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Más allá de las limitaciones impuestas por la percepción,
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El conocimiento de la conciencia de ser
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CIENCIAS ETERNAS


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jueves, febrero 08, 2018

Atención Consciente

La atención es el medio fundamental para que el hombre se revele a sí mismo sus energías latentes. Siempre que uno presencia el estado del cuerpo, la interacción del pensar y el sentir, hay un signo interior, aunque sea leve, de otra corriente de energía. Mediante el simple acto de poner atención, uno da inicio a una nueva alineación de fuerzas.

Mantener una atención consciente no es fácil. El movimiento, las obligaciones del día a día, distraen constantemente. Sin una base de operaciones, sin un hogar en el organismo de uno, la atención sirve a los pensamientos, sentimientos y apetitos motivados por el azar, que entra en conflicto y tratan de dominarse unos a otros.

La sensación de las partes o de todo el cuerpo puede anclar la atención, proporcionándole una especie de hábitat. La estructura, al hacerse más sensible, ayuda a unificar la atención de manera que sea menos proclive a los desvíos hacia los canales de la mente que consumen su poder. A su vez, las percepciones y sensaciones se aceleran y se multiplican los destellos interiores de comprensión.

Abrirse a la fuerza de la atención evoca un sentido de plenitud y equilibrio. Uno puede vislumbrar la posibilidad de un estado de conciencia inconmensurablemente superior al del mecanismo reactivo, una conciencia que trasciende el modo de respuesta sujeto/objeto automático de uno.

Al fluir libremente, el efecto de la atención consciente capaz de transformar y concentrar conduce los ritmos dispersos de los centros vitales, hacia una relación relativamente balanceada. El pensar, el sentir y la sensación son equilibrados bajo su influencia vibrante y armonizante.

La atención consciente es una fuerza independiente que no será manipulada por las partes de uno. Limpia todo ruido interno, siendo un instrumento que vibra como un cristal con su propia frecuencia. Está libre para recibir señales transmitidas en cada momento por un universo creativo en comunicación con todo lo creado.

Sin embargo, la atención no es de uno. Cuando ella está presente, uno sabe que no se origina por completo desde uno. Su fuente rodeada de misterio, comunica energía de una calidad que la mente no se puede representar. Uno tiene que estar al servicio de la atención consciente. Uno se prepara para su llegada a través de la quietud activa.
Los momentos de calma, libres de tensión, la estructura del hombre se abre a las corrientes de energía que de ordinario están bloqueadas. A su vez, esas energías se mezclan con materiales previamente recibidos para ponerse al servicio de lo más elevado en un intercambio sin nombres ni palabras.

La atención no sólo está mediando; también está transmitiendo. Dando y recibiendo, el espíritu habla al hombre. Recibiendo y dando, el hombre le habla al espíritu. Así como una estructura humana necesita ser vivificada por la infusión de vibraciones más sutiles; así mismo esas vibraciones requieren, para su mantenimiento, mezclarse con material más tosco. Sin la transmisión hacia arriba de energías por intermedio de la atención consciente, el universo terminaría por rendirse a la entropía.

En el ser humano, la más pequeña deformación de una atención equilibrada clausura esta comunicación de doble vía. Por sí misma, la mente no puede mantenerla. Un cuerpo relajado también es necesario. A medio camino entre el microcosmos y el macrocosmos, el ser humano tiene su papel que cumplir. Volver al cuerpo es un gesto de abrirse a la atención; cuando ella es llamada, está lista para cumplir su función cosmológica.

William Segal

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sábado, enero 06, 2018

El Poder de Ser

Nuestra energía no está contenida en un circuito cerrado, en el cual podría ser transformada. Esto le permitiría entrar en contacto con otra energía de la misma calidad para formar un nuevo circuito, una nueva corriente. Mientras una corriente de energía más elevada no se establezca en nosotros, no tendremos ninguna libertad... Hay una energía que viene de una parte superior de la mente. Pero no estamos abiertos a ella. Es una fuerza consciente. La atención es una parte de esa fuerza que debe ser desarrollada. Sin esa fuerza, estamos "hipnotizados", y nuestros actos son automáticos. La cabeza puede entender, pero el cuerpo se queda como un extraño, al margen. Y sin embargo, es el cuerpo el que tiene que sentir esa fuerza. Entonces, si la siente, obedecerá; las tensiones caerán y las acciones podrán ser libres.

El sacrificio voluntario es el único principio activo en nosotros que puede ser convertido en sentimiento superior. Esto es necesario para la creación del segundo cuerpo. En la lucha entre dos fuerzas creadoras, el cuerpo debe rechazar su automatismo para someterse a la acción de una fuerza más alta. Con el esfuerzo de seguir permaneciendo, la energía crece y llega a tener una fuerza activa que lleva la fuerza pasiva a obedecer. Esa energía debe ser mantenida ante todas las situaciones de la vida. Es necesario llevarse hasta un cierto estado de “Ser” una y otra vez, hacer un esfuerzo consciente una y otra vez, hasta que se forme algo que tiene su propia vida. Luego eso será indestructible.

Lo importante en nuestro trabajo es la lucha interior. Sin esto, el tiempo pasará sin que aparezca ningún cambio. Uno debe aprender a no identificarse interiormente y a representar un papel exteriormente. Uno ayuda a lo otro. Mientras lo hago, no me identifico con nada. Sin ser fuerte en lo exterior es imposible ser fuerte en lo interior. Sin ser fuerte en lo interior, no es posible ser fuerte en lo exterior. La lucha debe ser real. Cuanto más difícil, más vale... Para representar un papel hay que estar presente a lo que sucede a mi alrededor y al mismo tiempo a lo que pasa en mí. Dos clases de acontecimientos, dos vidas, una en la otra, de orden diferente... La manera de vivir ambas testimonia el poder de Ser.

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martes, enero 02, 2018

La Multiplicidad de Nuestro Ser

Cuando se comprende que son muchos aspectos, o personalidades, que habitan en cada uno de nosotros, que pueden conocer algo como cierto por la mañana y no conocer nada de ello por la tarde, entonces este darse cuenta es un comienzo. Esto no significa decir que si se comprende esta pluralidad pueda ser cambiada y volverte diferente; pero este darse cuenta es un primer paso. Cuando decimos "yo", esa persona piensa en el todo lo que ella es, cuando en realidad es sólo una parte muy pequeña la que está procediendo. Podemos existir sólo porque no podemos poner todo nuestro capital dentro de cada "yo"; de lo contrario, estaríamos en quiebra. Solo se puede decir "yo", al hablar de sí mismo en relación con el trabajo realizado en torno a un objetivo definido. En otras cosas debemos comprender que esto no es realmente uno mismo, sino sólo una parte pequeña de uno mismo, imaginaria en su mayor parte. Cuando se aprende a distinguir eso, cuando eso se convierta casi en un hábito (en el sentido de ser constante), uno se sentirá en el camino correcto. Pero si siempre dices "yo" a todo sin discriminación, eso sólo ayuda a fortalecer tus tendencias mecánicas.

Cada cual puede encontrar en sí mismo diversas personalidades, y el real conocimiento de uno mismo empieza con el estudio de estas diferentes personalidades, porque cada personalidad significa alguna inclinación especial, una tendencia especial, o a veces una aversión. El estudio de los gustos particulares ayudará. Por ejemplo, si encuentras algo que claramente te gustó a lo largo de tu vida desde la niñez, verás que en torno de eso hay construida cierta personalidad. Somos criaturas de gustos; nos gustan toda clase de cosas, pero sólo tenemos cierta cantidad de gustos genuinos. Estudiándolos, uno descubre las personalidades que lo conforman. Las personalidades pueden ser muy diferentes. Algunas se basan en hechos reales y gustos e inclinaciones reales, mientras otras se basan en la imaginación y en ideas equivocadas sobre uno mismo. De modo que es necesario separar las personalidades que pueden usarse de algún modo, de las que no pueden ser útiles para el autodesarrollo, y por ende han de ser destruidas, o al menos subyugadas.

Las personalidades pueden dividirse. El autodesarrollo comienza con el centro magnético, o con la personalidad interesada en ciertas cosas. Cuando un hombre encuentra su centro magnético empieza a acumular conocimiento práctico y teórico, y experiencia que provienen del estudio del ser. Además de esta personalidad, hay otras personalidades, algunas de las cuales pueden desarrollarse, y algunas no concuerdan con ella para nada. De modo que algunas personalidades pueden unirse en el trabajo, otras son neutrales y, mientras no estén en el camino, puede permitírseles permanecer por algún tiempo, y algunas han de ser eliminadas. Cuando el centro magnético se transforma, el individuo efectúa ciertas decisiones, formula ciertos objetivos, emprende cierto trabajo. Luego, puede averiguar cuál personalidad puede trabajar con él y cuál no. Si una personalidad está contra su objetivo y puede dañarlo, o no lo quiere, o no sabe de él, entonces evidentemente no puede trabajar con ella. De modo que pueden ser clasificadas, pero primero uno deberá conocerlas. Luego, cuando estas personalidades son puestas en orden y agrupadas en torno del centro magnético producirán un efecto sobre la esencia precisamente por la existencia de aquéllas. La falsa personalidad está siempre contra el trabajo para el desarrollo de uno mismo y arruina el trabajo de todas las demás personalidades. Nunca resulta ser útil. Las personalidades (en plural) se mencionan en relación con la esencia, pues dije que la personalidad puede dividirse en diferentes personalidades que la componen. La división en esencia y personalidad es ahora meramente teórica y es sólo útil como principio, pues es difícil verla en uno mismo. Primero estudiamos la personalidad que está conectada con el trabajo y que se desarrolló desde el centro magnético; y luego estudiamos la falsa personalidad. La falsa personalidad es opuesta a "uno", es su idea equivocada sobre uno mismo: exactamente lo que uno no es. Esta división es práctica, pues es necesario conocer claramente a qué se parece la falsa personalidad. De modo que no debemos confundir la falsa personalidad con las personalidades, porque, aunque no son muy reales, las personalidades pueden basarse en inclinaciones reales, en gustos y disgustos reales, mientras la falsa personalidad es toda falsa y puede incluso pretender gustar de algo que a "uno" le disgusta o no gustarle algo que a "uno" realmente le gusta. Cuando se habla de falsa personalidad, se toma a "uno" como existente y a la falsa personalidad como no existente; cuando hablamos sobre personalidades, dejamos a la falsa personalidad fuera de lo que consideramos que es "uno".

La esencia del ser sólo se presume; no sabemos qué es. Pero conocemos al individuo que somos y podemos estudiarlo en todas sus manifestaciones. De modo que debo empezar con lo que creo ser. La esencia es elusiva y muy pequeña; sólo existe como potencialidad; si no crece, la falsa personalidad continuará controlándolo todo. Muchas personas cometen el error de pensar que saben cuál es cual. Dicen "este es mi ser real", cuando en realidad es la falsa personalidad. Este está conectado generalmente con nuestra capacidad para desempeñar roles. Es una capacidad limitadísima; por lo general tenemos unos cinco o seis roles, si los observamos podemos advertir cierta semejanza, totalmente desorientadora, entre estos roles, y luego, consciente o inconscientemente, llegar a la conclusión de que detrás de ellos hay una individualidad permanente. La llamamos "yo" y pensamos que está detrás de todas las manifestaciones, cuando en realidad es un cuadro imaginario de nosotros mismos. Este cuadro ha de estudiarse. Es imposible tener un conocimiento práctico de uno mismo si no se conoce la propia falsa personalidad. Mientras pensemos que somos uno solo, todas nuestras definiciones están equivocadas. Sólo cuando un hombre conoce que todas sus intenciones, deseos, etc., no son reales, que son falsa personalidad, sólo entonces puede obtener algo. Este es el único trabajo práctico posible, y es dificilísimo. La falsa personalidad tiene que desaparecer, o al menos volverse impotente para obstaculizar nuestro trabajo. Pero se defenderá y no cederá fácilmente. El trabajo es lucha con la falsa personalidad que contraatacará, principalmente a través de la mentira, pues la mentira es su arma más fuerte.

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miércoles, noviembre 29, 2017

Los Cuatro Estados de Conciencia del Hombre

Nada puede ser comprendido en el hombre, ni conocimiento alguno de sí es posible, si no se toma en cuenta los diferentes estados en los cuales vive el hombre —más exactamente: los estados de conciencia— son de algún modo, "dimensiones" de su vida: diferentes niveles de actividad sobre cada uno de los cuales la vida de un individuo ofrece posibilidades diversas.

Para un hombre completamente evolucionado, son posibles cuatro estados de conciencia. Pero el hombre ordinario vive solamente en dos de ellos, los más bajos, con vislumbres del tercero. Puede tener informaciones teóricas sobre el cuarto, pero, de hecho, ambos estados superiores le son inaccesibles: es incapaz de comprenderlos y juzga lo que conoce de ellos desde el punto de vista de los estados inferiores que son los suyos, lo que no le permite tener más que apreciaciones aberrantes.

El primer estado es el dormir: estado pasivo en el cual el hombre nada puede hacer, pero durante el cual sus fuerzas se regeneran. En él pasa un tercio y hasta la mitad de su vida. Este estado de conciencia pasiva está solamente poblado de sueños que el hombre considera como irreales.

El segundo es el estado de vigilia: estado que el hombre considera como activo y en el cual pasa la otra mitad de su vida. En este estado, él se traslada de un lugar a otro, actúa, hace negocios, habla de política, discute temas sublimes y se reproduce. Él llama a este estado, estado de vigilia de la conciencia, o estado de conciencia lúcida, no es, sin embargo, sino una caricatura y el menor estudio imparcial muestra en seguida que este estado de vigilia es pasivo y que en él el hombre no dispone de ninguna "lucidez". El está, a lo sumo, en un estado de conciencia "relativa".

El tercero es el estado de conciencia de sí, o conciencia de su propio ser. En dicho estado, el hombre se ve tal cual es y se vuelve objetivo hacia sí mismo: es, propiamente hablando, el estado de conciencia "subjetiva". Se admite habitualmente que el hombre posee este estado de conciencia y, en efecto, tiene naturalmente derecho a él. Pero, como consecuencia de las condiciones anormales de su existencia (en la cual el hombre toma continuamente sus sueños por realidades) no solamente el hombre no posee este estado de conciencia sino que no se da cuenta de que le falta. De él, el hombre ordinario no tiene sino vislumbres cuya significación no comprende siquiera.

El cuarto estado es el de conciencia "objetiva". En este estado, el hombre podría entrar en contacto con el mundo real, objetivo (del cual está "separado", por los sentidos, los sueños, los estados subjetivos de conciencia) y así podría percibir las cosas como son. Pero, este estado no le es dado naturalmente y sólo puede ser el fruto de una transformación interior y de un largo trabajo sobre sí. Como en el caso del estado de conciencia de sí, el hombre ordinario sólo tiene vislumbres de este estado de conciencia "objetiva", que ni siquiera nota, cuando está en el estado de conciencia de sí. Pero el hombre ordinario tiene, sobre el cuarto estado, muchas informaciones teóricas a partir de las cuales se imagina poder alcanzarlo directamente. Apartando los fraudes y simulacros, todas las religiones contienen descripciones y testimonios de él, a los que dan el nombre de éxtasis, iluminación, y otros. Y muchas veces el hombre va en su búsqueda sin comprender que la única vía correcta hacia la conciencia objetiva pasa por el desarrollo de la conciencia de sí. Es por cierto una de las particularidades del estado de conciencia ordinaria (el segundo estado), el que los conocimientos auténticos que puede contener, están allí continuamente entremezclados con sueños e imaginaciones y resultan finalmente sumergidos por éstos.

Un hombre plenamente desarrollado, el hombre en el sentido completo de la palabra, debería poseer estos cuatro estados de conciencia, pero los hombres ordinarios sólo viven en dos estados de conciencia. Tal como dentro del estado del dormir no pueden tener sino atisbos de conciencia relativa, en el estado de conciencia relativa no pueden tener sino atisbos de conciencia de sí. Si un hombre quiere tener períodos más largos de conciencia de sí y no breves atisbos, debe comprender que no pueden venir solos. Debe primero darse cuenta de que él es prisionero de un mundo subjetivo, tejido de sueños e imaginaciones, que le enmascara la realidad; debe seguidamente emprender un largo trabajo por liberarse de los sueños y por despertar a esta realidad, en sí mismo primero y en la vida después. En primer lugar, el hombre debe comprender que, aun en su estado de vigilia, él duerme (su ser real duerme) y que la primera necesidad para él es despertar, es decir, emprender el trabajo necesario para este despertar del Ser real.

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domingo, octubre 29, 2017

La Vejez

En este mundo, todas las religiones han estado enseñando a no vivir, a renunciar a la vida, a renunciar al mundo. Según las religiones, la vida es un castigo. Pero, la vida no es un castigo. La vida es tan valiosa que no puede ser un castigo, es una recompensa. Y tú deberías dar las gracias a la existencia por elegirte; por respirar a través tuyo, por amar a través tuyo, por cantar a través tuyo, por bailar a través tuyo. Si uno sigue creciendo en madurez y comprensión, nunca envejece; uno siempre es joven porque siempre está aprendiendo. Aprender te mantiene joven. Siempre eres joven porque no estás cargado de represiones. Y como no tienes peso, te sientes como si fueras un niño, un recién llegado a esta hermosa Tierra.

Si a la gente se le permite vivir su vida sexual disfrutándola, cuando tengan cerca de cuarenta y dos años, (ten en cuenta que estoy diciendo cuarenta y dos, no ochenta y cuatro), el sexo empieza a perder su dominio sobre ellos. Igual que el sexo aparece y se convierte en muy poderoso cuando uno tiene catorce años, exactamente del mismo modo, cuando uno tiene cuarenta y dos años, empieza a desaparecer. Es su destino natural. Y cuando desaparece el sexo, el hombre mayor tiene un amor, una compasión de un tipo completamente distinto. No hay lujuria en su amor, no hay deseo, no quiere sacar nada de ello. Su amor tiene pureza e inocencia; su amor es una alegría.

El sexo te da placer sólo cuando te has adentrado en el sexo; entonces, el placer es la meta del sexo. Si el sexo ha dejado de tener importancia, no por represión, si no porque lo has experimentado tan profundamente que ya no tiene ningún valor... lo has conocido, y ese conocimiento siempre trae libertad. En ese conocimiento, toda la energía sexual se transmuta en amor, en compasión. Entonces das porque te embarga la alegría. Entonces el hombre mayor es el hombre más bello del mundo, el hombre más limpio del mundo.

Si estás envejeciendo, recuerda que la vejez es el clímax de la vida. Recuerda que la vejez puede ser la experiencia más bella. El niño tiene esperanza en el futuro, vive en el futuro. Tiene grandes deseos de hacer esto, de hacer lo otro. Todo niño piensa que va a ser alguien especial en el futuro. Vive en sus deseos y en el futuro. El hombre joven está demasiado poseído por sus instintos, todos los instintos están explotando en él. El sexo está ahí: el hombre joven está poseído por unas fuerzas naturales tan grandes que no puede ser libre. Ahí está la ambición, el tiempo corre rápido y él tiene que hacer algo y ser alguien. Todas esas esperanzas, deseos y fantasías de la niñez tienen que ser realizadas; tiene mucha precipitación, tiene prisa.

El anciano sabe que esos deseos infantiles eran realmente infantiles. El anciano sabe que esos días de la juventud con su vorágine se han ido. El anciano está en el mismo estado de silencio que queda después de la tormenta. Ese silencio puede ser de una belleza, una profundidad y una riqueza tremendas. Si el anciano es realmente maduro, lo que sucede en contadas ocasiones, entonces será hermoso. Pero la gente sólo envejece, no siguen creciendo. De ahí el problema.

Sigue creciendo, sigue madurando, vuélvete más alerta y más consciente. Y la vejez es la última oportunidad que tienes: antes de que llegue la muerte… prepárate. ¿Y cómo se prepara uno para la muerte? Volviéndote más consciente.

Si hay algún deseo acechante todavía por allí, y el cuerpo está envejeciendo y no es capaz de satisfacer esos deseos, no te preocupes. Observa esos deseos, sé consciente. Con sólo estar consciente y alerta, esos deseos y la energía contenida en ellos puede ser transmutada. Pero antes de que llegue la muerte, libérate de todos los deseos.

Liberarse de todos los deseos, simplemente quiere decir que te liberas de todos los objetos de deseo. Entonces te conviertes en puro anhelo. Entonces hay pura creatividad sin ningún objetivo, sin ninguna dirección, sin destino; sólo pura energía, una reserva de energía que no va a ningún sitio, sino que se consume en sí misma en un fuego interno.

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miércoles, septiembre 13, 2017

Un Significado de la Vida

Cuando un individuo se realiza por medio de la actividad espontánea y se relaciona de este modo con el mundo, deja de ser un ser aislado; él y el mundo se transforman en partes de un todo estructural; disfruta así de un lugar legítimo y con ello desaparecen sus dudas respecto de sí mismo y del significado de su vida. Las dudas surgen del estado de separación en que se halla y de la frustración de su vida; cuando logra vivir, no ya de manera compulsiva o automática, sino espontáneamente, entonces sus dudas desaparecen. Es consciente de sí mismo como individuo activo y creador y se da cuenta de que sólo existe un significado de la vida: el acto mismo de vivir.

Superar la duda básica respecto de sí mismo y de su lugar en la vida, relacionarse con el mundo comprendiéndolo desde el acto de vivir espontáneo, harán que aumenten su fuerza como individuo, así como su seguridad. Esta nueva seguridad no se halla arraigada en la protección que el individuo recibe de parte de algún poder superior extraño a él; tampoco es la seguridad en la que resulta eliminado el carácter trágico de la vida. La nueva seguridad es dinámica, no se basa en la protección, sino en la actividad espontánea del hombre: es la que adquiere en cada instante por medio de tal esfuerzo. Es la seguridad que solamente la libertad puede dar, que no necesita de ilusiones, porque ha eliminado las condiciones que origina tal necesidad.

La libertad, como elemento de realización, implica la afirmación plena del carácter único del individuo. Todos los hombres nacen iguales, pero también nacen distintos. La base de esa peculiaridad individual se halla en la constitución hereditaria, fisiológica y mental con la que el hombre entra en la vida, así como en la especial constelación de circunstancias y experiencias que le toca luego enfrentar. La expansión genuina del ser es un crecimiento orgánico, el desplegarse de un núcleo que pertenece peculiarmente a una determinada persona y solamente a ella. Por el contrario, el desarrollo del autómata no es de carácter orgánico. El crecimiento de la base de la esencia se ve obstruido, superponiéndose al ser auténtico una personalidad falsa formada por la incorporación de formas extrañas del pensamiento y emoción.

El crecimiento orgánico es sólo posible con la condición de que se acuerde un respeto supremo a la peculiaridad del propio ser, así como al de los demás. Este respeto por el carácter único de la individualidad, unido al afán de perfeccionarla, constituye el logro más valioso de la cultura humana y representa justamente lo que hoy se halla en peligro.

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lunes, septiembre 04, 2017

Libertad del Creador

El hombre puede ser libre sin hallarse solo; crítico, sin henchirse de dudas, independiente, sin dejar de formar parte integrante de la humanidad. Esta libertad el hombre puede alcanzarla siendo lo que realmente es, y se alcanza no solamente por el pensamiento, sino por la totalidad del hombre, por la expresión activa de sus potencialidades emocionales e intelectuales. Éstas se hallan presentes en todos, pero se actualizan sólo en la medida en que lleguen a expresarse. La libertad consiste en la actividad espontánea de la personalidad total integrada.


La actividad espontánea es libre actividad del ser auténtico e implica el ejercicio de la propia y libre voluntad. Al hablar de actividad aquí se refiere al carácter creador que puede hallarse tanto en las experiencias emocionales, intelectuales y sensibles, como en el ejercicio de la propia voluntad. Una de las premisas de esta espontaneidad reside en la aceptación de la personalidad total y en la eliminación de la distancia entre naturaleza y razón; porque la actividad espontánea tan sólo es posible si el hombre no reprime partes esenciales de su ser... llega a ser transparente para sí mismo y si las distintas esferas de la vida han alcanzado una integración fundamental.

La actividad espontánea es el único camino por el cual el hombre puede superar el terror de la soledad sin sacrificar la integridad de su ser; puesto que en la espontánea realización de su esencia es donde el individuo vuelve a unirse con el hombre, con la naturaleza, consigo mismo. Solamente aquellas cualidades que surgen de nuestra actividad espontánea dan fuerza a nuestro verdadero ser y constituyen, por lo tanto, la base de su integridad. La incapacidad para obrar con espontaneidad, para expresar lo que verdaderamente uno siente y piensa, y la necesidad consecuente de mostrar a los otros y a uno mismo una “máscara”, constituyen la raíz de los sentimientos de inferioridad y debilidad. Seamos o no conscientes de ello, no hay nada que nos avergüence más que el no ser nosotros mismos.

Lo importante aquí es la actividad como tal, el proceso y no sus resultados. En nuestra cultura es justamente lo contrario lo que se acentúa más. Producimos no ya para satisfacción propia, sino con el propósito abstracto de vender nuestra mercadería; creemos que podemos lograr cualquier cosa, material o inmaterial, comprándola; y de este modo los objetos llegan a pertenecemos independientemente de todo esfuerzo creador propio. Del mismo modo, consideramos nuestras cualidades personales y el resultado de nuestros esfuerzos como mercancías que pueden ser vendidas a cambio de dinero, prestigio y poder. De este modo, se concede importancia al valor del producto terminado en lugar de atribuírsela a la satisfacción inherente de la actividad creadora. Por ello el hombre malogra el único goce capaz de darle la felicidad verdadera —la experiencia de la actividad del momento presente— y persigue en cambio un fantasma que lo dejará defraudado apenas crea haberlo alcanzado: la felicidad ilusoria que llamamos éxito.

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lunes, julio 31, 2017

Leyes Universales que Influyen en el Ser Humano

Un hombre inconsciente no puede convertirse espontáneamente en Hombre Consciente. La conciencia del Hombre Consciente no sucede automáticamente. El hombre inconsciente sigue siendo un hombre maquinal toda su vida hasta que empiece a trabajar sobre si y se dé los combates necesarios para despertar.

El Hombre puede estar bajo diferentes órdenes de leyes. La más baja es la Ley de Accidente. Esta incluye a toda la gente inconsciente, buena o mala en el sentido ordinario. Un hombre puede estar bajo la Ley de Accidente, o puede estar bajo la Ley de su Destino, o puede estar bajo la Ley de Voluntad. Un Hombre consciente está bajo la Ley de Voluntad.

El hombre inconsciente es una máquina que reacciona siempre de la misma manera a los estímulos externos.

Solo un hombre que empieza a conocerse y trabajar sobre si cabe decir que posee un "Yo Real”, y una Voluntad Real. Solo por el crecimiento de la Esencia, que es lo que le pertenece, un hombre puede pasar de estar bajo la influencia de la Ley de Accidente a la Ley de Destino.

Un hombre inconsciente, reacciona desde la Personalidad, la cual no le pertenece. La Personalidad esta bajo más leyes que la Esencia. La Personalidad está bajo 48 órdenes de leyes y la Falsa Personalidad bajo 96. La Esencia esta bajo 24 órdenes de leyes, y un correcto desarrollo y crecimiento de la Esencia le puede al de un hombre que está solo bajo 24 órdenes de leyes —las leyes del Sol─. Entonces, ese hombre, está bajo la Ley de Voluntad.

Un hombre posee dos cosas: Lo que le pertenece realmente y lo que cree que pertenecerle. Se trata de lo que es real y lo que es irreal. La Esencia es la parte real en comparación con la Personalidad que es irreal. Existe siempre lo que pertenece al hombre y lo que no le pertenece. El crecimiento de lo que le pertenece significa un desarrollo de la Esencia. El crecimiento de lo que en realidad no pertenece al hombre significa el crecimiento de la Personalidad.

La Esencia es lo que siempre pertenece a un hombre. La Personalidad es lo que ha adquirido de su contacto con la vida externa. Solo lo que le pertenece puede producir el crecimiento de la Esencia. Si nos empeñamos en una dirección que no es nuestra, nos hallaremos, pues, en un lugar de nuestro interior que nos es realmente extraño y hasta hostil. No obstante, el crecimiento de lo que nos es propio, el crecimiento de nuestra Esencia, significa el crecimiento de la propia comprensión, porque la comprensión nos pertenece, y el crecimiento de la comprensión significa el crecimiento de la conciencia.

El término "conciencia" no tiene significado alguno a no ser que sea conciencia de algo, y al decir esto se percibe cierto estado de conciencia, que parece no tener contenido, sin embargo, tiene un contenido comparable al sentimiento del “yo” liberado de sus ataduras externas, un “yo” liberado de la identificación.

Un desarrollo de la conciencia es un desarrollo del significado. Es ver mil cosas donde antes solo se veía una. Es ver mil conexiones donde primeramente solo se veía una conexión. Es ver mil significados distintos donde antes solo se percibía un solo significado. Es este acrecentamiento de la riqueza interior lo que denota un aumento de conciencia. La conciencia es Luz. Un aumento de conciencia ilumina cada vez más. En vez de ver únicamente la mesa se ve toda la habitación, y luego se ve la casa en la que está la habitación y así sucesivamente.

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martes, junio 27, 2017

Las Actitudes Configuran la Falsa Personalidad

La Falsa Personalidad nos procura una existencia enteramente irreal y solo nos atrae cosas irreales. Hace que uno se identifique con lo que no es uno mismo.

Es un gran obstáculo tener una larga descendencia. La gente suele identificarse con sus antepasados y sin embargo nacen en el mundo, completamente libres de sus antepasados. La verdadera Esencia viene al mundo completamente separada de las condiciones en las cuales haya podido nacer y ser concebido. Si uno se siente orgulloso de su origen en el Tiempo y el Espacio nunca podrá llegar a su verdadero Ser.

Es preciso comprender que no nacemos por medio de nuestros padres sino que nuestra Esencia nos viene de las estrellas como algo por completo independiente de nuestro origen. En otras palabras, lo que tenemos que comprender es que descendemos de un origen por entero diferente.

Esa curiosa cosa que se llama Falsa Personalidad es capaz de hacemos sentir que somos algo porque hemos tenido en una época, o en otra, a un antepasado muy distinguido, muy notorio que cometió varios crímenes y creo a la policía muchas dificultades. La Falsa Personalidad es una cosa extraordinaria, digna de ser estudiada tanto en uno mismo como en las otras personas.

Las actitudes son en nosotros cosas irreales. Cada uno tiene ciertas actitudes, o puntos de vista, inculcados desde los cuales contemplan a todas las demás personas y también a sí mismos.

Las actitudes son cosas muy difíciles de observar en uno mismo. Fueron establecidas en nosotros en una edad muy temprana, mediante lo que nos han enseñado y son, hablando prácticamente, casi siempre actitudes negativas. Lo que la gente denomina una buena educación es lo que da a una persona sus características actitudes negativas y cuando esas actitudes negativas fueron implantadas correctamente se dice que dicha persona es bien educada.

Ahora bien, las actitudes negativas se fijan gradualmente en nosotros y luego se convierten en escudos. Una actitud típica, a menos que se la rehúya, se establece gradualmente, por así decirlo, y al cristalizar se convierte en una defensa. Una vez que se ha convertido en defensa es muy difícil de percibir. Un escudo, o defensa, es lo que nos impide ver las contradicciones en nosotros mismos. Es por eso por lo cual un hombre con muchos escudos tiene a menudo tanto éxito en la vida. Parece gozar de fuerte voluntad. Sus defensas le impiden ver que hay algo que anda mal en él, y sin embargo tal hombre es un hombre muy débil, situado en un lugar muy bajo en el Escala de Ser.

Transformar esta manera de ser requiere que empezamos con un impersonal estudio sobre uno mismo. Con la idea de que es preciso lograr el conocimiento de nuestro Ser. Evidentemente, solo se puede lograr adoptando un nuevo punto de vista y al mismo tiempo examinándose conscientemente, advirtiendo cómo se habla y se comporta uno y así sucesivamente. Este es un movimiento orientado hacia el interior. Solo de esta manera un hombre puede separarse de sí mismo. Una parte de la práctica de este auto-estudio consciente es la de observar nuestras actitudes.

Cuando llegamos al punto de ser capaces de observar nuestras actitudes, esto pone en nosotros algo en movimiento que nos conduce a algo extraño, a nuevos pensamientos y sentimientos.

En general, damos por sentado lo que somos y así nunca vemos que nuestro estado de Ser atrae en todo momento lo que nos sucede.

Nuestras actitudes son casi siempre actitudes negativas por cuyo medio nos distinguimos de los demás y así estimulamos esa falsa concepción de nosotros mismos denominada Falsa Personalidad. Es menester observar y conocer todas nuestras actitudes vengativas. En cierto sentido solemos observar nuestras actitudes negativas pero las consideramos como si fueran perfectamente justas. Pero, lo que importa aquí es que en realidad no vemos que son actitudes implantadas en nosotros por nuestra educación y por imitación y que en verdad no son en absoluto nosotros mismos. No solo debemos observar sino conocer muy bien en nuestra memoria que son definitiva y permanentemente nuestras actitudes. Las actitudes negativas nunca producen beneficio alguno, simplemente nos vacían. Y una vez que nos damos cuenta de ello ya no tenemos derecho ni excusa para identificarnos con ellas.

Las actitudes nunca piensan. Obran automáticamente. Se asemejan a lugares endurecidos en el Centro Intelectual, a pensamientos cristalizados, y ya que son casi siempre negativas terminan por convertirse en escudos.

Cuando una persona habla desde sus opiniones fijas, quien le escucha se aburre, empieza a bostezar. Esa persona no está pensando. Las actitudes se establecen en el Centro Intelectual y ocupan el lugar del pensamiento verdadero, individual. Afectan el Centro Emocional, pero su punto de partida está en el Centro Intelectual. Si ve a una persona llena de actitudes adquiridas y sin otra cosa, sentirás que es imposible hablar con dicha persona; porque, dicha persona, no puede liberar su pensamiento de las actitudes adquiridas.

Si estás lleno de actitudes negativas nunca serás capaz de ponerte en contacto en ti mismo con las partes superiores de los centros y así tampoco con cualquier nivel superior de Ser. Si tienes muchas actitudes negativas de las cuales no te has enterado y las aceptas como si fueras tú, es lo mismo que llevar gran numero de abrigos. En tal caso, esa persona no puede pasar por el estrecho camino de sinceridad interior.

Es necesario agregar que no cuesta nada observar las actitudes en las otras personas, y conocemos perfectamente cuando una persona habla desde una actitud característica. Por cierto es agotador. Es mucho más difícil observar las actitudes características en uno mismo, pero es necesario hacerlo. Se lo percibe vigilando la entonación de la propia voz. Esta es una entre muchas maneras de lograrlo. Cuando se está hablando desde una actitud notarás que hablas con una voz brusca, opaca. Como lo advertirás en otras personas, trata de verlo en ti mismo. Entonces advertirás cuan común es tu vida y quizá desdichada debido a actitudes que adquiriste y no eres capaz de discernir.

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martes, abril 11, 2017

Despertar la Conciencia

Normalmente, es imposible hacer voluntarios los sentimientos, en el sentido de poder originar nuestros propios estados de ánimo, porque tal como somos, estamos obligados a acomodar la función emocional a los reflejos espasmódicos dominantes del primer cerebro, también llamado cerebro reptil.
El sistema límbico tiene muy poca fuerza, o voluntad, ya que es el centro el centro instintivo el de mayor fuerza. Cuando el sistema límbico se transfiere al cerebro reptil, entonces es el sistema límbico el que tiene mayor fuerza y puede funcionar voluntariamente.
Cuando el cerebro reptil llegue a albergar el sistema límbico, este último compartirá la fuerza y autoridad del cerebro reptil, y por primera vez tendrá los medios para dirigir la maquinaria biológica humana en su totalidad.
Para empezar, debemos poner los arneses al centro instintivo y obligarlo a llegar a ser el centro mental, quitándole toda su actividad de centro motor, usando nuestra voluntad de atención para seguir intensamente cada movimiento del cuerpo.
El centro mental, residiendo ahora en el cerebro reptil, ya tendrá la fuerza y la voluntad orgánica necesaria para ejercer auténtica autoridad sobre toda el cuerpo. Éstos son los primeros gruñidos primitivos de la voluntad real.

La base de este trabajo es la disciplina. Si el centro mental del cerebro reptil dice, “Despiértate,” finalmente tiene la voluntad y la autoridad para ejercer su influencia sobre el cuerpo, y todo el cuerpo está obligado a obedecer.
Quita la atención del cuerpo de su normal fijación en el flujo asociativo de pensamientos pasajeros y en el diálogo interno, y colócala estrictamente en las actividades motoras del cuerpo. Éste es un ejercicio interno especialmente valioso cuando se llevan a cabo labores físicas... cavando zanjas, pintando, lijando, edificando, fregando los platos, cuidando de los niños... Por ejemplo, supongamos que sucede en este momento que tu cuerpo está usando el brazo derecho para levantar la taza para tomar café; observa al mismo tiempo como el cuerpo se apoya en la pierna izquierda, la pierna derecha mínimamente levantada; ahora el cuerpo está sonriendo y cambiando su peso a la pierna derecha.
En pocas palabras, usa la forma usual de la atención; pero en este caso, el sujeto de la atención es ahora exclusivamente la postura y los movimientos del cuerpo observad, excluyendo cualquier significado psico-emocional.
Normalmente, nuestros movimientos ocurren mucho antes de que los notemos, si es que alguna vez llegamos a ser verdaderamente conscientes de ellos, porque no estamos educados para asentar nuestra atención en los movimientos del cuerpo.
El cuerpo lleva a cabo en secreto la mayoría de sus actividades. El cuerpo bebe sin nuestra atención; come sin nuestra atención; incluso hace el amor sin nuestra atención. Ésta es la sanción que pagamos por permitir que el sistema límbico funcione como centro mental.

Después de haber mantenido nuestra atención en las actividades del cuerpo durante un rato, su rutina llega a ser evidente, y sus actividades parecen mucho menos arrolladoras. Después de haber transcurrido mucho tiempo, la aparentemente atareada y compleja actividad caprichosa de antes, llega a ser tediosamente previsible, porque de hecho, el cuerpo hace muy poco. Cuando por primera vez empezamos a observar seriamente, el cuerpo parece ser un remolino de actividad caótica.
Observa tu mano como si fuera un objeto extraño; pero al mismo tiempo, date cuenta de que es una parte automática del cuerpo; se enreda, se agita, todo por sí sola, sin tu dirección voluntaria.
Observa con asombro cómo, por sí solo, coge un tenedor; nota que ahora el cuerpo está sonriendo; la mano endereza el cuchillo y alisa la servilleta en la mesa. Y éstos sólo son los toscos movimientos de unas pocas partes del cuerpo, y sólo en el exterior superficial. ¿Cuándo lleva a cabo una rotación de la muñeca? ¿Qué músculos se usan?
Las diferentes combinaciones musculares producen movimientos variables. No sólo la mano, sino todo en el cuerpo está ligeramente afectado por las reverberaciones de cada movimiento. Con el tiempo deberíamos ser capaces de colocar nuestra atención con firmeza en todo lo que haga nuestro cuerpo.
¿Dónde reposa la tensión cuando el cuerpo está en reposo? Percibe el centro de gravedad del cuerpo mientras cambia. Nota de vez en cuando el centro de gravedad y dónde llegan a reposar los puntos de peso. ¿Dónde está tu mayor punto de peso? ¿Usas fuerzas para mantenerte en equilibrio? Supón que relajas totalmente toda tu musculatura, ¿qué pasa? Intenta calcular cuánta fuerza se ejerce para mantener tu cuerpo en esa postura; hazlo percibiéndolo.

La tensión sólo es mensurable en comparación con la relajación. Si nos falta la voluntad para relajar el cuerpo, no podemos usar la sensación para determinar la tensión exacta requerida para mantener una postura. La relajación y tensión deben llegar a ser voluntarias para cualquier observación seria del cuerpo.
Empezando con la postura del cuerpo en conjunto, como si estuvieras estudiando una estatua -enfocando primero en las manos, la máscara facial, el torso, los brazos y las piernas- intenta ver las actividades del cuerpo como una unidad completa. Por ejemplo, observa tus posturas sentado en una mesa, escribiendo en un cuaderno, paseando por un bar; empieza con las posturas y los movimientos más obvios y observables. Por ahora, hasta que seas muy habilidoso, olvídate de las fluctuaciones delicadas y sutiles...

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viernes, marzo 24, 2017

Nuevas Ideas que Pensar

Una función del Centro Instintivo es la sensación. Cada función puede ser dirigida hacia fuera y hacia dentro. El empleo de una función escasamente usada siempre renueva. Por el contrario, el constante uso de una misma función agota.

En toda persona está la riqueza de un nuevo terreno. Pero la gente se empeña en cruzar siempre las mismas sendas gastadas. Hay que hacer el intento de pensar de una nueva manera. Este es el comienzo de todo desarrollo. Hay que aprender a pensar. Si nuestra mente sigue siendo la misma, si nuestro modo de ver y los prejuicios siguen siendo los mismos, nuestros pensamientos también seguirán siendo los mismos, y todo en nosotros seguirá siendo lo mismo. La magia se inicia cuando tenemos nuevas ideas para pensar.

En algunas personas la percepción se produce a través de las emociones y en otras a través de las sensaciones. La percepción emocional está conectada con la parte emocional de los centros, en especial con la parte intelectual del Centro Emocional. La parte intelectual del Centro Emocional está abierto al Centro Emocional Superior y es capaz de recibir de un modo fragmentario sus vibraciones cargadas de significado superior. Las vibraciones de un centro psíquico llegan a sernos conscientes en la forma de significado en diferentes niveles. Mientras que con un centro inferior solo se ve un significado, en un Centro Superior se ven muchos que están entremezclados. Un destello de un significado más elevado otorga una perspectiva enteramente nueva. Vemos las cosas de una diferente manera —nuestros problemas y todo lo demás—. Lo que era ordinario y opaco parece transformado.

Este Trabajo se propone transformar las impresiones. Así es preciso no ver todo como se suele hacer y no identificarse con la manera acostumbrada de tomar las cosas. Observando cómo es la manera de ver todo, primero descubriendo de qué modo haces las cosas cotidianamente. Cada centro y parte de un centro puede ver la misma cosa de maneras muy diferentes. Si todos los centros estuvieran trabajando en nosotros, todas las cosas se podrían ver de muchas maneras diferentes. Por ejemplo, el pensar: pensar es una función del Centro Intelectual. Ahora consideremos el sentir: sentir es una función del Centro Emocional —ve una cosa, un problema de una manera muy diferente de lo que lo hace el pensar—. Los dos son incompatibles —nunca pueden encontrarse—. Se piensa acerca de una situación: entonces es preciso sentir, si es posible, la misma situación. Es imposible llevar el pensamiento y el sentimiento al mismo estado o punto de acuerdo. De modo que cada centro ofrece una diferente interpretación de las situaciones. En este caso hemos de aprender a usar ambas interpretaciones. En este punto emerge la individualidad que puede tomar algo del pensar y algo del sentir y llegar a una resultante, a una armonía, a una decisión. Esta es la armonización de los centros. Pero esto es solo posible por medio de la no identificación con un centro y sus funciones y excluyendo a los demás.

¿No es acaso cierto que en diferente momento el mismo problema parezca distinto? No hay que creer que esto se debe a una debilidad de la así llamada voluntad. Es el comienzo del crecimiento —el ver una situación desde muchos lados—. Seguir exclusivamente una función y sus juicios —digamos, el pensamiento— es ser esclavo de un centro —esto es ser parcial—.

El Hombre Equilibrado es un hombre en quien todos los centros pueden ser solicitados, con todos sus diferentes significados, sus diferentes interpretaciones de una situación dada—. Un Hombre Equilibrado puede lograr su propia armonía —viendo una cosa por medio de un centro de cierto modo, luego a través de otro centro de un modo diferente, y así sucesivamente. Este es el Hombre Equilibrado. Pero un hombre desequilibrado mira tan solo a través de una sola ventana, por lo tanto carece de amplitud de Ser. Es un hombre que solo usa una diminuta función para todo el significado e interpretación de la vida. Tal hombre parece gozar de mucha fortaleza e inflexibilidad, sin embargo es un hombre débil, compulsivo, parcial. La parcialidad es una señal de debilidad del Ser.

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martes, marzo 21, 2017

Un Verdadero Despertar - El Inicio de la Transformación del Ser

La gente encuentra, a menudo, dificultades en todo —de hecho, este crear dificultades suele pertenecer al Rasgo Principal. Cada persona tiene un Rasgo Principal, sobre el cual todo descansa. Es como un eje central en torno al cual todo gira en el hombre o la mujer. Cuando una persona intenta olvidarse de sí misma y solo recuerda su propósito, el Rasgo Principal se interpone. En cada decisión, el Rasgo Principal decide. En suma, en lo que respecta al cambio, en transformar el propio Ser, constituye la fuerza más poderosa en nosotros. Cada manifestación es el punto de encuentro de tres fuerzas. La Primera Fuerza es llamada activa y la Segunda Fuerza es una fuerza de resistencia a la fuerza activa, o fuerza oponente. La Segunda Fuerza está en todas las cosas, hasta en la imaginación y en la fantasía donde se supone podemos hacer lo que nos da la gana. Si no fuera por esa fuerza de resistencia, todo estaría sin restricción alguna, sin la necesidad de esfuerzo, sin forma —pero decirlo es absurdo, porque en todo lo que existe, en todo lo que se manifiesta, esta la Segunda Fuerza—. Ahora bien, cuando alguien se hace el propósito de cambiar, su Rasgo Principal se yergue como Segunda Fuerza y le opone resistencia. Pero la gente no se da cuenta que tienen en ellas mismas la Segunda Fuerza. La ven siempre como si estuviera fuera.

La recepción de impresiones negativas acrecienta la Segunda Fuerza. Intentemos ver por qué ocurre así. Una persona, cuyo objeto es acrecentar la conciencia y transformar el Ser, no puede progresar más allá de cierto punto a no ser que detenga las impresiones negativas de los demás. Al recibir y aceptar las impresiones negativas de los otros, de la vida, de todo, se alimenta la parte negativa del Centro Emocional.

Puesto que todos nacemos en medio de gentes dormidas —puesto que papá y mamá y todo el resto estaban dormidos, quedamos contaminados por las emociones negativas—. Inhalamos la atmósfera de aquello que nos rodea desde el nacimiento —y la gente son negativas y gobernadas por las emociones negativas—. Así en nuestra Personalidad adquirida hemos formado un centro adulterado llamado la parte negativa del Centro Emocional. Cuando nacemos el Centro Emocional carece de parte negativa. La validez de ser negativo no es esencial. Es cuestión de la personalidad adquirida. Esta es una introspección maravillosa —un verdadero despertar— el inicio de la transformación del Ser.

Ahora bien, cuando recibimos y aceptamos emociones negativas de otra persona, se acrecienta la fuerza de la parte negativa del Centro Emocional que se ejerce sobre nosotros. Pero no es solo esto lo que ocurre. Repercute sobre nosotros —a saber, la representación de dicha persona en nosotros se vuelve negativa—. Cada persona que conocemos existe en nosotros como representación exterior de los sentidos. El mundo externo es reflejado en nosotros a través de los sentidos por medio del sistema nervioso y sus impulsos, y representado en nosotros como personas, cosas.

La recepción de las impresiones negativas acrecienta la Segunda Fuerza en uno. Acrecienta los enemigos en uno. Ahora bien, si por medio de la observación se llega a ver cómo una impresión negativa tiene la capacidad de actuar en uno y si no se identifica con ella, ni la deja ir a dónde desea entonces te mantiene aparte del resultado compulsivo de dicha impresión. Esta es la magia. Este es el lugar que todos debemos dejar libre en nuestro mundo interior.

Cuando uno se da cuenta que la vida exterior, la gente y las cosas solo vienen en la forma de impresiones, a través de los sentidos, entonces se prepara ese espacio interior, se las deja entrar y se aceptan algunas impresiones y se rechazan otras. Esto es recibir las impresiones conscientemente. Así se comienza a ser un Hombre, y Mujer, Consciente.

Ahora bien, si se recibe y aceptan las inacabables, celosas, envidiosas, desdichadas, impresiones negativas de los eventos de la vida cotidiana y de los demás, se es tan solo una persona dormida. Se está en función de la vida y regido por la vida, siendo consciente de nada.

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miércoles, marzo 08, 2017

Contradicciones Interiores

Si un hombre o una mujer sintiera a todo lo largo de su vida sus contradicciones interiores, no podría vivir y actuar con tanta calma como lo hace ahora. Estarían dominados por continuos roces e inquietudes. En general, uno de los problemas de la humanidad, y quizá de la humanidad moderna en particular, es que nadie se da cuenta de las contradicciones. De resultas de ello, la psicología humana permanece en un nivel bajo de desarrollo, y ya que el desarrollo de la humanidad en su conjunto depende enteramente del desarrollo de cada individuo, es poco probable al parecer la posibilidad de un genuino desarrollo —en todo caso por el momento—. Por esta razón, no es de esperar ningún arreglo mundial.

El nivel de conciencia, de cada quien, atrae la vida —esto es, usted atrae sus problemas y situaciones típicas, y si intenta cambiar las cosas es preciso empezar a trabajar sobre las propias creencias y cambiarlas —esto es, cambiar la clase de persona que es—. Entonces los problemas exteriores y situaciones típicas cambiarán. Cuando uno advierte que las cosas ocurren así, puede tener la seguridad que ya se produjeron algunos cambios. El cambio de conciencia, sin embargo, no es fácil y exige un arduo trabajo y mucha paciencia, y puesto que, cabe decir, la humanidad no trabaja sobre la conciencia, o hasta lo ignora, la misma forma de vida será atraída —o aun una forma peor— y todos los intentos de mejorar la existencia humana fundados en cambios externos fracasarán necesariamente, ya que la humanidad permanece igual a lo que era antes. Pero un individuo puede cambiar su conciencia.

La conciencia de un hombre, la conciencia de una mujer, no puede cambiar más allá de cierto punto, a no ser que se vean las contradicciones. Para cambiar su conciencia, es preciso empezar a darse cuenta de las contradicciones de su vida, por medio de una observación de sus actos directa e imparcial. O, dicho de otra manera, cuando empieza a ver sus contradicciones, su ser ya se está modificando, debido a otra manera de ver el mundo.

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jueves, marzo 02, 2017

Esencia y Personalidad

La Esencia desciende a la Tierra y allí se forma para ella un cuerpo físico con sustancias que derivan de ambos padres. De estas sustancias, que constituyen series separadas y distintas de los materiales necesarios para la formación de un cuerpo, algunas son seleccionadas del padre y otras de la madre, siendo el resto desechado. La Esencia es anterior al cuerpo por cuyo medio se pone en contacto con el mundo. Sobre este particular, es preciso corregir nuestro acostumbrado punto de vista que se funda en los sentidos según el cual los padres hacen al niño. Proveen algunos materiales que se elaboran en ellos, y todo lo demás es hecho. La única cosa que cabe decir es que los padres hicieron la unión de las dos series de materiales. Entonces, si una Esencia individual busca manifestarse, resulta de ello un niño.

Ahora bien, la muerte de varios millones de seres, en la forma de espermatozoides, está implicada en el primer contacto de la Esencia con la Tierra. La presencia y la muerte de esta vasta cantidad de células vivientes es al parecer necesaria para que una de ellas pase del cosmos de las células al cosmos del Hombre y alcance así su meta mediante un desarrollo completo. Entendemos que el objeto de la Esencia al descender a la Tierra y buscar un cuerpo es el de permitirle llegar a su completo desarrollo. Pero la Esencia solo puede crecer hasta cierto punto bajo las condiciones existentes y que requieren un alimento especial para un desarrollo ulterior. Cabe tener la seguridad de que ese alimento especial implica la muerte de otra cosa. En este caso implica la muerte de la personalidad. Es preciso comprender aquí que el cuerpo no es la Esencia misma. El cuerpo llega a su completo desarrollo por sí mismo si se le proporciona el alimento físico. Pero no ocurre así con la Esencia, que necesita un alimento espiritual. La historia del desarrollo de la Esencia no es la historia del desarrollo del cuerpo. Un cuerpo completamente desarrollado no significa una Esencia completamente desarrollada.

Primero es la Esencia y el cuerpo solamente. Luego la Esencia es activa. Después se forma gradualmente en torno de la Esencia una cubierta llamada Personalidad que cubre la Esencia. Mientras tanto el cuerpo prosigue creciendo. Por regla general el hombre no alcanza otra etapa. Su cuerpo crece. Su Esencia permanece subdesarrollada después de un breve crecimiento, y la personalidad se ha formado. El centro de atracción del hombre se desplaza cada vez más hacia la parte exterior llamada personalidad que el mundo está formando en él, sobre todo por la imitación. El hombre, por así decir, expresa al exterior lo que no es él. De este modo la personalidad se hace activa y la Esencia se hace pasiva.

Son muy escasos los que después de haberse dirigido hacia el exterior bajo la acción hipnótica del mundo de los sentidos llegan a retornar. El hombre que vive y muere en ese estado, en el cual la personalidad es activa y la Esencia pasiva, es incompleto, está vacío. Tal hombre es, en sentido general, un hombre dormido. El alimento que necesita la Esencia para desarrollarse es la Personalidad que se ha formado en tomo de ella. Pero depende de su comprensión el que la Esencia obtenga su alimento. El hombre debe primero despertar antes que sea posible y para ello debe lograr el conocimiento. Por medio del despertar se siente cada vez menos la personalidad.

En este sentido la personalidad empieza a morir. Muchos aspectos deben morir para que el hombre pueda nacer de nuevo. Así vemos que esos aspectos que forman la población de la personalidad deben disponerse en un orden correcto —a saber, los "aspectos" que pueden despertar deben estar por encima de los que no pueden. Un "aspecto" negativo debe morir. Esto es, debe ser relegado al lugar más alejado y no hay que darle alimento. Somos más lo que más alimentamos. Si amamos más los aspectos negativos los alimentamos más. Al dejar de amar muchos "aspectos" cuya calidad vemos que no nos convienen, dejamos de alimentarlos con nuestra fuerza y empiezan a marchitarse.

Cuando extraemos la fuerza, mediante la no identificación, y comprendemos por qué lo hacemos, la fuerza es retirada de la personalidad y llevada a la Esencia. Por eso es menester atacar la personalidad para debilitarla. La observación sirve para que tengamos conciencia de la personalidad, con todos sus "aspectos", actitudes, defensas, espejos, roles, etc. Si no trabajamos sobre la personalidad usará toda nuestra fuerza para sí misma y no dará nada a la Esencia. La Esencia, que en realidad es nuestro ser, pasará hambre. Si no hacemos nada con la personalidad seguiremos siendo en consecuencia casas sin terminar, gentes dormidas en nosotros mismos, y como tales, ya que fuimos creados como organismos capaces de desarrollo propio, resultaremos experimentos inútiles, fracasos, sea cual fuere nuestro lugar en el mundo. La Esencia fue puesta en conexión con un cuerpo, el cuerpo ha crecido. La Esencia ha crecido un poco y la personalidad la rodeó. Todo está preparado ahora para el desarrollo de si mediante la muerte de la personalidad. Es en esta etapa en la que el desarrollo de si puede empezar. Por regla general, ninguna otra cosa tiene lugar. El hombre vive y muere como una semilla —dormido en un mundo de gentes dormidas—. Pero no se da cuenta que las cosas suceden así, aunque lo haya oído decir muchas veces.

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martes, febrero 21, 2017

Cambiar el Nivel de Conciencia

"¿Cómo podemos cambiar nuestro nivel de conciencia? ¿Qué tenemos que hacer para cambiar el nivel de conciencia que tenemos?" Debemos practicar la no identificación, y la no identificación empieza con no identificarse con lo que uno mismo cree ser.
¿Cuál será el resultado? Encontrarás lo que es la bienaventuranza. Encontrarás un enorme alivio, una extraña clase de felicidad al no tener que mantener una idea de sí mismo con la cual antes estabas tan identificado. Ahora bien, tienes aquí un método práctico y directo para cambiar tu nivel de conciencia. Es una cosa buena cuando una persona alcanza esa etapa en que se da cuenta que puedes hacer algo absolutamente práctico y que todas las frases, las formulaciones que has visto durante tanto tiempo, son verdaderas instrucciones relativas a lo que deben hacer para cambiar el nivel de conciencia en el que está involucrado compulsivamente.


El siguiente paso es poner fin a las cuentas internas. ¿Cuando te sientes resentido no estás haciendo acaso cuentas internas? ¿No estás considerando internamente? Un hombre lleno de sí mismo, un hombre completamente identificado consigo mismo, es un hombre que no será capaz de alcanzar este diferente nivel de conciencia donde diferentes influencias obran sobre él y satisfarán esa extraordinaria falta de felicidad interior que todo hombre, si es honrado, sabe que está sufriendo. Ahora bien, si un hombre puede observarse a sí mismo y dejar de identificarse tanto consigo mismo y con las imágenes de sí mismo y con su vanidad, será capaz de practicar la mansedumbre en el verdadero sentido de la palabra griega, esto es, no experimentará ningún resentimiento cuando la gente no se comporta con él como cree que ha de comportarse, es decir, no exigirá tantas cuentas internas a los demás. El significado es cancelar completamente.

Cada uno tiene que llegar a ser más consciente de lo que ahora es. Cada uno, ya sea hombre o mujer, puede vivir más conscientemente de lo que vive ahora. Cada uno puede sentir la fuerza del Intento que penetra en los asuntos comunes del día. Puedes hacer ese Intento, recuérdalo.
Puedo recordarme a mí mismo según mi propio nivel; puedo separarme de mis emociones negativas según mi propio estado y mi propio nivel; puedo detener el hacer cuentas internas; puedo practicar la no identificación; puedo poner término a las fantasías; puedo detener la autojustificación; y así sucesivamente. Y aun cuando lo hagas por un breve instante, si lo puedes hacer cambiarás tu nivel de conciencia, no hacia abajo, sino hacia lo alto, no hacia lo exterior, sino hacia lo interior, y así te pondrás bajo diferentes influencias, mejores influencias, influencias que, en otras palabras, pertenecen a su próximo nivel de conciencia, ese próximo nivel de conciencia que está cerca y por encima de ti. Pero nunca llegarás a ese próximo nivel de conciencia a menos que practiques el Intento y no lo puedes practicar a no ser que sientas su bendición y así empieces a valorarlo como si fuera una de las cosas más importantes que has encontrado en la vida, porque si no lo valoras y si no ves que se trata de algo nunca antes has hecho en la vida, pasarás simplemente a tu nivel ordinario de conciencia, a tu estado compulsivo, y te convertirás en un hombre agobiado, deformado e inútil.

Por eso, al final del día, pregúntate otra vez lo que tantas veces has de repetirte: ¿Qué intento he efectuado hoy sobre mí mismo? ¿Qué cosas he observado sobre mí mismo? ¿He estado muy identificado? ¿Cuánto de negativo he estado? ¿He hecho cuentas a los otros criticándoles, creyéndome superior a ellos, pensando que son unos imbéciles? ¿He notado mis formas de imaginación y he dado rienda suelta a mi imaginación? ¿He estado lleno de autocompasión? ¿Me he entregado a la tristeza y a la depresión y he sido inútil para los demás? ¿He hablado solo compulsivamente y he dicho cosas sin sentido cuando podía ser más consciente? ¿Fui derrotado por el día o he derrotado al día? ¿Estuve en todo momento perdiendo fuerza o he ganado fuerza? ¿Tengo el sentimiento de haber hecho otra cosa que vivir meramente el día y oponerle objeciones? ¿Fui hacia el día o el día hizo que yo fuera hacia él?

En todas estas cuestiones se verá la gran diferencia que hay entre vivir compulsivamente y vivir la vida más conscientemente. Todos sufrimos en nuestro nivel de conciencia. Hemos de comprender que nosotros mismos tenemos que hacer algo, cada uno de nosotros. La manera autómata en que entendemos todo caracteriza nuestro nivel de conciencia. Es preciso tomar las cosas diferentemente y aquí se nos muestra de qué modo hemos de empezar a hacerlo. Y aún cuando una persona se ha comportado mal, aún cuando se haya entregada a las emociones negativas y aún a peores experiencias, aún cuando haya reaccionado compulsivamente, puede retroceder y discernir en qué lugar se dejó dominar por el espejismo y de algún modo corregirlo, y recordar que la próxima vez puede vivir más conscientemente.

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lunes, febrero 20, 2017

La Personalidad Humana

Antes del nacimiento, todas las influencias que actúan sobre el feto son de origen humano o sobrehumano. Después del nacimiento, las primeras influencias son de carácter animal (instinto). Hay unas que conciernen principalmente al calor y al alimento y vienen de la madre. Después de algunas semanas, el niño empieza a darse cuenta de su propio cuerpo, pero primero con las funciones animales y vegetativas; y sólo mucho después empieza a reconocer los objetos materiales y a adquirir una relación con el mundo inanimado. Se puede decir que la encarnación del espíritu humano no es completa sino hasta que reconoce el mundo material como el ambiente en que ha de desarrollarse el modelo de su vida en la tierra.

El mundo de nuestra experiencia familiar, es el de los objetos materiales, incluyendo por supuesto los animales vivos y los cuerpos humanos, pero éste no es el mundo en que entra el niño recién nacido. Ese mundo no es visible y tangible, pues el niño no sabe aún lo que son la vista y el tacto. Está formado por una serie de mundos compuestos de esencias humanas animales y vegetales, en las que operan fuerzas que no pueden reducirse al trabajo de los átomos y de los quantum.

No estamos aún preparados para examinar estos mundos invisibles, y tenemos que pasar al período en que aparece la experiencia común del hombre como persona. El niño recién nacido es impersonal, pero muy pronto los que le rodean empiezan a expresar reacciones personales. De ellas aprende que sus llantos llaman su atención y atraen su interés hacia él como persona. Así se forma poco a poco una nueva personalidad. Es una construcción artificial producida por influencias completamente distintas de las que formaron la esencia. La personalidad comprende todo lo que uno aprende del mundo exterior; y puesto que el niño aprende principalmente de otras personas, o con su ayuda, la personalidad lleva inevitablemente el sello de todas las demás personalidades que ha entrado en contacto durante sus años formativos.

Los principales instrumentos de la personalidad, son el mecanismo asociativo de los hemisferios cerebrales, que es lo que llamamos usualmente "cerebro", juntamente con el complejo aparato de las reacciones emocionales e instintivas, que proporciona el sistema nervioso autónomo y las glándulas endocrinas. El cerebro está provisto de medios para almacenar impresiones sensoriales, y para separarlas y clasificarlas con ayuda de signos.

Los signos toman la forma de lenguaje, que el niño aprende también de otras personas. Aunque las impresiones de los sentidos se reciben directamente, pasan a ser una forma de memoria utilizable casi completamente en virtud de lo que se aprende de otros. De este modo, la capacidad innata de la esencia para percibir el mundo real es suplantada y reemplazada gradualmente por la acción de pensar sobre las impresiones de los sentidos, con ayuda del lenguaje.

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sábado, febrero 18, 2017

Desarrollando el Amor

Las emociones positivas se caracterizan porque nunca se convierten en opuestos puesto que incluyen a todos los opuestos. Lo que llamamos amor puede tornarse en antipatía, en sospechas, en celos o aborrecimiento al momento. El amor quiere decir una emoción positiva y no conocemos las emociones positivas. Conocemos tan solo las emociones que se convierten rápidamente en sus opuestos, y a menudo lo hacen con la velocidad del rayo. Lo llamamos amor pero no es amor. Es vanidad. Cuando un hombre empieza a darse cuenta que no puede amar tal como es, entonces esta al menos más cerca de la verdad. Ya no es más un insensato. Se ha librado por lo menos de una parte de su imaginación, una parte de su egoísmo, se está liberando de sus máscaras, y de esta manera está más cerca del amor consciente. Lo que pasa por amor en este mundo es todo imaginación. Lo que la gente llama amor es por lo general amor de sí mismo satisfecho.

Algunas personas que, desde luego, desaprueban estas palabras están seguras de conocer lo que es el amor aun cuando son aparentemente tristes o desdichadas. No podemos forjarnos ninguna concepción de un "desarrollo del amor" sin un desarrollo de conciencia. Es necesario un posible desarrollo de conciencia en el Hombre; el hombre, tal como es, no es propiamente consciente. El amor debe llegar a ser consciente, no ser una pasión. El Hombre está dormido. En él todo está mezclado con sueños, con la imaginación y con emociones negativas, a las cuales se aferra más que a ninguna otra cosa. Gran parte de su vida tiene lugar en su imaginación. Es subjetivo y está gobernado en especial por el egoísmo —esa falsa personalidad que no es él mismo y a quien tiene que obedecer—. Tal como es no puede discernir nada. Pero un hombre que llega a un estado más elevado de la conciencia de su propio egoísmo está en un estado muy diferente. Si llega a alcanzar ese estado ve todas las cosas tal como son en realidad. Ya no está más en los significados subjetivos personales. Es objetivo y así universal. Puede incluir a todas las cosas en sí mismo. Esto sucede cuando un hombre llega a ser consciente en la parte más elevada o más verdadera de si —esto es, en el "Yo Real"—. Tal hombre comprendería qué es el amor. Pero un hombre que está viviendo en el egoísmo de su propio auto-centramiento, en el que solo ocurren pequeñas emociones de sí parciales, no puede hacerlo. ¿Cómo podría tal hombre, tan lleno de prejuicios, con un alma tan pequeña, tan egoísta, tan negativo, comprender qué es el amor —un hombre que mira con desprecio a los otros si no pertenecen al mismo club, y que rechazan a todo hombre que pertenece a una religión o una nación diferente?

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lunes, enero 02, 2017

El Mundo del Hombre

De acuerdo con esta terminología, se considera que el psiquismo general del hombre en su forma definitiva es el resultado de la conformidad con los tres mundos independientes:
El primero es el mundo exterior; o sea, todo lo que existe fuera de él, pero que él puede ver y sentir; así como lo que es invisible e intangible para él. El segundo es el mundo interior; es decir, todos los procesos automáticos de su naturaleza y las repercusiones mecánicas de estos procesos. El tercero es su propio mundo, que no depende ni de su mundo exterior ni de su mundo interior; es decir; que es independiente de los caprichos de los procesos que fluyen en él, así como de las imperfecciones en esos procesos que los ocasionan.

Un hombre que no posee su propio mundo nunca puede hacer nada a iniciativa propia: todas sus acciones se hacen en él; sólo puede tener su propia iniciativa para percepciones y manifestaciones aquel en cuya presencia común se ha formado, de manera independiente e intencional, el conjunto de factores necesario para el funcionamiento del tercer mundo.

De esta manera, es completamente obvio que el secreto de la existencia humana radica en la diferencia en la formación de los factores necesarios para esas tres funciones relativamente independientes del psiquismo general del hombre. Esta diferencia consiste únicamente en que los factores de los primeros dos conjuntos se forman por sí mismos, conforme a leyes, como resultado de causas fortuitas que no dependen de ellos, mientras que los factores del tercer conjunto se forman exclusivamente por una combinación intencional de las funciones de los otros dos.

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jueves, diciembre 01, 2016

El Control de las Emociones

Supongamos que un hombre o una mujer estén verdaderamente deseosos de trabajar sobre sus «sentimientos oscuros» de ira, desesperación, miedo, celos, odio o, en resumen, sus emociones negativas. ¿Significa eso algo?

Para comenzar, es necesario admitir en uno mismo que este estado emocional es una enfermedad nerviosa. La persona debe aprender a decir: «estoy enfermo». La tendencia, por supuesto, es culpar a la supuesta causa, situación, persona o incidente que pareciera haber provocado la enfermedad.

Pero no hay alivio en justificarse. Nadie nunca se ha recuperado de un acceso de mal humor culpando a la causa imaginada. Es mil veces mejor y verdadero decir: «estoy enfermo», que decir o sentir: «esto y lo otro me hizo enfermar».

Esta actitud hacia las emociones negativas ya comienza a modificar su furor. Pero no es suficiente adoptar una actitud, aunque sea la correcta. Algo se debe hacer.

Trata de no pensar en la supuesta causa de la emoción o en las cosas y circunstancias que estén en su trasfondo. El pensar en un estado de emoción negativa necesariamente se ve distorsionado por el agitado medio que ella produce. Es como mirar un objeto a través de aguas tumultuosas y turbias. Pensar en este estado jamás conduce a la verdad.

Trata también de no sentir. Esto parece imposible a primera vista, es como un consejo para dejar de sentirse desdichado. La recomendación de no sentir no es demasiado irrelevante. No sientas más de lo que puedes soportar.

Pero el secreto no está contenido en alguno de los alivios anteriores. Es algo totalmente diferente, que puede ser descrito como sigue: cuando se está con un sentimiento amargo o en su proceso de desarrollo, observa y nota sólo tu estado físico.
El cuerpo es a veces muy elocuente, ya que muestra un conjunto especial de síntomas para cada sentimiento. Observa y nota, a manera de curiosidad personal y científica, cómo tu cuerpo manifiesta los malos sentimientos. Por ejemplo, tu boca puede secarse o tener un sabor desagradable. Tu piel puede sentir picazón, algunos músculos pueden contraerse, puedes tener indigestión, náuseas o sentir el corazón oprimido. Los síntomas se revelan por sí mismos.

Si tu simplemente los observas, anotas y enumeras, como si los estuvieras recopilando para una novela o texto de psicología, verás que cuando hayas terminado, habrán desaparecido y, además, ¡habrás ahorrado energía al usarla para observar!

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jueves, noviembre 10, 2016

El Sufrimiento

"Hay cuatro tipos de sufrimiento. La primera categoría es el sufrimiento innecesario. Este es el tipo de sufrimiento en que incurrimos debido a nuestras actitudes y expectativas irracionales hacia los demás, generados por nuestras malas intenciones, ser rechazados por alguien, odio, duda, posesividad, arrogancia y autocompasión. En otras palabras, son emociones negativas o sufrimiento que surge debido a nuestra importancia personal."

"El segundo tipo de sufrimiento es el sufrimiento inevitable. Este es el tipo de sufrimiento que nos llega por accidente o por acontecimientos fuera de nuestro control, como guerra, desastres naturales, enfermedades o la muerte de alguien."

"El tercer tipo de sufrimiento es el sufrimiento voluntario. Este es el sufrimiento que imponemos sobre nosotros mismos con el fin de lograr una meta personal, como un atleta que se auto disciplina para ganar una carrera, o un estudiante que se esfuerza mucho para conseguir un diploma".

“Y finalmente tenemos el sufrimiento intencional. Este es el sufrimiento que imponemos sobre nosotros mismos con el fin de lograr un objetivo impersonal o altruista, uno que va dirigido hacia el servicio a los demás o para el trabajo, y no para lucro personal."

- J. Bennett

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