CENTRO FÉNIX DE NATUROPATÍA
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existe la certeza de ser lo que nunca perdimos.
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CIENCIAS ETERNAS


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miércoles, enero 29, 2014

La Muerte en el Mundo Moderno

A pesar de sus éxitos tecnológicos, la sociedad occidental carece de una verdadera comprensión de la muerte y de lo que ocurre durante la muerte y después de ella.
En nuestro mundo, a la gente se le enseña a negar la muerte, y se les enseña que no significa otra cosa que aniquilación y pérdida. Eso quiere decir que la mayor parte del mundo vive o bien negando la muerte o bien aterrorizado por ella. El mero hecho de hablar sobre la muerte se considera morboso, y muchas personas creen que el solo hecho de mencionarla es correr el riesgo de atraérsela.
Otros contemplan la muerte con un buen humor ingenuo irreflexivo, pensando que, por alguna causa desconocida, la muerte les irá bien y que no hay por qué preocuparse. Algunos piensan que morirse es algo que le pasa a todo el mundo; no es nada grave, es un hecho natural y que todo irá bien. Pero, esa es una teoría muy bonita hasta que llega el momento de la muerte. De estas dos actitudes hacia la muerte, una la considera algo de lo que hay que escabullirse y la otra algo que se resolverá por sí solo. ¡Qué lejos están las dos de comprender la verdadera importancia de la muerte!

Las grandes tradiciones espirituales del mundo, incluyendo por descontado el cristianismo, siempre han dicho claramente que la muerte no es el final. Todas transmiten la visión de alguna clase de vida venidera, que infunde un sentido sagrado a esta vida que estamos llevando ahora. Pero, a pesar de sus enseñanzas, la sociedad moderna es en gran medida un desierto espiritual en el que la mayor parte de la gente imagina que esta vida es lo único que existe. Carentes de toda fe auténtica en una vida posterior, son mayoría las personas que llevan una vida en último término desprovista de sentido.
Los desastrosos efectos de esta negación de la muerte van mucho más allá del individuo y afectan a todo el planeta. Debido a su creencia en que ésta es la única vida, la gente moderna no ha desarrollado una visión a largo plazo; en consecuencia, no hay nada que les impida devastar el planeta para sus propios fines inmediatos y vivir de una manera egoísta que podría resultar fatal para el futuro. La moderna sociedad industrial es una religión fanática. Estamos demoliendo, envenenando, destruyendo todos los sistemas vitales del planeta. Estamos firmando letras que nuestros hijos no podrán pagar... Nos comportamos como si fuéramos la última generación que va a vivir en el planeta.

El miedo a la muerte y el desconocimiento de la vida futura alimentan esta destrucción del medio ambiente que amenaza las vidas de todos. Por eso, ¿no es aún más preocupante que no se le enseñe a la gente qué es la muerte ni cómo morir? ¿O que no se les dé ninguna esperanza en lo que hay después de la muerte ni, por tanto, en lo que realmente hay detrás de la vida?
¿Podría resultar más irónico que los jóvenes sean tan cuidadosamente instruidos en todos los temas excepto en aquel que encierra la clave del sentido total de la vida, y acaso de nuestra misma supervivencia?
Si alguien cree en una vida después de ésta, toda su actitud ante la vida será distinta y tendrá un claro sentido de la moralidad y la responsabilidad personal.

Los países más ricos y poderosos del mundo desarrollado son como el reino de los dioses del que hablan las enseñanzas budistas. Se dice que los dioses viven en un lujo fabuloso, deleitándose en todos los placeres imaginables, sin conceder el menor pensamiento a la dimensión espiritual de la vida. Todo parece ir bien hasta que se acerca la muerte y aparecen inesperados signos de decadencia; entonces los cónyuges y amantes de los dioses ya no osan acercárseles, sino que les arrojan flores desde cierta distancia y rezan a la ligera para que vuelvan a renacer como dioses. Ni todos sus recuerdos de gozo y felicidad pueden protegerlos ahora del sufrimiento que afrontan; sólo sirven para volverlo más cruel. Así que a los dioses moribundos se les deja morir solos en su desdicha.
El destino de los dioses recuerda la forma en que se trata hoy a los ancianos, los enfermos y los moribundos. Nuestra sociedad está obsesionada por la juventud, el sexo y el poder.
¿No es aterrador que desechemos a los ancianos cuando termina su vida productiva y dejan de ser útiles? ¿No es inquietante que los llevemos a asilos donde mueren solos y abandonados? ¿No es hora ya de volver a examinar cómo tratamos en ocasiones a quienes padecen enfermedades terminales como el cáncer y el sida?
Aun cuando la persona que muere es alguien a quien conocemos o amamos, muchas veces comprobamos que no se nos da casi ninguna idea acerca de cómo asistirla y, tras su muerte, no se nos alienta a pensar en su futuro, en cómo va a continuar ni en cómo podemos seguir prestándole nuestra ayuda. De hecho, cualquier reflexión de este tipo corre el riesgo de ser desechada por absurda y ridícula.

Lo que todo esto nos muestra con dolorosa claridad es que ahora más que nunca necesitamos un cambio fundamental en nuestra actitud hacia la muerte y el morir.
las personas que se hallan a las puertas de la muerte necesitan amor y cuidados, pero también necesitan algo todavía más profundo. Necesitan descubrirle un sentido auténtico a la muerte y a la vida. Sin ello, ¿cómo podemos ofrecerles verdadero consuelo?
La ayuda a los moribundos, pues, ha de incluir la posibilidad de cuidados espirituales, ya que sólo con el conocimiento espiritual podemos afrontar realmente la muerte y comprenderla.

En otras ocasiones se ha llegado al extremo de buscarle un atractivo a la muerte, y se han visto casos trágicos de jóvenes que se suicidaron porque creían que la muerte era bella y que les permitiría escapar de la depresión que vivían. Pero igualmente se trivializa la muerte si se la teme y se rehúsa afrontarla, como si se la convierte en algo romántico. Tanto la desesperación como la euforia ante la muerte son formas de evasión. La muerte no es deprimente ni emocionante; es sencillamente un hecho de la vida.

Es muy triste que la mayoría solo empecemos a apreciar la vida cuando estamos a punto de morir. Como expresaba el gran maestro budista Padmasambhava: «Quienes creen que disponen de mucho tiempo, solo se preparan en el momento de la muerte. Entonces los desgarra el arrepentimiento. Pero, ¿no es ya demasiado tarde?».
¿Qué observación sobre el mundo moderno podría ser más escalofriante que la de que casi todos mueren sin estar preparados para la muerte, tal como han vivido sin estar preparados para la vida?

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martes, enero 28, 2014

El Umbral entre la Vida y la Muerte

Si algo funciona mal en nuestro cuerpo, queremos que lo arreglen. Si algo destructivo avanza en nuestro organismo, queremos detener la enfermedad. Acudimos a médicos y hospitales con la expectativa de que cuidarán de nuestro cuerpo. No esperamos que el alma también se vea involucrada. Sin embargo, una enfermedad mortal apela al alma, requiere recursos espirituales y puede ser una iniciación al reino espiritual que atañe al paciente y a quienquiera que se vea inmerso en el misterio que acompaña la posibilidad de morir. Cuando se vive en el límite –en el reino fronterizo entre la vida y la muerte-, se vive en un tiempo y lugar "liminal". Este vocablo proviene de la palabra latina que significa “umbral”. No es una palabra de uso cotidiano; la traigo a colación porque su sentido evoca la experiencia personal y la memoria colectiva de la humanidad, a la que todos tenemos acceso. Cuando participamos en algo que nos cambiará y alterará el modo en que los demás se relacionan con nosotros –como cuando nos casamos, nos alistamos en las fuerzas armadas o nos ordenamos sacerdotes, nos convertimos en médicos o superamos una experiencia traumática-, ésta es una experiencia liminal. Cuando en el nivel físico nos iniciamos en el conocimiento de algo que nos era ajeno –por ejemplo, a través del acto sexual o el embarazo-, cruzamos el umbral. Sin embargo, en ese momento, la toma de conciencia física, mística o espiritual de lo que está ocurriendo determina su significado como una experiencia del alma. Esto es lo que sucede con una enfermedad mortal, que de un modo semejante atañe al organismo y sin embargo puede afectarnos espiritualmente.

La enfermedad, sobre todo cuando existe la posibilidad de morir, nos hace dolorosamente conscientes de lo valiosa que es la propia vida y la vida en general. Se produce un cambio en las prioridades. Advertimos la verdad de lo que importa, quién importa y qué hemos hecho con nuestras vidas, y hemos de decidir qué hacemos ahora que lo sabemos. Las relaciones importantes se ponen a prueba y se fortalecen o se destruyen. Nos cuestionamos nuestras creencias espirituales y religiosas o la ausencia de las mismas. La enfermedad constituye una ordalía tanto para el cuerpo como para la mente, y un período que ha de concluir con su curación.

Hubo un tiempo, o eso parecía, en el que las enfermedades potencialmente fatales eran acontecimientos trágicos inesperados que les sobrevenían a los niños pequeños, y las enfermedades terminales eran fundamentalmente estados crónicos que afectaban a los mayores. Los exámenes médicos y las biopsias han hecho posible diagnosticar enfermedades mortales en una fase temprana y tratarlas agresivamente, de tal modo que los propios tratamientos invasivos suponen un riesgo para la salud y la vida. Ahora muchas personas corren el peligro de morir o quedar impedidas en su madurez. El sida y el cáncer reclaman a tantos en los primeros años de su vida adulta que muchos consideramos que la madurez es un campo de batalla en el que un gran número de individuos caen abatidos a nuestro alrededor; para los que trabajamos en profesiones relacionadas con la salud, el impacto de las cifras es aún más demoledor. Las enfermedades mortales nos golpean de cerca. Una de ellas puede amenazar a nuestra mujer, a nuestro amante, a nuestro hijo o hija, a uno de nuestros padres, a un amigo o a uno mismo.

Ser un paciente obediente y pasivo o el campo de batalla en el que los médicos la combaten contra el reducido grupo de personas que cuestionan la autoridad, ven la vida desde un punto de vista alternativo y comprenden que hay un vínculo entre el cuerpo y la mente. Tanto como paciente o como individuo que asume una responsabilidad y se encuentra emocionalmente ligado a éste, las decisiones que adoptemos o permitamos que otros adopten tendrán consecuencias de vida o muerte. Actuar con miedo o sin confianza, siguiendo los dictados de la intuición o ignorándola, hacer lo que sabemos que es adecuado aun cuando moleste a alguien; estas cuestiones vitales adquieren una inusitada relevancia cuando la muerte y la convalecencia dependen de nuestras decisiones. Además, si la medicina pierde la batalla por la curación, a menudo los doctores abandonan el terreno desahuciando al paciente, que en lo sucesivo es un recuerdo de la derrota.

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martes, enero 21, 2014

Los Hemisferios Cerebrales

Nuestro cerebro está dividido en los hemisferios derecho e izquierdo que están unidos y comunicados por medio del cuerpo calloso.
Tener dos hemisferios es importante para un órgano fundamental como el cerebro, porque en ocasiones, si hay una lesión en un hemisferio del cerebro que afecte alguna función, el otro hemisferio puede llegar suplirla y realizarla.

Los dos hemisferios están separados, pero también comunicados por el cuerpo calloso, que es una porción de masa encefálica que contiene también infinidad de fibras nerviosas.

Los dos hemisferios no son idénticos. Comparten algunas funciones como las del pensamiento y la regulación de la temperatura del cuerpo, pero también realizan otras diferentes.

El hemisferio cerebral izquierdo controla el lenguaje, el pensamiento lógico y la escritura. En él se encuentra el centro del habla, del pensamiento que nos permite analizar lo que sucede y del control de la mano derecha. También controla la capacidad para las matemáticas y la sensibilidad.

El hemisferio cerebral derecho controla el pensamiento creativo, controla la mano izquierda, la fantasía, el talento musical y todas las actividades artísticas que podemos desarrollar.

Hemisferios Cerebrales

Sincronización de los Hemisferios Cerebrales con Kensiología

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martes, enero 14, 2014

Sobre el Despertar de lo Femenino

El contenido reprimido debe hacerse consciente para producir una tensión de opuestos, sin los cuales es imposible avanzar.
La mente consciente está encima, la sombra debajo, y así como lo alto y lo caliente siempre anhelan lo bajo y lo frío respectivamente, toda conciencia, quizás, sin darse cuenta, busca su opuesto inconsciente, sin el cual está condenada al estancamiento, a la congestión y a la codificación. La vida nace sólo de la chispa de los opuestos.
C. G. Jung

Sobre el despertar de lo femenino. El mito de Apuleyo, ilustra el proceso evolutivo de Psique a través de ritos de iniciación.
Comienza describiendo el ultraje que experimenta Afrodita y la muerte que impone a Psique por hermosa.
Pero en vez de morir, nace a una nueva vida, paradisíaca, con un esposo nocturno que le impone dos condiciones, no verlo y no preguntar.
Transcurre el tiempo y Psique vuelve a experimentar una forma de muerte. Decidida a conocer rompe la prohibición; Eros regresa con su madre. Psique lo busca. Afrodita intenta impedir el reencuentro imponiéndole tareas que la enfrentan con situaciones desconocidas. El amor que siente por Eros le da la fuerza para encarar las dificultades.
Así comienza la metamorfosis del alma, (en griego psyche). Integra lo femenino con lo masculino, el amor carnal con el espiritual, lo visible con lo invisible, une sus opuestos conscientes e inconscientes, finalmente, logra la síntesis de sí misma: la completación.

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martes, diciembre 31, 2013

El Arte de Mirar

¿Cómo podrías intentar crear un mundo feliz, amable y pacífico? Aprendiendo el sencillo y hermoso, aunque arduo, "arte de mirar".
Se trata de hacer lo siguiente: cada vez que te encuentres irritado o enojado con alguien, a quien tienes que mirar es a ti, no a esa persona.
Lo que tienes que preguntarte no es: "¿Qué le pasa a este individuo?", sino: "Qué pasa conmigo, que estoy tan irritado?".
Intenta hacerlo ahora mismo.

Piensa en alguna persona cuya sola presencia te saque de quicio y formúlate a ti mismo esta dolorosa pero liberadora frase: "La causa de mi irritación no está en esa persona sino en mí mismo".
Una vez dicho esto, trata de descubrir por qué y cómo se origina esta irritación. En primer lugar, considera la posibilidad, muy real, de que la razón por la que te molestan los defectos de esa persona, o lo que tú supones que lo son, es porque tú mismo tienes esos defectos; lo que ocurre es que los has reprimido y por eso los proyectas inconscientemente en el otro. Esto sucede casi siempre, aunque casi nadie lo reconoce.
Trata, pues, de descubrir los defectos de esa persona en tu propio interior, en tu mente inconsciente, y tu irritación se convertirá en agradecimiento hacia dicha persona, que con su conducta te ha ayudado a desenmascararte.

El cambio es fruto únicamente del conocimiento y la comprensión. Comprende tu infelicidad, y ésta desaparecerá y dará paso al estado de felicidad.
Comprende tu orgullo, y éste se vendrá abajo y se transformará en humildad.
Comprende tus temores y éstos se disolverán, y el estado resultante será el amor.
Comprende tus apegos, y éstos se desvanecerán, y la consecuencia será la libertad.
El amor, la libertad y la felicidad no son cosas que tú puedas cultivar y producir.

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viernes, diciembre 20, 2013

La Conciencia es la Llave del Poder

Nuestro cerebro es un ordenador que procesa información. A cada segundo, en una vida como la moderna llena de estímulos, nos bombardean enormes cantidades de información. El cerebro solo procesa una mínima cantidad de ella: 400 mil millones de bits de información por segundo. Los estudios científicos han demostrado que sólo somos conscientes de 2.000 mil de esos bits, referidos al medio ambiente, el tiempo y nuestro cuerpo. Así pues, lo que consideramos la Realidad, es decir, aquello que vivimos, es sólo una mínima parte de lo que en realidad está ocurriendo.
¿Cómo se filtra toda esa información? A través de nuestras creencias: El modelo de lo que creemos acerca del mundo, se construye desde lo que sentimos en nuestro interior y de nuestras ideas. Cada información que recibimos del exterior se procesa desde las experiencias que hemos tenido y nuestra respuesta emocional procede de estas memorias. Por eso, los malos recuerdos nos impulsan a caer en los mismos errores.

Cómo romper con esos malos hábitos del pensamiento
El cerebro crea esas redes a partir de la memoria: ideas, sentimientos, emociones. Cada asociación de ideas o hechos, incuba un pensamiento o recuerdo en forma de conexión neuronal, que desemboca en recuerdos por medio de la memoria asociativa. A una sensación o emoción similar, reaparecerá ese recuerdo en forma de idea o pensamiento. Hay gente que conecta “amor” con “decepción” o “engaño”, así que cuando vaya a sentir amor, la red neuronal conectará con la emoción correspondiente a cómo se sintió la última vez que lo sintió: ira, dolor, rabia, etc.
“Si practicamos una determinada respuesta emocional, esa conexión sináptica se refuerza y se refuerza. Cuando aprendemos a “observar” nuestras reacciones y no actuamos de manera automática, ese modelo se rompe”. Según Joe Dispenza
Así pues, aprender a “ver” esas asociaciones es la mejor manera de evitar que se repitan: la llave es la conciencia.

La mecánica de la erección
La mejor metáfora del pensamiento creador es el miembro masculino. Una sola fantasía sexual, es decir, un pensamiento erótico, es capaz de producir una erección, con toda la variedad de glándulas endocrinas y hormonas que participan en ello. Nada hay fuera de la mente del hombre pero, sin embargo, se produce un torbellino hormonal que desemboca en un hecho físico palpable. En el lado femenino, también el poder del pensamiento asociado al erotismo se convierte a menudo en hechos físicos, demostrando la capacidad del pensamiento para crear situaciones placenteras… o adictivas. Los más firmes defensores del poder de la visualización llegan a proponer que se puede obtener a través de ella casi todo lo que deseamos.

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jueves, diciembre 12, 2013

El Proceso Perceptual del Ser Humano

En nuestra especie, el proceso perceptual es matizado por siete impresiones que sufrimos al nacer que son: de incorporación, de revelación, de incomodidad, de satisfacción, de libertad, de pertenencia y de separación.
Estas impresiones se manifiestan como siete reflejos innatos.

1. "La sensación de incorporación”, representada por el elemento tierra, se produce cuando el feto siente su confinamiento y se marca con la urgencia de nacer. Activa el vehículo físico y los reflejos corporales.

2. "La sensación de revelación”, representada por el elemento fuego, se produce cuando el niño percibe la luz por primera vez. Activa el vehículo energético y el reflejo de atracción o búsqueda de experiencias.

3. "La sensación de incomodidad”, representada por el elemento agua, se produce cuando el niño se siente mojado y con frío por primera vez. Activa el vehículo emocional y el reflejo de retracción o defensa.

4. "La sensación de satisfacción”, representada por el elemento aire, se produce cuando el niño respira por primera vez. Activa el vehículo mental y el reflejo de prensión o posesión literal.

5. "La sensación de libertad”, representada por el elemento movimiento, se produce cuando el niño es separado de la madre. Activa al vehículo del nagual y el reflejo de marcha o evolución.

6. "La sensación de pertenencia”, representada por el rumbo inferior, se genera cuando el niño huele a su madre y prueba el sabor de la leche. Activa el reflejo de exclusión.

7. "La sensación de separación y pérdida”, representada por el rumbo superior, se genera cuando el niño escucha por primera vez los sonidos con la refracción propia del medio aéreo. Activa el reflejo de inclusión.

Estas sensaciones permanecen en nuestro inconsciente durante toda la vida, condicionando nuestra percepción, hasta que el ejercicio de recapitular el momento natal nos permite establecer un contacto objetivo con ellas.

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domingo, diciembre 01, 2013

Proceso de Respiracion

Duración: 15 a 30 minutos tendido en el suelo.
El propósito de este ejercicio es tomar conciencia de tu habilidad para guiar tu respiración de manera que te ayude a restablecer tu energía y renovarte con cada respiración.


Seguir las Instrucciones Despacio:

1º Relájate... ... ... observa cómo es tu respiración.

2º Toma algunas respiraciones profundas y deja partir. Imagina energía subiendo a través de tu cuerpo, desde tus pies en la inhalación y exhala afuera desde tu cabeza hacia abajo... (2 veces).

3º Siente tu respiración como se expande tomando energía y se libera dejando partir energía... (2 veces).

4º Observa un pensamiento, respíralo y déjalo partir en la exhalación...
5º Observa una imagen, respírala y déjala partir en la exhalación...

6º Observa una palabra o frase, respírala y déjala partir en la exhalación...

7º Observa una sensación, respírala y déjala partir en la exhalación.

Repite del Punto 4 al 7 Una o Dos Veces Más

8º Ahora disminuye tu respiración, respira más despacio y más superficial y observa la misma circulación y liberación de energía... (2 minutos)

9º Respira fácilmente, más como normalmente lo haces, pero observa el mismo proceso actuando... (2 minutos)

10º Imagina este proceso en marcha todo el tiempo, tanto si eres consciente de él como si no. Respirando una energía clara y viva y dejando partir todas las tensiones de forma natural... (2 veces)

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jueves, noviembre 28, 2013

Respiracion Energetica

La respiración energética es una técnica de respiración en la que se inhala profundamente, poniendo mucha atención en subir el aire a la parte superior de los pulmones, hacia la parte del pecho que normalmente no se utiliza; después se exhala inmediatamente sin hacer ninguna pausa, dejando salir el aire de la respiración, sin forzar, sin empujar y sin modificar su flujo.

La respiración debe ser continua, sin ninguna pausa, sin retención de aire en la inhalación ni en la exhalación. La exhalación se hace sin esfuerzo y relajadamente, de manera que las tensiones ya no se retengan en los músculos intercostales que elevan la caja torácica, ni el diafragma. Estos músculos toman así su posición inicial y el aire es expulsado del pecho.
Para realizar una respiración sin pausa necesitamos utilizar el mismo canal de respiración, es decir, si se inhala por la nariz se exhala, también, por la nariz; y si se inhala por la boca se exhala, así mismo, por la boca.

El intento de este tipo de respiración es una invocación consciente a la vida, llamando al deseo de vivir con cada inhalación, y estar dispuesto a abandonarlo todo al exhalar, en un flujo continuado.
En esos momentos, tú estás dispuesto a observar y aumentar tu relajación. No haces nada, solo te quieres relajar para observar.
Así es como se empieza a promover la liberación de energía por mucho tiempo estancada; experimentando un gran placer en ella, lo que permite su integración, dejando de afectarte a partir de ese momento.

Las creencias acerca de nosotros mismos almacenadas en el cuerpo se van a resistir a ser liberadas. Para eso contamos con la presencia de un instructor, así se reducen las resistencias. Por eso lo mejor que se puede hacer es colaborar ante sus instrucciones.

Integrar significa darse cuenta de cualquier experiencia que se esté teniendo. Las experiencias producen un “enganche” energético que nos desgasta. Mediante la respiración, este enganche o bloqueo energético empieza formar parte de nuestro consciente, de una manera rápida y eficiente. El hecho de “ver” el enganche hace que este empiece a perder validez, lo cual nos permitiría poder elegir de nuevo. Este es uno de los resultados que se obtienen con este tipo de respiración. La respiración energética es un medio de integración prodigioso, poderosamente eficaz y directo que puede hacer integrar en poco tiempo amplias capas de negatividad.
Comprobamos que se ha producido la integración cuando no se ofrece ninguna resistencia al elemento con el que se luchaba anteriormente. La integración facilita la elección consciente.

La respiración, como base para la vida, llega a conseguir aflorar en la mente las razones del sentir, más fácilmente, las emociones reprimidas.
La gran lucha por rechazar compulsivamente todo aquello que no se desea manifiesta resistencias al fluir natural de la vida. Cuando nos resistimos a la vida, nos debilitamos y sufrimos; si por el contrario nos soltamos voluntariamente en su fluir, seremos libres y felices. Gracias a la respiración podemos acabar poco a poco con nuestros propios esquemas de lucha, con nuestras oposiciones interiores, de la manera más natural.

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