Si quieres crear, te tienes que liberar de todos los condicionamientos; de lo contrario, tu creatividad no será nada más que una copia. Únicamente podrás ser creativo si eres un individuo, no puedes crear si formas parte de la psicología de masas. La psicología de masas no es creativa; vive la vida como un fastidio. No conoce el baile, el canto, la diversión; es mecánica.
Por supuesto, hay ciertas cosas que la sociedad te dará sólo si eres mecánico. Conseguirás ser respetado, conseguirás honores. Las universidades te concederán licenciaturas, los países te darán medallas de oro, por último, podrías recibir el Premio Nobel. Pero todo este asunto es horrible. Un verdadero genio descartará toda esa tontería porque es un soborno. Que te den el Premio Nobel sólo significa que eres respetado por tus servicios a los poderes establecidos, que eres honrado porque has sido un buen esclavo, obediente, no te has descarriado, has seguido un camino ya recorrido.

El creador no puede seguir un camino ya recorrido. Tiene que buscar y encontrar su propio camino. Tiene que indagar en las junglas de la vida, tiene que ir solo, tiene que marginarse de la psicología de masas, de la psicología colectiva. La mente colectiva es la mente más inferior del mundo; hasta los así llamados idiotas están un poco por encima de la idiotez colectiva. Pero la colectividad tiene sus propios sobornos: respeta a las personas, honra a las personas, sólo si persisten en que el camino de la mente colectiva es el único camino correcto.

La humanidad nacerá realmente el día en que sea respetada la rebelión del individuo. La humanidad todavía no ha nacido; está todavía en el útero. Lo que ves como humanidad es sólo un fenómeno muy engañoso. A menos que demos a cada persona libertad individual, libertad absoluta para ser él mismo, para existir a su manera... Y, por supuesto, no tiene que interferir con nadie más; esa es parte de su libertad. Nadie debería de interferirle a nadie.

Pero en el pasado todo el mundo ha estado metiendo las narices en los asuntos de todos los demás, incluso en cosas que son absolutamente privadas, que no tienen nada que ver con la sociedad.
La humanidad necesita un nuevo sustrato... una Tierra de libertad. Cuando no haya una mente colectiva tratando de dominar a las personas, todo el mundo estará relajado consigo mismo. Por supuesto, no tienes que interferir con nadie pero en lo que respecta a tu vida tienes que vivir según tus propias convicciones. Sólo entonces hay creatividad. La creatividad es la fragancia de la libertad individual.

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jueves, agosto 31, 2017

Empieza a Liberarte de la Emociones Negativas

El control de las emociones es una cosa dificilísima. Es una parte importantísima de la observación de sí, pero no podemos empezar con el control de las emociones, porque no entendemos bastante acerca de las emociones. Lo único que podemos hacer desde el principio mismo de la observación de la función emocional es tratar de detener una manifestación particular en nosotros mismos. Debemos tratar de detener la manifestación de las emociones desagradables. Para mucha gente, ésta es una de las cosas más difíciles, porque las emociones desagradables se expresan con tanta rapidez y facilidad que no es posible atraparlas. Empero, a no ser que lo intentes, no podrás realmente observarte, de modo que desde el principio mismo, cuando observes las emociones, deberás tratar de detener la expresión de las emociones desagradables. Este es el primer paso. A todas las emociones desagradables, violentas o depresivas, las llamamos emociones negativas.

El primer paso es tratar de no expresar estas emociones negativas; el segundo paso es el estudio de las emociones negativas mismas, haciendo listas de ellas, hallando sus conexiones (porque algunas de ellas son simples y algunas son compuestas) y tratando de entender que son absolutamente inútiles. Suena extraño, pero es importantísimo entender que todas las emociones negativas son absolutamente inútiles: no sirven a ningún propósito útil, no nos familiarizan con cosas nuevas ni nos aproximan a cosas nuevas, no nos dan energía; sólo desperdician energía y crean ilusiones desagradables. Incluso, pueden destruir la salud física.

En tercer lugar, después de algún tiempo de estudio y observación, podemos llegar a la conclusión de que podemos liberarnos de las emociones negativas, de que no, son obligatorias. De hecho, no hay un centro real de las emociones negativas, sino que éstas pertenecen a un centro artificial en nosotros, que creamos en la infancia, imitando a la gente con emociones negativas que nos rodea. La gente incluso enseña a los niños a expresar emociones negativas. Entonces, los niños aprenden aún más por imitación; imitan a los niños mayores, los niños mayores imitan a los adultos, y de ese modo, en edad muy temprana, se convierten en profesores de emociones negativas.

Es una gran liberación cuando empezamos a entender que no hay emociones negativas obligatorias. Nacimos sin ellas, pero por alguna razón desconocida nos enseñamos emociones negativas.

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sábado, febrero 25, 2017

Desarrollo Interior del Hombre

El desarrollo espiritual, la comprensión espiritual, es algo que se sustrae a los hechos puntuales de los sentidos. El desarrollo interior del hombre no se realizará a través de la ciencia y nunca lo será a no ser que los descubrimientos de la ciencia observen el aspecto espiritual. Es la comprensión espiritual lo que eleva a un hombre por encima del nivel sensorial de la mente.

Un hombre gobernado por sus sentidos, que solo cree en las realidades que le muestran sus cinco sentidos y se niega a creer que él puede ser otra cosa, algo que esté por encima de la realidad física, un hombre que cree que la naturaleza se creó a sí misma accidentalmente —que el átomo de una manera u otra llego a existir con sus terribles fuerzas encadenadas— tal hombre está muerto en sí mismo. Esta muerto espiritualmente.

El poder del evidente mundo externo junto con el poder de la ciencia hace creer que la dirección del desarrollo del hombre está fuera de él si quiere investigar y controlar la materia.

Un hombre sensorial es aquel que solo sigue lo que ve y carece de las ideas que pueden desarrollar la comprensión, personifica al hombre que muere o es muerto. Esto no se refiere a la muerte física. Se refiere al alma, al lado espiritual del hombre —porque un hombre puede estar espiritualmente muerto y físicamente vivo, cuando vive en contra de sí mismo, esto es, en contra de su alma—

Un hombre que encuentra una nueva vida en sí mismo, un nuevo significado, empezará a vivir de un modo diferente en medio de la vida porque ya no vive más desde sí mismo, desde su voluntad de sí, sino desde una serie de ideas que nada tienen que ver con la vida externa sino que se refiere al desarrollo interior de su propia alma hacia un nivel más elevado. Por eso se dice que si un hombre que ha vivido de cualquier manera y su alma sub-desarrollada que, casi como la de un animal, es la principal sede de su deseo y amor de sí —si tal hombre cambia, entonces "todas las transgresiones que cometió, no le serán recordadas; en su justicia que hizo vivirá". (Ezequiel, XVIII, 22.)

Somos, en suma, un acopio de hábitos. Esto es, somos simplemente maquinas. Decimos las mismas cosas una y otra vez, reaccionamos contra los mismos sucesos de la misma manera, nos encolerizamos del mismo modo, llegamos a ser negativos de la misma manera. Todo esto nos mantiene en un estado de sueño, en un nivel inferior de conciencia al que estamos destinados por derecho alcanzar.

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lunes, febrero 20, 2017

La Personalidad Humana

Antes del nacimiento, todas las influencias que actúan sobre el feto son de origen humano o sobrehumano. Después del nacimiento, las primeras influencias son de carácter animal (instinto). Hay unas que conciernen principalmente al calor y al alimento y vienen de la madre. Después de algunas semanas, el niño empieza a darse cuenta de su propio cuerpo, pero primero con las funciones animales y vegetativas; y sólo mucho después empieza a reconocer los objetos materiales y a adquirir una relación con el mundo inanimado. Se puede decir que la encarnación del espíritu humano no es completa sino hasta que reconoce el mundo material como el ambiente en que ha de desarrollarse el modelo de su vida en la tierra.

El mundo de nuestra experiencia familiar, es el de los objetos materiales, incluyendo por supuesto los animales vivos y los cuerpos humanos, pero éste no es el mundo en que entra el niño recién nacido. Ese mundo no es visible y tangible, pues el niño no sabe aún lo que son la vista y el tacto. Está formado por una serie de mundos compuestos de esencias humanas animales y vegetales, en las que operan fuerzas que no pueden reducirse al trabajo de los átomos y de los quantum.

No estamos aún preparados para examinar estos mundos invisibles, y tenemos que pasar al período en que aparece la experiencia común del hombre como persona. El niño recién nacido es impersonal, pero muy pronto los que le rodean empiezan a expresar reacciones personales. De ellas aprende que sus llantos llaman su atención y atraen su interés hacia él como persona. Así se forma poco a poco una nueva personalidad. Es una construcción artificial producida por influencias completamente distintas de las que formaron la esencia. La personalidad comprende todo lo que uno aprende del mundo exterior; y puesto que el niño aprende principalmente de otras personas, o con su ayuda, la personalidad lleva inevitablemente el sello de todas las demás personalidades que ha entrado en contacto durante sus años formativos.

Los principales instrumentos de la personalidad, son el mecanismo asociativo de los hemisferios cerebrales, que es lo que llamamos usualmente "cerebro", juntamente con el complejo aparato de las reacciones emocionales e instintivas, que proporciona el sistema nervioso autónomo y las glándulas endocrinas. El cerebro está provisto de medios para almacenar impresiones sensoriales, y para separarlas y clasificarlas con ayuda de signos.

Los signos toman la forma de lenguaje, que el niño aprende también de otras personas. Aunque las impresiones de los sentidos se reciben directamente, pasan a ser una forma de memoria utilizable casi completamente en virtud de lo que se aprende de otros. De este modo, la capacidad innata de la esencia para percibir el mundo real es suplantada y reemplazada gradualmente por la acción de pensar sobre las impresiones de los sentidos, con ayuda del lenguaje.

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lunes, enero 02, 2017

El Mundo del Hombre

De acuerdo con esta terminología, se considera que el psiquismo general del hombre en su forma definitiva es el resultado de la conformidad con los tres mundos independientes:
El primero es el mundo exterior; o sea, todo lo que existe fuera de él, pero que él puede ver y sentir; así como lo que es invisible e intangible para él. El segundo es el mundo interior; es decir, todos los procesos automáticos de su naturaleza y las repercusiones mecánicas de estos procesos. El tercero es su propio mundo, que no depende ni de su mundo exterior ni de su mundo interior; es decir; que es independiente de los caprichos de los procesos que fluyen en él, así como de las imperfecciones en esos procesos que los ocasionan.

Un hombre que no posee su propio mundo nunca puede hacer nada a iniciativa propia: todas sus acciones se hacen en él; sólo puede tener su propia iniciativa para percepciones y manifestaciones aquel en cuya presencia común se ha formado, de manera independiente e intencional, el conjunto de factores necesario para el funcionamiento del tercer mundo.

De esta manera, es completamente obvio que el secreto de la existencia humana radica en la diferencia en la formación de los factores necesarios para esas tres funciones relativamente independientes del psiquismo general del hombre. Esta diferencia consiste únicamente en que los factores de los primeros dos conjuntos se forman por sí mismos, conforme a leyes, como resultado de causas fortuitas que no dependen de ellos, mientras que los factores del tercer conjunto se forman exclusivamente por una combinación intencional de las funciones de los otros dos.

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jueves, noviembre 10, 2016

El Sufrimiento

"Hay cuatro tipos de sufrimiento. La primera categoría es el sufrimiento innecesario. Este es el tipo de sufrimiento en que incurrimos debido a nuestras actitudes y expectativas irracionales hacia los demás, generados por nuestras malas intenciones, ser rechazados por alguien, odio, duda, posesividad, arrogancia y autocompasión. En otras palabras, son emociones negativas o sufrimiento que surge debido a nuestra importancia personal."

"El segundo tipo de sufrimiento es el sufrimiento inevitable. Este es el tipo de sufrimiento que nos llega por accidente o por acontecimientos fuera de nuestro control, como guerra, desastres naturales, enfermedades o la muerte de alguien."

"El tercer tipo de sufrimiento es el sufrimiento voluntario. Este es el sufrimiento que imponemos sobre nosotros mismos con el fin de lograr una meta personal, como un atleta que se auto disciplina para ganar una carrera, o un estudiante que se esfuerza mucho para conseguir un diploma".

“Y finalmente tenemos el sufrimiento intencional. Este es el sufrimiento que imponemos sobre nosotros mismos con el fin de lograr un objetivo impersonal o altruista, uno que va dirigido hacia el servicio a los demás o para el trabajo, y no para lucro personal."

- J. Bennett

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sábado, enero 23, 2016

Escucha la Vida

Concédele un descanso a la razón; ya que no es ella la que te permitirá encontrar la verdad.
Comprenderás la verdad con tu cuerpo; y también la mentira.

La verdad se encuentra en la postura correcta.
Es el cuerpo quien la dice.
Es el rostro quien dice la verdad, no las palabras.

Esa vida que estás tan impaciente en sacrificar en nombre de tus famosas creencias, esa vida no te pertenece. La has recibido para cultivarla y transmitirla. Es un bien precioso, ¿cómo has sido merecedor/a de ella? La vida pertenece a la vida. El ideal de la vida es la vida. No tienes derecho a disponer de la tuya. Tan sólo la vida puede justificar la muerte. Matar o dejarse matar por una causa es el mismo crimen. Es un crimen contra la vida.

Escucha la vida. Cada brizna de hierba, cada ser vivo canta a la vida. Esa es la verdadera música. La gran sinfonía de la vida. Ven a integrarte en este inmenso coro compuesto por todos los seres vivos. La voz para cantar la vida la tienes en ti. Es silenciosa para el oído; pero es poderosa y lleva lejos si se la escucha. Se oye con todo el cuerpo. Porta mensajes mudos de un ser vivo a otro. No intentes descifrar esos mensajes. No tienen ningún sentido si se los quiere expresar verbalmente. Pero esa voz muda permite expresar el amor verdadero. Con esa voz solo se puede decir la verdad. Escuchar de ese modo es abrir el alma a todos, es invitar al otro a leer en tu corazón.

La sabiduría no se encuentra en las palabras. No hay textos sagrados ni libros santos. Tan sólo la vida es sagrada. Pero la vida te es dada, y al mismo tiempo todo aquello que necesitas para cultivarla y propagarla. El aire para respirar, el agua para beber, los alimentos para nutrirte.

El objeto de las disputas y las guerras entre los hombres concierne a lo superfluo material e ideológico. El comunismo, el capitalismo, el marxismo no tienen nada que ver con la vida. Olvida todo eso, déjate guiar por la vida. En la sociedad actual, será vulnerable todo lo que afecta a lo superfluo. Pero tu fuerza la extraerás de la vida. Cuando unes a ello tu voluntad, posees esa fuerza inagotable.

Tu riqueza la constituyen los días de la vida que acumulas. Y tu sabiduría es lo que te permite danzar a la muerte. No busques otra cosa. Permanece abierto y límpido. Tan sólo así la vida te conserva y te mantiene.

Abre tu mente. Escucha la vida. Un día te sentirás deslumbrado y te verás atrapado por la magia del amor. Tu vida experimentará un calor nuevo que te producirá un gran goce. Invadirá todo tu cuerpo y te hará llorar de amor. Es un fuego que se enciende en el vientre y abrasa todo el cuerpo. Cuando se produzca lo reconocerás. El amor es un impulso de vida. Un impulso salvaje e indomable.

Acepta las cosas como son. Fluye con lo que te sucede. Intenta integrarte. El amor es bello. Pero la facultad de ser feliz es su única medida, y esa facultad es la que te permite o te impide oír el verdadero mensaje de la vida.

Escucha el silencio. Contempla lo invisible. Quienes se han alejado de la vida jamás podrán acceder a ello, pues el desgarramiento es irreparable. Ellos jamás se sentirán vivos entre los vivos. Para ellos, la tierra no es sino un objeto de posesión que se compra o se vende. Y que se explota. Sin embargo, todos nos hallamos enraizados en la tierra. De ella extraemos nuestra vida.
Podemos comprender eso mediante el razonamiento, seguir las transformaciones químicas del estadio mineral al estadio orgánico. Eso está en la mente. Pero tú debes percibir esa filiación en todo tu ser. Experimentarla y disfruta de ella.
Nosotros somos la Tierra, el Agua, el Aire. Nosotros, es decir, todos los seres vivos. La Tierra es nuestra sustancia. Debemos amar la Tierra y respetarla. Servirla a fin de que Ella nos dé la vida.

Siente agradecimiento. La vida te proporcionará todo el saber que necesitas, y la fuerza, y el amor. Los enemigos de la vida son tus enemigos. Hay que combatirlos con una piedad tranquila, sin cólera, porque es preciso hacerlo.
Despierta al guía que está en ti, en el interior de tu propia vida. A ello es a quién debes escuchar; no te engañará jamás.

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sábado, febrero 28, 2015

Descubre el Renacimiento

Renacimiento es la experiencia directa e intuitiva del espíritu a través de la respiración humana.
Su práctica se realiza conectando la inhalación con la exhalación en un ritmo relajado; así practicando se origina, en la conciencia, una percepción mental directa del espíritu, un sentimiento emocional del espíritu, en el corazón y una sensación física de la verdadera energía de la vida, la cual es la energía de la creación fluyendo a través del cuerpo.

Renacimiento no es una disciplina; es una inspiración. No se trata de enseñar a una persona cómo ha de respirar, es el acto suave e intuitivo de aprender como respirar desde la misma respiración. Es conectar la inhalación con la exhalación, en un relajado y continuo ritmo hasta que la respiración interna, que es el Espíritu y la fuente de la respiración misma, se mezclan con el aire... la respiración externa. El renacimiento une el espíritu y la materia, en un simple y científico método de respiración espiritual que es finalmente una de las más elevadas y más diversas formas de la ciencia de vida.

Un renacedor es un guía de la respiración que ha practicado lo suficiente como para iniciar a otra persona en esta ciencia. Normalmente un renacedor tarda de 5 a 10 min. en conducir a una persona a un ritmo que sea lo suficientemente libre y relajado para percibir la energía del universo en la mente y en el cuerpo, y una vez realizada ésta conexión es deseable entregarse al espíritu de la respiración humana hasta que se experimente un ciclo completo de energía, lo cual acontece después de una hora o más de práctica de la respiración.

Una sesión de Renacimiento puede contener cambios emocionales o físicos que pueden asustar al principiante. Estos cambios son etiquetados por la profesión médica con el nombre de hiperventilación. Realmente lo que sucede es que el espíritu está limpiando, equilibrando y nutriendo la mente y el cuerpo humano. El renacido experimenta, normalmente, un profundo sentimiento de limpieza interior y sentimientos divinos de amor y serenidad.

El Renacimiento es muy rápido y muy profundo. La respiración de vida es uno de los más simples, más directos y poderosos métodos de purificación.
La respiración de vida puede enviar a la mente y al cuerpo a un viaje a través del cosmos. El Renacimiento ha sido llamado iluminación espiritual instantánea y conciencia cósmica.

El Renacimiento es intuitivo. Descubrir el Renacimiento es descubrir el alma. Pero ya que el alma es una, es posible que una persona lleve a otra a la percepción intuitiva del espíritu a través de la respiración. Percibir el alma en nuestra propia respiración, hace más fácil ver el espíritu en todas partes y en todo momento, ya que respiramos todo el tiempo.

Pero Renacimiento también implica ser maestro de tu conciencia total y llenar toda tu mente y tu cuerpo con luz y energía (nueva vida). Implica desvelar el ciclo vida-muerte, que incluye la liberación del síndrome de desaprobación parental y las emociones desagradables de esta y otras vidas. Implica el uso consciente de la poderosa respiración humana, la vida eterna, salud y éxito del espíritu en la mente y en el cuerpo. Por lo tanto Renacimiento implica todos los métodos de purificación espiritual.

Renacimiento es algo especial. Es el poder del espíritu para la salvación del cuerpo y la limpieza de la mente. Renacimiento es un método de purificación espiritual que en unos pocos minutos produce la experiencia espiritual más profunda.

El nacimiento y las tempranas frustraciones de la infancia, las hostilidades y la cólera se pueden elevar a la conciencia. Es importante darse cuenta que estos son sentimientos psicoanalíticos que se pueden abandonar sin violencia para con uno mismo, los amigos o nuestro entorno.
Las frustraciones se sienten alguna vez como cólera, algunas veces como desesperanza, impotencia, depresión, etc. Algunas veces como aburrimiento, algunas veces como debilidad o cansancio.

Renacimiento te pone en contacto con el mismo acto de estar consciente y cuando eres consciente, nada más puede acontecerte que curación y desarrollo de poder.

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lunes, diciembre 15, 2014

El Poder del Momento Presente

Todo el poder y toda la realización que esperamos se encuentra en el momento presente. En el "ahora" hay una energía tremenda, más de la que puedes imaginar con tu mente consciente. Nada podría estar más cerca y nada se escapa más deprisa. Ese es el misterio y la paradoja, para resolverlos tenemos que darnos cuenta que "nosotros somos este momento".

Todo el poder que está presente aquí debe encontrarse dentro. Todo el mundo tiene días llenos de excitación, de energía y de optimismo, y otros días en los que privan la fatiga, la confusión y el pesimismo. ¿Cuál es la causa de esta diferencia?

Algunas personas piensan que la respuesta reside en los ciclos corporales, o en la acción de fuerzas fortuitas, o en el destino, o en la suerte.
La verdad es que la respuesta está en tu capacidad de estar presente. Cuando estás en el momento presente tocas la fuente de la vida.

Incluso el mismo tiempo fluye de este momento presente y de ningún otro. Si quieres cabalgar en la cresta del tiempo, necesitas de toda la energía que puedas conseguir, y esa energía se encuentra dentro del momento presente. A este cabalgar en la cresta del tiempo le llamamos también inmortalidad, eterno ahora y eternidad.

Uno no puede por menos que preguntarse cómo el momento presente pudo irse alguna vez. Podemos responder a esta pregunta con un sencillo ejercicio:

Consideremos durante un momento cómo funciona la memoria.
Cuando ves la cara de una persona que no logras recordar cómo se llama ¿qué haces?
Si te esfuerzas por recordar el nombre, el esfuerzo mismo parece bloquear el recuerdo del nombre. Sin embargo todos hemos experimentado cómo un nombre o un hecho que habíamos olvidado acuden a nosotros tan pronto cuando no tratamos de recordarlo.
Parece que cuando dejamos de esforzarnos el poder de recordar entra en funcionamiento.
El deseo funciona de la misma manera, aunque son menos las personas conscientes de su mecánica.

Debido a que todos queremos cosas, es fácil caer en la trampa de trabajar, preocuparnos y esforzarnos constantemente por obtener lo que queremos. Sin embargo si te aflojas, la mecánica del deseo se cuida de sí misma.
Consideremos lo siguiente: ¿sabes realmente cómo los recuerdos perdidos vuelven a ti? Tu mente consciente no puede forzarte a recordar cosas, pero la mente es muy capaz de recuperar cualquier cosa y todo lo que haya conocido alguna vez.
De forma parecida, la mente consciente no puede comprender cómo el universo hace que los deseos se vuelvan realidad. Y del mismo modo que la persona se esfuerza inútilmente por recordar un nombre, las personas tratan frenéticamente de que se cumplan sus deseos y nunca se dan cuenta de que el esfuerzo es parte del problema y no de la solución.

Lo que ocurre es que en, nuestra lucha por no sentir dolor, hemos bloqueado el momento presente. La memoria y el deseo velan el espíritu porque hace mucho tiempo empezamos a temer por nuestra seguridad aquí en este mundo. Si confiáramos en que se nos nutre y en que estamos seguros y a salvo, nadie se preocuparía tanto en relación con la supervivencia.

En el fondo de nosotros mismos, cada uno de nosotros no es nada salvo confianza.

Ser y amar son también partes innatas de nosotros mismos, pero es la confianza la que nos permite respirar tranquilos y aceptar el espíritu de la Tierra como propio.
La técnica para recordar esto es la misma que la técnica para recordar cualquier otra cosa. Permítete a ti mismo dejar de pensar que luchar es la respuesta.

Aprecia en silencio la vida que te recibe a cada momento. Con esta aceptación callada viene la tremenda energía almacenada en el presente, y en esa energía hay abundancia, paz, inteligencia y creatividad. Todo esto son los dones del silencio envuelto dentro del espíritu de la Tierra.

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martes, marzo 25, 2014

Relaciones con Amor

El concepto de "relación" vienen asociado a expectativas, recuerdos de relaciones pasadas, y conceptos mentales condicionados personales y culturales de lo que una "relación" debería ser. Después hay que hacer que la realidad se ajustase a estos conceptos. Si no lo hace, y nunca lo hace, la persona vuelve a sufrir. La cuestión del asunto es: no hay relaciones. Sólo existe el momento presente, y en el momento sólo hay un relacionarse. Cómo nos relacionemos, o mejor dicho cómo de bien amemos, depende de lo vacíos que estemos de ideas, conceptos y expectativas.

Lo que convencionalmente llamamos "amor" es una estrategia del ego para evitar rendirse. Nosotros estamos buscando a alguien para que nos dé eso que sólo puede venirnos en el estado de rendición. El ego utiliza a esa persona como un sustituto para no tener que rendirse. Para el ego, amar y querer (desear) son lo mismo, mientras que el amor verdadero no tiene ningún deseo de poseer o de que tu pareja cambie. El ego elige a alguien y lo hace especial. Utiliza a esa persona para tapar el constante sentimiento subyacente de descontento, de "no suficiente", de ira y odio, que están estrechamente relacionados entre sí. Estas son facetas de un sentimiento profundamente arraigado en los seres humanos.

Cuando el ego elige algo y dice "yo amo" esto o aquello, es un intento inconsciente de ocultar o eliminar los sentimientos profundos que siempre le acompañan: el descontento, la infelicidad, la sensación de insuficiencia que es tan familiar. Por un tiempo, la ilusión realmente funciona. Pero entonces, inevitablemente, en algún momento, la persona que hemos elegido, o hemos hecho especial, deja de funcionar como una tapadera para el dolor, el odio, el descontento o la insatisfacción que tienen su origen en la sensación de insuficiencia y de sentirnos incompletos. Entonces, surge la sensación que estaba oculta, y se proyecta sobre la persona que había sido elegida y hecha especial. De repente, el amor se convierte en odio. El ego no se da cuenta de que el odio es una proyección del dolor universal que se siente dentro. El ego cree que esta persona es la causa del dolor. No se da cuenta de que el dolor es el sentimiento universal de no estar conectado con el nivel más profundo de nuestro ser – no ser uno con uno mismo.
El objeto del amor es intercambiable, tan intercambiable como el objeto del deseo egoico. Algunas personas pasan por muchas relaciones. Se enamoran y desenamoran muchas veces. Aman a una persona por un tiempo hasta que ya no funciona, porque ninguna persona puede de forma permanente ocultar ese dolor.

Sólo la rendición puede darte lo que estabas buscando en el objeto de tu amor. El ego dice que la rendición no es necesaria porque amo a esta persona. Es un proceso inconsciente, por supuesto. En el momento en que aceptas completamente lo que es, algo dentro de ti, que había sido ocultado por el deseo del ego, emerge. Es una paz innata que mora en el interior, quietud, vitalidad. Es lo incondicionado, lo que eres en esencia. Es lo que habías estado buscando en el objeto de amor. Es tú mismo. Cuando esto sucede, un tipo completamente diferente de amor está presente, que no está sujeto al amor/odio. No elige a una cosa o una persona como algo especial. Es absurdo incluso usar la misma palabra para eso. Ahora bien, puede suceder que, incluso en una relación normal amor/odio, de vez en cuando, introduces el estado de rendición. Temporalmente, brevemente, sucede: experimentas un profundo amor universal y una plena aceptación que a veces puede brillar a través, incluso en una relación egoica. Sin embargo, si la rendición no continúa, se cubre de nuevo con los viejos patrones del ego. Por lo tanto, no estoy diciendo que el verdadero amor profundo no se pueda presentar de vez en cuando, incluso en una relación normal de amor/odio. Pero es raro y por lo general de corta duración.

Siempre que se acepta lo que es, algo más profundo emerge en ese instante. Así, se puede quedar atrapado en el dilema más doloroso, externo o interno, en los sentimientos o situación más dolorosos, y en el momento en que se acepta lo que es, se va más allá de ellos, se trascienden. Incluso si se siente odio, en el momento en que se acepta que esto es lo que se siente, se le trasciende. Todavía puede estar ahí, pero de repente se está en un lugar más profundo donde nada de eso importa ya.

El universo fenoménico entero existe debido a la tensión entre los opuestos. Caliente y frío, crecimiento y decadencia, ganancia y pérdida, éxito y fracaso, las polaridades que forman parte de la existencia, y por supuesto parte de todas las relaciones.
No podemos deshacernos de las polaridades en el plano de la forma. Sin embargo, se pueden trascender las polaridades a través de la rendición. Entonces se está en contacto con un lugar más profundo dentro de uno donde, por así decirlo, las polaridades ya no existen. Siguen existiendo en el plano externo. Sin embargo, incluso allí, algo cambia en la forma en que las polaridades se manifiestan en la vida cuando se está en un estado de aceptación o renuncia. Las polaridades se manifiestan de una manera más benigna y suave.

Cuanto más inconsciente seas, más identificado estás con la forma. La esencia de la inconsciencia es la siguiente: la identificación con la forma, ya sea una forma externa (una situación, lugar, evento o experiencia), una forma de pensamiento o una emoción. Cuanto más apegado estás a la forma, menos rendido (entregado) estás, y más extrema, violenta o cruel es tu experiencia de las polaridades. Hay personas en este planeta que viven prácticamente en el infierno y en el mismo planeta hay otros que viven una vida relativamente pacífica. Los que están en paz interior aún experimentan las polaridades, pero de una forma mucho más benigna que la forma extrema en la que muchos humanos las experimentan todavía. Por lo tanto, la forma en que las polaridades se experimentan cambia. Las propias polaridades no se puede eliminar, pero se puede decir, que el universo entero se vuelve algo más benevolente. Ya no es tan amenazante. El mundo ya no se percibe como hostil, que es como el ego lo percibe.
Cuando se vive en la rendición, algo viene a través de nosotros hacia el mundo de la dualidad que no es de este mundo.

Lo interno y lo externo son en última instancia uno. Cuando ya no se percibe el mundo como hostil, ya no hay más miedo, y cuando no hay más miedo, se piensa, se habla y se actúa de manera diferente. El amor y la compasión surgen y afectan al mundo. Incluso si uno se encuentra en una situación de conflicto, hay una emanación de paz en las polaridades. Entonces, algo cambia. Hay algunos maestros o enseñanzas que dicen, nada cambia. Ese no es el caso. Algo muy importante sí que cambia. Aquello que está más allá de la forma brilla a través de la forma, lo eterno brilla a través de la forma en este mundo de la forma.
La falta de "reacción en contra", la aceptación de los opuestos de este mundo, es lo que provoca cambios en la forma en que los opuestos se manifiestan. Los opuestos seguirán ocurriendo, pero no se alimentan de uno nunca más. Esto significa, que a menudo se experimenta un colapso de las polaridades, tales como en situaciones de conflicto. Ninguna persona, ninguna situación se convierte en un "enemigo".
Entonces, los opuestos, en vez de fortalecerse, se debilitan. Y así es como comienzan a disolverse. Vivir así, es el comienzo del fin del mundo.

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martes, enero 21, 2014

Los Hemisferios Cerebrales

Nuestro cerebro está dividido en los hemisferios derecho e izquierdo que están unidos y comunicados por medio del cuerpo calloso.
Tener dos hemisferios es importante para un órgano fundamental como el cerebro, porque en ocasiones, si hay una lesión en un hemisferio del cerebro que afecte alguna función, el otro hemisferio puede llegar suplirla y realizarla.

Los dos hemisferios están separados, pero también comunicados por el cuerpo calloso, que es una porción de masa encefálica que contiene también infinidad de fibras nerviosas.

Los dos hemisferios no son idénticos. Comparten algunas funciones como las del pensamiento y la regulación de la temperatura del cuerpo, pero también realizan otras diferentes.

El hemisferio cerebral izquierdo controla el lenguaje, el pensamiento lógico y la escritura. En él se encuentra el centro del habla, del pensamiento que nos permite analizar lo que sucede y del control de la mano derecha. También controla la capacidad para las matemáticas y la sensibilidad.

El hemisferio cerebral derecho controla el pensamiento creativo, controla la mano izquierda, la fantasía, el talento musical y todas las actividades artísticas que podemos desarrollar.

Hemisferios Cerebrales

Sincronización de los Hemisferios Cerebrales con Kensiología

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miércoles, octubre 09, 2013

Claves para Mejorar la Comunicacion

Nuestro cerebro capta, procesa y comunica la información a través de tres sistemas representacionales (SR): visual (las imágenes que ve), auditivo (los sonidos que escucha) y kinestésico (las sensaciones que experimenta). Todos utilizamos estos tres sistemas para comunicarnos, sin embargo, la programación neurolingüística (PNL) ha comprobado que cada uno de nosotros, cada persona, utiliza de forma predominante uno de estos tres canales.
Descubrir cuál es el canal preferente en uno mismo (visual, auditivo o kinestésico) puede ayudarnos de forma sorprendente a conectar y entendernos mejor con las personas que nos rodean.

Personas Visuales
¿Sueles hablar deprisa y puedes cambiar de un tema a otro con facilidad?¿A veces tienes la sensación de que no te alcanzan las palabras para todo lo que quieres o tienes pensado decir?
Las personas cuyo sistema preferente es el visual representan en su cerebro, como si fuera una pantalla de cine, lo que viven, lo que recuerdan, lo que imaginan… Tienen ideas de “lo que se ve”, y pueden recordarlas, transformarlas o crear otras nuevas. Su pensamiento es circular, es decir, pueden crear varias imágenes al mismo tiempo, moverlas alrededor del tema central, ponerlas en secuencia. Gracias a su velocidad de pensamiento, pueden barajar varias ideas a la vez y hablar más rápido que los auditivos o los kinestésicos. Necesitan que les mires cuando te están hablando, notar que les estás escuchando y, para conseguirlo, suelen emplear las manos para captar tu atención.
Sus expresiones preferidas: “A ver…”, “Mira…”, “Quiero aclarar mi enfoque”, “Veo que lo entiendes”, “Está claro”, “Lo veo negro”, “Flipar en colores”, “No puedo quitar los ojos de encima”, “A primera vista”.
Sus palabras favoritas: ver, mirar, esconder, clarificar, imagen, palidecer, espejismo, visualizar, perspectiva, imaginar, claro, luminoso, brillante, reflejar, gráfico, enfocar, escena…

Personas Auditivas
¿Te gusta dedicar tiempo a conversar?¿Tratas de expresar tus ideas despacio, una detrás de otra, para que se entienda lo que quieres decir?
Las personas con una tendencia auditiva tienen la capacidad de recordar palabras y sonidos escuchados y crear otros nuevos. Piensan de manera lineal, transmitiendo una idea detrás de otra, como si la leyeran en un libro. Necesitan terminar de exponer un argumento antes de pasar al siguiente. Por eso, suele molestarles cambiar de tema sin haberlos terminado de debatir, algo que a menudo pone nerviosos a los visuales, que son capaces de manejar varias ideas a la vez. Su ritmo al hablar es pausado y tiene gran capacidad para expresarse bien oralmente y para encontrar las palabras exactas para comunicar lo que quieren decir.
Necesitan una comprobación auditiva que les dé la pauta de que les están escuchando, por ejemplo que su interlocutor les regale un “Ah”, “Mmm”, “Sí, te escucho”.
Sus expresiones preferidas: “Escucha”, “Háblame de…”, “Me hizo clic…”, “Me suena…”, “Me pregunto…”, “Oídos sordos”, “Hacer eco…”
Sus palabras favoritas: hablar, contar, sonar, desafinado, melódico, resonar, armonioso, expresar, estrepitoso, escuchar, mudo, diálogo, ritmo, decir, musical, discordante, ruidoso.

Personas Kinestésicas
¿Puedes recordar las sensaciones corporales de una situación que has vivido?¿Eres capaz de revivir los olores, sabores de ese momento?
Las personas con tendencia kinestésica tienen una gran capacidad para recordar sensaciones corporales: viscerales, táctiles y propioceptivas (la tensión muscular, por ejemplo). Y suelen estar muy conectados con las emociones (miedo, alegría, tristeza). Filtran la información a través de sensaciones, y luego la procesan tanto de forma circular (visuales), como de forma lineal (auditivos), en función de las circunstancias. Verifican las informaciones del exterior contrastándolas con las sensaciones que les producen. Evalúan cómo se sentirán las otras personas, o ellos mismos, en cada circunstancia. Necesitan contacto físico y suelen acercarse dando una palmadita en la espalda. Se sienten comprendidos cuando te interesas por sus sentimientos y emociones. Tienen mucha capacidad de concentración y para indagar en un tema a fondo. Y suelen ser intuitivos.
Sus expresiones preferidas: “Me encuentro bien”, “Estoy en contacto con…”, “Me siento…”, “Me puso la piel de gallina”, “Me hule mal”, “Con los pies en la tierra”, “Con el corazón en la mano”, “Al sol que más calienta”.
Sus palabras favoritas: sentir, tocar, dulzura, humedad, dentellada, palpable, ardor, aferrarse, presión, firme, relajado, insensible, tierno, puñalada, sólido, suave, caluroso, frío, doloroso…

Mejorar la Comunicación
Utilizar SR (sistemas representacionales) diferentes es la causa de muchos problemas de comunicación, que podrían solucionarse aprendiendo a adoptar temporalmente el SR de la persona con la que estamos intentando conectar. Si, por ejemplo, un amigo con SR auditivo te está hablando de lo mal que “le suena” una situación, y tú le contestas diciéndole que “sientes lo mismo que él”, no conectaréis tan bien como si le das preferencia al canal auditivo y le dices que “le entiendes”. En este caso, recibirá tu información de forma automática, sin esfuerzo y, como consecuencia, se sentirá más identificado contigo.
Una vez que uno ha identificado cuál es su sistema preferente, conviene entrenarse en averiguar cuál es el de la persona con la que quiere entenderse mejor: un compañero de trabajo, nuestra pareja, un hijo… Para ello, es importante observar con atención y, ¿por qué no?, divertirse mientras uno aprende sobre sí mismo y sobre el otro.

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martes, agosto 13, 2013

Las 7 Palabras Magicas

Muévete
Mueve tu casa, tu cama, tu cuerpo.
Camina, sal por las montañas, sal de la rutina del trabajo, las relaciones y los patrones de vida. Cambia tu perspectiva. Acércate a aquellas personas con las que puedas ser auténtico y nutran tus sueños más locos. No necesitas mover montañas, trasladar una pequeña piedra puede hacer maravillas.

Toca
Toca las partes que Amas de tu cuerpo.
Da abrazos en la panadería, en el parque, en las puertas de toda la ciudad. Besa a la gente en la mejilla. Acaricia a tu gato o tu perro un poco más. Saborea la sensación de un pañuelo de seda, de una pieza de madera, de las diferentes texturas. El musgo, las cortezas, las rocas y el agua. Mientras más lo hagas te sentirás más a gusto con el placer de tocar.

Escucha
Siéntate en silencio y observa cuanto hay allí para ser escuchado.
Escucha a la gente, lo que realmente están diciendo. Escucha hasta la última nota de cada canción. Escucha tu voz interna, esa que solo escuchas cuando la confusión de cada día disminuye. Oye el susurro de las hojas, el llamado de las ranas, el crujido de la madera ardiendo en tu chimenea. Escucha con tu corazón y siempre escucha aquello que nunca es hablado.

Siente
El dolor, experimenta el gozo, hasta que sientas que vas a evaporarte. Permítete reír hasta que te duela, siente el amor desde lo más profundo de tu corazón. Ríndete a la sensualidad de la vida. Enójate y expresa tu furia, si es el caso, pero hazlo a solas. Si no sientes de verdad, no estás vivo.

Confía
Tu sabes lo que necesitas saber. Detén tus dudas. Aquella cosquilla interna es tu más alta verdad y ella te servirá del mejor modo. Te arrepientes cuando desconoces o niegas tu intuición. Ten esto en cuenta: Finalmente, tú y sólo tú sabes lo que es mejor para ti. Si consumes, sin darte cuenta, todo tu día pintando, eso es lo que debes hacer. Si te encanta caminar al lado del océano, encuentra la forma de llegar allí. Si no confías completamente en ti, te conviertes en moho.

Reúnete
Con los hombres y mujeres que Amas.
Toma el té acompañado, camina en compañía por el bosque, conversa y habla, lee en voz alta para otros. Celebra que tu cabello, tu piel, tu cuerpo y tus historias son diferentes a las de los otros y a su vez son completamente parecidas. Cocina y come en compañía.

Recibe
Por una vez, deja de dar y dar y dar a todos menos a ti mismo.
Acepta los cumplidos con gracia. La voz que necesitas oír, el abrazo, ese momento para conversar, la comida en tu mesa, el dinero que necesitas, siempre serán suministrados. Ábrete a recibir, abre tus manos para que sean llenadas con abundancia. Recibe todas las cosas buenas que mereces y recuerda mostrar gratitud por tu vida.

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