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CIENCIAS ETERNAS


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domingo, enero 08, 2023

Las Creencias

La creencia es una “convicción”, algo de lo que estamos convencidos, algo en lo que creemos o tenemos fe.
Una creencia se compone de sentimientos e imágenes que generamos y de las cosas “que nos decimos” a nosotros mismos.

La fe es más bien un estado, una representación interna que dirige el comportamiento. Puede ser una fe que nos impulse hacia adelante, capacitadora, como la creencia en una posibilidad (la convicción de que vamos a triunfar en una cosa o conseguir otra), o una fe limitadora, que nos incapacita (la creencia de que no podemos, de que nuestras limitaciones evidentes son incorregibles y no las podemos superar).
Al creer que se puede lograr el éxito (con respecto a alguna meta fijada), se ha allanado mucho el camino, y se estará bastante más cerca de lograrlo.
Si por el contrario, al creer que no se puede lograr algo, es una indicación que llevará a la persona al fracaso.

Hemos de recordar que siempre tenemos razón tanto si pensamos que puede como si pensamos que no se puede. Ambas convicciones son poderosas. La clave es saber qué clase de creencias conviene tener, y cómo desarrollarlas.

La excelencia personal, comienza cuando nos damos cuenta que podemos elegir de manera consciente nuestras creencias; por lo tanto hemos de identificar aquellas que nos motiven, nos capaciten, nos acerquen a la excelencia.
Las creencias provienen de muchas fuentes: la educación, el ambiente en el que creció la persona, los modelos que sirvieron de guía a la persona, como los padres, hermanos, familiares, amigos, experiencias, etc.

Una técnica de PNL para cambiar Creencias Limitadoras
Muchas veces nos preguntamos por qué no obtenemos los resultados que queremos y nos desilusionamos, quedándonos sin ganas de volver a intentar aquello que queríamos alcanzar.
Es cuando nos metemos en un ciclo negativo, y en ese ciclo están implicadas nuestras creencias y la autoestima, que hay que revertir. Existe una manera de darse cuenta y revertir esto, a partir de un sencillo recurso de la Programación Neurolingüística, es entrar en el llamado Ciclo del Éxito.

Las creencias son la base de la autoestima. Creer en uno mismo, convencerse de que se es valioso como persona, abandonar la convicción de ser tímidos o inseguros, es lo que determina la propia autoestima... y el poder del éxito en nuestras vidas.
Por ello, la autoestima depende de las creencias que se tienen sobre uno mismo y sobre el mundo que nos rodea.

Las creencias son también la base de nuestro carácter, de nuestra manera de ver las cosas y de comunicar. Por lo tanto, se pueden aprender todas las técnicas de la PNL que se quiera, pero si se está convencido de que una persona es antipática o no te quiere, no podrás comprenderla y reflejarla para lograr sintonizar con ella.

Imagina que el punto de partida es una creencia potenciadora o limitante que tienes sobre ti. Por ejemplo, podrías decir con convicción que eres un excelente compañero de trabajo o un buen vendedor o cualquier aspecto particular: primero lo ves en tu mente, con tu imaginación… y ese proceso mental va a influir sobre la obtención de lo que quieras lograr.
La creencia positiva y potenciadora de ser excelente, te va a permitir acceder a recursos como la seguridad, la determinación, la capacidad de comunicar con entusiasmo y la motivación; y tus acciones serán consecuencia de esta creencia. También estarás transmitiendo a los demás tu convicción, tu creencia positiva y en consecuencia tus resultados se irán retroalimentando positivamente.
Esquema del ciclo del éxito: Creencias = Recursos = Acciones = Resultados...

El secreto de este mecanismo es partir de una convicción o creencia potenciadora, que encierra el mensaje de que puedes lograrlo; y desde ese punto de partida en adelante no puedes más que mejorar.
Esta técnica es muy útil para lograr excelentes resultados, tal como la programación neurolingüística nos dice, es bueno participar y mejor es obtener esos resultados reales que deseamos alcanzar en nuestra vida.
Se trata de que tus convicciones se vayan retroalimentando positivamente. Las creencias se fortalecen por sí solas en el mismo esquema del ciclo de éxito que indicábamos anteriormente:
Creencias = Recursos = Acciones = Resultados...

Las Creencias son la base de tus logros y de todo lo que crees ser. Las creencias no son verdaderas o falsas, no son acertadas o son equivocadas. Las creencias son limitadoras o potenciadoras: te llevan a alcanzar el éxito de lo que quieras lograr en la vida o a fracasar en el intento, y eso es lo que nos debe interesar.

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martes, diciembre 27, 2022

Obediencia a la Autoridad


El psicólogo social norteamericano Stanley Milgram a raíz del holocausto provocado por los nazis, empezó a hacerse preguntas acerca de la obediencia a la autoridad y a plantearse si cualquier sujeto sería capaz de torturar y asesinar obedeciendo órdenes.
La obediencia a la autoridad es la tendencia que tienen las personas de complacer a personas en posiciones de autoridad. La evidencia psicológica indica que la gente suele respetar y seguir a las personas que perciben que tienen autoridad legítima.
Algunas de las conclusiones que Milgram obtuvo de este experimento es que no necesariamente los ejecutores tenían por qué tener un perfil de personalidad cruel. Aunque sí influía el grado académico en la obediencia final, siendo menos obedientes aquellas personas con mayor formación.

El experimento de Milgram no nos dice nada acerca de la capacidad del hombre para el mal, sino de su disposición a la obediencia. Esto no puede constituir en el fondo una crítica, dado que justamente la investigación de Milgram no fue sobre la capacidad para hacer el mal sino sobre obediencia a órdenes crueles.
El término obediencia (del latín oboedientia) indica el proceso que conduce de la escucha atenta a la acción, que puede ser duramente pasiva o exterior o, por el contrario, puede provocar una profunda actitud interna de respuesta.
El experimento Milgram fue un estudio de psicología social que llevó a cabo Stanley Milgram, psicólogo de la Universidad de Yale para estudiar el comportamiento de una persona para obedecer a las órdenes de la autoridad, aunque éstas entren en conflicto con su conciencia personal.

El experimento de Milgram representa uno de los experimentos de la Psicología social de mayor interés a la criminología a la hora de demostrar la fragilidad de los valores humanos ante la obediencia ciega a la autoridad.
La obediencia ciega es la que se presta sin examinar los motivos o razones del que manda.
Milgram razonaba que la proximidad física de la víctima (el alumno) podía constituir un factor importante de la obediencia... Así mismo, una autoridad con presencia física producía una obediencia mucho mayor (65%) que una autoridad ausente que daba sus órdenes por teléfono (21%).
La segunda es la teoría de la cosificación (agentic state), donde, según Milgram, la esencia de la obediencia consiste en el hecho de que una persona se mira a sí misma como un instrumento que realiza los deseos de otra persona y por lo tanto no se considera a sí mismo responsable de sus actos.

La variable dependiente del experimento fue la memoria, la obediencia, el daño y el aprendizaje.

Historia del famoso experimento conducido en 1961 por el científico Stanley Milgram para testear los límites de la obediencia a la autoridad en el ser humano: El Experimento de Milgram

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domingo, abril 10, 2022

Teoría de la Estupidez de Bonhoeffer

En el capítulo más oscuro de la historia alemana, durante una época en que turbas incitadas tiraban piedras a las ventanas de tiendas de dueños inocentes, y mujeres y niños eran cruelmente humillados al aire libre; Dietrich Bonhoeffer, un joven pastor luterano, comenzó a hablar públicamente en contra de estas atrocidades.

Después de años de intentar cambiar la opinión de la gente, Bonhoeffer llegó a casa una noche y su propio padre tuvo que decirle que dos hombres estaban esperando en su habitación para llevárselo.
En prisión, Bonhoeffer comenzó a reflexionar sobre cómo su país de poetas y pensadores se había convertido en un colectivo de cobardes, ladrones y criminales. Eventualmente concluyó que la raíz del problema no era la malicia, sino la estupidez.

En sus famosas cartas desde la prisión, Bonhoeffer argumentaba que la estupidez es un enemigo del bien más peligroso que la malicia, porque mientras “uno puede protestar contra el mal; se puede denunciar y prevenir mediante el uso de la fuerza, ante la estupidez estamos indefensos. Ni las protestas ni el uso de la fuerza logran nada aquí. La razón cae en oídos sordos”.

Los hechos que contradicen el prejuicio de una persona estúpida simplemente no necesitan ser creídos y cuando son irrefutables, simplemente se dejan de lado como intrascendentes, como incidentales.
En todo esto, la persona estúpida está satisfecha de sí misma y, al irritarse fácilmente, se vuelve peligrosa al lanzarse al ataque.
Por eso, se requiere mayor cautela al tratar con una persona estúpida que con una maliciosa. Si queremos saber cómo sacar lo mejor de la estupidez, debemos tratar de comprender su naturaleza.
Esto es cierto, la estupidez, en esencia, no es un defecto intelectual sino moral. Hay seres humanos que son notablemente ágiles intelectualmente, pero estúpidos, y otros que son intelectualmente aburridos, pero todo menos estúpidos.

La impresión que se tiene no es tanto de que la estupidez sea un defecto congénito sino de que, en determinadas circunstancias, las personas se vuelven estúpidas o, mejor dicho, permiten que esto les suceda.
Las personas que viven en soledad manifiestan este defecto con menos frecuencia que los individuos en grupo. Y así parecería que la estupidez es quizás menos un problema psicológico que sociológico.

Se hace evidente que todo fuerte ascenso del poder, ya sea de carácter político o religioso, infecta de estupidez a gran parte de la humanidad. Casi como si se tratara de una ley sociológica-psicológica donde el poder de uno necesita la estupidez del otro.
El proceso en juego aquí no es que las capacidades humanas particulares, como el intelecto, fallen repentinamente. En cambio, parece que bajo el impacto abrumador del poder en ascenso, los humanos se ven privados de su independencia interior y, más o menos conscientemente, renuncian a una posición autónoma.

El hecho de que la persona estúpida sea a menudo testaruda no debe ocultarnos el hecho de que no es independiente. Al conversar con él, uno siente virtualmente que no está tratando en absoluto con él como persona, sino con eslóganes, consignas y cosas por el estilo que se han apoderado de él.
Está bajo un hechizo, cegado, maltratado y abusado en su propio ser. Habiéndose convertido así en una herramienta sin sentido, la persona estúpida también será capaz de cualquier mal, incapaz de ver que es malo.
Sólo un acto de liberación, no de instrucción, puede vencer la estupidez. Aquí debemos aceptar el hecho de que, en la mayoría de los casos, una liberación interna genuina se vuelve posible solo cuando la ha precedido una liberación externa.
Hasta entonces, debemos abandonar todo intento de convencer a la persona estúpida. Bonhoeffer murió debido a su participación en un complot contra Adolf Hitler en la madrugada del 9 de abril de 1945 en el campo de concentración de Flossenbürg, solo dos semanas antes de que los soldados de los Estados Unidos liberaran el campo.

“La acción no brota del pensamiento, sino de la disposición a la responsabilidad. La prueba definitiva de una sociedad moral es el tipo de mundo que deja a sus hijos”. Bonhoeffer dijo una vez.

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viernes, septiembre 24, 2021

Reactancia Psicológica

Un ejemplo clásico de reactancia psicológica podría ser este: Recientemente, mientras limpiaba la mesa, le pregunté a mi hija si podía lavar los platos.
"Iba a hacerlo, papá", dijo. "Pero ahora que me lo has pedido, ya no quiero".

big>¿Qué es la reactancia psicológica?
La reactancia psicológica es nuestra reacción negativa instintiva a que nos digan qué hacer.

Es por eso que, cuando eras un adolescente y tu madre te dijo que te pusieras la chaqueta, no lo hiciste, solo porque te lo había dicho. Solo más tarde, cuando escuchabas el castañeteo de tus dientes por el frío, reconocías que deberías haber seguido el consejo de tu madre.
También es por lo que te enojas cuando tu jefe te pide que hagas una tarea, a pesar de que sabes, cuando lo piensas lógicamente, que la tarea es necesaria.

Casi todo el mundo tiene este reflejo mental negativo. Se activa cada vez que sentimos que nuestra autonomía está siendo amenazada. Esto no es intrínsecamente malo: si las personas son demasiado sumisas, son vulnerables a la manipulación. Pero la reactancia psicológica puede, a veces, evitar que hagamos las cosas que deberíamos hacer, a veces incluso las que queremos hacer. Lo más alarmante es que puede provocar un autosabotaje.
¿Cómo? Ese impulso instintivo de "¡No me digas qué hacer!" puede activarse incluso cuando eres tú mismo diciéndote qué hacer.
Esto es común cuando intentas hacer compromisos y cumplirlos mediante la construcción de un horario
Es posible que hayas programado un tiempo para algo que legítimamente deseas hacer, por ejemplo, hacer ejercicio o leer un libro de no ficción. Pero cuando llega el momento de hacer esas cosas según un horario fijo, es posible que sientas un poco de reactancia. Esto sucede porque, en ese momento, no parece que estés decidiendo qué hacer. Más bien, eres tu yo del pasado dando órdenes a tu yo del presente. Uf, ¿quién se cree ese tipo que es?

Los psicólogos nos dicen que esta paradoja es la razón por la que a menudo podemos ser hipócritas: decimos que haremos algo, pero cuando llega el momento, no lo hacemos.


¿Cómo podemos evitar la reactancia psicológica?

Afortunadamente, ahora que comprendemos la teoría de la reactancia psicológica, podemos disminuir su poder. En lugar de escatimar compromisos debido a un sentimiento instintivo, se puede cambiar la perspectiva sobre la situación concreta.

Aquí hay un truco: para desarmar la reactancia psicológica, cambia la forma en que te hablas a ti mismo. En lugar de pensar que "tienes que" hacer algo, dite a ti mismo que "puedes" o incluso que "mereces" hacerlo.
Al cambiar el diálogo, se empodera. Ahora estás a cargo. No te dicen qué hacer, estás eligiendo hacer tiempo para algo que te importa. De esta manera, tu libertad no se ve amenazada; se está ejercitando.

Combatir la reactancia psicológica requiere práctica, pero vale la pena aprender a lidiar con este sentimiento incómodo que con demasiada frecuencia nos desvía del camino.
Intenta cambiar la forma en que manejas la reactancia y, hasta entonces, hagas lo que hagas, no compartas este artículo.

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lunes, junio 21, 2021

La Serenidad es un Éxito diferente

"La paz no es la ausencia de caos en el mundo,
sino la ausencia de conflictos dentro de nosotros".



En el mundo en el que vivimos hoy, con nuestro estilo de vida diario perfecto para las redes sociales, estresados de 9 a 5 y COVID agotando a todos, vivir en paz parece alejarse más de nuestro alcance. Lamentablemente, sin paz interior, no podemos disfrutar plenamente de la vida en su máxima expresión.
Cuando tienes paz, la vida se siente mejor; los alimentos son más sabrosos. El tiempo que se pasa con la familia y los amigos es más enriquecedor. Nuestros trabajos se vuelven más satisfactorios.
Por otro lado, sin paz, cada día de nuestras vidas se siente como si estuvieran tirando en todas direcciones. Estresado y viviendo en constante aprensión por los días venideros.

Las culturas asiáticas tienen varios conceptos inusuales sobre cómo vivir una vida feliz, pacífica y satisfactoria. “Wa”, (por ejemplo), es una idea japonesa sobre la convivencia armoniosa junto con otros conceptos como Ikigai y Ukeireru.
En Japón, Ukeireru, que significa aceptación, es más que una simple palabra. Es una filosofía. Una forma de vida. La aceptación de la vida por lo que es. No por lo que queremos que sea.
A medida que se profundiza en Ukeireru, se te invita a centrarte en la autoaceptación, la aceptación de los eventos y de las personas que te rodean. Para aprender a controlar tus pensamientos, emociones y comportamientos. Y aceptar tus peculiaridades; fortalezas y debilidades, como parte de lo que te hace ser tú. Vivir sin autocrítica, resentimiento o el deseo de ser otra cosa que tu verdadero yo.
La fuerza de esta práctica radica en aceptar que no tienes control sobre todo lo que sucede. Tratar de controlar la vida te pone en un ciclo de infelicidad y fatiga existencial. Ahí radica tu dolor de corazón.
Si buscamos encontrar la paz en nuestras vidas, ¿cómo puede Ukeireru ayudarnos?

Acéptate a ti mismo
La aceptación comienza en uno mismo. Eres la mayor amenaza para tu paz. Eres quien eres. La forma en que hablas y caminas: la forma de tus ojos es peculiar para ti. Tanto si eres alto como si no, de piel oscura o pálida, eres quien eres. Tiene defectos y puede que siempre lo tengas.
Todo el mundo no puede ser como tú. ¿Tampoco deberías intentar ser como nadie? La vida debe estar llena de individuos únicos que hacen alarde de sus peculiaridades con orgullo.
La paz llega al aceptarte a ti mismo primero.

Aceptación de otros
Algo fundamental es darse cuenta que se necesita una comunidad para hacer que la vida suceda. La unión entre tu y yo hace posible nuestra existencia.
Sin embargo, también debemos ser conscientes de que una cosa que se puede esperar de las personas es su personalidad. No puedes cambiar a la gente. No, a menos que estén dispuestos a cambiar. Te decepcionas al esperar que los demás actúen de cierta manera. O hacer las cosas que te hacen feliz.
Aceptación significa permitirles ser quienes elijan ser. Las acciones de las personas reflejan quiénes son. No quién eres. Y no es necesario tomar aspirinas para los dolores de cabeza de los demás.

Aceptación de circunstancias
Lo que sucede fuera de ti está fuera de tu control. Por tanto, acéptalo como tal.
La paz radica en nuestro centro de control. Lo que sucede fuera de ti está fuera de tu control. Cuando suceden cosas en la vida, en retrospectiva, es fácil pensar que podríamos haberlas prevenido. Pero hay una razón por la que podría, debería y debería haber ocurrido solo en retrospectiva.
Mientras no estemos seguros de lo que nos depara la próxima hora, todo lo que tenemos es esperanza. Espero que salga bien. ¿Y cuando no es así? Lo que puedes hacer es no romper tu propio puño al golpear la pared. Sino aceptar y seguir adelante.

Deja ir el pasado
Algo en lo que deberíamos convertirnos es en personas que viven y aprecian el momento presente. Y el principio es estar presente en el momento y en ningún otro lugar.
Aferrarse al pasado priva a la actualidad de su uso. Vivimos en la realidad, y la realidad solo ocurre ¡ahora! Estar en otro lugar que no sea este momento presente es no estar en ninguna parte.
Lo que sea que pasó hace semanas, meses o años, se ha ido. Déjalo estar para que puedas seguir adelante. Recuerde que solo conducimos hacia adelante mirando a través del parabrisas, no por el espejo retrovisor.

En resumen: La tranquilidad es "el nuevo éxito". Vivir una vida de sencillez es "un nuevo lujo". Practicar el acto de la aceptación puede ser el primer paso para ayudarte a que te encamines por el camino correcto.

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sábado, junio 19, 2021

La Ansiedad está en tu Cuerpo, no en tu Mente

Imagina que eres un neandertal paseando tranquilamente por los campos. De repente, en los arbustos cercanos, escuchas un tigre. En un nanosegundo, todo tu cuerpo comienza a reaccionar. Tu pulso se acelera, tu respiración se vuelve superficial, tus ojos se dilatan, tu cuerpo comienza a producir adrenalina.
Todo lo que sucede en tu cuerpo es bueno; que es estar preparado para sobrevivir a este encuentro con un tigre. Solo hay un pequeño problema. No era un tigre. Era una pequeña comadreja prehistórica. Ahora tu cuerpo está preparado para luchar o huir, tu corazón se acelera, estás totalmente saturado de adrenalina... pero no hay peligro.
Este es tu cuerpo en estado de ansiedad. Reemplaza el tigre (inexistente) en los arbustos con las redes sociales, el tráfico, la política, el Covid-19, el dinero, el cuidado de los niños, el cambio climático, el estrés laboral, el drama familiar, y podrás ver rápidamente por qué la ansiedad es la enfermedad mental más común en Estados Unidos, afectando a casi el 20% de la población. Los humanos de hoy en día son básicamente un grupo de neandertales asustados en modo de lucha-huida 24 horas al día, 7 días a la semana.

“La ansiedad es un impulso en nuestro cuerpo que dice: 'No estoy segura en este momento'”, dice Elizabeth Stanley, PhD, autora de Widen The Window: Entrenando su cuerpo y cerebro para prosperar durante el estrés y recuperarse de un trauma. "Es automático, muy rápido e inconsciente".

Cerebro de Supervivencia frente a Cerebro Pensante
En su trabajo, Stanley hace la distinción entre el cerebro pensante, nuestro neocórtex, responsable de la toma de decisiones, el razonamiento, la ética, la memoria consciente, el aprendizaje y el cerebro de supervivencia (el sistema límbico, el tronco encefálico y el cerebelo) que maneja nuestras necesidades básicas: supervivencia, emociones, memoria implícita y activación del estrés.
Una de las funciones más importantes del cerebro de supervivencia, según Stanley, es la neurocepción, un proceso inconsciente de escanear rápidamente el entorno interno y externo en busca de seguridad y peligro. Cuando se detecta un peligro, el cerebro de supervivencia envía un mensaje instantáneo de activación del estrés al cuerpo activando el sistema nervioso simpático, lo que resulta en la liberación de hormonas específicas que conducen a ciertas sensaciones físicas relacionadas con el corazón, la respiración y la digestión. “Lo que sea que esté sucediendo en el cerebro de supervivencia tiene estos tremendos efectos en cadena en nuestro cuerpo”.

Como explica Stephen Porges, PhD, psicólogo y creador de la teoría polivagal, en una entrevista con PsychAlive, “Estas respuestas no son voluntarias. Nuestro sistema nervioso está recogiendo información en el entorno, no a un nivel cognitivo, sino a un nivel neurobiológico".
Es importante destacar que cuando nos vemos atrapados en una respuesta defensiva, el cerebro pensante es el último en darse cuenta de que algo anda mal. “El cerebro pensante no es lo que decide si estamos estresados, si nos sentimos amenazados o desafiados, si vamos a activar el estrés, si vamos a activar las emociones”, dice Stanley. "La excitación del estrés y las emociones pertenecen al cerebro de supervivencia".
Entonces, si se desea realizar un seguimiento de la ansiedad, el cuerpo, y no los pensamientos, serán el mapa más preciso.

La Trampa de la Terapia de Conversación
A diferencia de nuestros antepasados prehistóricos (que podrían haber lidiado con la ansiedad corriendo, jadeando o temblando como un animal y dejando que el cortisol actúe a través de su sistema, según Stanley), los que padecen ansiedad moderna recurren a su amigo de confianza, su cerebro pensante. “La mayoría de la gente identifica la ansiedad por sus pensamientos porque la mayoría de la gente se identifica con su cerebro pensante”.
El problema es que cuando se trata de regular nuestro sistema nervioso después de una respuesta al estrés (léase: ansiedad), nuestro cerebro pensante es la peor herramienta para el trabajo. Eso es porque, según Porges, incluso después de tomar conciencia de la respuesta física, a menudo no sabemos qué ha desencadenado esa respuesta. Para Stanley, un veterano que fue diagnosticado con PTSD, darse cuenta de esto fue un gran punto de inflexión. "La recuperación del estrés y la ansiedad es un trabajo cerebral de supervivencia".

Somos una cultura cerebral, lo que nos hace muy preparados para lidiar con problemas que requieren razón y lógica (piensa en dilemas morales) y menos equipados para lidiar con problemas en los que el razonamiento cognitivo puede empeorarlos. Tener una respuesta de "lucha o huida" por llegar tarde al almuerzo puede parecer una reacción exagerada, pero sentado en el tráfico, fisiológicamente lo estás experimentando de todos modos. Usamos nuestro cerebro pensante para tratar de decidir si vale la pena estar ansiosos por el tema, y luego tratamos de obligar a nuestro sistema nervioso a obedecer. “Nuestra conciencia se desconecta de nuestro cuerpo en esos momentos”, dice Stanley. Tu cerebro pensante decide que no tienes nada de qué sentirte ansioso, por lo que pasas tus días caminando diciéndote a ti mismo que todo está bien mientras sigues sintiendo los síntomas físicos de la ansiedad en todo tu cuerpo.
Si has pasado algunas décadas (y el equivalente al pago inicial de una casa) en psicoterapia analizando todas las razones por las que estás ansioso, probablemente esta sea una píldora difícil de tragar. No solo todo ese hablar no hizo mucho para aliviar la ansiedad, sino que también podría haberla agudizado. "Nuestro cerebro de supervivencia quiere mantenernos a salvo, pero cuando ignoramos nuestro cuerpo y sus señales porque estamos tan atrapados en las historias y pensamientos de nuestro cerebro pensante, el cerebro de supervivencia realmente percibe eso como aún más amenazante", dice Stanley. “Como un niño pequeño, hará una rabieta más fuerte hasta que su mensaje llegue. Y es por eso que se convierte en un círculo vicioso ".

Tomemos, por ejemplo, la terapia cognitivo-conductual, una de las formas más comunes de terapia de conversación. Según la Clínica Mayo, "CBT ayuda a tomar conciencia de los pensamientos inexactos o negativos para que se puedan ver situaciones desafiantes con mayor claridad y responder a ellas de una manera más eficaz". Suena genial, ¿verdad? Si bien este tipo de análisis podría ser de gran ayuda cuando se trata de problemas familiares o se resuelve una cuestión ética, cuando se trata de ansiedad, que no se produce en el cerebro pensante, se centra en el pensamiento (“Pensé que allí ¡había un tigre!”) y no la respuesta física que precedió, e incluso provocó, el pensamiento (“mi corazón está acelerado y estoy lleno de adrenalina y necesito herramientas para calmarme”).
“No necesariamente queremos ser conscientes y sentir la incomodidad en nuestros cuerpos porque la ansiedad en nuestros cuerpos es incómoda. En cambio, queremos intentar fijarlo y darle este objeto externo”, explica Stanley. Pero si el objeto externo no causó la ansiedad, arreglarlo no aliviará el sentimiento de ansiedad.

Una Solución de Abajo hacia Arriba para la Ansiedad
Si bien la terapia de conversación y la medicación siguen siendo las soluciones principales que se ofrecen para la ansiedad crónica, existen otras modalidades que ofrecen un enfoque centrado en el cuerpo. Y aunque estas modalidades todavía se consideran "alternativas", un mayor interés en la "ciencia del cerebro" y la neurobiología junto con la investigación continua sobre la atención plena y las conexiones mente-cuerpo están cambiando nuestra comprensión psicológica de centrarse solo en la mente a ver el cerebro y el cuerpo como una unidad cohesiva.

Parte del desafío, según Pat Ogden, PhD, el creador de la psicoterapia sensoriomotora, es que se necesita cerrar el ciclo que se inició cuando el cuerpo entró por primera vez en una respuesta al estrés. Ogden usa el ejemplo de un cliente que es negro y frecuentemente es detenido por la policía sin motivo. Cuando esto sucedió, el hombre se sintió comprensiblemente enojado y su cuerpo se tensó: una respuesta de "pelea". Como parte de su trabajo en conjunto, Ogden lo ayudó a identificar y representar la desescalada física que su cuerpo necesitaba para regresar a un estado regulado, en este caso logrando atacar y defenderse dentro de la seguridad de una sesión de terapia. “Queremos completar ese impulso en la atención plena para que el cerebro esté integrado y ya no se mantenga en el cuerpo”, dice Ogden.
Ogden señala que parte de la limitación de la terapia de conversación es que la ansiedad a menudo se relaciona con una respuesta desregulada conectada a una memoria implícita, que luego se fija incorrectamente en una experiencia o pensamiento actual. “No tiene nada que ver con el contenido actual”.

Stanley, que ofrece un curso de entrenamiento mental para ayudar a las personas a desarrollar resiliencia, se enfoca en técnicas de atención plena. Y aunque en este punto es un cliché decirle a cualquier persona con ansiedad que respire profundamente 10 veces, su curso ha ayudado a miles de personas, incluidos militares en servicio activo. “Los militares tienen mucha experiencia en situaciones estresantes y se han entrenado para activar el cerebro de supervivencia, pero no siempre saben cómo desactivarlo”, dice Stanley. Los estudios financiados por el Departamento de Defensa mostraron que el método de Stanley ayudó significativamente a mejorar el rendimiento cognitivo durante el estrés, reducir los niveles de estrés percibido, aumentar la regulación y fomentar un retorno más rápido a la línea de base después de la activación del estrés.

Cuando el cuerpo está teniendo una respuesta al estrés, lo primero es tomar conciencia de los objetos que ayudan al cerebro de supervivencia a sentirse seguro, como lo que puede ver y oír. “Una de las mejores formas de ayudar a que el cerebro de supervivencia se sienta enraizado es llamar la atención sobre el lugar donde nuestro cuerpo está en contacto con nuestro entorno”, dice Stanley. Ella sugiere enfocarse en el contacto entre sus pies con el piso o su cuerpo en su silla. Tan pronto como el cerebro de supervivencia percibe la conexión a la Tierra y la seguridad, automáticamente inicia el proceso de recuperación.
Obviamente, cuando se está atrapado en un momento de ansiedad severa, tratar de respirar profundamente o estar atento puede parecer casi imposible. En esas situaciones, lo que se necesita es sacar la adrenalina y el cortisol del sistema. Stanley sugiere saltar la cuerda o correr escaleras arriba y abajo. Después de 10 minutos, intentar nuevamente un ejercicio de atención plena.
¿Hay algún papel para la psicoterapia o tratar de pensar lógicamente sobre tu ansiedad? Absolutamente. Pero solo una vez que tu cuerpo esté regulado, Stanley dice: “Una vez que hayamos ayudado a que nuestro cerebro de supervivencia se sienta seguro y estable, podemos trabajar en nuestros pensamientos. De lo contrario, nuestra respuesta cognitiva seguirá estando sesgada por nuestro estrés y nuestras emociones".

Autor: Emma Pattee
Por qué es posible que desee dejar de hablar sobre su ansiedad y probar esto en su lugar

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sábado, enero 09, 2021

Conseguir lo que Quieres Sin Caer en Trampas Predecibles

Hay dos tipos de persona en este mundo. Hay personas que se centran en la forma en que debería funcionar el mundo y hay personas que se centran en cómo funciona realmente el mundo.
Aquellos que se centran en la forma en que debería funcionar el mundo a menudo se encuentran sufriendo por ello. Ignoran la naturaleza humana y otras personas los toman por sorpresa. Miran el mundo con una lente idealista y nunca avanzan porque no comprenden la realidad.
Los que saben cómo funciona realmente el mundo son los que salen adelante porque entienden lo que impulsa a las personas, saben persuadir, saben qué decir y cuándo decirlo.
No se tiene que usar el poder, la persuasión y la estrategia para propósitos malvados. Irónicamente, son las personas que no aprenden a usar el poder, la persuasión y la estrategia las que se hacen un flaco favor a ellos mismos y a otras personas.

“Entiende esto: la sociedad quiere asignarte un rol. Tan pronto como aceptas ese papel, estás condenado".

Somos manipulados por la sociedad desde que éramos niños para vivir ciertos caminos en la vida. Se hacen esto porque se necesita mantener a la mayoría de la gente en una posición de debilidad y complacencia para mantener la actual estructura de arriba hacia abajo de la sociedad.
Combate esto eligiéndote a ti mismo. Haces lo que quieres hacer.

“No aceptes los roles que la sociedad te impone, forjando una nueva identidad, una que llame la atención y nunca aburre a la audiencia. Conviértete en el dueño de tu propia imagen en lugar de dejar que otros la definan por ti. Incorpora dispositivos dramáticos en tus gestos y acciones públicas: tu poder aumentará y tu personaje parecerá más grande que la vida".

¿Cómo conseguirlo? Concéntrate en las cosas que te atrajeron a una edad más temprana: son tus predilecciones naturales.
• Utiliza tus experiencias pasadas y el trabajo que has realizado como base. Toma esas habilidades y combínalas con tus intereses.
• Elige un camino en el que concentrarte y naveguea por ese camino sin desviarte demasiado hasta que domines tu actividad.

La ley para caminar en tu día a día: "Piensa como quieras pero compórtate como los demás. Si haces una demostración de ir contra los tiempos, haciendo alarde de tus ideas poco convencionales y formas poco ortodoxas, la gente pensará que solo quieres atención y que los desprecias. Encontrarán una manera de castigarte por hacerlos sentir inferiores. Es mucho más seguro mezclarte y nutrir el bien común. Comparte tu originalidad solo con amigos tolerantes y aquellos que seguramente apreciarán tu singularidad".

A menudo, cuando escuchas una opinión con la que no estás de acuerdo o estás cerca de alguien que tiene una visión del mundo que no compartes, solo sonríe, asiente y no discutas. Aprende a ser un camaleón social. Esto no te hace falso. Te hace inteligente. Algunos osos simplemente no vale la pena pincharlos.
La forma más fácil de poner en práctica esta ley es no diciendo mas de lo necesario. Cuando intentas impresionar a la gente con palabras, cuanto más dices, más vulgar pareces y menos control tienes. Incluso si estás diciendo algo banal, parecerás original si lo haces vagamente. Las personas poderosas impresionan e intimidan diciendo menos. Cuanto más digas, más probabilidades tendrá de decir algo tonto.

¿Alguna vez notaste cómo la gente parece hablar debido a una sensación de ansiedad? ¿Como si tuvieran que hablar o de lo contrario se sentirían demasiado incómodos para estar en el momento presente?
Piense en todos los pequeños sentimientos inconscientes que captas cuando escuchas a la gente hablar y has de saber que te están analizando exactamente de la misma manera.

Nueve de cada diez veces es mejor callar la boca ¿por qué? Porque, entonces, puedes escuchar. Puedes obtener mucha más información cuando no te preocupan tus propias palabras. La gentetle dirá lo que quiere si solo escuchas. Podrás verlos como realmente son si les prestas atención. Puedes permanecer con tus buenas formas, no fingiendo, sino modelando lo mejor que puedas para los rasgos que les gustan. Todo esto es más fácil si no te distraes con tu propia verborrea.

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sábado, enero 02, 2021

Auto-Sabotaje

Por qué te auto-saboteas aunque sepas lo dañino que es...
y lo que puedes hacer al respecto.



El autosabotaje es fascinante. Como muchos otros fenómenos psicológicos, saber cómo funciona no te protege completamente contra él. De ningún modo. Esa es la batalla de superación personal en pocas palabras: tratar de anular tus emociones para que la lógica dirija el espectáculo. Pero esas emociones son dolorosas. Te observas en medio de sabotear algo y sabes que te sentirás muy mal después de haber terminado, pero no puedes evitar hacerlo de todos modos.
Este es el purgatorio en el que tenemos que vivir con los resultados de nuestras acciones. Te diste un atracón y ahora te sientes mal. Te saltaste el trabajo del proyecto paralelo para tomar algo y ahora te despiertas a la mañana siguiente deseando poder revertir el tiempo y tomar la decisión correcta. Tienes el corazón roto después de la ruptura de una relación que en el fondo sabías que nunca debiste haber tenido para empezar.
Nos colocamos estas pequeñas trampas, sabiendo en el fondo que son trampas, caemos en ellas, nos castigamos por caer en ellas en primer lugar y atravesamos un ciclo aparentemente infinito de autolesiones. Realmente somos bastante extraños y crueles con nosotros mismos. ¿Entonces por qué lo hacemos?

Simple, contradictorio y mortalmente preciso
Una vez que te das cuenta de esto, tu vida puede cambiar por completo: obtienes un nivel perverso de satisfacción de la autolesión. El auto-sabotaje proporciona ciertas emociones que nos ayudan a sobrellevar y navegar por la vida, aunque de una manera contraproducente. Con el tiempo, se llega a amar emocionalmente la propia imagen desordenada de uno mismo, confirmada por el autosabotaje, incluso si lógicamente se quisiera cambiar.
Obtenemos ciertas recompensas por nuestros comportamientos negativos. Tenemos motivaciones perversas, pero motivaciones al fin y al cabo. Tú también. Vivimos según el "principio de pago". Cada vez que te encuentres tomando malas decisiones, pregúntate "¿cuál es la recompensa?".
Obtener la recompensa de la comodidad con la propia imagen distorsionada de uno mismo. Tener inseguridades, pero al menos nos hemos acostumbrado a ellas. Tener que cambiar el comportamiento y estar a la altura de nuestro potencial significa que tienes que enfrentarte a una serie de problemas e inseguridades aún por conocer. Estos pueden ser aún más profundos porque es posible que no haya ningún lugar adonde ir desde ese punto: esforzarse y fallar.

¿Cuál es la recompensa?
Las personas permanecen en malas relaciones y continúan eligiendo malas parejas porque obtienen la recompensa de confirmar su identidad como alguien que no merece amor, a menudo un mapa mental creado en la infancia. Piensa en eso por un minuto. En un nivel profundo, muchos de nosotros estamos impulsados por la necesidad de exacerbar nuestro propio odio hacia nosotros mismos porque es todo lo que sabemos. Los seres humanos pueden desear el castigo. No crees que mereces buenas relaciones porque has cometido muchos de tus propios errores. Algunas personas obtienen la recompensa de la "emoción" en relaciones que en última instancia son inestables. Es un tratado completo para el que no tenemos tiempo.
Las personas fingen que no quieren más por sus vidas porque obtienen la recompensa de ser mártires. Cuando ves a alguien actuando de manera escandalosa, obtiene su recompensa en forma de atención. Con las redes sociales y la máquina de indignación de cebo de clics que ha creado, esto solo empeorará. Las personas se están volviendo adictas a la dopamina al enfatizar su victimización.
El principio de recompensa ayuda a comprender el comportamiento, así como el comportamiento de los demás. En lugar de pensar que lo sabes todo y burlarte del comportamiento de otros, pregúntate: "¿Qué está obteniendo esta persona con esto?" Además, puedes hacerte la misma pregunta cuando cometas errores.

Eres "el diablo que conoces"
¿Cuál es la principal recompensa que se obtiene saboteándose a uno mismo? Tener la oportunidad de seguir siendo tú. Casi todos los caminos hacia una vida que no quieres vivir conducen a la preservación del ego y la identidad.
Digamos que te consideras una víctima total en todos los aspectos. ¿Por qué querrías mantener esa identidad? Simple, porque si tuvieras que cambiar tendrías que admitir que desperdiciaste una gran parte de tu vida sintiéndote de una manera que no tenías que sentir. Eso suele ser el truco para todos nosotros.
No queremos admitir que hemos perdido el tiempo. Además, hay algo doloroso en inflar el pecho y seguir fallando. Te derrotas a ti mismo antes de empezar, para evitar el dolor de la derrota real.
Prefieres permanecer igual por el resto de tu vida que hacer lo que sea necesario para cambiar: erradicar totalmente tu yo actual. Para cambiar de verdad, tienes que morir.
Tienes que acabar con tus viejos sistemas de creencias, mapas mentales, elementos profundamente arraigados de programación social . Y esta muerte se excluye admitiendo que te engañaron, admitiendo que necesitas comenzar de nuevo desde un lugar humilde , admitiendo que en realidad no sabes mucho.

Actualiza tu software
Todo en la vida puede verse a través de la lente de incentivos, recompensas, patrones, etc. Cuanto menos uno se considere un agente racional y cuanto más se considere una especie de software, mejor serás capaz de cambiar tu vida.
Tienes que encontrar una manera de cambiar tu programación, cambiar tus ganancias y darte una recompensa que sea mejor que la extraña historia de amor que tienes con el autodesprecio. Por lo general, encontrar tu propósito... sirve para ese propósito.
¿Cómo lo logras? Bueno, cuanto más cerca estés de tus fortalezas, tus gustos y tus predilecciones profundamente arraigadas, mejor. Sin embargo, además de encontrar y trabajar en tu propósito, el éxito proviene simplemente de hacer este cambio mental que es realmente difícil de hacer. A menudo, el verdadero dolor puede causar este cambio. Pero a menudo, las personas experimentan un nivel de dolor que aún no alcanza ese umbral. Es un dolor sordo, ansiedad de bajo nivel que duele lo suficiente como para ser una molestia constante, pero no lo suficientemente aguda como para anular la recompensa de poder dar sentido a sus vidas.
Lo mejor que puedes hacer es intentar fabricar esa clara comprensión de que, de muchas maneras, estás desperdiciando tu vida. Date cuenta de que no es dramático pensar que estás desperdiciando tu vida. Luego, cambia tu pago.
Cuando sigues el camino menos transitado, obtienes una recompensa que se puede sentir mucho mejor de lo que se puede explicar. Te sientes poderoso. La mayoría de la gente no puede ejercer su fuerza de voluntad sobre la realidad, pero tú puedes.
Sientes que tienes este secreto que pocos pueden entender. Sientes un profundo nivel de orgullo porque no decepcionaste a la versión idealista juvenil de ti mismo. No hay mejor recompensa.

Autor: Ayodeji Awosika
Fuente: Mind Cafe

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viernes, noviembre 06, 2020

Personalidad Codiciosa

La codicia, como la define el neurobiólogo Ignacio Morgado en su libro “Emociones corrosivas”, es un afán excesivo de dinero y riquezas (productos lujosos). Pero también se puede codiciar el éxito social, poder, sexo, protagonismo, etc. El abanico de la codicia es amplio y generoso. A esta emoción corrosiva han acudido los grandes pensadores para referirse a ella.
“En el mundo hay todo lo necesario para satisfacer las necesidades del hombre, pero no lo suficiente para satisfacer su codicia.” Mahatma Gandhi

“La riqueza material es como el agua salada, pues cuanto más se bebe más sed da”. Para el codicioso, “suficiente, nunca es suficiente”. Esto explica que la codicia esté detrás de casi todo lo malo que conocemos. La codicia es la madre de la corrupción.

La codicia según las religiones
Para la religión católica se trata de un pecado capital, madre de todos los demás pecados, raíz de todos los males. En el islam, está prohibida, directamente. En el budismo es uno de los tres venenos que crea el karma malo. Los budistas creen que la codicia está basada en una errada conexión de lo material con la felicidad.

La personalidad del codicioso es un cóctel explosivo
Por su espíritu socialmente competitivo, el codicioso está motivado a conseguir cosas a expensas de los demás y a su deseo de tener más se une la frustración por no conseguirlo. Es egoista y siente envidia al comparar lo que tiene con lo que tienen otros. No es de extrañar que con todo esto el codicioso suela sentirse insatisfecho con su vida al tener casi siempre la sensación de no poder controlarla y que tenga comportamientos irracionales, sobre todo cuando sus deseos no se cumplen.
Algo a favor de nuestro personaje. Puede disfrutar de su riqueza, se la gasta, e incluso, la comparte. El avaro, por el contrario, acumula, es tacaño, gasta lo menos posible y casi nunca comparte. Hagámonos, si nos apetece, amigo de un codicioso, pero nunca de un avaro.


¿Es la codicia es una enfermedad mental?
La medicina ha tratado de responder a esta pregunta con experimentos bien diseñados entre trabajadores del mundo financiero USA y en los que se utilizaron desde técnicas clásicas como el electroencefalograma a otras más modernas como la resonancia magnética funcional.
Se trató de probar la asociación codicia-colesterol-disminución de la serotonina cerebral, hipótesis muy bien planteada ya que el mundo financiero y, en general, el mundo occidental es un gran consumidor de estatinas o hipolipemiantes para disminuir los niveles de colesterol en sangre. Otra línea de investigación trató de probar la relación codicia-disminución de la oxitocina cerebral. Desgraciadamente, los resultados no fueron concluyentes en ninguna de las dos líneas de investigación.


La psiquiatría y la psicología han tratado de aportar pistas para explicar este grave trastorno de la personalidad y en la respuesta al por qué somos codiciosos apuntan a una multifactorialidad que abarca desde la herencia biológica hasta un entorno pobre en recursos que genera un mecanismo adaptativo bastante predecible: tener recursos contrarresta el sentimiento de incertidumbre en relación con el futuro ya que “si uno tiene mucho, se preocupa mucho menos que si tiene poco”.
Los científicos afirman que la codicia es una enfermedad mental basada en una errónea conexión de lo material con la felicidad. Que tiene grados y que hay que admitir su inevitabilidad (al menos en algún grado menor), en la mayoría de las personas. Desde el punto de vista ético y moral, no existen dudas de que es la madre de la corrupción política y el motor de otras metas como el deseo de éxito y reconocimiento social, disfrute del poder, sexo, protagonismo, etc.

¿Cómo se desarrolla la codicia?
Nuestro ego es el motor que la alimenta. Y es seguro que estaremos influenciados por todo el entorno que no para incansablemente de bombardearnos con noticias que siempre expresan resultados extraordinarios: facilidad, rapidez para ganar dinero, planes B que funcionan, etc. Y sientes codicia: el deseo desmedido de conseguir dinero.
Este error destruye tus finanzas. Asumes un riesgo, para devolverlo después. La codicia te bloquea mentalmente y no te deja ver otras cosas. Y no lo ves, porque sólo percibes lo que apoya tu compromiso con la irracionalidad (“el pelotazo”) aunque en tu fuero interno sabes que no es lógico pensar que con una acción vas a tocar el cielo. Debes poner límites a esto; debes utilizar la lógica para evitar la trampa. Nos dejamos llevar por la codicia, que sólo ve dinero y éxito: poder presumir de inteligencia y riqueza; lo máximo. La codicia ha ocupado el lugar de nuestras reglas de gestión.
Lo grave en esta situación no es la pérdida de dinero que podamos sufrir sino la pérdida de confianza que es algo bastante más difícil de recuperar. Y aún puede ser peor. La venganza es el combustible que nos empuja a la acción y nos nubla el juicio y aquí interviene de nuevo y de forma decisiva nuestro ego.

¿Cómo insuflar lógica es este sentimiento de venganza?
Es necesario que no soseguemos utilizando alguna técnica para interferir positivamente en tu estado emocional. Es necesario que creemos un “espacio en nuestra mente” para observarnos y respondernos a la pregunta: ¿Qué puede haber detrás de este sentimiento de venganza? Y detrás, hay todo lo ya dicho antes sobre dinero, esfuerzo, trabajo e ilusión. Pero esto es irracional, es decir, un pensamiento que no cuestionamos y damos por válido nada más se presenta en nuestra mente.
Quieres vengarte porque no aceptas algunos hechos. No aceptas que te mueves en el plano de la incertidumbre, de la impredecibilidad, de la imposibilidad de controlar. No aceptas que es sólo la expresión de una probabilidad que puede ser positiva o negativa.

Conclusiones
- No es verdad que debas ganar, es verdad que quieres ganar, pero no que debas.
- El resultado (futuro) depende de la expresión de una probabilidad. Puede suceder cualquier cosa y no depende de ti hacer que suceda lo que quieres.
- Sí depende de ti manejar el riesgo y tener consistencia emocional.
- Los resultados que obtienes, no hablan de ti, de tu valor como persona, que está indudablemente ligado, es intrínseco, al hecho de ser.
- Ante la tentación de la codicia, sosiégate, regula la carga emocional y arroja luz a la irracionalidad. En definitiva, acepta la naturaleza del negocio, de la actividad de emprendimiento en la que participas.

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domingo, septiembre 06, 2020

4 Palabras que te hacen Ser más Persuasivo

Si le das una salida a la gente, es posible que simplemente decidan quedarse


Para tener un impacto, es esencial estar motivado. Sin embargo, no importa cuánta determinación poseas, nunca alcanzarás tu máximo potencial si no puedes motivar a otros a tomar medidas.
Deseoso de descubrir qué frases son capaces de persuadir efectivamente a los demás, el psicólogo del comportamiento, el Dr. Nicolas Guéguen de la Universidad del Sur de Bretaña, realizó una serie de pruebas para descubrir cómo podemos influir mejor en las personas que nos rodean.

Para su investigación, Nicolas se acercó a 640 personas en la calle en Francia y les pidió de varias formas diferentes que hicieran una donación para un hospital infantil.
Cuando le pidió a la gente que apoyara directamente a la organización benéfica, dijo: “Probablemente esté interesado en organizaciones para niños con problemas de salud. Me pregunto si podría ayudarnos haciendo una donación”, el 25 por ciento de las personas a las que se acercó Nicolás reaccionaron positivamente.
Sin embargo, cuando añadió las palabras -" Probablemente se negará "- antes de continuar pidiendo una donación, la tasa de cumplimiento saltó al 39 por ciento. Y no solo eso, sino que la cantidad de dinero que la gente donó a la organización benéfica también aumentó de 2,44€ a 2,50€. Puede que esto no parezca mucho. Pero si sumas todas las veces que podrías haber ganado unos centavos a lo largo de tu vida, esto equivale a muchos cucuruchos de helado adicionales.

Según los científicos del comportamiento, este aumento en la disposición de las personas a ayudar tiene sentido y respalda la teoría común en los círculos de psicólogos conocida como reactancia, que establece que la mayoría de las personas tienen una reacción adversa cuando se les impone una restricción.
Tómate un momento y piensa en cómo te sientes cuando te arrinconan y te presionan para tomar una decisión. Te hace sentir incómodo, ¿verdad? Te vuelves un poco aprensivo y piensas que la persona que tienes enfrente está tratando de venderte algo.
Es por eso que las palabras “Probablemente te negarás” son tan efectivas: le dan a la gente una salida. Las palabras hacen que las personas sientan que están actuando por su propia voluntad y que son ellos quienes tienen el control de su decisión.
Y no solo eso, las variaciones de las palabras “Probablemente te negarás” despiertan tu curiosidad. Estas palabras nos motivan a querer descubrir por qué alguien piensa que algo no es para nosotros.
Como seres humanos, a todos nos gustan las cosas diferentes. Sin embargo, uno de los lazos que nos une es que odiamos cuando nos dicen que no podemos o no queremos hacer algo. Si la gente quiere algo, es la libertad de elegir lo que pueden y no pueden hacer.

La próxima vez que intentes influir en alguien, dale una oportunidad a la frase "Probablemente te negarás". En lugar de pedirles a sus hijos que limpien su habitación, modifique el encuadre de tu demanda diciendo: "Probablemente te negarás, pero sería genial si ayudaras a tu mamá y a tu papá hoy recogiendo tus juguetes". "Y observa lo que pasa.
O la próxima vez que necesites que un compañero de trabajo haga algo por ti, intenta decir "Probablemente dirás que no a esto, pero me vendría bien tu ayuda para preparar este discurso" y tome nota de cómo responde.

El mundo está lleno de buenas ideas. Sin embargo, para que tus ideas vuelen, debes ser capaz de persuadir a otros para que apoyen tu causa.
"Probablemente te negarás..."
"Puede que esto no sea para ti..."
"Puedes marcharte en cualquier momento..."
"¿Conoce a alguien que pueda estar interesado en..."
"Puede que no seas la mejor persona para esto..."

Frases persuasivas como estas despiertan la curiosidad de la gente. No solo eso, sino que también puedes descubrir que, al dar a las personas una salida y la libertad de elegir, deciden quedarse y escucharte.

Autor: Michael Thomson
Fuente: Entrereneurs Handbook

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viernes, julio 10, 2020

Cómo Aprovechar tu Vida

“No nos ahogamos al caer al río, sino al permanecer sumergidos en él”


El río es todo lo que parece una excusa temporal hoy pero que no desaparecerá mañana.
Al principio, no parece que estés a la deriva. Solo lo dejas ir un poco. Estas flotando. El río te lleva. Es agradable. Cómodo. Las cosas pasan. El tiempo pasa. Seguirá pasando.
Finalmente, el río conduce a un río más grande. Estás en un terreno nuevo. Nunca has visto este lugar antes. ¿Dónde puedes llegar a tierra? ¿A dónde llevará este río?
Pronto, ya no sabes lo que está por venir. No puedes ver lo que sigue. El río podría convertirse en una cascada. Podría lanzarte por un acantilado. Te quedarás sumergido para siempre.

No habrá un gran choque al final. Solo una mirada arrepentida por la ventana. Un pariente de visita. "Oh sí, eso. Nunca lo hice. No puedo decirte por qué".
Todos los ríos desembocan en el mar. Si no subes hacia la superficie, si no comienzas a nadar, ahí es a donde vas. Nadie vendrá a salvarte. No obtendrás una extracción. Nadie te va a obligar a escribir tu libro o pedirte que se case contigo o ser una buena madre. Ningún niño de 15 años te responderá en la cita de un libro.

La única forma de no desperdiciar tu vida es hacer tu mejor esfuerzo para no desperdiciar hoy. Escribe una oración. Toma una decisión difícil. Atiende el teléfono.
Todos caemos al río de vez en cuando. Pero no podemos quedarnos sumergidos en él. No dejes que los pequeños remordimientos se acumulen en silencio. Da un paso cada día. Golpea hacia la superficie.
No eres un soldado, y ningún informe breve puede salvarte. Ninguna misión independiente definirá tu legado. No esperes una oportunidad de redención. Redímete con tus acciones.
Renuévate todos los días.

Autor: Niklas Göke

Fuente: Medium

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jueves, julio 09, 2020

Comenzar de Nuevo

Cómo usar Shoshin para comenzar de nuevo y mantener la mente despejada

Cualquiera puede comenzar de nuevo cuando lo desee.


¿Cómo te sientes cuando, durante un desacuerdo, la otra persona se niega a tener en cuenta tus puntos de vista?
Es bastante frustrante, ¿no?
Nos ocupamos de esto todo el tiempo. Al crecer, aprendemos una forma específica de pensar, sentir y comportarse. Esto se basa en lo que nos enseñan o lo que observamos y probamos nosotros mismos. Si consideramos que el comportamiento o método de pensamiento es útil, adoptamos este comportamiento y lo inculcamos en nuestra personalidad durante años hasta que una creencia opuesta sea lo suficientemente fuerte como para hacernos cambiar nuestro comportamiento.

Considera un profesor que tuviste en la escuela. En clase, eran los profesores de la sala, en sentido figurado. Lo que decían era lo que valía, y cualquier opinión que los contradijera podría encontrarse con una feroz reprimenda u orden de abandonar la clase. La gente como esta, de hecho, es bastante peligrosa. No es el profesor, sino la forma en que te obligan a creer que lo que dicen es la única manera.
Aprendemos a dar respeto y diligencia al pasar nuestros años escuchando a nuestros profesores. Pero es esencial ver que lo que dijeron no es necesariamente la única forma de pensar, ni en ocasiones la correcta.
Con el tiempo, tus creencias y lo que aprendes de los demás forman un sistema que crea el personaje que ahora interpretas. Por ejemplo, si tienes padres que ven el dinero como "malo" o como un recurso negativo; es probable que cuando crezcas no te guste el dinero y tengas una relación negativa con él. Por el contrario, si tienes padres que ven el dinero como una herramienta para conectar a las personas con servicios valiosos, crecerás con la misma mentalidad y desarrollarás una relación positiva con los negocios, las finanzas y posiblemente incluso el espíritu empresarial.
Todo se reduce a qué creencias eliges adoptar.

La Historia de Shoshin
Shoshin viene del budismo zen que significa "mente de principiantes", y la cultura china y japonesa lo representan. El zen se traduce como "meditación", y proviene de los textos más antiguos del budismo, conocidos como Dhyana. Se trata de entrenar tu mente y eliminar las respuestas automáticas para vivir en un estado de perfecta ecuanimidad y conciencia.
El concepto de Shoshin es dejar de lado las creencias previas o las formas de pensar cercanas y aprender a vivir y respirar con apertura, una actitud positiva y un sentido de respeto por lo que no sabemos.
Ser así te ayuda a ver lo que antes no podías. Colocar la mente en una forma que te permitirá comenzar desde el principio. Nosotros, como individuos, nos sentimos atraídos por situaciones cómodas y familiares. Esto es lo que hace que nuestras mentes tengan creencias. Después, cuando sucede algo con lo que estamos familiarizados, ya vamos a saber cómo pensar y qué responder.

Pero aquí es donde comienzan a surgir problemas. El hecho de que nuestras mentes usen sus creencias para sugerir cómo se puede clasificar un problema, no significa que sea la única forma correcta. Incluso si funciona.
Cuando mejoramos en la comprensión de una información o habilidad y desarrollamos “experiencia”, bloqueamos rápidamente la información de los demás. Esto nubla nuestro juicio y nos hace creer que estamos aprendiendo. Pero en realidad, nuestras mentes están luchando contra cualquier información opuesta y seleccionando lo que queremos escuchar, o lo que nos ayuda a "evitar el dolor".


Debemos aprender a "disfrutar nuestros problemas". Son herramientas de retroalimentación, como me gusta llamarlas. Tenemos problemas en la vida para aprender una nueva lección. Es una oportunidad para crear algo nuevo y convertirte en un ser más excepcional, gracias a ello.


Aplicando Shoshin a tu Vida
Shoshin trabaja a través de la práctica diaria. Todo lo que necesitas son algunos pasos clave que debes seguir para que puedas comenzar a despejar tu mente y abrazar tu nuevo yo como principiante, con la frecuencia que desees.

Deja de lado la necesidad de hablar más que los demás.
Este concepto no solo se refiere a hablar activamente, sino también a los pensamientos en tu mente. Tenemos una tendencia a proporcionar nuestras opiniones y puntos de vista a quienes nos rodean para afirmar autoridad en temas específicos. Si eso es positivo o negativo, aún puede ser un obstáculo para nuestras mentes.

Si siempre estás hablando, ¿cuándo es el momento de escuchar realmente? Es más probable que hablemos para evitar que otros tengan la energía o el tiempo para oponerse o igualar nuestros argumentos.
En cambio, intenta dos cosas:
• Pasa la mayor parte del 80% de tu tiempo escuchando activamente y el 20% de tu tiempo hablando. Esto también te da tiempo para encontrar las mejores respuestas.
• Cuando se te ocurra un pensamiento pesimista y de mente cerrada, ordénate a ti mismo parar inmediatamente. Cambia el punto de vista negativo reemplazando lo que piensas con una declaración afirmativa clara sobre la persona o el sujeto, luego sonríe y déjalo ahí.

La segunda ha sido una de las principales razones por las que me he convertido en una persona más feliz en los últimos meses. Leí esto en un libro, y me hizo ver cuánta energía negativa realmente tengo dentro. Entonces, pasé mi tiempo obligándome a ser agradable con todos en mi cabeza y decirlo en serio. Porque eso es más importante que fingir y decir cosas más útiles cuando no lo dices en serio.

Deja partir la necesidad de pelear
A medida que pasa el tiempo y nos volvemos más sabios, nos damos cuenta de que no es necesario luchar siempre en cada pelea que nos encontremos. Lo que eso significa es que antes de comprometerse a una discusión o debate con alguien, pregúntate, ¿respetará esta persona su punto de vista o el de los demás? ¿Esto nos va a dar algún valor?
Nueve de cada diez veces, no lo hará.

Por lo tanto, evita desperdiciar energía en desacuerdos innecesarios con otros. Elimina la necesidad de intentar y "ganar". Combatir el impulso de corregir, oponerse o disipar tu argumento. Déjalo estar y concéntrate en lo que puedes aprender para mejorar tu vida o ser más feliz. No hay vergüenza en mirar en una dirección diferente y caminar de esa manera. Incluso si tienes razón, ¿qué valor a largo plazo realmente aporta a tu vida? No mucho.
La clave de los argumentos es evitarlos en primer lugar. Pero estas disputas no son un momento para vencer a la otra persona, es una oportunidad para aprender algo nuevo y probar la apertura de tu mente.

Esforzarse por más, un conocimiento más profundo
Muchos de nosotros preferimos hablar más de lo que nos gustaría escuchar. Tal vez estamos nerviosos, o simplemente queremos tanto la interacción social que preferiríamos mantener a la gente comprometida y escuchando todas las historias que tenemos que contar.
Si bien esto puede ser algo positivo, debemos desafiarnos más a menudo para estar más callados. En lugar de conversar con otros por el simple hecho de hacerlo, pídales más detalles. Conversa para entender en lugar de solo escuchar. Deja que la otra persona o información te lleve al siguiente nivel de comprensión. Hay una cantidad increíble para aprender, todo depende de cuánto estés dispuesto a escucharlo.

Acepta que no sabes absolutamente nada
Como dijo Shunryu Suzuki, solo olvida todo a veces. Regresa al principio y reinicia tu mente. Vuelve al comienzo de tu trabajo o pasatiempo donde era nuevo, y estabas más emocionado que nunca para empezar a aprender más. Mantén ese sentimiento contigo hasta el presente y úsalo para avanzar en tu comprensión de lo que quieres.
Si puedes aprender a darte cuenta de ti mismo y de tu mente, puedes elegir cuándo dejar ir la energía negativa, tus pensamientos y aportar ideas nuevas y frescas, y formas de pensar más positivas y efectivas. Todo comienza contigo.

Fuente: Medium

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miércoles, julio 08, 2020

El Acto de Conocer

Por lo general, en el estado actual no encontramos equilibrio, uno no se conoce; y se empieza a sentir que hay que llegar a un momento de Presencia más completo. Se necesito ante todo tener una impresión ─lo más profunda posible─ de uno mismo. Es fácil darse cuenta de que casi nunca tenemos una impresión profunda, de que las impresiones son muy superficiales, tan superficiales que solo crean asociaciones superficiales que no dejan ningún recuerdo y no cambian nada, no transforman nada. Cuando en realidad las impresiones son una especie de alimento, aunque no comprendamos bien lo que quiere decir alimentarnos, ni lo que eso representa para nuestro ser.

Solemos ser pobres en materia de impresiones en nosotros mismos. Tenemos tan pocas que apenas tienen relevancia. Si verdaderamente se quiere conocer algo, estar seguro de ello, primero se necesita ser «conmovido» por el conocimiento. Se necesita ese conocimiento nuevo. Y se necesito ser «conmovido» por él tan fuertemente que se conozca en ese momento con todo lo que uno es; no solamente con la razón, sino con todo el ser. Si no se tiene suficiente de ese conocimiento, suficientes impresiones, no se puede tener ninguna convicción. Sin el conocimiento, sin el material, ¿cómo se va a evaluar las cosas, cómo se puede trabajar? No hay nada para dar un impulso en una dirección u otra. No hay posibilidad de actuar conscientemente. Lo primero que se necesita para una acción consciente es una impresión de sí mismo, tanto cuando se está solo, abierto a lo que se es, como cuando se está en la vida, cuando trata de no olvidar esa impresión completamente y ve cómo se pierde. Esas dos clases de impresiones son el mundo interior. Hasta que no se tenga una cierta cantidad de impresiones, no se puede ver más lejos, no se puede comprender más.

Normalmente consideramos las impresiones como algo muerto, fijas como una fotografía. Pero con cada impresión recibimos una cierta cantidad de energía, algo viviente que actúa sobre nosotros, que nos anima. Por un momento se tiene una impresión de sí mismo que es completamente diferente de la manera en que se experimenta en general. De repente se conoce algo real en uno, de una forma enteramente nueva, se recibe algo, se es animado por eso. Después se pierde, no se conserva. La impresión desaparece como si hubiese sido robada por un ladrón. En el momento en que más se necesita de ella para estar presente ante la vida, ya no se tiene el apoyo para no perdernos. Ahora se empieza a ver que las impresiones son un alimento. Una energía que se debe recibir y debe ser contenida.

Se necesita ver lo que a uno le molesta y comprender por qué es tan difícil recibir una impresión. No es porque no se quiera recibir. Es porque no se puede.Porque siempre se está cerrado, cualesquiera sean las circunstancias de la vida. A veces, quizá por un destello, se está abierto a la impresión, pero casi inmediatamente se suele reaccionar. La impresión se asocia automáticamente con otra cosa y se produce una reacción. Uno aprieta un botón y acto seguido viene un pensamiento, una emoción o un gesto.
No se puede evitar, ni siquiera se ve. Nuestra reacción nos ha separado de la impresión y de la realidad que ella representa. Ahí está la barrera, el muro. Al reaccionar, nos cerramos.

Lo que no se ve es que se pierde todo contacto con la realidad una vez que nuestras funciones habituales están al mando. Por ejemplo, sentimos que nuestro cuerpo está aquí. Sentimos el brazo izquierdo, tenemos la impresión del brazo izquierdo. Tan pronto esa impresión nos alcanza, se desata el pensamiento, que nos dice «el brazo... el brazo izquierdo». Y en el momento en que se piensa, se pierde. Al pensar en el brazo, creemos conocerlo. Confiamos más en el pensamiento sobre el brazo que en su existencia real. Pero el pensamiento sobre el brazo no es la realidad. Es lo mismo para la propia realidad. Tenemos la impresión de una vida en uno mismo, pero tan pronto se piensa en «soy yo», se pierde. Se interpreta el pensamiento por el hecho mismo. Creemos conocerlo y con esa credulidad, esa creencia en el pensamiento, ya no se tienen preguntas, ni interés para recibir esa impresión.

No se reciben las impresiones conscientemente. En consecuencia, uno no se conoce. Al mismo tiempo, se necesita esto por encima de cualquier otra cosa. Si no se puede recibir una impresión de sí mismo, nunca se tendrá ese recuerdo, esa posibilidad de conocer lo que se es. El momento de recibir una impresión es el momento de volverse consciente. Es el acto de ver.

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viernes, junio 12, 2020

Estructura de las Emociones


Todos experimentamos emociones continuamente, pero si nos preguntan que son, en esencia, es probable que tengamos dificultades para explicarlo, porque describir lo que nos pasa por dentro cuando experimentamos emociones, es bastante difícil.
Para entender lo que es una emoción, lo mejor es experimentarla. Te sugiero que pienses en alguna emoción fuerte que hayas vivido. Pongamos como ejemplo algo que hemos experimentado muchos de nosotros: la caída en una montaña rusa. Mientras estamos subiendo hacia el punto máximo, valoramos que estamos en peligro y por lo tanto experimentamos miedo. Aunque estamos seguros que no va a pasar nada, la emoción no distingue entre realidad y ficción. Aunque la razón le diga a la emoción: “tranquila, que no pasa nada. No hay peligro”; la emoción sigue su curso haciendo caso omiso a las reflexiones de la razón.


En el momento crítico de la bajada se activa una taquicardia muy acusada, incontrolable, el estómago te da vueltas, las piernas te tiemblan, etc. Esta es la respuesta neurofisiológica de la emoción. Tomo conciencia de la emoción que experimento y le puedo poner un nombre: Miedo. Esta es la parte cognitiva, consciente de la experiencia emocional. Si analizamos con más detalle qué es lo que pasa al experimentar una emoción, lo podemos esquematizar en varias etapas: Acontecimiento y Valoración.
• En primer lugar, una emoción se activa a partir de un acontecimiento/estímulo, que puede ser externo o interno (un pensamiento, por ejemplo).
• Luego valoramos todo lo que llega a nuestros sentidos. Es un mecanismo innato, una especie de escáner que detecta cualquier acontecimiento o estímulo susceptible de activar la respuesta emocional.
• Las preguntas que nos desencadena el acontecimiento/estímulo que nos llega son básicamente tres:
¿Cómo afecta esto a mi supervivencia?
o ¿Cómo afecta a mi bienestar?
o ¿Cómo afecta a lo que más deseo en esta vida?

• Por último, valoramos el acontecimiento/estímulo como positivo o negativo y se activa la respuesta emocional.

Aún hay un poco más. Un mismo acontecimiento o estímulo puede ser valorado de forma distinta según las personas. Ante un gol en un partido de fútbol, unos seguidores se alegran y otros se entristecen. Ante un suspenso, un alumno puede experimentar rabia, otro tristeza y otro vergüenza. Esto pone en evidencia que: “La emoción no depende del acontecimiento en sí, sino de la forma que tenemos de valorarlo”.

En la estructura de una emoción se integran los dos primeros elementos esenciales: acontecimiento y valoración:
- EP: emociones positivas.
- EN: emociones negativas.

La Triple Respuesta Emocional
Una vez activada la respuesta emocional, se produce una triple reacción: neurofisiológica, de comportamiento y de conocimiento.

Neurofisiológica
Consiste en un conjunto de respuestas que producen cambios en ciertos neurotransmisores y secreciones hormonales que provocan alteraciones del tipo taquicardia, sudoración, vasoconstricción, cambio en el tono muscular, etc. Es todo el organismo el que responde ante una emoción y es esta respuesta neurofisiológica la que nos permite saber que estamos experimentando una emoción.

De Comportamiento
Nos permite identificar qué tipo de emoción estamos experimentado. Es lo que se denomina el lenguaje no verbal que se manifiesta por expresiones del rostro y el tono de voz, que son señales bastante precisas. Su control voluntario es posible, pero normalmente no le prestamos atención y expresamos espontáneamente las emociones que experimentamos. Pero esto se puede entrenar para exaltarlo (en caso de emociones positivas) o disminuirlo (si son negativas).
¿Qué importancia tiene? Nos permite saber que la expresión emocional se puede aprender a controlar; se puede regular a voluntad, con formación y entrenamiento.

De conocimiento
Consiste en que tomamos conciencia de la emoción que estamos experimentando y podemos etiquetarla por medio del lenguaje. Por ejemplo: “siento un miedo que no puedo controlar”; o bien decimos “no sé qué me pasa”, si nuestra educación emocional es limitada; por lo que conviene ampliar este conocimiento para saber etiquetar mejor las emociones como una forma de conocernos mejor a nosotros mismos. Entramos de lleno en el terreno del sentimiento, que es la conciencia de la emoción.



Lo importante de todo esto es que sobre cada uno de los componentes de la emoción podemos intervenir. Veamos cómo.
- Intervención sobre el componente neurofisiológico. Supone aplicar técnicas de relajación, como la respiración (una de las más eficaces), el control físico corporal, etc.
- Intervención sobre el componente de comportamiento. Supone adquirir habilidades sociales que nos lleven a lograr una expresión ajustada de la emoción.
- Intervención sobre el componente de conocimiento. Supone activar nuestra voluntad para regular nuestras emociones, alargando las positivas y acortando las negativas.

Predisposición a la acción
Cuando se dice que la emoción predispone a la acción, no significa que la acción tenga que producirse necesariamente. Vamos a verlo con dos ejemplos:
La acción se produce. El caso de un coche que viene a gran velocidad, mientras estamos cruzando un semáforo. En fracciones de segundo se produce lo siguiente: Veo el objeto (coche).
• Valoro que puede ser un peligro.
• Se activa la triple respuesta. Neurofisiológica (taquicardia, sudoración); de comportamiento (cara de susto); de conocimiento (tengo miedo).
Todo lo anterior, en su conjunto, nos predispone a la acción: en este caso huir para escapar del peligro.

La acción no se produce. Sentirse ofendido por un comentario realizado por otra persona y sentir la impulsividad de responder de forma violenta. Esta predisposición a la acción se puede regular de forma apropiada. Esto es muy importante. La acción impulsiva que tengo ganas de hacer no tiene por qué darse. Puedes regular tus emociones y dar una respuesta apropiada que no sea la respuesta impulsiva. Esto es poner inteligencia entre los estímulos que recibes y la respuesta que das.

Estructura de una Emoción
Esquema que integra todos los elementos esenciales de la estructura de las emociones: acontecimiento, valoración, triple respuesta y el filtro que supone la inteligencia emocional, antes de llegar a la acción. EP: emociones positivas. EN: emociones negativas.
Podemos concluir diciendo que una emoción es:
• Un estado de nuestro organismo.
• Generado como respuesta a un acontecimiento o estímulo externo o interno que es valorado como positivo (EP) o negativo (EN), lo que provoca una triple respuesta que, generalmente, predispone a la acción. Esta acción puede producirse o no, en función de la intervención de la inteligencia emocional.

Las Emociones como Rasgo de Personalidad
Las emociones son tan importantes en nuestras vidas que llegan a constituir rasgos de personalidad. Cuando pensamos en las personas que más conocemos, las vemos (entre otras muchas otras posibilidades) como: bondadosas, alegres, cariñosas, ansiosas, tristes, amables...
Es decir, asignamos como rasgo de personalidad dominante la emoción que esa persona manifiesta con más frecuencia. Esto significa que, sin ser conscientes de ello, vamos construyendo nuestra personalidad con la emoción o las emociones que exteriorizamos. Y los demás, nos ven de la forma que nosotros mismos transmitimos. Es importante que si deseamos que nos vean como realmente somos, tomemos conciencia de lo que acabamos de señalar.

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viernes, mayo 08, 2020

El Bambú Japonés, una historia de Perseverancia

Es una historia bastante conocida, se trata del bambú japonés. Una planta no apta para impacientes. El agricultor planta la semilla, la abona y la riega. Hasta aquí todo normal.
La gran diferencia con otras plantas es que en los próximos siete años no vamos a ver absolutamente ninguna mejora, al menos a simple vista. Un agricultor impaciente o inexperto podría pensar que la semilla se murió o que eran infértiles, abandonando en su empeño.
Sin embargo, a partir del séptimo año y en un periodo de sólo seis semanas, la planta de bambú crece más de 30 metros. ¡Increíble!


Durante los primeros siete años, aunque no se ve nada por la superficie, el bambú está desarrollando un complejo sistema de raíces que le permitirán sostener el fuerte crecimiento después de esos siete años de vida.

Hoy en día vivimos en un mundo muy rápido, donde queremos todo "para ayer", queremos soluciones rápidas y triunfar rápidamente y sin esfuerzo. Y el éxito en cualquier actividad que realicemos es como el crecimiento del bambú, un crecimiento interno que lleva tiempo.
También podemos aprender de esta historia que en muchas ocasiones, en nuestro camino, nos encontraremos pérdidos y frustrados porque los resultados no llegan, o porque las cosas no están ocurriendo como queremos, o simplemente pensamos que no estamos avanzando. Pero la realidad es que sí está suciendo. Al igual que las raíces del bambú, mientras sigamos trabajando y esforzándonos, sin abandonar, algo estará ocurriendo dentro de nosotros, estaremos creciendo y madurando.
Al final, como el bambú, el éxito o los objetivos aparecen de forma rápida, pero detrás de todo ello tiene que haber un trabajo constante y perseverante. Lamentablemente, no hay atajos posibles.

Recuerda, si no consigues lo que anhelas, no desesperes... quizá sólo estés echando raíces.

Fuente: Blog Opciones y Spreads

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lunes, diciembre 16, 2019

La Actitud es nuestra Meta y a la vez nuestro Camino

Buscamos acercarnos a lo desconocido, abrir la puerta a lo que está escondido en nosotros y franquearla. Habría que someterse completamente a ese sentimiento de lo sagrado que hay en nosotros, pero solo lo podemos hacer parcialmente. Lo sagrado se manifiesta como conciencia interior y debe ser encontrado dentro. La verdad, la única verdad, está en la conciencia.
Todo lo que existe está constituido por tres fuerzas. La fuerza activa, la fuerza pasiva y la fuerza conciliadora. La fuerza que desciende es la que quiere volver a ascender. En el ser humano la cabeza se opone al cuerpo. La fuerza conciliadora es la voluntad que los une, que los relaciona. Todo viene del deseo de esa voluntad.

Cualquiera que sea el estado en que nos encontremos en este momento, cualquiera que sea el significado de la fuerza que manifestemos, las posibilidades más altas están escondidas tras la densa pantalla de nuestra pasividad, que se cree autosuficiente. Nuestro destino comienza cuando sentimos la llamada de otra fuerza y respondemos voluntariamente a ella. Es el primer acto voluntario. Nos hacemos disponibles a la realidad de una fuerza que cambia la razón de estar aquí. Estamos aquí para escucharla. No para esperar algo de ella, ni para apropiarnos de ella, sino para comprender el acto, la acción que creará una posibilidad de vida responsable.
Estamos aquí, pero estamos vacíos, sin meta real, sin sentido, sin razón de ser. Todo el tiempo estamos bajo una sugestión: lo que esperamos, lo que aguardamos, lo que debemos hacer, lo que todo eso quiere decir. Nuestras funciones son pasivas, están bajo influencia y a merced de todo lo que las toque. Nuestro pensamiento oye palabras que cree conocer y asocia inmediatamente en torno a esas palabras.

Las emociones, al acecho de lo que les gusta o no les gusta, niegan o son curiosas. Y nuestro cuerpo digiere o se abandona en su pesadez. Cuando debemos manifestarnos, expresarnos, reaccionamos a la impresión recibida, siguiendo la manera en que nuestros centros fueron educados. Solo vemos formas ─cosas y personas─ nunca fuerzas. Nunca respondemos a partir de una visión, de una comprensión de la realidad. Lo que es más verdaderamente en nosotros no aparece. Todos los acontecimientos interiores o exteriores parecen ser un sueño porque no nos sentimos verdaderamente alcanzados por ellos.

La energía de nuestra mirada es pasiva. Solo vemos lo que observamos a través de una imagen, de una idea. En consecuencia, no vemos realmente, no estamos en contacto directo con lo que vemos. La atención se mantiene pasiva por la idea. La imagen. No está libre. Reaccionamos a la idea y las cosas se repiten indefinidamente de la misma manera. Nuestro pensamiento reacciona automáticamente, compara y obedece al material acumulado a lo largo del tiempo. ¿Podemos tener un pensamiento más activo que no esté continuamente ocupado en extraer algo de su memoria? Tal pensamiento se mantendría delante del hecho, sensible, sin ningún juicio ni sugestión, sin ningún pensamiento. Se mantendría simplemente por la urgencia de conocer lo verdadero. Ese pensamiento sería como una luz. Podría activamente ver.

La sensación también es pasiva. Tenemos un sentir de nosotros mismos bajo una forma familiar que se repite, una forma que corresponde a nuestra manera habitual de pensar. ¿Podemos tener una sensación más activa, despierta por entero a la energía que recibe? Esa sensación sería un instrumento de conocimiento y, como ese pensamiento, no tendría como meta el poseer.

Cuando experimentemos a la vez ese pensamiento y esa sensación más activos, descubriremos una voluntad nueva, un sentimiento de urgencia por ser así. Solo en el momento en que aparece en nosotros esa intensidad ─de querer ver, de querer conocer lo que es─ es cuando despertamos a lo que somos enteramente. Despertamos para conocer lo verdadero, lo real... no para cambiar. La actitud ha cambiado. Es más consciente.
Podemos ver que si ese querer activo no está, recaeremos en el sueño. El deseo de conocer y de comprender prima sobre todo. No es solo una idea en la cabeza, o una sensación, o emoción particular. Nos pide todo al mismo tiempo. ¿Podemos aprender a escucharlo?

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